jueves, 16 de noviembre de 2017

Repintando la fachada de la realidad

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El gobierno egipcio sigue en su empeño de crear una verdad oficial exportable más allá de sus fronteras. Sin embargo, no logra convencer a nadie más allá del espacio que controla, el interior, mediante imposición. Una y otra vez el mecanismo es el mismo: la negación y la irritación ante el descrédito de las versiones oficiales, que se desploman en cuanto intentan salir de Egipto.
Lo más temido es todo lo relacionado con la política de derechos humanos, consecuencia —entre otras cosas— de las propias manifestaciones del presidente al-Sisi sobre ser "cosa de Occidente". Cuando llegan los momentos en los que hay que aguantar en Naciones Unidas las críticas por las actuaciones en esta materia, el aparato de la negación se pone en marcha acusando al mundo de desagradecido por no respetar las canas de la "madre de la civilización", un tópico extraño que no tiene ningún valor político pero que se empeñan en repetir —incluso en el preámbulo de su constitución— como absurda disculpa.
La reelección presidencial no se debe hacer por rutina —como siempre se ha hecho— sino que se debe hacer por unos éxitos que no acaban de cristalizar ni en lo económico ni en lo político. Por ello, el régimen es especialmente sensible a todo aquello que pueda deteriorar su imagen interior. Casos como el del reciente Foro Mundial de la Juventud, con el irónico lema "Tenemos que hablar", quedan en maniobras promocionales, como algunos han reconocido, de Egipto pero sobre todo de su presidente, cuya figura se diluye ante la distancia entre la retórica y la realidad con la que cargan los egipcios cada día. Se trata pues de repintar la fachada ante el deterioro.
Sobre esta cuestión, el diario estatal Ahram Online nos trae la siguiente información:

The Egyptian government has decided to issue an annual report on human rights in Egypt, Minister of Parliamentary Affairs Omar Marawan told reporters on Wednesday.
In a press conference held following the cabinet's weekly meeting, Marawan revealed that the government also aims to give greater attention to foreign reports on human rights in Egypt.
"Reports by international entities with which Egypt has signed agreements will receive sufficient attention and care from the government," said Marawan, adding that "there are other foreign groups that are only interested in painting a bleak picture of the human rights situation in Egypt."
"We will also respond to reports by these groups to refute their claims about Egypt," the minister added.
Marawan said that a major recommendation in the first report, which will be issued soon, is that a committee be formed to develop a national strategy on protecting human rights in Egypt.
"All cabinet ministries, particularly the interior and justice ministries, will be required to participate in drafting this strategy," said Marawan.
The minister said that there have been many positive developments in the area of human rights in Egypt since 2014, when President Abdel-Fattah El-Sisi took office.
"We have had developments in favour of supporting civilian and political rights, such as new laws on the media, church building, elections, reforming religious discourse, and improving conditions in Egyptian prisons and conditions for the families of prisoners.
"We will shed light on these positive developments in our reports," said Marawan.
A 2016 report issued by the National Council for Human Rights (NCHR) on the human rights situation in Egypt will be discussed by parliament's human rights committee during a plenary session in the coming days.
Marawan said that it is “deplorable” that the NCHR report, like some foreign reports, gave an unrealistic evaluation of the human rights situation in Egypt.*


Hay que pellizcarse durante la lectura por temor a que sea una ilusión. Una vez más se considera que el maquillaje es el remedio a la cara decrépita del enfermo. El parlamento va a "decretar" cuál es el estado de los derechos humanos para dar una imagen "positiva". No comprenden —una vez más— que no solo serán acusados por el estado de los derechos humanos en el país, sino que también lo harán sobre la manipulación. Con este tipo de acciones de lo único que convencen al resto es de la nula voluntad de cambio de los derechos humanos.


Es sorprendente que se hable de los medios, cuando se han cerrado o controlado cerca de 150, según denuncia de los propios profesionales. Es un auténtico sarcasmo que se hable de la "construcción de iglesias" obviando que antes habían saltado por los aires en atentados y que las víctimas, los coptos, responsabilizan al propio régimen por la falta de interés y eficacia en su protección. Los coptos han tenido que abandonar ciudades ante las amenazas y las muertes producidas; ahora tienen que aguantar la respuesta de algún gobernador diciendo que se iban por ellos querían. De la reforma del discurso religioso es mejor no hablar, ya que ha sido uno de los enfados constantes del presidente en su conflicto con la Universidad de Al-Azhar, que ha sido sorda. Por el contrario, se ha recrudecido el discurso religioso y su aplicación persiguiendo a los ateos. No hablemos ya de los recientes encarcelamientos como consecuencia del aumento del discurso homofóbico. Ese mismo parlamento ha propuesto leyes de auténtica persecución y encierro de cualquier sospecha de homosexualidad. Esas cosas "también" son atentados contra los derechos humanos, algo que en su ceguera interesada no ve el gobierno.


Bajo la excusa del terrorismo hay muchos activistas encerrados por reclamar más democracia y denunciar la situación. Pero si expresas lo contrario a la visión oficial puedes ser acusado por difundir "falsas noticias" y condenado como un acto de terrorismo al perjudicar al estado. Como el estado se reserva el derecho a ser la única fuente de verdad, todo el que discrepa es un enemigo de Egipto. Eso llega a ser aplicable, por ejemplo, a los que están en contra de la entrega de las islas de Tiran y Sanafir a Arabia Saudí, una exigencia de Riad contra la que se ha manifestado la mayoría del pueblo egipcio.
Todas las instituciones internacionales de derechos humanos, todas, han condenado el estado de los derechos humanos en Egipto. No son pequeñas asociaciones o grupos conspiradores empeñados en difamar a Egipto. Sin embargo, el gobierno las niega y las considera campañas de sus enemigos, sean estos quienes sean.
La forma de compensar esto, piensan, es emprender campañas de represión informativa en el interior (controlar a los medios y profesionales mediante organismos que le juzguen y sancionen si se alejan de la versión oficial) y las campañas de relaciones públicas hacia el exterior. Estas se centran en la promoción mediática de los visitantes ilustres o menos ilustres y en la información constante de hallazgos arqueológicos, donde no hay día que no se notifique que se ha encontrado algo. Sin embargo, lo que acaba apareciendo en los medios internacionales son otro tipo de noticias, como la ocurrida con el abogado que considera una obligación patriótico, un deber moral, la violación de las mujeres que osen salir a la calle con unos pantalones vaqueros rasgados.


Una de las cosas que más han afectado al régimen es la declaración de El Cairo como la peor ciudad para la vida de las mujeres. Las cifras del acoso sexual son escandalosas, como lo son las de la mutilación genital o la alta tasa de matrimonios infantiles. Los egipcios se preguntan en estos momentos por qué tienen una tasa de divorcios de más del 67%, pero no se va a las causas reales, como en otros tantos casos. Es mejor negar la realidad y repintarla.
En este sentido, Egyptian Streets nos trae otro ejemplo de negación de la realidad, esta vez en el acoso sexual, aprovechando el Foro Mundial de la Juventud:

The rate of sexual harassment in Egypt was only 9.6 percent in 2016, and the claims stating that Egypt has 99 percent of harassment are not true, President of the National Council for Women (NCW), Maya Morsy told Egyptian Streets in an interview on the sidelines of the World Youth Forum (WYF).
As attested by Morsy, if the precise rate of sexual harassment truly amounts to 99 percent, girls and women wouldn’t be able to walk on the streets and go to work.
Morsy’s statement came in response to a question pertaining to a recent poll conducted by Thomson Reuters Foundation. The poll suggested that Cairo is the most dangerous megacity for women to live in. Morsy refuted the findings in statements to Egyptian Streets and described it as a “perception poll” that relied on a rather limited number of people and generalized.
Concerning the methodology of the poll, Thomson Reuters Foundation asked at least 15 experts specializing in women’s issues, including academics, NGO workers, healthcare professionals, policy-makers and social commentators.
Referring to a study commissioned by the NCW, Morsy said that the sexual harassment rate in Egypt was 9.6 percent in 2016. Morsy said that the Thomson Reuters Foundation poll didn’t reveal its criteria for selecting the “so-called experts”.
“Egypt has achieved relevant progress in terms of human development. Accordingly, the study of the Reuters foundation provides groundless results,” Morsy asserted, further affirming her point saying “women and girls can freely ride bikes and motorcycles now.”
Morsy criticized the methodology on which the report of Reuters foundation’s poll was based, stating the NCW report methodology was a national representative sample survey held in partnership with CAPMAS and the UNFPA.
Earlier in 2013, a UN report demonstrated that 99.3 percent of Egyptian women have experienced some form of sexual harassment.*


Hay que reconocer un enorme valor a la política de "no hacer nada", ya que ha producido una caída súbita del 99% al 9,6% en el acoso a las mujeres. No hay más que poner una coma entra ambas cifras y ¡voila, un problema menos! Egipto pasa de infierno a paraíso en apenas unos segundos, los que se tardan en cambiar los datos.
¿De qué sirve esto? De muy poco, pero sí demuestra la falta de voluntad en la resolución de los problemas reales. La función de los responsables de los organismos no es hacer que funcionen sino rebatir las críticas de los que dicen que no funcionan. Las leyes se hacen para el control de las críticas. Consiguen, eso sí, irritar a las mujeres que sufren ese acoso y a las personas que, desde ONG e instituciones, dedican parte de su tiempo a intentar ayudar a quienes lo padecen.
El caso de Helen Hunt, participante en el Foro de promoción, es sintomático. Ha sido usada su imagen para aparentar una normalidad inexistente. Lo mismo se hizo con la visita del Papa Francisco, que se uso para mostrar al mundo que Egipto era "seguro" después de que volaran por los aires la catedral copta y dos iglesias más. La visita en sí no importaba; solo la imagen que transmitía, el control del gobierno egipcio sobre la seguridad.


Se niega el acoso sexual por lo mismo que se sigue negando que el avión con turistas rusos explotara por una acción terrorista, algo que todo el mundo reconoce menos Egipto. Igual ocurre con los derechos humanos o cualquier otro campo. El régimen egipcio acumula la ineficiencia de décadas de autoritarismo en el que la respuesta a las críticas por la ineficacia ha sido la represión y la propaganda.
La política de repintar la deteriorada realidad no sirve de nada y demuestra poca voluntad de reformas verdaderas. Demuestra igualmente que se prefiere vivir en una ilusoria situación creada por la versiones oficiales que enfrentarse con voluntad decidida a los problemas políticos y sociales.


* "Government to start issuing annual report on human rights conditions in Egypt: Minister" Ahram Online 15/11/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/281558/Egypt/Politics-/Government-to-start-issuing-annual-report-on-human.aspx
** "Sexual Harassment Rate in Egypt Is Only 9.6 Percent: Head of National Council For Women" Egyptian Street 14/11/2017 https://egyptianstreets.com/2017/11/14/sexual-harassment-rate-in-egypt-is-only-9-6-percent-head-of-national-council-for-women/
  

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