miércoles, 15 de noviembre de 2017

Cinismo realista

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Me gusta recordar la frase de Oriol Junqueras  en la que afirmaba que ocurrían cosas que serían difíciles de entender. Ya habían pasado anteriormente cosas difíciles de explicar, ahora tocaban las difíciles de entender. No era fácil explicar si había república o no, por ejemplo. Ahora hay cosas que, aunque las expliquen, no las entendemos. Una de ellas, por ejemplo, que el PDeCat haya decidido llamarse "Juntos por Cataluña" cuando en realidad va solo.
Sorprende también la aparente calma con la que todos van a las elecciones. No creo que se hayan visto unos mayores intentos de desmarque del ex gobierno y de los ex gobernantes. Por delante se les presenta de forma heroica, pero teniendo en cuenta el desaguisado, da la impresión de que nadie les tiene en cuenta. Ha sorprendido a casi todos los metidos en el "procés" lo rápido que se agotó el fuelle, especialmente por los que cogieron camino de Bruselas y se pusieron a dar ruedas de prensa en plan estrellas de rock. La gente se pregunta qué planes eran esos tan elaborados e infalibles. Más bien ha sido un salto al vacío aderezado por una confusión que ha dejado en ridículo a los que querían mantener un poco la dignidad para la Historia.
La impresión es que nadie quiere cargar con el fiasco. Y hacen bien porque cuando se ve en frío, da un cierto sonrojo. Mantendremos la teoría, sostenida por Junqueras, de que era mejor callarse los problemas a ser acusado de obstruccionista.
En el diario El País escriben:

La independencia de Cataluña sigue "perfectamente vigente" para Artur Mas, que no obstante ha reconocido que los impulsores del procés se están cuestionando si actuaron con inteligencia en el pulso con el Gobierno. El expresident de la Generalitat ha subrayado que el movimiento secesionista no es "un capricho de cuatro gatos o cuatro locos" aunque ha reconocido que los actores soberanistas están haciendo ahora la reflexión "de si hubo un control de los tiempos suficiente e inteligente" y están "discutiendo las consecuencias" de su desafío al Estado, con Cataluña intervenida por el Estado tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
"Podrá gustar más o menos, pero [la independencia] es un objetivo político compartido por dos millones de catalanes y que dio origen a un Parlament con mayoría absoluta en septiembre de 2015", ha incidido el dirigente de la antigua Convergència en el coloquio Diálogos sobre Cataluña del Club Siglo XXI. Mas se ha reconocido como "responsable principal" del procés "hasta el 10 de enero de 2016". "Cuando vi que no iba a ser investido president preferí marcharme. Por tanto, me imagino que alguna responsabilidad podría asumir. A partir de ahí no les niego que he colaborado, que han pedido mi opinión", ha remarcado sobre su asesoramiento al Govern de Carles Puigdemont.*


La figura de Artur Mas está resultando patética. Esto se percibe cuando le vemos apelando a la "generosidad de los soberanistas" para reunir esos millones de euros que le piden los jueces y de los que debe andar por la mitad.
Hay que reconocer que la frase de Mas sobre "si hubo un control de los tiempos suficiente e inteligente" ya explica mucho. Para caer de pie, Mas es capaz de darle al mundo la vuelta. Eso de reconocerse "responsable del procés hasta el 10 de enero de 2016" es una genialidad que no le va a servir de mucho. Es como el que prende fuego a un bosque y solo se hace responsable del primer arbusto.
Es evidente que el secesionismo recoge velas. Necesita recuperar el aliento después de lo ocurrido, sea esto lo que ha sucedido o lo que creen que ha sucedido, que son dos cosas diferentes. Quizá la conciencia clara, aunque no confesa, del desastre que había perpetrado contra los intereses de los propios catalanes con la fuga incontestable de las empresas más grandes (incluidos los bancos) y el descubrimiento traumático de que no tenían ningún respaldo internacional (y de los que tenían, mejor no hablar) sirvió como una ducha fría.


El desconcierto se ha ido ampliando al ver que tampoco han funcionado 1) el exilio de Puigdemont, que además necesita espectáculo para mantener la curiosidad mediática sobre su persona; 2) que ni Amnistía Internacional se molestaba en dar el estatus exigido de "presos políticos" a los "jordis"; 3) que la gente ha salido a la calle a hacer contramanifestaciones perdiendo el poderoso factor del miedo; y 4) que se acataba lo que antes se negaba. Hasta la CUP ha decidido participar en las elecciones "ilegítimas".
La Vanguardia trae un editorial titulado "Un ejercicio de realismo", texto que comienza con una especie de salida de trance de Carlos Puigdemont, con palabras dichas a un entrevistador belga
Carles Puigdemont, destituido presidente de la Generalitat, ha concedido una entrevista al diario belga Le Soir. En ella, y cuando el entrevistador señala que los independentistas no quieren otra opción más que la independencia de Catalunya, Puigdemont responde: “¡Eso no es cierto! ¡Estoy dispuesto y siempre lo he estado a aceptar la realidad de otra relación con España!”. “¿De manera –prosigue su entrevistador– que usted no dice independencia o muerte?”. A lo que Puigdemont replica: “¡Nunca! Estoy siempre por un acuerdo”. Y, más adelante, el president depuesto agrega: “Será necesario volver a sentarse a la mesa de negociación”.
Estas palabras de Puigdemont constituyen un oportuno ejercicio de realismo: la independencia no es el único final posible para la deriva política catalana, y sin duda hay otros más factibles a corto y medio plazo.**


No sé si esto es un ejercicio de realismo o de cinismo. El pobre belga acaba por no entender nada. Es recomendable escucharle en el pequeño vídeo que acompaña al texto. Puigdemont le explica que el 115 fue un "golpe de estado contra Cataluña, contra él. Es el héroe frente al mal español.
Lo cierto es que se le dieron todas las oportunidades y, mientras creía que podía ganar alguna baza, no se movió un milímetro; se negó a ir al Senado y se burló de la mediación de los nacionalistas vascos (que renegaron públicamente de él), no quería elecciones (otra salida que se le dio), Se le mandaron todos los avisos del mundo para que confirmara o no la declaración de la "república", etc. Y de todos se burló. Sí, más cinismo que realismo. Y una infinita desvergüenza por la manipulación y desfiguración de lo ocurrido.
Todos estos cambios que percibimos son solo retiradas estratégicas para recomponer el batallón y volver a las andadas en cuanto que haya ocasión. Ahora todos juegan a la moderación y al diálogo con los ecos frescos de lo sucedido, de cuando todavía colgaban las banderas de las Naciones Unidas en la barandilla del parlamento.
Lo dicho ahora por todos los que se abrazaban no hace mucho no suena a sincero. Esa idea de que "no estaban preparados" para la independencia, como dice Mas, no es más que la recogida de la velas para la tormenta. Pero es todo demasiado claro. 


Cualquiera de los intentos actuales de restarle fuego al "procés", como acaban de hacer de Puigdemont a Mas (cada uno a su manera y gracejo), se vuelve contra ellos. Realmente parecen no ser conscientes de lo que han hecho: vacunar a una gran parte de Europa contra el nacionalismo. Desde este momento, cualquier puerta que por cortesía se les abría en Europa será cerrada como ante a apestados. El nacionalismo secesionista catalán ha quedado estigmatizado. Y los responsables han sido ellos, exclusivamente.
No, no se puede considerar "realista" a Puigdemont, sino un irresponsable cínico que quiere seguir al frente del poder cuando él mismo se ha eliminado del juego con sus trampas. Nadie se puede fiar de Puigdemont hoy. No lo han hecho sus socios, no lo van a hacer los demás. Está anulado por sus propias acciones.
A la pregunta de "si actuaron con inteligencia", la respuesta es "no". Todas las demás preguntas sobran porque ya quedan contestadas.



* "Artur Mas mantiene que el ‘procés’ sigue “perfectamente vigente”" El País 14/11/2017 https://politica.elpais.com/politica/2017/11/14/actualidad/1510684179_008445.html

 ** "Ejercicio de realismo" La Vanguardia 14/11/2017  http://www.lavanguardia.com/opinion/20171114/432874672413/un-ejercicio-de-realismo.html

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