martes, 21 de noviembre de 2017

Activistas, libreros y campañas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La distancia egipcia entre el 25 de enero de 2011 y el 30 de junio de 2013 se agranda. La entrada en un periodo de renovación presidencial hace que se eliminen las voces que puedan recordar al nuevo régimen sus raíces en el antiguo y sus errores propios.
Por todo el país se recogen firmas para apoyar la reelección del presidente al-Sisi, que debe sentirse inseguro por el grado de eliminación de resistencia que se está realizando.  La campaña en favor de su presentación a un segundo mandato es una forma indirecta de testeo de la aceptación tras un durísimo periodo de ajustes económicos a través de los recortes de subsidios. La crisis turística es obvia y los periódicos han aprendido a informar de ella en los términos que no disgusten. Egypt Independent titula hoy mismo "British tourism to Egypt increases by 74 percent in 2017: British ambassador to Egypt". Sin dar cifras, solo porcentajes, un estilo que se repite. Se dice que hay más, pero las cifras reales son bajas para que se pueda producir un incremento de un 74%.
El ministro de Educación se muestra satisfecho por las actividades culturales e intervenciones en la universidades para evitar que sean semillero de radicalismo religioso. "He also deplored the fact that 25 million Egyptians are illiterate"*, señala en el periódico estatal Ahram Online.


Las campañas homófobas o contra los ateos y reformistas, con encarcelamientos incluidos; la persecución de personas, como el caso de la cantante Sherine por "insultar al Nilo" al decir que prefiere el agua embotellada mineral a las del río; la condena a tres años de cárcel a la presentadora que osó hablar de madres solteras en televisión, etc. no muestran que el estado esté erradicando el extremismo, sino más bien que lo está instrumentalizando de forma sectaria en su favor. Se presenta como una alternativa de moderación al radicalismo, pero en un ente que produce su propio radicalismo. Es lo que les vale las condenas internacionales por la constante violación de los derechos humanos. Está bien combatir el terrorismo y el fundamentalismo, pero el sistema produce su propia intransigencia, algo que nadie aplaude aparte de ellos mismos.


Dentro de esta intransigencia, siguen persiguiendo a su mayor fuente de problemas, los activistas del 25 enero, de los que el gobierno está cada vez más distante. No se ha tenido bastante con hacer creer que el origen de la situación de crisis es el levantamiento popular contra un régimen autoritario. Hay que perseguir a los que denuncian las formas autoritarias y siguen reivindicando pacíficamente un país de libertades.
La prensa nos trae de nuevo noticias sobre la activista Mahinour el-Masry, a la que se quieren controlar por medio de largas detenciones a la espera de juicio (una forma habitual de castigo sin que exista condena):

A rights lawyer says an Egyptian court has ordered a prominent activist to remain in custody pending trial on charges of participating in an illegal protest against the government’s transfer of two strategic Red Sea islands to Saudi Arabia.
Taher Aboelnasr says Mahinour el-Masry, a rights lawyer herself and notable activist from the country’s 2011 uprising, and another defendant attended Saturday’s trial in the Mediterranean city of Alexandria. The court ordered that they remain detained until reconvenes on December 30.
He said el-Masry and four other activists are on trial over charges of protesting illegally in June against the surrender of Tiran and Sanafir to Saudi Arabia. The presidency has since ratified the islands’ transfer.
All unauthorized demonstrations in Egypt are illegal under a law adopted in late 2013.**


Es evidente que el gobierno no autorizará ninguna manifestación que cuestione sus decisiones. Esto le sirve para silenciar a los activistas, ya sea no dejándoles manifestarse o encarcelándoles, como es el caso, si se manifiestan.
La entrega de las islas de Tiran y Sanafir ha sido el punto de mayor enfrentamiento con la sociedad y los activistas. Que se lleve a juicio a una persona por decir bromeando que no beberá agua del Nilo y después entregar dos islas a otro país es un forma curiosa de entender el "patriotismo". Reteniendo a los activistas, el gobierno pretende quitar peso a esta cuestión mientras el presidente sigue jugando con la idea de que "seguirá los deseos del pueblo". Además de las noticias sobre Mahinour el-Masry, ha habido noticias en días anteriores de detenciones de activistas contra la entrega de la islas, que son los que más seguidores pueden congregar.


La campaña es precisamente una forma de comprometer a la gente para que lo apoye. Su función psicológica es hacer ver que el pueblo lo quiere y por ello se presenta. La anterior campaña ocurrió igual. Se da a entender que se trata de un compromiso, de un deber, de un sacrificio ante el pueblo egipcio. Esa es la estrategia, la del imperativo patriótico, ante el que el presidente (simbólicamente "el Ejército"), aceptan la tarea de dirigir los destinos del pueblo.
Hay otra segunda noticia hoy, a través de Mada Masr, que nos muestra la intensificación de la campaña contra los activistas, esta vez contra uno de sus centros, la librería y editorial Merit, de El Cairo:

Police raided the downtown office of Merit Publishing House on Sunday night and detained one volunteer, Mohamed Zein, according to lawyer Mohamed Eissa. Zein is scheduled to appear before the Abdeen prosecution early on Monday for questioning on allegations of being in possession of unregistered books without ISBNs.
The lawyer told Mada Masr that officers from the Interior Ministry’s Department for the Investigation of Artistic Products and Intellectual Property Rights raided the publishing house 15 minutes before they were joined by a unit from the Abdeen Police Station, and claimed to have found 11 books without ISBNs. Eissa, however, refuted these claims, asserting that several of the books flagged did have ISBNs and the rest had not been put up for sale as they were gifts to Mohamed Hashem, the owner of Merit Publishing House.
Hashem has not been summoned for questioning, the lawyer added.
In December 2015, the Merit Publishing House office in downtown was raided and Zein was briefly arrested following similar claims of selling unregistered books. On this occasion the owner was summoned to appear before the prosecutor’s office.
Established in 1998, Merit has played an important role in Egypt’s publishing scene and is known both for its anti-censorship stance and for publishing experimental and unknown work. It prints a wide variety of books, including poetry, fiction and nonfiction, focusing particularly on young talent, providing a space for writers who previously had to resort to self-publishing and extremely limited distribution.
The publishing house’s downtown office is well-known for having opened its doors as a safe haven for protesters during the 2011 revolution.***


La librería Merit es otro símbolo de resistencia y modernidad que incomoda al gobierno. La acusación de tener 11 libros sin ISBN solo tienen sentido si se ha convertido el ISBN, una forma internacional de identificar los libros, con una forma de censura. El ISBN no tiene esa función, pero el gobierno egipcio ha transformado lo que es una forma de localización en la excusa para la censura o para crear un nuevo delito.

El paralelismo con la ley que dice que toda manifestación no autorizada es un delito es evidente. De igual forma, la posesión de todo libro que no tenga el ISBN se considerará un delito. Lo será para quien lo edita, que es el responsable de solicitar un ISBN, pero se ampliará a su posesión, como ha ocurrido con la librería, que no sería responsable. Lo mismo que la librería, estar en posesión de un libro que no ha sido aceptado por la oficina local del ISBN, puede conllevar la detención del portador.
Es un mecanismo que se ha extendido en la vida egipcia como una aberrante normalidad: solo el gobierno puede decir qué es verdad o no (ley de los medios), que libros son legales o no (usando el ISBN como marcador de legalidad), quién se puede manifestar o no, etc. La ley que comentábamos ayer también trata de establecer a que personajes históricos y religiosos no se puede criticar, una forma más de censura. 
Lo más sorprendente de todo esto es lo ofendido que se siente el gobierno egipcio cuando se le afean internacionalmente estas prácticas. La confusión entre lo que son leyes y lo que es pura represión o instrumentalización política de las instituciones es una constante del régimen. Ocurre allí donde el poder está siempre en las mismas manos.
Lo que debería tener quitado el sueño a todos son esos "25 millones de egipcios iletrados" y no cerrando librerías porque los libros no tengan el ISBN. Esta precampaña se va a caracterizar —ya lo está haciendo— por un aumento de las detenciones de aquellos que puedan ensombrecer al presidente sacando los puntos oscuros a la luz. Poco éxitos hay que poner sobre la mesa.
La campaña presidencial de 2018 tiene esas piezas que van de la recogida de firmas y llenar Egipto de pancartas para que el presidente se dé por aludido y se presente a la retirada de las personas que le puedan amargar el camino. Todo ello, sin embargo, forman parte de la propia campaña. Es el programa negativo con el que el presidente se presentará. 


* "Egypt is doing a good job stemming extremism in universities and villages, culture minister tells MPs" Ahram Online 20/11/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/281842/Egypt/Politics-/Egypt-is-doing-a-good-job-stemming-extremism-in-un.aspx
** "Egypt detains prominent activist over protest" Egypt Independent  20/11/2017 http://www.egyptindependent.com/egypt-detains-prominent-activist-over-protest/

"Police raid Merit Publishing House, detain volunteer" Mada Masr 19/11/2017


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