miércoles, 11 de octubre de 2017

Así es si así os parece

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las sospechas de que lo que sucede en Cataluña es obra de indocumentados se confirman con lo ocurrido ayer, un insólito ejercicio político-fallero. Si había duda de que esto es todo una chifladura cuyos límites son tan difusos que dan una sensación óptica de infinito, Puigdemont ha conseguido disiparlas.
El señor Puigdemont ha sorprendido a todos con una declaración que los observadores, amigos y enemigos, califican como "confusa". Montserrat Domínguez, directora del Huffington Post, entrevistada por El País en directo, por ejemplo, cree, que no se ha declarado la "independencia" porque se han incumplido los procesos que la propia "ley ilegal" establecía, incluido su votación por el Parlamento. David Alandete, subdirector de El País, cree, por el contrario, que sí, marchando por la vía aristotélica, diciendo que "no se puede suspender lo que no se ha proclamado". El argumento es válido porque con esto se llega a "lo que es es" y "lo que no es no es". Puigdemont ha superado este problema y se lanza al planteamiento de otros nuevos, no aptos para todos los intelectos.
Se quejan ambos periodistas, con razón, de que "se lo han puesto muy difícil", que el hecho mismo de que los observadores no sepan a qué han asistido ya es en sí mismo preocupante. Y debe serlo. Donde Puigdemont ve solemnidad, los demás ven desobediencia y patetismo dubitativo.
¿Qué dijo el señor Puigdemont para confundir y desesperar a todos por igual? Lo siguiente son sus palabras:

Llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república.
Esto es lo que hoy corresponde hacer. Por responsabilidad y por respeto.
Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada. Creemos firmemente que el momento demanda no aumentar la escalada de tensión, sino sobre todo, voluntad clara y compromiso para avanzar en las demandas del pueblo de Cataluña a partir de los resultados del 1 de octubre. Resultados que debemos tener en cuenta, de manera imprescindible, en la etapa de diálogo que estamos dispuestos a abrir.*


Es tan sorprendente el texto que —como el Ulises, de Joyce— mantendrá ocupadas a varias generaciones de críticos y cabalistas intentando entender qué significan términos como "solemnidad", por ejemplo. El argumento de Montserrat Domínguez es que nada ha sido proclamado; el de Alandete, por contra, es que no se puede suspender lo que no ha sido proclamado. Ambos son factibles porque no hay que pedir congruencia a lo que no la tiene. Pero si el señor presidente de la República suspendida por él mismo no tiene la obligación de entenderse, los demás tienen la obligación de explicárselo.
No lo han podido entender tampoco los eufóricos militantes y rabiosos inconformistas de la CUP, que ya habían dado un salto celebrando la nueva república y no había llegado a tocar el suelo en su descenso cuando ya estaba suspendida. Visto y no visto: ocho segundos, dicen los expertos en cronometrar vidas de repúblicas. ABC lo ha llamado, con sorna implacable, "gatillazo independentista". Me imagino que el temor de Carlos Puigdemont a lo que pudiera ocurrir ha tenido mucho que ver con este "enfriamiento". Las fotos que ilustran el del "infinito al cero" son merecedoras de algún premio periodístico. Es difícil entender que han pasado ocho segundos entre unas y otras. También es triste ver cómo se juega con la gente y se ha llegado a ese grado de manipulación. Pero, ¿qué otra cosa hace el independentismo?


Como compensación verbal, una señora de la CUP, la señora Gabriel, ha intervenido en el Parlamento catalán dibujando la "república" que ellos esperan que sea una realidad... cuando toque. Le ha faltado la petición de apertura de relaciones diplomáticas con Corea del Norte.

Lo más triste de todo es que ella afirmó en su intervención que habían conseguido que los ojos del mundo estuvieran pendientes de ellos. ¡Tremendo error! Hice un rápido recorrido por todos los canales de mi mando y no había uno solo que estuviera retransmitiendo aquel extraño acto. Había que llegar a los canales autonómicos españoles para encontrarse con las imágenes del Parlamento catalán. 
Solo la BBC entrevistaba a un "profesor español" al que el locutor cometió el error de preguntarle qué pensaba personalmente.  Volvió a recurrir al argumento de la "pena universal". La misma BBC tiene un pequeño vídeo en el que presenta a una idílica pareja de enamorados, "divididos por la cuestión catalana" en la que expresan al mundo sus opiniones, con las últimas palabras de que España solo quiere a Cataluña por la Economía. A ella parece darle igual que las empresas se vayan de Cataluña. Es tan absurdo que se parece a esa "realidad imaginaria" diseñada por los independentistas: solo me quieres por mi dinero. Al final se abrazan.
En realidad, es difícil que nadie entienda lo que ha pasado, aunque tiene una lógica parecida a la empleada por los analistas "lógicos": ha sucedido lo que podía suceder.


Tras las críticas rotundas de toda Europa y sus instituciones, la falacia del europeísmo catalanista se hunde; tras la huida de las empresas, representando más del 50% del PIB catalán, el mito de la prosperidad sin el lastre de la parásita España se hunde; con la salida masiva a la calle de la Cataluña condenada al silencio, se hunde el mito del pueblo sojuzgado y de una sola voz. Todos, todos estos mitos se hunden. Puigdemont ha hundido otro: el de la cordura.
Los argumentos escuchados a la señorita defraudada de la CUP, Ana Gabriel, por el presente pero firme creyente en una humanidad mejor son los de siempre: el franquismo, los medios de producción, el estado represor, una democracia de la buena, la hermandad de los pueblos del mundo, una república feminista, etc. Tras proclamar la pena universal, ahora —al igual que la televisión iraní, como veíamos ayer— se centra todo el discurso en el repuntar de unos fascistas que, brazo en alto y con bandera caducada, se han pasado de la raya en Valencia y a los que hay que parar y detener. El mayor favor que le pueden hacer a España es meterse en sus casas a darse unas duchas frías, porque están sirviendo de excusa al independentismo, que se ha quedado sin más argumentos.


Las palabras de Puigdemont han defraudado a la CUP, sí: incluso a un parlamentario que reivindicaba Occitania como parte de la idílica república. Pero hay algo más. El diario El País reproduce un vídeo**, absolutamente digno de estudio, en el que algunos de los principales políticos del proceso secesionistas hablan entre ellos. Un vídeo de 40 segundos que sacudieron al mundo; solo 40 segundos bastan para entender el marco.
Discuten sobre lo que va a decir el presidente Puigdemont. Jordi Cuixart, presidente de Ómnium Cultural, una de las asociaciones independentistas (bien subvencionada, por cierto), dice: "Él dirá que en el plazo de siete días. Hombre, si el presidente dice que en el plazo de siete días, que después nadie pueda decir: Hombre, tú no vas tanto de siete días". Oriol Junqueras, vicepresidente del gobierno catalán, señala "Ahora ha dicho en los próximos días", a lo que Cuixart advierte: "¡Ojo!, que los de la CUP se van a poner como una moto". Oriol Junqueras se las ve venir: "No quiero volver a discutir porque es que cada vez reabren el mismo debate. Ahora hemos estado discutiendo media hora el tema de si constituimos un Estado independiente, de si nos declaramos Estado independiente, de si constituimos una república independiente, media hora más". Tercia entonces Marta Rovira, de "Juntos por el Sí", quien señala, de nuevo citando a Puigdemont: "Él dice: 'nuevo Estado en forma de república'". A lo que Junqueras dice "¡Pero da igual, de verdad!". Cuixart: "Es lo que dice la pregunta [del referéndum]", "Ya" dice Rovira. "Bueno, es que se la he propuesto yo, Que coja la pregunta y la ponga literalmente", señala Junqueras. "¡Pues ya está!", concluye finalmente Marta Rovira. Así se escribe la Historia.


La conversación ha sido sacada a la luz por la TV3 catalana, con intención confusa pero claridad pasmosa. El País señala: "La conversación se produjo con motivo del discurso que preparaba Puigdemont el pasado 1 de octubre tras el referéndum que el Tribunal Constitucional había declarado ilegal."** Todavía no sabían qué iban a declarar.
En su frescura coloquial, el diálogo demuestra no ya la precipitación de todo esto sino en las manos de quiénes están los catalanes, la inmensa frivolidad y el temor a la CUP. La CUP es a quien todos temen porque es quien les controla la calle y, especialmente, porque fueron los que comenzaron a perseguirles a ellos mismos con sus asaltos al Parlamento en 2011. Son los que dieron batallas campales contra los Mozos con motivos de los recortes al presupuesto de Artur Mas.
Y la CUP tenía ya el cava en la nevera. Veremos cómo reaccionan —si se ponen como una moto realmente— ante la "traición" que han sufrido por parte de Puigdemont. Pero aquí nada se cierra, aquí nada se entiende.


Si Puigdemont piensa que solo ha dejado boquiabiertos a los del bloque secesionista, se equivoca. Si los periodistas de este país tienen dudas sobre lo ocurrido, si hasta los de la CUP tienen dudas, el mundo entero se ahogará en ellas. De todas las malas probabilidades, Puigdemont se ha quedado con lo peor, la incongruencia. Y eso es lo que refleja la prensa internacional.
Si no tenía autoridad para crear una república, menos todavía para cerrarla. Su esperanza de mostrarse complaciente ante la comunidad internacional y avanzar hacia la negociación mediada, se queda en el pozo de los deseos. Lo que ha manifestado la comunidad internacional es que no hay más interlocutor que España y una Constitución que hay que acatar.
¿Cuáles son los pasos siguientes? Vaya usted a saber en este galimatías semántico que han creado. El señor Puigdemont argumentará en su defensa que los catalanes, gracias a su ingenio, son ahora "implícito-independientes", una nueva figura jurídica de difícil explicación. Pero lo cierto es que lo único que ha hecho es confirmar el caos y añadir más incertidumbre. La diferencia es que ahora ha avanzado más hacia el abismo. No han puesto la primera piedra, sino que han lanzado la primera pedrada. Esconder la mano después es demasiado infantil. ¿Pero qué no lo es aquí?



* "Discurso íntegro en el que Puigdemont declara la independencia de Cataluña y la suspende para apelar al diálogo" El País 10/10/2017 https://politica.elpais.com/politica/2017/10/10/actualidad/1507658001_128339.html

* "Una cámara capta las tensiones en el Gobierno catalán sobre declarar la independencia" El País 10/10/2017 https://elpais.com/elpais/2017/10/09/videos/1507563367_584754.html


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