lunes, 25 de septiembre de 2017

El incendiario

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¿Qué le queda a Donald Trump por destruir? El presidente fracasa cada vez que quiere dar lecciones de patriotismo y pregonar qué es ser norteamericano, un concepto cada vez más complejo con él en la Casa Blanca. No hace mucho le tocó a los Boy Scouts, hoy es la liga de Fútbol, la NFL. Su ansia de protagonismo destructor no tiene fin y, lo que es peor, busca con las polémicas la división.
De forma rápida: la situación de desprecio de las minorías, de violación de sus derechos, ha llevado a muchos jugadores profesionales a marcar la anormalidad de la situación cambiando la postura tradicional que todos suelen mostrar mientras suena el himno nacional. La idea es que esa idea de "patria" se debe ampliar para realmente considerar iguales a los ciudadanos del país y no ampliar las discriminaciones de la gente que pertenece a las minorías. Una bandera, un himno, etc. pueden convertirse en símbolos de la opresión o el desprecio, de sumisión, si tu propio presidente las usa para defender a los supremacistas.
Tienen los lectores todavía la oportunidad de acercarse esta semana a los cines a ver la película "Detroit" (K. Bigelow 2017) que recoge los acontecimientos ocurridos en la ciudad en 1967. Han pasado 50 años y el sentido de retroceso lo perciben muchos. Pese a las críticas políticas realizadas contra la película por eludir el sentimiento de agravio y frustración preexistente en la ciudad, es una muestra de la brutalidad y la discriminación existente. 
La discriminación racial no ha remitido, sino que estaba esperando la revancha por las dos legislaturas del presidente Barack Obama, que la América racista ha llevado muy mal. Trump ha jugado con ese sentimiento desde el principio. 


Racismo y xenofobia han sido los dos rasgos que Trump ha mostrado y ha hecho emerger desde la oscuridad de las ciudades en donde algunos han desempolvado trajes y antorchas para hacer sus correrías intimidatorias, como ocurrió en Charlottesville.
Ayer y hoy todas las cadenas se hacen eco de los tuits de Trump pidiendo que se expulse de los estadios y se despida de los equipos a los que no mantienen la postura durante el himno. Sus amenazas de no invitar a los equipos a la Casa Blanca y perderse ese "gran honor" han sido contestadas de manera firme por muchos, llegándole a decir que no es un "honor" desde que está él.
Lo que pretendía volver en su favor ha sido, por el contrario, un movimiento en su contra por parte de los equipos y los jugadores. The New York Times se refería a las distintas fórmulas de protesta contra Trump, entre ellas las de no saltar al estadio hasta después de que se haya escuchado el himno:

Neither the Seahawks nor the Titans took the field for Meghan Linsey’s singing of the national anthem in Nashville.
While the Titans not participating was somewhat of a surprise, the Seahawks had announced in advance that they would not be on the field, issuing a statement that said “As a team, we have decided we will not participate in the national anthem. We will not stand for the injustice that has plagued people of color in this country. Out of love for our country and in honor of the sacrifices made on our behalf, we unite to oppose those that would deny our most basic freedoms. We remain committed in continuing to work towards equality and justice for all. Respectfully, The Players of the Seattle Seahawks.”
The complete lack of players made for a bizarre scene where team mascots and game officials were the only things the television cameras had to focus on besides the flag and Linsey. Unlike some other stadiums, where fans booed at the protests, the fans in Seattle were eerily quiet during the anthem, and after the song’s conclusion Linsey took a knee on the field.*


La capacidad destructiva de Trump es infinita. Es como un rey Midas de la destrucción. No teniendo bastante con la crisis de Corea del Norte, ni con la que está creando con Irán, ahora abre una nueva en casa para acabar de liarla.
Cada vez es más clara la estrategia de la cortina de humo. La diferencia es que la cortina sale de las hogueras que levanta con su lanzallamas retórico. Trump es un dragón flamígero, de bocaza siempre abierta e imprevisibles consecuencias.


No debe pensarse que la rodilla en tierra es un gesto de desprecio al himno en sí, sino al conformismo de los que consideran que el país está tratando a todos sus ciudadanos de la misma manera, Como alguien ha recordado, es repetir el gesto que el propio Martin Luther King realizaba en el mismo sentido.
Para muchos, el retroceso en derechos civiles está empezando a ser preocupante. No se trata solo de lo que ocurre en las calles, de las diferencias de trato, sino de las reacciones de la presidencia por lo ocurrido en Charlottesville o la iniciativa de indultar y elevar a ejemplo al racista sheriff Arpaio. Todas esas acciones, junto a otras muchas, forman —ladrillo a ladrillo— ese otro muro de la vergüenza que Trump está elevando cada día. 
Otro muro, otra división.





* "N.F.L.: Seahawks and Titans Skip National Anthem After Trump Comments" The New York Times 24/09/2017 https://www.nytimes.com/2017/09/24/sports/nfl-trump-anthem-protests.html






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