viernes, 30 de junio de 2017

Los "Trump supporters" y el bonsái

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las cadenas norteamericanas ya distinguen entre "republicano" y "Trump supporter". La distinción es importante porque muchos republicanos se están dando cuenta del desastre al que les está llevando Donald Trump y no quieren ser demasiado cómplices. Es un poco tarde para ello, pero no están dispuestos a salir a defender cosas que les repugnan del comportamiento zafio e insultante, misógino y agresivo del presidente al que han alzado a la Casa Blanca. Algunos, como McCain, lo mantuvieron desde el principio. Otros van encontrando motivos para desmarcarse por el camino.
Los "Trump supporters" son otra cosa. Para ellos y ellas (hay muchas mujeres) Trump hace lo que esperaban y, según su versión, se le ha votado para que sea un presidente distinto. Ese objetivo se cumplió porque ya fue un candidato distinto, insultante y agresivo. Su argumento es que Trump hace lo que todos esperan que haga. En ese capítulo de expectativas entran los insultos a la prensa "canallesca" y "mentirosa", devolver los insultos a los que les atacan, mantener un lenguaje tabernario, etc.
Los buscadores de patrones, por su parte, observan que todo este conflicto mediático está tapando el gran fracaso al que se enfrenta: la retirada del apoyo de los políticos republicanos al su propuesta sustitutoria del "Obamacare", su auténtico buque insignia para destruir el legado de su obsesión enfermiza, Barack Obama. ¿Crea este tipo de polémicas con el objeto de distraer la atención de los fracasos posibles?


El último ataque a través de tuit contra la pareja de presentadores —a los que consideraba en su nómina mediática— del programa televisivo "Morning Joe" ha sido insultante y, de nuevo, especialmente insultante para las mujeres, con quienes mantiene esa relación extraña de amor (sus defensoras) y odio (sus detractoras).
El comentarista de la CNN, SE Cupp, ha escrito para la cadena, con el título "SE Cupp: Healthy, happy people do not behave like Trump". Su comienzo vuelve a cuestionar la salud mental de Trump:

Talk about the President's mental health never sat well with me.
Yes, he can be crass, he rambles incoherently at times, he seems wildly insecure, and when it comes to his critics, he has the discipline of a mid-tantrum toddler, but all that never made it an acceptable exercise to engage in speculation about his mental stability.
But thanks to a pair of vicious and imprudent tweets Thursday morning, I think we can safely wonder if Donald Trump is all right.
Maybe he needs therapy. Or a good cry. Perhaps he never felt loved as a child. Exercise might help. And I hear bonsai is a healthy outlet for redirecting anxiety and rage. Either way, healthy, happy people do not behave like this.*


No sé si un bonsái es una terapia suficiente para Donald Trump. Demasiado pequeño para sus grandes aspiraciones en todos los sentidos. Quizá SE Cupp pensaba en sus "pequeñas manos", que es el punto por el que le suelen entrar los que le quieren pinchar.
La respuesta de la periodista atacada, Mika Brzezinski, ha sido en ese sentido. Ha reproducido en su cuenta de Twitter un anuncio de cereales Cheerios en los que una niña coge unos de ellos. El eslogan de la marca es "Made for Little Hands". 
Otra cosa ha sido la política republicana y comentarista de CNN y ABC, Ana Navarro, que se ha despachado a gusto. El presidente de los Estados Unidos debe respetar el cargo porque representa, dentro y fuera, a todos los norteamericanos, ha dicho. Navarro, figura republicana, ya criticó a Trump por sus manifestaciones machistas durante la campaña. Pero su intervención ayer en la CNN fue un ataque a la yugular, el de una mujer harta. Es un ejemplo muy claro de cómo la cuestión de Trump excede ya lo político y de cómo una "republicana" no quieres ser identificada como una "Trump supporter". La intervención de Navarro es de las más apasionadas y sinceras vistas en mucho tiempo. Y el objetivo es el machismo y la falta de respeto al cargo de Trump, que hace sentirse atacadas a las mujeres y avergonzadas a los republicanos.


Es en el campo de la mujer donde se están dando las respuestas más apasionadas porque en donde se plantea el conflicto interior mayor entre las "cuestiones de género" (identidad femenina versus machismo) y las "cuestiones políticas" (republicanos versus demócratas). Por eso la estrategia de la Casa Blanca es que entre los "Trump Supporters" haya muchas mujeres visibles. Trump combate sus carencias con una especie de homeopatía política consistente en ofrecer dosis de la enfermedad: si es atacado por misógino y machista, son mujeres quienes deben defenderlo. Pero como sabemos, la homeopatía no funciona. 
Los enfrentamientos son cada vez más virulentos entre unas muy entrenadas en la resistencia "Trump supporters" y otras comentaristas que desahogan su ira ante la impasibilidad y la irritación doble que provoca ver cómo mujeres apoyan este comportamiento. Pero sería ingenuo pensar que habría unanimidad en el rechazo.
Como ya hemos dicho varias veces, los peores enemigos de Trump son "Trump" y sus "negocios". Hay dos tipos de controversias a su alrededor: las políticas y las personales. Las primeras son las discrepancias por sus acciones, como el "Obamacare" o la salida del acuerdo sobre el cambio climático; pero son las segundas, las personales, las que están teniendo efectos mucho más virulentos. Se trata de maneras y principios, de lo que la gente espera de un presidente, le haya votado o no. Los políticos matizan o palían los efectos de las acciones de Trump, pero es muy difícil asumir las personales. Y ese es el papel de los "Trump supporters".


The Washington Post recoge en un artículo —con el titular "‘It is really not normal’: Both sides condemn Trump for vulgar tweet about TV host"— un ejemplo de lo que señalamos:

Scottie Nell Hughes was among the few female defenders to appear on national television in October after The Washington Post unearthed an “Access Hollywood” video that featured Donald Trump bragging about groping women without their permission. Hughes said Thursday that it is “definitely a struggle” for his supporters to defend him in such cases.
“I personally would never attack a woman and her looks, and I don’t like that at all,” said Hughes, who is now the spokeswoman for a pro-Trump political action committee, the Committee to Defend the President. “But America wanted a fighter, and that’s why we elected him, he’s fighting back — not exactly how I would choose to do it, but he’s defending himself.”**


La creación de este tipo de "comités" de defensa de la persona cumple esa función ante la retirada —por vergüenza o estrategia— de los republicanos, muchos de los cuales ya no tienen pudor en señalar su irritación por este tipo de manifestaciones. El argumento de que se ha elegido a un "luchador" no implica que este luche de forma tramposa, También la lucha tiene sus reglas, pero el presidente Trump quiere las suyas, las de siempre: el insulto machista y personal. Él impone sus reglas. Esa incapacidad para asumir su rol más que como "más poder" revela mucho de una personalidad enfermiza, como se señalaba en el artículo de la CNN.
Las falsas portadas de la revista Time que se encuentran enmarcadas en sus clubes de golf ya dicen mucho de la personalidad de Trump y de los gestos con los que atrae la atención. La revista Time ya se ha puesto en contacto con los clubes para que retiren esa falsificación.


Las cuestiones sobre la estabilidad mental de Trump seguirán apareciendo porque no hay duda sobre lo patológico de muchos rasgos de su personalidad que no son los deseables ni adecuados para alguien que dirige una grande y poderosa nación. En general, no son adecuados para nada ni nadie que viva en sociedad. Son vicios de niño rico que a sus setenta años, como alguien ha señalado, no va nadie a cambiar.
Trump no representa a los Estados Unidos, se representa a sí mismo. Estados Unidos es una empresa ganada, arrebatada a sus rivales, forma parte de su patrimonio y la exhibe, como la Torre Trump, como los aviones con su nombre ocupando los laterales, como las falsas portadas de Time que decoran sus clubes de golf... Sería tan absurdo como decir que Trump representa a sus empleados.
Si siguiendo los consejos de SE Cupp, el comentarista de la CNN, Trump tuviera un bonsái, sería el más grande del mundo.



* "SE Cupp: Healthy, happy people do not behave like Trump" CNN 29/06/2017 http://edition.cnn.com/2017/06/29/opinions/trump-tweets-mika-brzezinski-cupp/index.html
** "‘It is really not normal’: Both sides condemn Trump for vulgar tweet" The Washington Post 29/06/2017 https://www.washingtonpost.com/politics/it-is-really-not-normal-both-sides-condemn-trump-for-vulgar-tweet-about-tv-host/2017/06/29/ce1030e4-5ce4-11e7-9b7d-14576dc0f39d_story.html









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