martes, 16 de mayo de 2017

Lazos y abrazos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La noticia está en los principales medios norteamericanos y se debate sobre ella en las cadenas de televisión. El titular de The New York Times es "Trump Shared Classified Data With Russians, Officials Say"; el de The Washington Post "Trump revealed highly classified information to Russian diplomats" y el de Los Angeles Times "Trump shared highly classified intelligence about Islamic State with Russians, reports say". Por su parte, la CNN expresa "Report: Trump told Russians classified info". El columnista de The New York Times, David Brook, titula su artículo "When the World Is Led by a Child" que lleva la siguiente aclaración en portada "Reports that Trump betrayed classified data reveal the dangerousness of an immature man."
En su línea, estos son los titulares de Fox News, la cadena presidencial: "McMaster: The Washington Post story that came out is false", "White House emphatically denies report Trump shared intel", "Is the intel community undermining the Trump presidency?" y "White House denies report Trump revealed classified info about ISIS to Russians".
Los Estados Unidos siguen radicalmente divididos y el contador de los "100 días" continúa su marcha con la seguridad de que esta presidencia pasará a la Historia  por muchos motivos, entre ellos quizá el de su brevedad.

La clave personal quizá la tenga la consideración de David Brooks antes citada: la inmadurez, en cualquier escala, de Donald Trump. Una de sus características más relevantes, por decirlo así, es su incontinencia verbal, algo que intenta reparar con negativas o la fabricación de verdades alternativas o responsabilizando a terceros. Esto define claramente un tipo de personalidad de inmadurez. La incontinencia verbal es la de la persona que debe sorprender al otro para mostrar lo importante, poderoso y extraordinario que es. Y Trump no ha hecho otra cosa desde que llegó a la Casa Blanca: mostrarse como una especie de regalo al país. Sus ridículas comparaciones sobre el número de personas que asistieron a la ceremonia de asumir el cargo presidencial respecto a lo que Barack Obama —su obsesión referencial— pudo tener o la cantidad de personas que participaron en la "Marcha de las Mujeres", la primera que se celebró al día siguiente de su toma de posesión. De ahí a los insultos al ex jefe del FBI, al que despidió, y último tema candente por la amenazas de  revelar cintas existentes. Cuando le han exigido escuchar las cintas, la primera línea de defensa presidencial se ha tenido que poner en marcha negando que el presidente sea un chantajista. Pero están medio apagando un fuego cuando ya está otro prendido.
Donald Trump es una máquina de crear problemas. Desde el punto de vista de su personalidad, nada ha cambiado respecto a la campaña. Solo ha cambiado el juguete... y el nivel de peligrosidad.
No tiene nada de particular que en la visita de los diplomáticos rusos haya hablado más de la cuenta. En su mente, un presidente de los Estados Unidos es el equivalente al dueño de sus empresas; es él quien pone los límites. No entiende que esté sujeto a controles o que unos jueces, periodistas o cualquier otro se le plante enfrente y le diga que existe la ley, que miente o que puede ser criticado.


La idea de la conspiración de las agencias de Inteligencia, lanzada por el propio Trump con el apoyo paranoide-informativo de la Fox y demás medios que le respaldan desde la extrema derecha son simplemente cortinas de humo para evitar que se acabe de hundir su imagen pública y mantener fijos a sus seguidores, aquellos que aceptarán de él cualquier excusa.
Cada vez, los republicanos se encuentran más atrapados por los movimientos delirantes de Trump. Ellos son los responsables de que esté ahí... y lo saben. Las preocupaciones por el efecto que pueda tener sobre las futuras elecciones en cualquier nivel son grandes y les son recordadas por la prensa con cada nueva encuesta que muestra la desaprobación de Trump. Algunos republicanos, a los que atacó y humilló durante la campaña de primarias están esperando el momento.
¿Habrá un "momento"? ¿O el "momento" será un agotador "hasta aquí hemos llegado", el momento que asume todos los momentos anteriores, la gota que colma el vaso? ¡Quién sabe!


The Washington Post titula uno de sus "análisis" con un recordatorio: "On the campaign trail, Trump was very worried about revealing America’s secrets". La ironía con los titulares sobre haber contado a los diplomáticos rusos más de la cuenta es evidente desde la primera línea:

Donald Trump is president today in large part because of voters’ concerns about protecting classified material. There are several layers of nuance to that point, of course, including that those concerns were generally a subset of critiques of Hillary Clinton’s use of a private server as secretary of state. But the sticking point for conservative critics of Clinton’s behavior was that her use of a private server included the transmission of classified information, per the FBI — thereby putting that information at risk of being intercepted by foreign agents, should her server have been compromised. (Clinton’s team repeatedly insisted that the server hadn’t been breached; the FBI said there was no evidence that it was.)
While Trump campaign events were powered by chants of “lock her up,” the reason for the locking up was generally a pastiche of concerns about Clinton’s purported transgressions. On occasion, though, the rationale for that urgent demand crystallized over concerns about the release of classified information. For example, there was former national security adviser Michael Flynn’s speech at the Republican convention in July.
“I have called on Hillary Clinton to drop out of the race,” Flynn said, “because she, she put our nation’s security at extremely high risk with her careless use of a private email server.” He then joined in the chants: “Lock her up! Lock her up!”
Given The Washington Post’s report on Monday that, as president, Trump himself revealed classified information in conversation with Russian foreign minister Sergey Lavrov, it’s worth revisiting what he himself said about Clinton’s email security — a subject that came up regularly in his freewheeling stump speeches.*


Lo que sigue es una lista de fragmentos de discursos, declaraciones, tuits, etc. del propio Donald Trump y de otras figuras republicanas (como Paul Ryan) insistiendo en que había que encerrar a Hillary Clinton por sus violaciones de la seguridad poniendo en riesgo a los Estados Unidos. Vistas en el tiempo y con la situación actual, todas ellas suenan realmente teatrales e irónicas.
Lo malo es que Trump tapa una crisis con otra mayor. Los lazos con Rusia han sido sustituidos por los abrazos a la delegación rusa que le visita en la Casa Blanca. Probablemente por fanfarronería haya hablado más de la cuenta informando a los rusos de lo que era materia reservada. Pero, como dijimos, Trump piensa que no tiene límites porque, como escribe David Brooks, es una personalidad inmadura, algo que ha mostrado a lo largo de su vida.
No llegó a la Casa Blanca por su sabiduría o por su habilidad política, no. Llegó a presidente de los Estados Unidos porque supo dar a una parte del pueblo norteamericano las dosis de miedo, insultos, mentiras y desfachatez suficientes como para calmar su deseo de revanchismo con la administración de Obama. Lo que los Estados Unidos tienen hoy en el despacho oval no es ninguna sorpresa. Si alguien esperaba que fuera distinto al llegar a la cima, se equivocó. Este tipo de personalidades megalómanas y narcisistas se crecen con el poder. Y hay pocos que puedan ponerle freno.



* Phillip Blunt "On the campaign trail, Trump was very worried about revealing America’s secrets" The Washington Post 15/05/2017 https://www.washingtonpost.com/news/politics/wp/2017/05/15/on-the-campaign-trail-trump-was-very-worried-about-revealing-americas-secrets/




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