sábado, 29 de abril de 2017

Los coptos, víctimas "naturales"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los tópicos que más se repiten en todos los idiomas por parte de los periodistas cuando se refieren a los cristianos coptos egipcios es el de su "apoyo" al "no-coup", al golpe de 2013 del entonces ministro de Defensa y hoy presidente, que sacó del poder a los Hermanos Musulmanes y al presidente Mohamed Morsi.
La primera vez que leímos tal afirmación lo describí como una "infamia" y sigo pensando en estos términos. The New York Times, junto con otros medios, siguen repitiendo este argumento como una coletilla, de la misma manera que se usan otros: "Egipto, el país más poblado del mundo árabe", "Morsi, el primer presidente elegido democráticamente"... y este de los coptos y el "no-coup".
Como es lógico, la visita del Papa Francisco a Egipto ha hecho que los coptos tengan nuevo protagonismo tras los tres atentados y cerca de 90 muertos en apenas unos meses, además de los ataques, asesinatos e incendios que han padecido en este último año en distintas zonas, especialmente en la zona de Minya y en Alejandría.
Señala el autor del artículo, Jason Horowitz,  en el The New York Times:

Pope Francis then turned to matters of state, seeking to encourage progress on human rights from his host, President Abdel Fattah el-Sisi. Mr. Sisi ousted the Muslim Brotherhood in a military takeover in 2013, and has since crushed dissent even as a recent report by the United States Commission on International Religious Freedom found he has incrementally improved security and religious freedoms for Egypt’s small Christian minority, which mostly supported his coup.*


Con la simplicidad de los tópicos, este tipo de frases sobre el "apoyo al golpe" no hacen sino distorsionar los acontecimientos en una dirección muy peligrosa. Hay que medir el alcance de los tópicos porque, como enunciados, lo que afirman acaba siendo indiscutible por repetido.
La afirmación, sin más matices, hace ver varias cosas: a) los coptos son "golpistas"; b) si son golpistas, no son "demócratas"; y c) los coptos son "responsables" de lo que ocurre en Egipto, de su deterioro porque ellos "apoyaron el golpe".
Si esta afirmación se combina con la otra, "Morsi, primer presidente elegido democráticamente", el efecto se intensifica contra los coptos: a) Morsi era "demócrata" porque fue elegido democráticamente (también Hitler); b) los cristianos coptos apoyaron un golpe contra un "musulmán"; y c) los coptos apoyan la dictadura.
Gran parte de la intensificación de los ataques contra los coptos se producen en este ambiente de responsabilidad  por el golpe de 2013 y por el deterioro posterior.
Ante esto hay que recordar varias cosas. Los ataques contra los coptos, las difamaciones y las leyendas se intensifica en los años 90, en el que empiezan a denunciar que están sufriendo una discriminación que los margina y acusa, algo que se puede percibir —según denuncian— incluso en los libros de texto. Se ha ido produciendo un retroceso en la convivencia conforme los islamistas —Hermanos Musulmanes y salafistas— van introduciéndose en las instituciones sociales, llegando a controlar muchas de ellas.


El banderín de enganche de los islamistas contra los coptos es acusarles de tratar de destruir el Egipto musulmán, ya que ellos se consideran los verdaderos hijos de la tierra, los que estaban allí antes. Se usan los sermones para advertir de las "conspiraciones coptas" y para lanzar a la gente contra sus casas e iglesias, estas últimas con todos los problemas legales para evitar que se construyan.
Cuando se dice que los coptos "apoyaron el golpe" se está creando la impresión de que los demás no lo hicieron. Con esa coletilla se les está responsabilizando del golpe y, como es natural, de lo que haya ocurrido después, de la situación actual. Los coptos son tan responsables como los demás del apoyo al "no-coup" de 2013. En la fotografía de la declaración del golpe, estaban todas las instituciones religiosas, musulmanas y coptas, junto con los grupos sociales y partidos, con la excepción de los Hermanos Musulmanes. Con el mismo motivo, se podría citar a los salafistas, que estaban en la misma foto. Sin embargo, nunca hemos escuchado esto. Los salafistas, promotores mayoritarios de los ataques a los coptos, siempre han sabido vender su aparición en aquella foto y en el respaldo al gobierno. Incluso pudieron vetar a algunas de las figuras que se pretendió incorporar al primero gobierno, dejando fuera a figuras más liberales.
La coletilla de los coptos tiene, como decimos, su contrapartida en la elección democrática de Morsi. Algún día, los historiadores podrán averiguar y contar lo que ocurrió en aquellas primeras elecciones, porque hay versiones distintas. Pero en un entorno tan tendente a las leyendas urbanas es mejor esperar. Sea como fuere, al final la elección presidencial se resolvió entre dos candidatos, uno islamista (Morsi, que prometió el voto de todos para gobernar para todos, sin agenda islamista) y Ahmed Shafiq, un militar, exministro de Mubarak, que encarnaba el continuismo y la contrarrevolución. Morsi salió elegido democráticamente, dicen, lo que implica no solo que fuera "el primer presidente elegido democráticamente" sino las primeras elecciones sin fraude realizadas en Egipto, lo que es mucho pedir.


Pero dejando aparte las irregularidades electorales generales, lo importante es que Mohamed Morsi, tras su elección, comenzó un camino autoritario que suscitó la reacción de repulsa dentro y fuera de Egipto. Hay que decirlo: Morsi fue elegido democráticamente, pero Morsi no fue ni es un demócrata. Serlo implica respetar los derechos de los demás y no lo hizo. Se produjo un asalto a las instituciones, una constitución completamente partidista en la que se rechazó la opinión de todos los demás, incluidos los coptos. Y algo mucho peor: se desató por Egipto una corriente anticristiana que dio lugar a la quema de iglesias y ataques a los coptos. No solo a ellos.


Desde el poder, comenzaron a salir los tapados islamistas. Aprovecharon su tiempo para imponer censuras, modificar leyes haciéndolas más regresivas, especialmente en el caso de las que afectaban a las mujeres, que comenzaron a salir a la calle a protestar. Lo mismo hicieron artistas e intelectuales, muchos de los cuales fueron llevados ante los tribunales por denuncias islamistas. Actores conocidos eran llevados ante los tribunales por su actuación en viejas películas de los setenta en las que se ridiculizaba a los islamistas en las comedias, como ocurrió con Adel Imam.
El 2 de febrero de 2012, la BBC recogía la noticia de la condena de Imam:

Egypt's leading comic actor Adel Imam has received a three-month jail sentence for insulting Islam in films and plays, court documents have shown.
He was accused of frequently mocking authorities and politicians in his films, and of offending Islam and its symbols, including beards.
The case against him was brought by Asran Mansour, who is a lawyer with ties to Islamist groups.**



Aquí hemos recogido muchos casos de este tipo en esa época. Recuerdo el de las mujeres que echaron a escobazos a un grupo de salafistas que entraron en una peluquería a recriminar a las mujeres estar allí. Las leyes que se pusieron en marcha estaban destinadas a desmontar el estado y hacerlo más islámico.
El año Morsi fue una demostración de soberbia, autoritarismo e intransigencia, cualquier cosa menos democrático. Lo que hoy hace Erdogan, un buen amigo de Morsi, en Turquía lo comenzó a hacer Morsi con los Hermanos y los salafistas de respaldo.
Se olvida, cuando se cita la democracia, que la fría recepción que Angela Merkel le dio a Morsi y su recordatorio de la violación de los derechos humanos y de las libertades de las mujeres y de las minorías.
Liberales, mujeres y cristianos. Esos fueron los objetivos prioritarios de los islamistas en su año en el poder. Es sorprendente porque todo fue una cadena de mentiras, incluyendo la de que no se iban a presentar a las elecciones, afirmación asombrosa vista desde actualidad. Trataban de evitar ser frenados mientras ponían en marcha sus poderosas estructuras ramificadas.
Los coptos fueron también su objetivo prioritario. Primero se les acusó de haber tardado en sumarse a la revolución del 25 de enero. Los coptos eran pro Mubarak de la misma forma en que los son pro Sisi: por supervivencia. No pueden estar contra el poder porque sería un suicidio. Es la esperanza de poder ser protegidos ante los constantes ataques que se les dirige por lo que no tienen más remedio que aceptar a quien esté arriba. Cuando los que estaban arriba eran los islamistas, sus miedos se hicieron realidad pues los grupos de activistas fueron contra ellos, quemando iglesias y casas, ante la apatía institucional.

2013

Los coptos estaban en la Plaza de Tahrir. Basta con repasar la hemeroteca. Quienes tardaron algo más en manifestarse fueron sus autoridades por motivos obvios de prudencia, como se ha señalado. La Revolución del 25 de enero, desde el principio, era democrática y por ello igualaba a su mirada a cristianos y musulmanes. Son los islamistas los que no aceptan esa igualdad porque contraviene sus principios. Y no tienen más que sacar el Corán para ratificarlo. La igualdad les parece una aberración teológica. Por ello se insiste en el concepto de "ciudadanía", si bien este se desmaterializa conforme se islamiza más el estado.
Los coptos apoyaron el "no coup" como lo hizo una enorme mayoría del pueblo egipcio. Ni más ni menos, aunque ellos estaban en clara desventaja frente a los islamistas. Hacer ver que el golpe fue cosa suya fue y sigue siendo una infamia. En muchos casos, es rutina. Pero en muchos otros hay una clara intencionalidad: hacerles responsables de la situación actual, traída, según muchos por el golpe. Todos se desmarcan cuando las cosas van mal; solo los coptos no pueden hacerlo y aunque lo hicieran no serviría de mucho.
Claramente, tener a los coptos como enemigos constantes es una estrategia islamista que les mantiene constantemente en el punto de mira. Dejar que se ataque a los coptos, además —pensarán algunos— nos deja más tranquilos a otros. Es una estrategia por parte de los islamistas de actuar y decir que se hace en nombre del islam, que son buenos musulmanes porque impiden la destrucción de Egipto o del islam. De esta forma, el creciente sectarismo se basa en la falta de solidaridad de muchos, que quedan más tranquilos al decirles que no va con ellos.


La estrategia contra los coptos tiene un factor añadido: son cristianos, una cuña de penetración de Occidente. Se aprovechan así del creciente antioccidentalismo usado por unos y otros para movilizar a los grupos y obtener respaldo. Para eso se utilizan las teorías de la conspiración: donde unos dicen Estados Unidos, otros dicen Occidente y otros dicen los cristianos. Son facetas de un mismo fenómeno que puede ser usado con distintas respuestas: la nacionalista o la religiosa.
La deriva autoritaria y violenta que se manifestó tras el golpe de 2013 hizo que se enfriaran los primeros deseos de poder hacer un Egipto democrático. Las matanzas del inicio fueron el banderín de salida de una carrera a muerte contra los islamistas primero y contra todos los que critiquen el desarrollo.
La brutalidad del régimen de Al-Sisi, que ha sido recriminada por toda la opinión pública internacional, salvo vergonzosas excepciones, no es responsabilidad de los coptos, ni de muchos egipcios que lo saludaron pensando que podría abrirse una época verdaderamente democrática con la unión de todos.
El régimen ha ido arrastrando con sus contradicciones a la propia sociedad egipcia, que también tiene las suyas, especialmente las que provienen de su adoración al poder, por lo que en vez de tratar de mejorar la situación se ha lanzado contra los críticos. El grado de "satisfacción" que el régimen tiene consigo mismo es realmente asombroso, porque no se puede llamar "democracia" a lo que no es. Creo que una parte importante de los egipcios la deseaban, especialmente la juventud, pero las viejas fuerzas del régimen y su propio enemigo habitual, los islamistas, han impedido que Egipto haya evolucionado.


La falta de soluciones implica más crítica y más crítica más represión y censura, como está ocurriendo ahora, con leyes cuya única finalidad es silenciar medios, redes, ONGs, etc. No hay otra cosa. El gobierno sigue con la teoría de que el silencio es el mejor remedio para Egipto, que esto traerá inversores y turistas. No hay forma de sacarles del error.
La visita del Papa Francisco a los coptos se hace en un momento especialmente difícil y doloroso. Saben que son objeto de ataques del estados Islámico, pero también saben que hay mucho más: un cerco sectario que trata de echarlos de sus casas, de las ciudades y de Egipto ante la indiferencia de las autoridades, tantas veces denunciadas.
Las catedrales e iglesias destruidas por las bombas eran un muy mal decorado para la visita del Papa. Había que recomponerlas inmediatamente —como ha hecho el Ejército— para que estuvieran listas. Han estado listas. Lo que ocurra posteriormente, lo veremos, pues muchos cientos de familias tuvieron que abandonar sus casas por miedo a ser atacados y que nadie les defienda, como es lo habitual.


Saben que si se quejan más de la cuenta serán acusados de deslealtad y de expandir una imagen negativa de Egipto, como suele ocurrir con quien avisa o denuncia los problemas. El problema del sectarismo está aumentando en sus dos vertientes: la yihadista y la vecinal. La primera pone bombas; la segunda expulsa, prende fuego a las casas y expulsa de los pueblos.
Lo cierto es que los coptos son las víctimas "naturales", ya sea por odio, por indiferencia o por interés. A nadie parece extrañarle. Puede que haya cosas criticables en la comunidad copta y sus autoridades, pero no son más responsables del "no-coup" que los demás. Tampoco de las consecuencias, ni de la sisimanía posterior. Hoy, en plena crisis de todo orden, responsabilizar a los coptos del golpe es concederles una fuerza que nunca han tenido. es hacer el juego a los islamistas y justificar sus ataques. Es considerar que los Hermanos eran demócratas y los coptos no, algo absurdo, como vemos todos los días.
Los coptos no apoyan a los dictadores, sino a cualquiera que les permita sobrevivir en un entorno hostil.

* "Pope Francis, in Egypt, Delivers a Blunt Message on Violence and Religion" The New York Times 28/04/2017 https://www.nytimes.com/2017/04/28/world/middleeast/pope-francis-muslims-egypt.html

** "Adel Imam is sentenced to jail over Islam insult" BBC 2/032/2012 http://www.bbc.com/news/entertainment-arts-16858553

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