lunes, 10 de abril de 2017

La ira de los coptos o el fin de las palabras

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los dos atentados contras los coptos confirman que la estrategia ha cambiado en Egipto centrándose en la distinción religiosa. Los atentados contra los militares o instituciones se han reducido, con la excepción, claro está de la zona del Sinaí, que tiene más consistencia como "guerra" abierta, en la que los yihadistas combaten en las poblaciones o en campo abierto.
Los coptos ha sido el blanco desde hace tiempo ya sea en atentados en las iglesias o presionándolos para que abandonen los pueblos y ciudades en las que viven. Debemos recordar que fue en noviembre cuando se produjo el atentado con bomba durante la celebración de una misa en El Cairo, con un balance de 29 muertos e innumerables heridos. Posteriormente, el tendero degollado en Alejandría era también cristiano y su muerte mostraba otra cara, la del sectarismo vecinal. No se trata ya de un atentado genérico, buscando el mayor número de víctimas, sino de uno seleccionado, de la persona concreta a la que se rebana el cuello por ser cristiano, un enemigo que es un peligro para la comunidad por sus costumbre diferentes.
Tras estos dos casos, ha habido toda una serie de crímenes en zonas muy definidas con el objetivo de echar a los coptos de allí. Lo hemos tratado varias veces. Es aquí donde los cristianos han reclamado un apoyo más activo, protección para poder permanecer en sus propias casas, negocios y ciudades. Sin embargo, no han tenido el apoyo necesario y han tenido que marchar por su propia seguridad. Las autoridades entonces se permitieron algunas ligerezas como decir que se iban por su propia iniciativa. ¿Por qué? Al marcharse los coptos, dejaban en evidencia la inseguridad en la que vivían. Eso choca con los mensajes institucionales de que están protegidos. Ellos no se sentían así. Y se fueron lejos, acogidos en otras poblaciones en donde se sentían más seguros. Eso molestó.
Son estos últimos casos los que revelan un plan claro de eliminación de los coptos de barrios y poblaciones por parte de los yihadistas y de los islamistas residentes en esas zonas.
El pasado 25, la prensa recogía incidente en una población cerca de Luxor, con intervención de la policía y varios heridos. La excusa de siempre: una mujer copta se había convertido al islam y la familia la retenía. Lo cierto es que la familia había enviado a la joven con su familia para alejarla de un pretendiente, según informaba Egypt Independent. Un caso más, como tantos otros que los coptos padecen.
La alternativa que se les ofrece es aguantar. No hay otra en un país en el que muchos se lanzan a la calle cuando se habla de construir una iglesia más. Fue la base de los gravísimos incidentes de Maspero, con la muerte de 27 coptos a manos del Ejército cuando iban a protestar frente a la televisión estatal por las versiones manipuladas que ofrecía sobre lo ocurrido, la destrucción de una iglesia por salafistas. Hace tiempo que los coptos están en el punto de mira y ahora se está disparando sin demasiadas trabas.


Una vez más, la respuesta institucional egipcia se mueve en el absurdo. Ahram Online recoge en su titular la visión institucional de los hechos: "'Terrorist attacks on Coptic churches are part of a grand conspiracy,' says Egypt parliament speaker". De nuevo la misma cantilena, la misma melodía, ocurra lo que ocurra. Curiosamente, los ataques a los coptos se basan muchos de ellos en las múltiples "conspiraciones" que se suponen que alientan para "recuperar" Egipto para el cristianismo.
Sobre los coptos se acumulan las leyendas urbanas, alentadas por muchos predicadores islamistas que hacen ver en ellos todo tipo de absurdas maquinaciones para acabar con el carácter islámico de Egipto. Los coptos sirven de entrenamiento cotidiano en la intransigencia de los que educan en el odio y la discriminación.
Sorprende lo dicho por el presidente del parlamento, Abdel-Aal:

"These two terrorist attacks, in addition to the one that hit the Coptic Cathedral in Cairo last December, are part of a grand conspiracy that aims to destabilise Egypt and disrupt its strong national unity," said Abdel-Aal.
"It is clear that terrorist groups seized preparations in all of Egypt to celebrate Palm Sunday to launch their criminal attacks against Coptic Christians.
"They want to drive a wedge between Muslims and Christians, but I am sure that these incidents will only lead to reinforcing national unity," said Abdel-Aal, vowing that parliament will do everything possible to stem the tide of terrorist crimes and safeguard Christian Egyptians," Abdel-Aal added.*


¿Gran conspiración? Más bien un estudiado y perverso cálculo de riesgos. Atacando a los coptos, las víctimas están bien definidas. Decir que se les ataca por su apoyo al régimen es absurdo porque se dijo lo mismo de Mubarak cuando se les atacó anteriormente. Atacar a los coptos no requiere una conspiración sino una excusa.
En el mismo sentido, las respuestas no requieren una gran imaginación sino repetir las consignas sobre la "unidad nacional" que tanto gusta esgrimir frente al "enemigo exterior", al conspirador. Cualquier circunstancia negativa en Egipto se propaga por la gran cadena de la conspiración.

Mohamed El-Ghoul, deputy head of parliament human rights committee, said "Senior leaders affiliated with the Muslim Brotherhood and other related terrorist groups who are currently in jail or who are currently living in Turkey and Qatar were able to send messages to their followers in North Sinai, instructing them to mount terrorist attacks against Christians."
"I wonder why anti-terror laws were not amended to help fight these legislative loopholes and guarantee a quick trial of terrorist elements," said El-Ghoul.
El-Ghoul said the attacks on Coptic churches demonstrate that a lot of money is still being channeled from countries like Turkey and Qatar to fund terrorist crimes in Egypt.
"We see that terrorist cells by different names still have the money and financial resources necessary to mount their attacks, and without drying up these sources it will be quite difficult to defeat terrorism in Egypt and other places anytime soon," said El-Ghoul.*

Una vez más, es más fácil derivar todo hacia otros, al exterior, antes que aceptar la falta de seguridad, medidas y criterios que el régimen exhibe. Todo esto es un tópico que trata de esconder la falta de eficacia. El absurdo de los argumentos frente a la contundencia de los hechos: hay una oleada de sectarismo creciente que afecta a los coptos.
Los coptos son un termómetro del grado de debilidad del gobierno. Son el grupo más indefenso y el gobierno no les da respuesta alguna. Lo que se trata, por el contrario, es de silenciar los acontecimientos, como ya ocurrió durante la visita de al-Sisi a los Estados Unidos, en donde se quería mostrar la eficacia del "fantastic guy" y su "good job" en la represión del terrorismo. Los atentados son una demostración, sobre la parte más débil, del fracaso en las medidas.


Creo que el titular que buscaban los terroristas era este: "Attacks on Christians in Egypt Undercut Sisi’s Promise of Security"**, al que se accede por este en la portada: "Attacks on Christians in Egypt Undercut Sisi’s Reputation". Son los titulares de The New York Times actualmente vigentes.
"Reputación" y "promesas" son los dos puntos clave de la relación con Egipto o, si se prefiere, de la "química" entre ambos presidentes. Debemos recordar que se pidió desde las autoridades coptas a los residentes en los Estados Unidos que no se manifestaran a la llegada del presidente exigiendo protección. Fue el sacrificio que les pidieron las autoridades para evitar tensar más las relaciones con el gobierno.
Las relaciones ya eran malas por el empeño —muy egipcio— de que los conflictos sectarios no lleguen a los tribunales sino que se resuelvan en los consejos de los pueblos en los que finalmente los coptos se tienen que tragar su dolor y humillación. Allí son obligados a aceptar las condiciones que les pongan. Pero los graves acontecimientos de estos meses anteriores llevaron a algunos coptos, con el apoyo de sus autoridades, a plantarse ante los jueces y obligarles a establecer justicia y no apaño.
Para el gobierno de al-Sisi, la percepción exterior de que no se está persiguiendo a los cristianos es importante, pero irreal. Hay cristianos a los que se persigue en determinadas zonas y no se hace demasiado por evitarlo. Ya sea por impotencia o por desidia, el régimen no ha sabido aplacar a los conservadores religiosos que ven en los coptos un enemigo del islam dentro de sus fronteras. Puestos a elegir, ¿por qué no atacar al régimen, a su credibilidad, a través de los coptos?
El artículo de The New York Times señala:

The attacks constituted one of the deadliest days of violence against Christians in Egypt in decades and presented a challenge to the authority of the country’s leader, President Abdel Fattah el-Sisi, who promptly declared a three-month state of emergency.
Security is the central promise of Mr. Sisi, a strongman leader who returned on Friday from a triumphant visit to the United States, where President Trump hailed him as a bulwark against Islamist violence. Mr. Trump made it clear that he was willing to overlook the record of mass detention, torture and extrajudicial killings during Mr. Sisi’s rule in favor of his ability to combat the Islamic State and defend minority Christians.
On Sunday, Mr. Sisi found himself back on the defensive, deploying troops to protect churches across the country weeks before a planned visit by Pope Francis. Mr. Sisi rushed to assure Christians, who have traditionally been among his most vocal supporters and now fear that he cannot protect them against extremists.
“I won’t say those who fell are Christian or Muslim,” Mr. Sisi said in a speech shown on state television on Sunday night. “I will say that they’re Egyptian.”**


Los sueños de reconstrucción económica, de atracción del turismo de nuevo se ven alterados profundamente. Es difícil invertir ante esta situación. El despliegue informativo ante los atentados es infinitamente más impactante que el descubrimiento constante de tesoros en las arenas y de visitas de famosos. La normalidad no existe y es irresponsable tratar de llevar a la gente hacia el punto de mira de los turistas y cristianos, los dos grupos hacia los que existe más identificación mediática junto con las mujeres.
De nuevo, la estrategia del régimen se muestra equivocada. Esto es cuestión de Qatar o Turquía, sino de la siembra de islamismo realizada durante décadas ante la pasividad gubernamental. Como en otros lugares, la creencia en la Policía como método ha dejado importante sectores en manos islamistas. La radicalización comienza por abajo, como seducción, como un canto de sirenas que atrae, justifica, apunta.
Con información de Reuters. Egypt Independent se acerca a la rabia de los coptos, lejos de los discursos oficiales de conspiraciones para dividir a un Egipto en donde estas maniobras retóricas son un arte:

Egypt's Christians wept with rage on Monday as they recovered the bodies of loved ones killed in twin church bombings, furious at a state they believe will no longer protect them from neighbors bent on wiping out this religious minority.
Forty-four people were killed in the attacks on Palm Sunday, usually a joyous festival a week before Easter when Christians celebrate the triumphant arrival of Jesus in Jerusalem.
At Tanta University hospital morgue, desperate families were trying to get inside to search for loved ones. Security forces held them back to stop overcrowding, enraging the throngs of people.
"Why are you preventing us from entering now? Where were you when all this happened?" shouted one women looking for a relative. Some appeared in total shock, their faces pale and unmoving. Others wept openly as women wailed in mourning.
A middle-aged man who had just stepped out of the morgue after seeing his dead brother stood with his face buried in his hands weeping. "You sons of bitches," he shouted as his family tried to calm him.
Hours after the attack, Kerols Paheg and other young Coptic Christians were already digging graves in the basement of the devastated St. George Church in the northern Nile Delta city, where the first of the bombs exploded, killing 27 and wounding around 80.
He showed photos on his phone of the carnage: human remains, blood and shattered glass strewn across the floor of the church on one of the holiest days in the Christian calendar. "Today was supposed to be a day of festivity," he said.
From now on, Christians will have to protect their churches themselves, rather than rely on the police, "because what's happening is too much. It's unacceptable," he said.***


Inaceptable. El dolor es comprensible; la rabia, también. Saben que los discursos no sirven para nada, que solo el presidente se hace alguna foto con ellos para el consumo exterior, para calmar los ánimos. Son años y años, siglos, de humillaciones. Los tres atentados últimos o cualquiera de los ataques en los pueblos. Las reticencias del parlamente a que se eliminen los datos sobre religión en los documentos de identidad.
Podemos revisar muchas historias —descritas aquí en estos años— que se han quedado en nada contra los coptos sin necesidad de sangre. La historia del pelo cortado en plena calle a Maggie, una niña que perdió sus trenzas. O la historia de la sustitución del examen de selectividad de la joven copta brillante que se encuentra con uno en blanco sin saber quién se ha aprovechado de sus años de estudios; hasta el perito calígrafo se muestra indiferente a la verdad. Al año siguiente sacará la máxima nota.


No son iguales. Eso lo saben; cualquier intento más allá de la retórica ha fracasado. Se deben hacer perdonar su vida en el barrio, tener unas tierras de labranza, una tienda... estar allí. Cualquiera puede iniciar una campaña contra ellos, son minoría. Cuando fueron a protestar en Maspero por el tratamiento falso que la televisión estatal daba de lo ocurrido con la iglesia atacada por los salafistas, el ejército les pasó por encima con las tanquetas. Les acusaron de conducirlas ellos y de matarse entre ellos para difamar. Afortunadamente, las cámaras del mundo estaban allí y la increíble mentira, por esta vez, no prosperó.
La información de Egypt Independent y Reuters termina así:

On Sunday, the group warned of more attacks and boasted of the number of people killed by three church bombings it says it has carried out since December: 80.
President Abdel Fattah al-Sisi has promised to protect the Christian minority as part of a campaign against extremism. But Copts in Tanta said security was almost non-existent on Sunday despite repeated warnings in recent weeks.
A senior police official told Reuters a bomb was discovered and disabled near the Tanta church about a week ago.
"That should have been an alarm or a warning that this place is targeted," said 38-year-old Amira Maher, who was waiting for her injured brother at a nearby hospital.
"Especially Palm Sunday, a day when many people gather, more than any other time in the year ... I don't know how this happened," she said.
Milling about the charred church interior, as if trying to take in the enormity of the attack, several members of the community expressed dismay at what they said was lax security.
Tanta priest Tawfik Kobeish expressed perhaps the most common of all emotions among the grieving: disbelief.
"We were not expecting people who live with us in the same country, people with whom we've shared love and friendships, and with whom we're familiar, to do these things," said Kobeish, the sound of ambulances bearing the wounded echoing outside.***

Esto está más próximo a la realidad que lo expresado por el presidente del Parlamento egipcio o el presidente del Comité de Derechos Humanos, para los que estas cosas siempre llegan de fuera.
Llegan de dentro, del sectarismo creciente que se ha ido formando en una parte de la sociedad que ha hecho suya la visión del mundo de los islamistas y de los salafistas, que han quedado liberados al apoyar al gobierno tras el "no-coup" de 2013. Se aseguraban así, un cierto grado de impunidad para manipular la sociedad ante el temor de las autoridades de que iniciaran campañas contra el carácter "faraónico" del gobierno. El presidente ha jugado la baza religiosa con la esperanza de recibir apoyos de Al-Azhar y su desesperación es manifiesta cada vez que les exige reformar la religión, sea esto lo que sea.


En el informe realizado en 2015, titulado "According to Which Customs. The Role of Customary Reconciliation Sessions in Sectarian Incidents and the Responsibility of the State", relizado por conjuntamente por Civil Liberties Unit y la Egyptian Initiative for Personal Rights, tras señalar el fracaso del sistema de conciliaciones en consejos locales, verdadera encerrona y legitimadora final de los ataques ante la ineficacia, se señalaba la escalada de la violencia sectaria religiosa:

Egypt witnessed numerous incidents of sectarian tension and violence during the final years of the rule of former President Hosni Mubarak, and before the revolution of January 25, 2011. Human rights reports have documented the geographic expansion and escalation of this violence, the monopoly exercised by security forces over dealing with sectarian cases and the absence of political will to end this pattern of violence and the various facets of discrimination against Coptic citizens on the basis of religion. The last year of Mubarak›s rule represented a milestone and the beginning of a new phase, characterized by unusual patterns of sectarian violence. In the first hours of 2010, gunshots were fired at a gathering of Copts in front of the Nag’ Hammadi church, north of Quena, after Christmas Mass, killing seven people. In November of the same year, security forces attacked a gathering of Copts in the Omraneya district in Giza, killing two Copts and wounding dozens in clashes that erupted over a controversy about converting a religious services building in the area to a church.
Furthermore, the disappearance of the citizen Camellia Shehata, and the mystery surrounding the circumstances of her disappearance and her return constituted an incident of heightened sectarian tension. The incident was accompanied by calls from several groups associated with the Salafi movement to organize a chain of protests demanding Camellia’s return, among other women the Salafis called “the kidnapped Muslim women.” These were the groups that surrounded the churches and St. Marks Cathedral in Abbaseya the following year, effectively rendering them under siege. Within the first minutes of 2011, Al-Qiddissine Church in Alexandria was bombed, claiming the lives of more than twenty-five victims and the injury of dozens more.
The state›s political apparatus was absent, and it did not have the political will to deal in a serious manner with violations against Copts. In fact, the state often provided protection for the instigators and perpetuators of this violence through its failure to conduct adequate searches and criminal investigations. In spite of the fact that some of the perpetuators were already known and identified by the security forces, the state agencies failed to bring the suspects to trial. In such a climate, anger was mounting among groups of Christians, who took to the streets in demonstrations, raising religious slogans and anti-state institutions rhetoric after each sectarian attack.****


La prepotencia de los gobiernos del régimen egipcio les impide ver lo que llevan años diciéndoles. No es que haya fracasado la política de integración; es que no ha existido. Y lo que se ha hecho ha sido contraproducente. La ineficacia es mala en casi todos los sectores, pero en el orden público da la sensación de inmunidad. Los salafistas se han hecho con el control social de muchas zonas y dirigen el odio contra los cristianos haciendo creer que son un enemigo infiltrado para destruir la sociedad musulmana. Y las instituciones no ha tenido mucho acierto en frenarlo, más preocupados por frenar las críticas que por solucionar problemas.
Los dos atentados y los que se han evitado la semana anterior —según afirman los medios— deja a la comunidad copta al descubierto y con un gran escepticismo.
El informe recogido hace ver que se han visto privados de la igualdad y derechos que la constitución les garantiza como egipcios al tener que ir a defenderse inútilmente a los consejos tribales.
Las persecuciones de estos meses y los tres atentados con bombas, cincuenta muertos ayer, no se curan reparando el Ejército los templos o enviando los heridos a los hospitales militares.


El gobierno egipcio está perdiendo la gran batalla social ideológica. Los atentados son sus manifestaciones visibles, pero esta violencia es la canalización del odio que está siendo alimentado por el sectarismo. Cada vez son más personas las que se van de Egipto porque les resulta difícil vivir bajo ese clima de intransigencia y amenaza. La presión sobre los coptos tiene un límite. No se sienten defendidos y las palabras hablando de "grandes conspiraciones" o "dinero llegado de fuera" no les sirve de consuelo ni se acercan a la realidad que experimentan.
La rabia es por los muertos y el dolor, pero es todavía mayor la de saber que hagan lo que hagan serán los que pierdan. Si critican al gobierno, corren riesgo; si no lo hacen, también. Al final pierden siempre los que están abajo, en la calle. Entre los que estaban en la puerta de la iglesia de San Marcos, en Alejandría, estaba Nagwa Abdel-Aleem. Intentó impedir que el terrorista suicida entrara, pero no sirvió de mucho. Se ha convertido en la primera víctima entre las mujeres del cuerpo de Policía. Descanse en paz también. Las bombas no discriminan. Algunos señalan que las bombas podrían haber buscado al Papa Tawadros II, que había dejado el templo minutos antes.
De nuevo, nuestra solidaridad en estos momentos tristes para todos los egipcios. Nuestro pésame a los que sienten como pérdida la muerte de sus hermanos coptos y demás personas que tuvieron la desgracia de estar allí. Son muchas personas que han dado muestras muchas veces arriesgando sus vidas, rodeando con cadenas humanas los templos amenazados o que han ido de visita a estar junto a personas en riesgo de ser atacados. Ellos, igualmente se sienten impotentes.
Lo que debe quedar claro a muchos es que se ha llegado al fin de las palabras. Ya no sirve de nada seguir hablando de conspiraciones oscuras. Hay que empezar por abajo y por el principio.



* "'Terrorist attacks on Coptic churches are part of a grand conspiracy,' says Egypt parliament speaker" Ahram Online 9/04/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/262603/Egypt/Politics-/Terrorist-attacks-on-Coptic-churches-are-part-of-a.aspx
** "Attacks on Christians in Egypt Undercut Sisi’s Promise of Security" The New York Times 9/04/2017 https://www.nytimes.com/2017/04/09/world/middleeast/explosion-egypt-coptic-christian-church.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=first-column-region&region=top-news&WT.nav=top-news
**** "Rage at abandonment by the state as Egypt's Christians dig graves after bombing" Egypt Independent 10/04/2017 http://www.egyptindependent.com//news/rage-abandonment-state-egypt-s-christians-dig-graves-after-bombing

**** "According to Which Customs. The Role of Customary Reconciliation Sessions in Sectarian Incidents and the Responsibility of the State" Civil Liberties Unite / Egyptian Initiative for Personal Rights Junio 2015 p7. www.eipr.org


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