sábado, 15 de abril de 2017

La batalla más larga

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay una pregunta que reaparece según se encuentren las relaciones entre el gobierno egipcio y la Universidad de Al-Azhar. La ha hecho suya en un titular el diario Egypt Independent y es muy clara y directa: "Why does Egypt's largest Muslim beacon, Al-Azhar, refuse to declare IS 'apostate'?", firmado por Taha Saker.
No es casual que esta pregunta surja después de la masacre del Domingo de Ramos, con las muertes de casi cincuenta personas en dos atentados con bombas contra iglesias en Alejandría y Tanta. No es casual.
Y no lo es porque es porque ya no son tiempos de enmascaramientos y dobles juegos, sino de confrontación con un hecho incontrovertible: la necesidad urgente de reforma del mundo islámico. La crítica del artículo no se dirige esta vez a un grupo, sino a la institución islámica que ejerce de vigilante de la ortodoxia, que centraliza gran parte de los problemas interpretativos que la aplicación del Corán a la vida moderna plantea.
Esta es la primera parte del artículo:

After the Islamic State (IS) militant group declared its responsibility for Palm Sunday's deadly attacks that targeted two Coptic churches in Egypt's Delta and Alexandria city, several media figures and organizations launched severe attack against Egypt's largest religious institution, Al-Azhar University, considering its teachings as fostering religious extremism.
Through these outlets, Al-Azhar is now facing the backlash of taking part in supporting the IS-affiliated members through its insistance to refuse considering the IS group as 'apostates' and through maintaining some extremist teachings in the program that are taught to its students.
The backlash criticized the educational syllabuses that are being currently taught in Al-Azhar institution that include teachings from some prominent clerics. These teachings directly incite the brutal killing of anyone who does not follow Islam or who had been deemed to be an 'infidel'.
The criticism, released from those figures and other media outlets, accused the aforementioned teachings of Al-Azhar by increasingly contributing to generate numerous members affiliated to IS.
Moreover, Al-Azhar’s teaching are perceived by some as the main platform that legitimizes the killing and slaughtering which are currently being practiced by IS group in different parts of the world, in the name of Islamic (Sharia) law.  
In several speeches, President Abdel Fatal Al-Sisi called on Al-Azhar officials  to rapidly launch a campaign that aims to renew the religious rhetoric in Egypt for the sake of providing the right explanation to the Islamic religion.*


La cuestión es mucho más grave que la situación en Egipto, si bien es en Egipto donde se está dando una parte importante de un conflicto en el límite. En ocasiones hemos traído aquí la idea de la tensión que supuso la Primavera Árabe como intento de introducir la modernidad. La revolución no se hizo solo contra los dictadores por parte de los que pedía democracia. También se hizo contra (y en paralelo) los que traían un deseo de apertura.
En las dictaduras árabes había dos oposiciones: la democrática (socialistas, liberales) partidarios de un estado laico, y la islámica, que se había enfrentado a los dictadores pero se había hecho con una parte importante de las poblaciones, usando su abandono e ignorancia para hacer ver que "el islam es la solución", la vieja fórmula repetida por los islamistas. La complejidad de lo que ocurre en Siria, por ejemplo, está reflejando esta lucha en dos direcciones: una hacia un futuro moderno y otra hacia un pasado teocrático.
El papel jugado por los clérigos de Al-Azhar siempre ha sido oscuro y se resistieron al papel que Nasser les quiso dar: el respaldo religioso del Estado, al que debían supeditarse. De esta forma, la labor de contención se realizaba a través de la religión. En vez de "socializar" al país, Nasser hizo "funcionarios" a los clérigos pensando así que tendría controlado a ambos. Pero no fue así.
El artículo pone el dedo en la herida actual: ¿por qué una institución que está constantemente acusando de "apostasía" a los intelectuales es incapaz de condenar los principios del Estado Islámico declarándoles apóstatas, algo que les haría perder parte del atractivo del que gozan? La respuesta es muy sencilla: el Estado Islámico cumple los estándares; no hay "apostasía".
Las críticas a los que llaman "Estado Islámico" a los que se autoproclaman "Estado Islámico" es que qué hay de malo en que un estado se rija por la Sharia? Un estado islámico es lo deseable, no uno laico. ¿No se introdujo en la Constitución egipcia de 1971 el papel de la Sharia? ¿No siguen estando sus leyes bajo su inspiración, según señala la Constitución enmendada de 2014? ¿No hay que consultar a los clérigos de diferentes consejos del estado en ciertas decisiones, incluidas las penas de muerte? Por eso han conseguido que se imponga un término como "Daesh", para evitar el respetable de "estado islámico", que es el los iraníes, por ejemplo.


Lo mismo ocurre con el término "yihadista". Los expertos señalan que de las veces que se menciona en el Corán, solo tres o cuatro veces lo hace en el sentido de la "guerra". Es suficiente, no hacen falta más para que queden dentro de la ortodoxia.
La Universidad de Al-Azhar condena los atentados, pero no pueden condenar los principios que los guían y declararlos apóstatas. Son puristas, no apóstatas. No se apartan del Corán. Por eso dice el articulista: «Al-Azhar’s teaching are perceived by some as the main platform that legitimizes the killing and slaughtering which are currently being practiced by IS group in different parts of the world, in the name of Islamic (Sharia) law.»
Las luchas del presidente al-Sisi con Al-Azhar son constantes y públicas. Les ha pedido una y otra vez que lancen mensajes que permitan dar el salto, a sabiendas de que si no se hace, el semillero de los terroristas serán los voluntariosos "buenos musulmanes" a los que no se les muestra el peligro doctrinal sino que se van al otro mundo convencidos de que tienen sitio en el Paraíso.
Los planes iniciales del presidente al-Sisi eran meridianamente claros: una maniobra conjunta de reeducación popular para deshacerse del islamismo. En esta maniobra, actuarían juntos Al-Azhar y el Estado y todo iría sobre ruedas. Hasta se tuvo la ilusión de tener controlados a los salafistas para evitar más sublevaciones de las necesarias. Pero no funcionó nada.


En primer lugar, la sociedad estaba mucho más penetrada por los islamistas de lo que creían. También las instituciones, del propio Al-Azhar a la Judicatura o los sindicatos. La lucha represiva de al-Sisi no puede tener fin porque los simpatizantes y activistas son más de los que pensaban.
En segundo lugar, no contó con los intelectuales laicos para no ser acusado de gobernante "impío". Las ideas debían de salir de Al-Azhar, que era la forma de certificación oficial de la pureza de las reformas. Pero los clérigos se han opuesto a este procedimiento. Son ellos los que deciden, los que quieren el control.
El motivo es sencillo: en la medida en que la sociedad se modere, se haga menos radical, su influencia será menor. El protagonismo que el presidente les ha dado es para hacerse ellos con la dirección espiritual. De ahí la acusación directa por parte del articulista de estar sirviendo de trasfondo al terrorismo, acusación muy grave. Pero es la realidad, a la vista del aumento de actos sectarios cuyos efectos acabamos de ver en las explosiones del Domingo de Ramos y en todos los actos anteriores contra los coptos.
El aumento enorme de las penas por blasfemia y apostasía en Egipto, muy superiores a las etapas anteriores, muestran que no se ha ido hacia una democratización y liberalización, sino que se ha ido hacia el aumento de la intransigencia. No es solo el terrorismo, como ya hemos señalado, es la presión vecinal alentada por los salafistas y demás islamistas contra los coptos para echarlos de las tierras acusándolos de actuar contra el islam. Tienen versículos para todo; no hay problema con la ortodoxia.
El articulista, Taha Saker, señala la interpretación dada desde la Universidad de Al-Azhar:

Earlier in December 2015, Egypt's Al-Azhar Grand Sheikh Ahmed al-Tayyeb publicly announced that he does not have the right to announce IS an 'apostate' group, noting that since IS members believe in God and doomsday, Al-Azhar will not be able to consider them as such.
His statements have stirred massive controversy and criticism among social media users, as well as political and intellectual figures.
In 2015, he further asserted through a footage that documented his visit to Cairo University that Al-Azhar considers IS members as 'Khawarij' (some sects that adopted rebellion against Islam's leaders following Prophet Muhammad's era and committed sins).
According to Al-Tayyeb's explanation, the Khawarij people are Muslims who committed unprecedented sins, however they still believing in [Allah] God, therefore they cannot be considered as 'apostates'.
Regarding the punishment the Khawarij people are receiving  according to the Islamic law, Al-Tayyeb said that Islam orders the killing and slaughtering of them as they are practicing corruption in Earth, adding the IS members should receive similar punishment.*

No deja de ser ilustrativo que el remedio que Al-Tayyeb encuentre para enfrentarse al Estado Islámico no sea la descalificación teológica sino más matanzas, tal como prescribe su interpretación de Corán. Todo se resuelve finalmente en quién mata a quién, ya que el que obtenga el máximo poder será quien considere al otro como "Khawarij", miembro de una secta con problemas de interpretación que comete horrendos pecados. Matanza es la solución. Los puristas del Estado Islámico, por ejemplo, como ya han hecho los Hermanos Musulmanes, consideran a Al-Azhar como una institución corrupta. Solo el posible efecto negativo que tendría atentar contra ellos les impide hacerlo. No han tenido mucho problema, en cambio, cuando se ha tratado de algún clérigo más liberal. En las paredes de El Cairo quedó el retrato de alguno de ellos.


Las explicaciones de Al-Tayyeb pertenecen a su mundo, tienen su lógica interna. Y dentro de esa lógica encaja el Estado Islámico, aunque no le guste cómo llevan a cabo sus tareas. Los militantes del Estado Islámico, por ejemplo, justificaban cortar manos a los ladrones porque todavía la sociedad no había llegado a su perfección. Cuando la sociedad fuera perfectamente islámica —la edad de oro— no sería necesario utilizarlo simplemente porque no existirían ladrones. Es su razonamiento y tiene su lógica. Pero el mundo entero no está dispuesto a comprobarlo.
El equivalente al ladrón en el ámbito del pensamiento es el intelectual independiente. La sola mención de "independencia intelectual" es ya una aberración ya que supone  el engreimiento del que va contra la verdad revelada y que no admite dudas. El que piensa diferente es el enemigo al que hay que eliminar; son ellos los que representan el verdadero peligro.
Tras recoger en el artículo otras opiniones similares en sentido a las de Al-Tayyed, Taha Saker acude a los críticos:

On the other hand, the Islamic affairs researcher Ahmed Maher asserted that extremist teachings do still exist in Al-Azhar institution’s syllabuses, giving as examples the books that include such teachings.
"Extremist teachings are heavily taught at Al-Azhar institution; among these teachings a book entitled 'El Eqenaa fe Hal Alafaz Abu Shogaaa.’  
This book includes teachings of one prominent Islamic cleric who calls on Muslims to eat meat of any 'apostate' or ‘infidel', Maher asserted to Egypt Independent.  
In response to Maher's views, the head of the Islamic Research Complex noted that this book had been taught to the secondary stage at Al-Azhar earlier; but that nowadays this book has been removed.
"These teachings were indeed taught in order to give historical information to the students at Al-Azhar institution, not to instill such teachings in their minds,” Abdel-Aziz said.
On a different note, Maher wondered about the reasons that prevent Al-Azhar institution from considering members affiliated to IS group 'apostates'. He considered the statements issued by Al-Azhar 's officials regarding not having authority to consider someone as 'apostate' is not “persuasive”.
"They [Al-Azhar clerics] have previously considered many public figures who have different views as 'apostates', such as the Egyptian prominent intellectual Taha Hussein and Farag Fouda. Al-Azhar does not want to consider IS members as apostates as they both are one entity,” he pointed out.*

El problema no es que se sigan enseñando, desde una "perspectiva histórica" doctrina aberrantes, que puedan ser reivindicadas por los puristas del Estados Islámico o de cualquier otra corriente de regreso a la edad de oro. Como se recoge al final, las razones para no declarar apóstatas a los terroristas del Estado Islámico no se aplican a intelectuales pacíficos a los que se acusa, como a los citados, de "apostasía" o como a muchos actuales reformistas de blasfemia.


La cuestión es que definiendo quiénes son los enemigos del islam y quiénes solo los "equivocados" pecadores que ya pagarán en el otro mundo, si Dios lo quiere, la institución tiene un enorme poder. No se trata más que de una nueva versión de la lucha histórica entre el reparto del poder entre califas, poder político, y ulemas, los eruditos coránicos.

El ulema (árabe 'alim, pl. 'ulama,) es el especialista en el saber religioso islámico, es decir, es aquél que conoce y estudia el Corán y la Tradición del Profeta, las dos fuentes de la Revelación Divina, y lleva a cabo también una labor de interpretación de esas fuentes con el objeto de asegurar a la comunidad de creyentes una correcta comprensión  de  las  normas  que  Dios  ha  impuesto  a  los  hombres.  Esto  vale  para la  versión  sunní  del  Islam,  es  decir,  para  aquellos  que  piensan  que  la  sucesión  de Muhammad en tanto que profeta y hombre de estado quedó tras su muerte repartida entre dos figuras de autoridad. Por un lado, está el califa que es vicario del Profeta de Dios y no vicario directo de Dios como piensan los si'íes. Por otro lado, están los ulemas, los encargados de preservar, transmitir y —de hecho— conformar el 'ilm o conocimiento  religioso.  En  este  sentido,  los  ulemas  son  herederos  de  los  Profetas, herencia que los eleva por encima de los demás creyentes y les hace merecedores del respeto y amor de estos, así como merecedores de otras prerrogativas y responsabilidades sobre las que los ulemas nunca dejan de insistir en sus escritos. En efecto, los ulemas —“hombres de cálamo”— han dedicado muchos pasajes a hablar de la importancia crucial del saber religioso para los musulmanes3 y, en consecuencia, de la  importancia  crucial  de  la  existencia  de  ellos  mismos,  los  ulemas,  en  un  esfuerzo de auto-promoción de dimensiones considerables y con consecuencias de largo alcance  para  las  sociedades  islámicas  pre-modernas  que  aun  deben  seguir  siendo estudiadas en profundidad.**


Es importante la apreciación sobre el "esfuerzo de autopromoción" porque, en efecto, son ellos mismos los que han creado su propia dependencia, es decir, los que se proclaman necesarios. Esto ha causado verdaderos problemas y los sigue causando a los que desde el margen de las instituciones intentan cambiar algo, incluido el presidente de Egipto.
El temor es siempre el mismo: la obediencia al líder político se justifica desde la religión. Puede equivocarse y habrá que soportarlo. Solo cuando se aparte de la verdadera religión podrán rebelarse en el nombre de Dios. Y quien lo decide son los ulemas o aquellos que tengan el reconocimiento de estar cerca de la verdad por su erudición teológica o, lo que es lo mismo, jurídica, ya que todo emana de lo mismo.
La Universidad de Al-Azhar ha tenido muchos contenciosos con el presidente. El último, tratado aquí, sobre la cuestión de los divorcios orales en donde le dijeron a al-Sisi que era acorde con la Ley islámica y que no había nada que hacer.
El presidente por su parte le ha acusado de oponerse a las reformas. Hoy desde la prensa se ha lanzado este explosivo artículo contra el inmovilismo de Al-Azhar y los efectos en la guerra contra el radicalismo.
Lo que más teme Al-Azhar —y hace bien en temerlo— es la apertura de la sociedad, es decir, que las personas cuyos caminos no vayan por la religión o los intentos de adecuarla a los tiempos actuales. Eso supondría, en el mejor de los casos, la pérdida de la influencia y poder que ahora mismo tienen.
Lo que vimos en la Primavera Árabe fue un intento de construir una democracia tolerante. Han sido los islamistas, en gran medida, los que la han truncado. La democracia no entra en sus planes más que como una forma de maquillaje para el acceso al poder, pero les repugna intelectualmente. Como estamos viendo en Turquía, se trata de un retroceso hacia figuras de caudillaje religioso con las bendiciones de las instituciones que glorifican al líder considerándolo como un poderoso enviado para lavar afrentas históricas.


Desde aquí hemos insistido en que se debe apoyar a la gente que trata de vivir en una sociedad más abierta, más humana y menos vigilantista. La mayoría de los musulmanes no tiene que ver con este radicalismo, pero el miedo avanza en estas sociedades mediante la vigilancia. Los que tratan de ser diferentes en cualquier aspecto pronto son objeto de ataques que sirven para eliminar sus pretensiones, pero también de advertencia a muchos que pudieran tener la tentación de seguirles.
Mi despertar esta mañana fue con unas imágenes terribles que Euronews decidió no ahorrarnos: la del linchamiento brutal de un estudiante de Periodismo en Pakistán. Lo mataron sus propios compañeros, una muchedumbre inhumana que lo pateó hasta matarlo. Todos los que lo hicieron se sentían especialmente piadosos. Estaban eliminando el mal de la Tierra siguiendo las enseñanzas que cualquiera les ha transmitido retorcidamente para convertirlos en un ejército dormido que despierta al grito de "blasfemia" o señala con el dedo al apóstata.
El Daily Pakistan recoge la noticia y las reacciones oficiales:

ISLAMABAD – As brutal killing of a student in Mardan on blasphemy has provoked outrage across country, religious scholars have also come forward condemning the violent behaviour of people on unproven allegations.
Reacting over the murder of a Mashal at Abdul Wali Khan University in Mardan, renowned Islamic scholar Mufti Taqi Usmani highlighted that no individual has the right to kill anyone in the wake of blasphemy as Pakistan has proper law to handle such matters.
He added that state is responsible to award punishment to people in the blasphemy case that is a sensitive issue.
“Legislation and implementation of laws are the sole responsibility of the state,” he said while talking to Samaa news.
On the other hand, Minister for Religious Affairs and Interfaith Harmony Sardar Mohammad Yousaf has said that blasphemy by anyone cannot be pardoned but no one will be allowed to interfere in state affairs.
On Thursday, Mashal Khan, a journalism student, was stripped, lynched and thrown from the second floor of his hostel to death at the university.***


Es difícil encontrar una situación que muestre mejor el caso del que hablamos. Euronews nos mostró la habitación del joven estudiante. Tenía en su pared un póster del Che Guevara y otro de Carlos Marx. Saló lanzado por la ventana y lo que quedó abajo no era más que un amasijo de huesos, pateado con furia por aquellos candidatos al paraíso.
El papel de los "ulemas" pakistaníes no dista mucho del que juegan los de Al-Azhar: dicen que está mal tomarse la justicia por su mano, pero que la blasfemia no debe quedar sin castigo. Si no lo elimina la turba, lo hará el estado, que no es más que la turba regulada delegando su funciones.
Imágenes como esas, disidentes linchados, hemos visto muchas en estos años en Oriente Medio, en Afganistán, en Pakistán... Las condenas van más a los que piensan de otra manera que contra los que matan en nombre de la ortodoxia más retrógrada.
El presidente al-Sisi quería ir a ver a Trump con un limpio expediente de defensor de las libertades religiosas frente a los radicales. Mientras no se entienda que no hay una línea de separación, como ha dicho el artículo de Egypt Independent, sino que las enseñanzas, los libros, etc. son combustible para la base de ese terrorismo del que se niega que tenga que ver con las religiones pero al que se evita condenar como apostasía.


Está claro que al presidente al-Sisi no le ha funcionado el método ni la estrategia usados. La esquizofrenia de creer un día que el Estado Islámico es una creación de Obama para desprestigiar al islam y el otro en que son los representantes más puros del islam parece ser preferible para muchos.
Lo malo es que por esta vía no hay salida ni para Egipto ni para la zona. Mientras no se enfrente directamente el problema de la sociedad y la cultura de la intolerancia que se ha creado, todos los demás seguirán creciendo. Hoy por hoy, es la demostración de incompatibilidad con un mundo que no puede ignorar lo que ocurre.
Como profesor de Periodismo, la muerte del joven estudiante me ha afectado especialmente. Lo que tenía enfrente da muestras de su valor. El joven estudiante de Periodismo pakistaní es una muestra de lo que espera a los reformistas o a las personas que no renuncian a la su razón e inteligencia. Si nadie les apoya y solo nos fijamos en nosotros mismos, el problema lo tendremos (ya lo tenemos) dentro e irá a mucho peor.
En la guerra entre la presidencia egipcia y la Universidad de Al-Azhar se debería cambiar de estrategia y el presidente al-Sisi abrir posibilidades, las que están en la Constitución, que garantizan la libertad de religión y pensamiento. No hay otro camino. Será la batalla más larga.


* "Why does Egypt's largest Muslim beacon, Al-Azhar, refuse to declare IS 'apostate'?" Egypt Independent 14/04/2017 http://www.egyptindependent.com//news/why-does-egypt-s-largest-muslim-beacon-al-azhar-refuse-declare-apostate
** Fierro, Maribel "Ulemas en las ciudades andalusíes: religión, política y prácticas sociales" Proyecto de investigación “Knowledge, heresy and political culture in the Islamic West (eighth-fifteenth centuries)” (KOHEPOCU), Centro de Ciencias Humanas y Sociales. Proyecto financiado por el European Research Council (Advanced Research Grant 2009-2014).

*** "“No individual has the right to kill anyone for blasphemy”, major Islamic scholars stand up against brutal vigilantism" Daily Pakistan 15/04/2017 https://en.dailypakistan.com.pk/pakistan/no-individual-has-right-to-kill-anyone-for-blasphemy-scholars/




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