domingo, 16 de abril de 2017

El sectarismo que no cesa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La tensión de los coptos no se ha acabado con los atentados del domingo pasado. Esta Semana Santa será tristemente recordada por mucho tiempo. Lo que comenzó el Domingo de Ramos llega hasta hoy, Domingo de Resurrección, lleno de dolor y angustia.
Quizá esta vez, dada la brutalidad de los atentados, los coptos hayan recibido una mayor atención por parte de los medios y, sería de esperar, de su propia sociedad. Sin embargo, la rutina es más difícil de sobrellevar que el atentado. Los atentados atribuidos al Estado Islámico —ellos se han hecho responsables— es una alteración frente a la normalidad que caracteriza la vida de la mayoría en determinadas zonas.
Pudiera parecer que tras las explosiones con bombas en sus iglesias se iniciara una corriente de solidaridad, "todos somos egipcios", pero no es eso lo que se escucha. No vemos artículos en ese sentido, como se han visto en situaciones graves anteriores. Quizá tenga mucho que ver la "advertencia" oficial de que a la gente no le gusta ver una y otra vez las escenas de los atentados. Es difícil encontrar una doctrina más mezquina a una situación de sufrimiento humano.


Como ocurrió con el atentado de finales de año, el gobierno ha prometido que el Ejército reconstruirá rápidamente los templos afectados por las explosiones de las bombas. Una pobre compensación por lo que se recibe por ello. La reconstrucción de los templos no es la de la memoria. No se arregla con pintura.
La violencia ha seguido en la zona de Minya durante la semana de las celebraciones religiosas cristianas. Mada Masr dedica un amplio y detallado artículo a lo que está ocurriendo allí:

A group of residents from Koum al-Loufy, Minya, threw stones at Coptic Christians after Maundy Thursday prayers, an eyewitness told Mada Masr on Friday.
The witness, who requested anonymity for fear of their safety, explained to Mada Masr that the attack took place as Coptic Christians were leaving the house of a Coptic resident. There were a number of injuries among Copts, some of whom are currently hiding in their homes in fear of the renewal of violence, the witness added.
“As soon as we walked out, they started throwing stones at us. What hurts is that they were saying: “‘Look! Copts are praying.’ I don’t know what the problem is with Copts praying. I wish they had said: ‘Look! Copts are killing someone,’ then it would have made more sense.”
According to the witness, security forces had asked Copts to pray in a specific house, the location of which was kept secret until the scheduled time for prayer. The attack took place in the presence of police forces, the witness continued, adding that they only separated the two parties, dispersing the attackers, but nobody was arrested.
On Thursday night, a number of uninhabited homes owned by Copts on the outskirts of the village were burned down.
Violence erupted in Koum al-Loufy near Samalout last year over the alleged building of a church without a license. Due to the already existing tension, Copts had been going to pray in nearby villages, the witness explained, until Muslim residents of those villages started to complain, unhappy with “outsiders” coming to their village to pray.*


Aquí no les llega el mensaje oficial de la "unidad" de los egipcios. Aquí se practica el sectarismo como forma cotidiana contra los coptos.
La descripción periodística tiene la cualidad de mostrar el absurdo de la situación en que viven los coptos y la distancia entre la retórica oficial y lo que ocurre cada día. Por eso es importante distinguir entre lo que es el terrorismo y lo que es el sectarismo cotidiano con la connivencia de las autoridades, pues no se puede calificar de otra forma la actuación de las fuerzas de seguridad y del aparato estatal, de jueces a gobernadores, ante lo que ocurre.
La impunidad es el mayor aliciente con el que cuentan los agresores. Saben que las autoridades no van a hacer causa con los "otros", esa especie de parásitos que se deberían haber convertido a la verdadera religión para dejar de ser un problema. Es la solución teológica, la única buena y aceptable, la que Dios quiere. Pero ellos se resisten. Y lo pagan.
La remisión de los conflictos a los consejos locales en vez de a los tribunales solo tiene sentido porque así no queda en evidencia la constitución egipcia, que los jueces deberían aplicar, la que reconoce la libertad de creencia y la igualdad ante la ley. Pero eso no ocurre en los consejos locales, donde los coptos, en minoría, nunca logran que se reconozcan los ataques que les hacen. Los acuerdos que de allí salen siempre privilegian a unos en detrimentos de los otros. No se puede ser juez y parte en un conflicto de este tipo.


El ciclo se completa: ataque, indiferencia de las autoridades, consejo, impunidad, nuevo ataque. La forma de romper el círculo solo es una: abandonar sus casas y negocios. Si ellos no estuvieran allí, todo estaría tranquilo. Esa es la forma de pensar, pues una y otra vez se repite.
No se les deja construir iglesias para rezar y si lo hacen en una casa, se les apedrea a la salida. ¿Qué hacer? Resistir o irse. Les abruma la naturalidad del grito contra ellos: “‘Look! Copts are praying.’ Parece que hacerlo es cometer un crimen. Y lo es a manos de los que les lanzan las piedras. Ellos son los piadosos; dios está con ellos.
The New York Times recoge las informaciones sobre los estados de ánimo de los coptos tras los atentados, los nuevos ataques y la discriminación permanente:

A church-building law, passed last year, discriminates against Christians. Mob attacks stoked by rabble-rousers and Islamist ideologues, like the one in Minya, are rarely prosecuted. Few Christians serve in the top ranks of the military, security services and academia.
“The highest people can never be Christian,” said Michael Wahid Hanna, an Egypt expert at the Century Foundation in New York. “They never are. It’s systemic.”
Ibrahim Khalaf Fahmy, a resident of the Minya village where clashes erupted on Thursday, described a situation of boiling frustrations.
“The Muslims insult us and spit in our faces, even before the police,” Mr. Fahmy said by telephone. Mr. Sisi’s state of emergency had been imposed “not to protect the Copts,” he said, “but to prevent a revolt of the Copts.”**


Así se establecen los estados de emergencia, para evitar las protestas y las críticas. Si se hace con los medios, ¿por qué no se habría de hacer con los coptos? Ya fueron detenidos 25 hace unos días cuando fueron a clamar protección tras los atentados. Las autoridades siempre tienen sus buenas razones.
Lo más triste de todo esto es carácter cotidiano. No se trata de nada nuevo, sino de una situación que revela el lento deterioro de décadas del Estado, su pérdida de sentido moderno y el abandono al flujo islamista y ultra conservador. Las autoridades se han acostumbrado a convivir satisfaciendo sus demandas y lanzándoles estas presas que evitan que reclamen piezas de caza mayor.
Puede que no sea una exageración decir, como contaban a The New York Times, que el estado de emergencia tenga como función acallar las protestas de los coptos antes que cualquier otra finalidad. El estado ya tiene armas para combatir al terrorismo: el estado de emergencia lo que hace es recortar derechos constitucionales. Es contra los medios y los que protestan por la situación, deteriorada en todos los ámbitos: la economía, el turismo, la seguridad...
El argumento retórico sobre que se quiere dividir a los egipcios es un tópico manido porque no se ha dejado nunca que hubiera una igualdad. "Unidad" es no protestar por la ineficacia.
En Ahram Online, Ziad Bahaa-Eldin, el que fuera ministro de Cooperación Internacional (2013-2014) y aspirante al puesto de primer ministro, repite el mensaje institucional de la "unidad":

It is a difficult time for everyone, and our most effective weapon is to stay unified and insist on moving forward, refusing to retreat in any way. But our victory over terrorism must not only stop its bloody acts but also champion the values and principles of justice, freedom, the civil state, and the law, which terrorism seeks to crush.**


¿Unidad, con quién? El problema viene del sectarismo existente, de la marginación, de que la Ley —la Constitución— no se aplica por igual. El mensaje de unidad es para hacer frente al terrorismo, sí, pero ¿quién se atreve a clasificar como terrorismo los conflictos locales en los que se ataca a los coptos diariamente? Una autoridad de Al-Azhar acaba de reclamar la pena de muerte para los violadores infantiles, equiparándolo con el terrorismo. No tienen tanta suerte los que atacan a los coptos.
La mayor preocupación gubernamental es sobre el papel de los coptos en el exterior. Si son atendidos por la comunidad internacional, si son recibidos y son escuchadas sus quejas, pueden tener problemas de imagen. El vecino Sudán acaba de imponer el visado a los varones egipcios, entre 18 y 49 años, que pasen al país como medida antiterrorista.


Si la situación de los coptos va a más, si se siguen produciendo ataques sectarios en ciertas zonas y atentados terroristas en otras, el gobierno lo tiene complicado. En primer lugar porque ascenderá el nivel de las protestas y tendrá otra foto, la de los coptos protestando y reprimidos en las calles. Si esto se produce, no le va a ser tan fácil  vender al exterior la idea de que la lucha contra el terrorismo es contra un estado de libertad religiosa y moderación.
Recogen en The New York Times:

Many Coptic clerics are careful of engaging in public debate. Asked what was driving the Islamic State attacks, the monastery’s spokesman, Father Elijah Ava Mina, chuckled dryly. “I don’t know,” he said. “Ask them.”
Yet talk of Copts being forced to leave Egypt en masse, as some have suggested, seems overblown.*

La pregunta es tan obvia que la repuesta dada nos lleva a la realidad. ¿Tiene alguien que saber cuáles son los objetivos del Estado Islámico? No será porque no los repiten una y otra vez.
Parte de la justificación del "no-coup" contra el gobierno de Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes fue la "hermanización" del Estado y los ataques contra las iglesias coptas y sus feligreses. Se intentó así justificar ante la comunidad internacional la toma del poder por los militares. Hoy la realidad es que los ataques contra los coptos se suceden y el sectarismo va a más ante los ojos indiferentes de las autoridades locales o se reprimen sus protestas y demandas de justicia y protección.


* "Sectarian violence renewed in Minya as Christians brace for Easter celebrations" Mada Masr 14/04/2017 http://www.madamasr.com/en/2017/04/14/feature/politics/sectarian-violence-renewed-in-minya-as-christians-brace-for-easter-celebrations/
** "After Church Bombings, Egyptian Christians Are Resigned but Resolute" The New York Times 15/04/2017 https://www.nytimes.com/2017/04/15/world/middleeast/alexandria-egypt-coptic-church-suicide-bombing.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=first-column-region&region=top-news&WT.nav=top-news&_r=0
* Ziad Bahaa-Eldin "Egypt: Renewed terrorism, renewed unity" Ahram Online 14/04/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/262950/Opinion/Egypt-Renewed-terrorism,-renewed-unity.aspx




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.