domingo, 30 de abril de 2017

Una verdad modesta

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Una de las mayores fantasías que produce el poder es la "verdad". La "verdad" no es lo que ocurre sino su versión oficial, lo que se cuenta y circula. Este carácter oficial de la verdad implica que debe estar enunciada desde una instancia superior con el poder suficiente como para no poder ser contestada sin consecuencias. Ya sea la religión, la política o la ciencia, la verdad se sostiene de diferentes formas que van del diálogo a la imposición, del modesto experimento a la pompa de los discursos descendidos del cielo.
El poderoso siempre ha utilizado su poder precisamente para apuntalar la verdad, la que le respalda a él y a sus acciones y afirmaciones. Y esta, cuanto más cuestionable y débil es ante la crítica, más necesitada se encuentra del apoyo del castigo, de la violencia, de la censura, etc. El poder autoritario siempre busca la expansión incuestionable de la verdad. Por eso siempre ha temido la multiplicidad de voces, recelando de la diversidad. El poder autoritario quiere que su voz sea única, su verdad eterna.
Las sociedades democráticas buscan el equilibrio entre las opiniones y los flujos de información que hagan que las verdades aceptadas no se enquisten, no se queden obsoletas atrapando a la sociedad. Por eso el papel de la educación y de los medios de información son esenciales en la medida en que ayudan a que la información circule y las verdades se renueven permitiendo evolucionar. Esto no le gusta a todo el mundo, especialmente a los partidarios de que si ya existe una verdad, lo demás no es necesario.
El auge del dogmatismo religioso y político —ambos tienen en común muchas cosas y se refuerzan, la religión se hace política y la política religión— va en detrimento de la posibilidad de circulación. Cada vez son más frecuentes y virulentos los ataques a la prensa y, con la misma intención, aumenta la labor de desinformación para contrarrestar los efectos críticos. La emergencia constante de personalidades autoritarias en las formas y dogmáticas en el pensamiento está ya afectando a los países con tradición democrática y crítica. Ya no son solo las dictaduras, como señala el Index on Censorship, explicando la situación de los Estados Unidos en la era Trump.


La noticia hoy en los medios norteamericanos es la ruptura de la vieja tradición de la asistencia del presidente de los Estados Unidos a la cena de corresponsales en la Casa Blanca. Desde que se creó, solo faltó un año Ronald Reagan, aquel en el que sufrió el atentado. El presidente ha creado su propia tradición, celebrado un mitin para insultar a la prensa.
El acto se ha convertido en una celebración del derecho de información y de una sociedad abierta en el que la "verdad" no está dada sino que se genera mediante el debate social. La ausencia de Trump ha permitido liberar las tensiones y reafirmar sin tapujos la voluntad de servir honestamente la información:

Bob Woodward and Carl Bernstein, who broke the Watergate scandal during the Nixon administration for The Washington Post, acted as senior statesmen for their profession with remarks at the podium.
Journalism should be “the best obtainable version of the truth,” Bernstein said, sharing his strategy for covering politicians: “When lying is combined with secrecy, there is a pretty good roadmap in front of you. . . . Yes, follow the money, but also follow the lies.” He sang the praises of “incremental reporting,” the tedious stories that inch a larger story forward, and said that he viewed this type of work as important, “especially now.”
Woodward added: “The press, especially the so-called mainstream media, comes under regular attack. Mr. President, the media is not fake news. Let’s take that off the table as we proceed.”*


La lucha por imponer una verdad oficial no es nueva. De hecho, lo atípico es que puedan aflorar el debate social sin interferencias. La afirmación de Woodward de que el Periodismo debería ser “the best obtainable version of the truth” es importante en estos tiempos en los que se trata de descalificar e imponer. Allí donde no se puede imponer, se descalifica —como en los Estados Unidos— y allí donde se puede imponer la censura, el silencio, la desaparición y la muerte acompañan a la información.

"Verdad" es una palabra fuerte que viene de tiempo en los que era posible imponer la palabra por la fuerza. La Historia de la Humanidad es el paso de lo incuestionable a lo sometido a debate, a lo provisional conforme hemos ido aceptando nuestras propias limitaciones y nuestra soledad. Precisamente porque la verdad social no se resuelve en con experimento en un laboratorio, es esencial el debate y la provisionalidad para mejorar. Muchos confunden la "provisionalidad" con el "relativismo", pero eso no es más que un error interesado.
El Periodismo, igualmente, se hace día a día con lo que se puede conocer, en gran medida limitado desde el mismo poder, que se resiste a ser cuestionado en su versión oficial, la que refleja el mundo y su explicación.
Otra de las noticias que están hoy en los medios es el bloqueo de la Wikipedia en Turquía. De nuevo, al presidente Recep Tayyip Erdogan —otro ejemplo de dogmatismo amenazante— no le gusta lo que dicen ni que otros lo conozcan, dos fases muy distintas. Que algo no me guste o no esté de acuerdo con ello, no implica necesariamente que deba evitar que otros los conozcan. Lo primero es mi problema; lo segundo, un acto autoritario. Y Erdogan es cada vez más autoritario, por lo que sus problemas con el resto del mundo aumentan.


Como en toda personalidad totalitaria, sus afirmaciones abarcan la totalidad del mundo y de los tiempos. Él es el portavoz de la Historia y el explicador del Universo. La Wikipedia es solo una herejía discrepante, un monumento a la soberbia de los hombres intentando encontrar la verdad, que ya está dada. A Erdogan le sobra casi todo, de Darwin al genocidio armenio, dos grandes falacias heréticas.
La BBC nos da cuenta del cierre de Wikipedia:

Turkey has blocked all access inside the country to the online encyclopaedia Wikipedia.
Officials said "an administrative measure" had been taken, but gave no reason why.
Turkish media said authorities had asked Wikipedia to remove content by writers "supporting terror".
Turkey has temporarily blocked social media sites including Facebook and Twitter in the past, usually following protests or terror attacks.
The Turkey Blocks monitoring group said Wikipedia was unreachable from 08:00 (05:00 GMT). People in Istanbul were unable to access any pages without using a Virtual Private Network (VPN).
"After technical analysis and legal consideration based on the Law Nr. 5651 [governing the internet], an administrative measure has been taken for this website," Turkey's Information and Communication Technologies Authority was quoted as saying, giving no further details.
However, the Hurriyet daily newspaper said Wikipedia had been asked to remove content by certain writers whom the authorities accuse of "supporting terror" and of linking Turkey to terror groups. The site had not responded to the demands, Hurriyet said, and the ban was imposed as a result.
Turkey Blocks and Turkish media, including Hurriyet, said the provisional order would need to be backed by a full court ruling in the next few days.**


Pero como Erdogan ya ha hecho una limpia de jueces (y de decenas de miles de funcionarios, profesores, etc.) no debería tener mucho problema en que ratifiquen sus órdenes. Turquía se dirige hacia su propio infierno construido con muros absolutos. Erdogan crece a los ojos de sus admiradores devotos mientras que el mundo contempla otro agujero negro en el espacio de las libertades.
La expresión "supporting terror" aplicada a los que dan una versión diferente de la peculiar turca —que no convence a la mitad de su población— implica, por ejemplo, a los kurdos, que deben quedar sin posibilidad de escribir su historia y someterla a discusión con los que no estén de acuerdo aportando sus propios argumentos. La salida de Erdogan es siempre la autoritaria, prohibir, cerrar. Los oscuros episodios de Turquía y el Estado Islámico quedarán bajo la aprobación de Erdogan, como quedaron tapadas conversaciones telefónicas familiares y sospechas de corrupción en Twitter y YouTube, víctimas frecuentes de su ira.
El historial de turco es de los peores que ahora se pueden poner sobre la mesa en cuestión de libertad de expresión e información.  Está entre los países colistas de los 180 recogidos hace unos días por el informe de Reporteros sin Fronteras.
La publicación egipcia Mada Masr recogía en su titular algo que ya sabíamos: "Egypt drops 2 places on World Press Freedom Index". Y el puesto, el 161, no es nada bueno. También allí se advierte de que solo debe haber una voz, la del presidente. El periódico señala:

In 2016 the New York-based Committee to Protect Journalists reported that 259 media workers were behind bars, a record high, listing Egypt as the third worst offender with 25 journalists in prison, preceded by China with 38 and Turkey with 81.
In a statement issued in March 2017, CPJ denounced the continued detention of journalists in Egyptian prisons, ahead of Sisi’s April meeting with US President Donald Trump.***


Siempre hay excusas para detener periodistas, para cerrar periódicos allí donde se puede (como ha ocurrido en Turquía) o evitar la salida de números de periódicos (como con Albawaba en Egipto).
En la segunda campaña electoral de Obama, el actor y director Clint Eastwood, interpretó en la convención republicana un número casi surrealista en el que se dirigía a una silla vacía. La hablaba a la silla como si estuviera ocupada por el rival, Barack Obama. La silla escuchó pacientemente.
Los periodistas le han hablado también a una silla vacía, la del ausente Trump, que había preferido seguir con sus cada vez más largos discursos ante sus seguidores, los que le exigen de forma cada vez más vociferante que sigan en esa línea de doblegar a la prensa y al mundo.
La ausencia de Donald Trump de la cena en Washington tiene también algo de liberación. Los periodistas no va a renunciar a lo que les exige su deber informativo: van a seguir preguntando, metiendo el dedo en las contradicciones, denunciando las mentiras presidenciales, como lo hicieron durante la campaña.


No es fácil hacer periodismo en esta época de micromedios. Por eso es importante y es lo que están reivindicando los grandes medios norteamericanos: la necesidad de esa verdad posible, provisional, fundada en la investigación, que es la que el periodismo aporta a la sociedad. Donde no es posible informar, tampoco suele ser posible debatir.
La "verdad" periodística no es una verdad última, sino un estado diario de conocimiento. Es consciente de lo que se sabe hoy, de las limitaciones de informar contracorriente y contrarreloj. A veces avanzamos hacia la claridad, otros hacia la confusión.
Nada hay que enseñe más que el Periodismo en su sucesión de los días. De nada se aprende más modestia que de saber que lo que hoy se escribe será sustituido por lo que mañana se diga. Es cuestión de proporción. Ningún oficio está tan sujeto a los vaivenes, a la responsabilidad de dar la cara cada día con el riesgo de que los hechos sean tozudos, parciales,cambiantes o inesperados. Por eso el buen periodista es modesto; comprende que el cambio es la esencia de su trabajo y de la vida misma. Solo el que no quiere que nada cambie se puede permitir ser dogmático; la vida del periodista es dar cuenta del cambio: esa es la noticia, que el mundo gira.
El periodista no le habla a una silla vacía —como Clint Eastwood— ni a un auditorio entregado al dogma, sino a unos lectores a los que debe respetar en su inteligencia. Son los que esperan, como ha señalado ayer Carl Bernstein, la mejor versión posible de la verdad.
Sí, el buen periodismo es necesario: modesto y afirmativo, responsable y riguroso, provisional y crítico. El estado actual del mundo así lo exige. O iremos a peor.



* "‘We are not fake news’: At a Trump-free correspondents’ dinner, White House press has its say." The Washington Post 30/04/2017 https://www.washingtonpost.com/lifestyle/style/we-are-not-fake-news-at-a-trump-free-correspondents-dinner-white-house-press-has-its-say/2017/04/29/a9548892-2d26-11e7-b605-33413c691853_story.html
** "Turkish authorities block Wikipedia without giving reason" BBC 29/04/2017 http://www.bbc.com/news/world-europe-39754909
*** "Egypt drops 2 places on World Press Freedom Index" Mada Masr 27/04/2017 http://www.madamasr.com/en/2017/04/27/news/u/egypt-drops-2-places-on-world-press-freedom-index/





sábado, 29 de abril de 2017

Los coptos, víctimas "naturales"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los tópicos que más se repiten en todos los idiomas por parte de los periodistas cuando se refieren a los cristianos coptos egipcios es el de su "apoyo" al "no-coup", al golpe de 2013 del entonces ministro de Defensa y hoy presidente, que sacó del poder a los Hermanos Musulmanes y al presidente Mohamed Morsi.
La primera vez que leímos tal afirmación lo describí como una "infamia" y sigo pensando en estos términos. The New York Times, junto con otros medios, siguen repitiendo este argumento como una coletilla, de la misma manera que se usan otros: "Egipto, el país más poblado del mundo árabe", "Morsi, el primer presidente elegido democráticamente"... y este de los coptos y el "no-coup".
Como es lógico, la visita del Papa Francisco a Egipto ha hecho que los coptos tengan nuevo protagonismo tras los tres atentados y cerca de 90 muertos en apenas unos meses, además de los ataques, asesinatos e incendios que han padecido en este último año en distintas zonas, especialmente en la zona de Minya y en Alejandría.
Señala el autor del artículo, Jason Horowitz,  en el The New York Times:

Pope Francis then turned to matters of state, seeking to encourage progress on human rights from his host, President Abdel Fattah el-Sisi. Mr. Sisi ousted the Muslim Brotherhood in a military takeover in 2013, and has since crushed dissent even as a recent report by the United States Commission on International Religious Freedom found he has incrementally improved security and religious freedoms for Egypt’s small Christian minority, which mostly supported his coup.*


Con la simplicidad de los tópicos, este tipo de frases sobre el "apoyo al golpe" no hacen sino distorsionar los acontecimientos en una dirección muy peligrosa. Hay que medir el alcance de los tópicos porque, como enunciados, lo que afirman acaba siendo indiscutible por repetido.
La afirmación, sin más matices, hace ver varias cosas: a) los coptos son "golpistas"; b) si son golpistas, no son "demócratas"; y c) los coptos son "responsables" de lo que ocurre en Egipto, de su deterioro porque ellos "apoyaron el golpe".
Si esta afirmación se combina con la otra, "Morsi, primer presidente elegido democráticamente", el efecto se intensifica contra los coptos: a) Morsi era "demócrata" porque fue elegido democráticamente (también Hitler); b) los cristianos coptos apoyaron un golpe contra un "musulmán"; y c) los coptos apoyan la dictadura.
Gran parte de la intensificación de los ataques contra los coptos se producen en este ambiente de responsabilidad  por el golpe de 2013 y por el deterioro posterior.
Ante esto hay que recordar varias cosas. Los ataques contra los coptos, las difamaciones y las leyendas se intensifica en los años 90, en el que empiezan a denunciar que están sufriendo una discriminación que los margina y acusa, algo que se puede percibir —según denuncian— incluso en los libros de texto. Se ha ido produciendo un retroceso en la convivencia conforme los islamistas —Hermanos Musulmanes y salafistas— van introduciéndose en las instituciones sociales, llegando a controlar muchas de ellas.


El banderín de enganche de los islamistas contra los coptos es acusarles de tratar de destruir el Egipto musulmán, ya que ellos se consideran los verdaderos hijos de la tierra, los que estaban allí antes. Se usan los sermones para advertir de las "conspiraciones coptas" y para lanzar a la gente contra sus casas e iglesias, estas últimas con todos los problemas legales para evitar que se construyan.
Cuando se dice que los coptos "apoyaron el golpe" se está creando la impresión de que los demás no lo hicieron. Con esa coletilla se les está responsabilizando del golpe y, como es natural, de lo que haya ocurrido después, de la situación actual. Los coptos son tan responsables como los demás del apoyo al "no-coup" de 2013. En la fotografía de la declaración del golpe, estaban todas las instituciones religiosas, musulmanas y coptas, junto con los grupos sociales y partidos, con la excepción de los Hermanos Musulmanes. Con el mismo motivo, se podría citar a los salafistas, que estaban en la misma foto. Sin embargo, nunca hemos escuchado esto. Los salafistas, promotores mayoritarios de los ataques a los coptos, siempre han sabido vender su aparición en aquella foto y en el respaldo al gobierno. Incluso pudieron vetar a algunas de las figuras que se pretendió incorporar al primero gobierno, dejando fuera a figuras más liberales.
La coletilla de los coptos tiene, como decimos, su contrapartida en la elección democrática de Morsi. Algún día, los historiadores podrán averiguar y contar lo que ocurrió en aquellas primeras elecciones, porque hay versiones distintas. Pero en un entorno tan tendente a las leyendas urbanas es mejor esperar. Sea como fuere, al final la elección presidencial se resolvió entre dos candidatos, uno islamista (Morsi, que prometió el voto de todos para gobernar para todos, sin agenda islamista) y Ahmed Shafiq, un militar, exministro de Mubarak, que encarnaba el continuismo y la contrarrevolución. Morsi salió elegido democráticamente, dicen, lo que implica no solo que fuera "el primer presidente elegido democráticamente" sino las primeras elecciones sin fraude realizadas en Egipto, lo que es mucho pedir.


Pero dejando aparte las irregularidades electorales generales, lo importante es que Mohamed Morsi, tras su elección, comenzó un camino autoritario que suscitó la reacción de repulsa dentro y fuera de Egipto. Hay que decirlo: Morsi fue elegido democráticamente, pero Morsi no fue ni es un demócrata. Serlo implica respetar los derechos de los demás y no lo hizo. Se produjo un asalto a las instituciones, una constitución completamente partidista en la que se rechazó la opinión de todos los demás, incluidos los coptos. Y algo mucho peor: se desató por Egipto una corriente anticristiana que dio lugar a la quema de iglesias y ataques a los coptos. No solo a ellos.


Desde el poder, comenzaron a salir los tapados islamistas. Aprovecharon su tiempo para imponer censuras, modificar leyes haciéndolas más regresivas, especialmente en el caso de las que afectaban a las mujeres, que comenzaron a salir a la calle a protestar. Lo mismo hicieron artistas e intelectuales, muchos de los cuales fueron llevados ante los tribunales por denuncias islamistas. Actores conocidos eran llevados ante los tribunales por su actuación en viejas películas de los setenta en las que se ridiculizaba a los islamistas en las comedias, como ocurrió con Adel Imam.
El 2 de febrero de 2012, la BBC recogía la noticia de la condena de Imam:

Egypt's leading comic actor Adel Imam has received a three-month jail sentence for insulting Islam in films and plays, court documents have shown.
He was accused of frequently mocking authorities and politicians in his films, and of offending Islam and its symbols, including beards.
The case against him was brought by Asran Mansour, who is a lawyer with ties to Islamist groups.**



Aquí hemos recogido muchos casos de este tipo en esa época. Recuerdo el de las mujeres que echaron a escobazos a un grupo de salafistas que entraron en una peluquería a recriminar a las mujeres estar allí. Las leyes que se pusieron en marcha estaban destinadas a desmontar el estado y hacerlo más islámico.
El año Morsi fue una demostración de soberbia, autoritarismo e intransigencia, cualquier cosa menos democrático. Lo que hoy hace Erdogan, un buen amigo de Morsi, en Turquía lo comenzó a hacer Morsi con los Hermanos y los salafistas de respaldo.
Se olvida, cuando se cita la democracia, que la fría recepción que Angela Merkel le dio a Morsi y su recordatorio de la violación de los derechos humanos y de las libertades de las mujeres y de las minorías.
Liberales, mujeres y cristianos. Esos fueron los objetivos prioritarios de los islamistas en su año en el poder. Es sorprendente porque todo fue una cadena de mentiras, incluyendo la de que no se iban a presentar a las elecciones, afirmación asombrosa vista desde actualidad. Trataban de evitar ser frenados mientras ponían en marcha sus poderosas estructuras ramificadas.
Los coptos fueron también su objetivo prioritario. Primero se les acusó de haber tardado en sumarse a la revolución del 25 de enero. Los coptos eran pro Mubarak de la misma forma en que los son pro Sisi: por supervivencia. No pueden estar contra el poder porque sería un suicidio. Es la esperanza de poder ser protegidos ante los constantes ataques que se les dirige por lo que no tienen más remedio que aceptar a quien esté arriba. Cuando los que estaban arriba eran los islamistas, sus miedos se hicieron realidad pues los grupos de activistas fueron contra ellos, quemando iglesias y casas, ante la apatía institucional.

2013

Los coptos estaban en la Plaza de Tahrir. Basta con repasar la hemeroteca. Quienes tardaron algo más en manifestarse fueron sus autoridades por motivos obvios de prudencia, como se ha señalado. La Revolución del 25 de enero, desde el principio, era democrática y por ello igualaba a su mirada a cristianos y musulmanes. Son los islamistas los que no aceptan esa igualdad porque contraviene sus principios. Y no tienen más que sacar el Corán para ratificarlo. La igualdad les parece una aberración teológica. Por ello se insiste en el concepto de "ciudadanía", si bien este se desmaterializa conforme se islamiza más el estado.
Los coptos apoyaron el "no coup" como lo hizo una enorme mayoría del pueblo egipcio. Ni más ni menos, aunque ellos estaban en clara desventaja frente a los islamistas. Hacer ver que el golpe fue cosa suya fue y sigue siendo una infamia. En muchos casos, es rutina. Pero en muchos otros hay una clara intencionalidad: hacerles responsables de la situación actual, traída, según muchos por el golpe. Todos se desmarcan cuando las cosas van mal; solo los coptos no pueden hacerlo y aunque lo hicieran no serviría de mucho.
Claramente, tener a los coptos como enemigos constantes es una estrategia islamista que les mantiene constantemente en el punto de mira. Dejar que se ataque a los coptos, además —pensarán algunos— nos deja más tranquilos a otros. Es una estrategia por parte de los islamistas de actuar y decir que se hace en nombre del islam, que son buenos musulmanes porque impiden la destrucción de Egipto o del islam. De esta forma, el creciente sectarismo se basa en la falta de solidaridad de muchos, que quedan más tranquilos al decirles que no va con ellos.


La estrategia contra los coptos tiene un factor añadido: son cristianos, una cuña de penetración de Occidente. Se aprovechan así del creciente antioccidentalismo usado por unos y otros para movilizar a los grupos y obtener respaldo. Para eso se utilizan las teorías de la conspiración: donde unos dicen Estados Unidos, otros dicen Occidente y otros dicen los cristianos. Son facetas de un mismo fenómeno que puede ser usado con distintas respuestas: la nacionalista o la religiosa.
La deriva autoritaria y violenta que se manifestó tras el golpe de 2013 hizo que se enfriaran los primeros deseos de poder hacer un Egipto democrático. Las matanzas del inicio fueron el banderín de salida de una carrera a muerte contra los islamistas primero y contra todos los que critiquen el desarrollo.
La brutalidad del régimen de Al-Sisi, que ha sido recriminada por toda la opinión pública internacional, salvo vergonzosas excepciones, no es responsabilidad de los coptos, ni de muchos egipcios que lo saludaron pensando que podría abrirse una época verdaderamente democrática con la unión de todos.
El régimen ha ido arrastrando con sus contradicciones a la propia sociedad egipcia, que también tiene las suyas, especialmente las que provienen de su adoración al poder, por lo que en vez de tratar de mejorar la situación se ha lanzado contra los críticos. El grado de "satisfacción" que el régimen tiene consigo mismo es realmente asombroso, porque no se puede llamar "democracia" a lo que no es. Creo que una parte importante de los egipcios la deseaban, especialmente la juventud, pero las viejas fuerzas del régimen y su propio enemigo habitual, los islamistas, han impedido que Egipto haya evolucionado.


La falta de soluciones implica más crítica y más crítica más represión y censura, como está ocurriendo ahora, con leyes cuya única finalidad es silenciar medios, redes, ONGs, etc. No hay otra cosa. El gobierno sigue con la teoría de que el silencio es el mejor remedio para Egipto, que esto traerá inversores y turistas. No hay forma de sacarles del error.
La visita del Papa Francisco a los coptos se hace en un momento especialmente difícil y doloroso. Saben que son objeto de ataques del estados Islámico, pero también saben que hay mucho más: un cerco sectario que trata de echarlos de sus casas, de las ciudades y de Egipto ante la indiferencia de las autoridades, tantas veces denunciadas.
Las catedrales e iglesias destruidas por las bombas eran un muy mal decorado para la visita del Papa. Había que recomponerlas inmediatamente —como ha hecho el Ejército— para que estuvieran listas. Han estado listas. Lo que ocurra posteriormente, lo veremos, pues muchos cientos de familias tuvieron que abandonar sus casas por miedo a ser atacados y que nadie les defienda, como es lo habitual.


Saben que si se quejan más de la cuenta serán acusados de deslealtad y de expandir una imagen negativa de Egipto, como suele ocurrir con quien avisa o denuncia los problemas. El problema del sectarismo está aumentando en sus dos vertientes: la yihadista y la vecinal. La primera pone bombas; la segunda expulsa, prende fuego a las casas y expulsa de los pueblos.
Lo cierto es que los coptos son las víctimas "naturales", ya sea por odio, por indiferencia o por interés. A nadie parece extrañarle. Puede que haya cosas criticables en la comunidad copta y sus autoridades, pero no son más responsables del "no-coup" que los demás. Tampoco de las consecuencias, ni de la sisimanía posterior. Hoy, en plena crisis de todo orden, responsabilizar a los coptos del golpe es concederles una fuerza que nunca han tenido. es hacer el juego a los islamistas y justificar sus ataques. Es considerar que los Hermanos eran demócratas y los coptos no, algo absurdo, como vemos todos los días.
Los coptos no apoyan a los dictadores, sino a cualquiera que les permita sobrevivir en un entorno hostil.

* "Pope Francis, in Egypt, Delivers a Blunt Message on Violence and Religion" The New York Times 28/04/2017 https://www.nytimes.com/2017/04/28/world/middleeast/pope-francis-muslims-egypt.html

** "Adel Imam is sentenced to jail over Islam insult" BBC 2/032/2012 http://www.bbc.com/news/entertainment-arts-16858553

viernes, 28 de abril de 2017

La descorazonadora audiencia del senado

Joaquín Mº Aguirre (UCM)
Ya no es tiempo de fotos y sonrisas. Con la tinta fresca de la visita a Washington, los gestos amables de los presidentes se van a quedar en poco.
Egipto va a comprender las diferencias entre la amistad del presidente Trump y los Estados Unidos como país y Estado. Durante estos meses Egipto ha vivido la llegada a la presidencia de Donald Trump como una especie de regalo divino, como un premio bien merecido que confirma su buen hacer.  Con Trump en la Casa Blanca, todo irá mejor.
En septiembre, cuando se produjo el encuentro con motivo de la Asamblea ce Naciones Unidas en Nueva York, la fotografía de un paternal al-Sisi que es atentamente escuchado por un aprendiz Trump, un aspirante a la presidencia del segundo país más importante, se ha repetido una y otra vez. 
Esa imagen mostraba una jerarquía que todo el mundo entendía: el presidente al-Sisi habla, Trump escucha. No era necesario trucarla, como ocurrió con la de Mubarak, en 2010, en el encuentro en Sharm El-Sheij , que colocaba al presidente egipcio al frente de los demás mandatarios, el presidente Barack Obama, el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu, el rey Abdullah de Jordania, el presidente palestino, Mahmud Abbas.


Todos los medios dieron cuenta de la impostura fotográfica. La CNN lo contaba de esta manera:

The original photo, taken September 1, had Obama leading the group. Khalil discovered the altered image had swapped Mubarak for Obama.
Al-Ahram generally reflects the position of the government. Editor Osama Saraya wrote Friday that the controversial picture was "expressive" and it underscored Egypt's historic role in the peace process.
But Hisham Qasim, an independent newspaper publisher and human rights activist, did not mince words.
"The editors of Al-Ahram have gone over the top. They are making Mubarak look silly worldwide," he said. "It's amazing how much coverage Mubarak is getting. It has become the joke of journalism.
"I don't know what the editors can do. Any explanation will make them look even sillier," he added.*

La foto trucada de Al-Ahram, 2010

El exceso de adulación llevó a dejar en ridículo a Mubarak, afectó a Al-Ahram por su servilismo y adulación mostrando poca profesionalidad en el tratamiento del poder haciéndole perder credibilidad. La foto trucada quedó como un mal y penoso chiste. Pero la "explicación" dada por el editor, sobre la "expresividad" de la foto en detrimento de la "realidad" que se mostraba cómo los medios oficiales egipcios mantienen en un constante estado de ensoñación a los ciudadanos convenciéndoles que el mundo no hace otra cosa —como el aspirante a la Casa Blanca, Donald Trump— que escuchar lo que sus sabios gobernantes tienen que decirles y explicarles.
Egipto es el origenEsta descripción grandiosa de sí mismo tiene  la contrapartida necesaria: los enemigos, las fuerzas del mal. La grandeza natural de Egipto es envidiada por sus enemigos, empeñados en su destrucción. De esta idea surgen las teorías de la conspiración, que sirven para convencer a todos que, sin ciertas prevenciones, los múltiples enemigos acabarían destruyendo al país. Las consecuencias de eso, es parte del argumento, sería la inestabilidad (quizá hasta la destrucción) absoluta de la zona. Egipto es la cabeza del mundo árabe y musulmán, el padre (o la madre) de la Humanidad.


En este contexto de la aueforia del reciente viaje a Estados Unidos del presidente al-Sisi, la noticia recogida por Daily News Egypt, titulada "Egypt concerned about ‘partisan’ US senate foreign aid hearing" sorprende:

According to a statement, Egypt’s Foreign Affairs Ministry criticized on Thursday the US senate’s hearings that aimed to present an assessment of the financial aid presented to Egypt from the United States. Speakers in the hearings pointed out alleged human rights violations in Egypt, an issue which the foreign ministry considered as “partisan” and an intentional act of negatively interpreting the situation.
The Egyptian Foreign Affairs Ministry said that “any close observer to the opinions of a number of former American officials towards Egypt” will conclude that the hearings were initiated to harm the positive relations between Egypt and the new American government.
The hearings took place Tuesday, where American researcher Michele Dunne, former US ambassador to Egypt Daniel Kurtzer, and former US state department official Dennis Ross were questioned by senators about the continuation or suspension of aid to Egypt. Opinions varied, with a state of polarization overwhelming the views of the senators.
Foreign Affairs Ministry spokesperson Ahmed Abu Zaid said that the three questioned had the same critical tendencies towards the Egyptian government, adding that they ignored “the country’s achievements in supporting stability and fighting terrorism.”**


En algún momento, alguien debería explicar al ministro de Asuntos Exteriores y al resto del gobierno que los derechos humanos importan, que no son un "asunto" trivial o que obedecen a una interpretación negativa ("an intentional act of negatively interpreting the situation") de la situación de Egipto. 
Los piropos entre presidentes no son "relaciones internacionales", sino un uso de la imagen que le sirvió al presidente egipcio para hacer ver que los poderosos le apoyaban y dejarán caer riquezas sobre Egipto. A Donald Trump le vino bien mostrar que no era un paria en el extranjero. Pero todo esto no son más que operaciones de relaciones públicas. La política trabaja de otra forma.
El intento de hacer creer que los que fueron preguntados en la audiencia  en el Senado eran "enemigos de Egipto", de la antigua administración Obama, frente a los que están ahora es un error de interpretación bastante simple. 
Los que han cuestionado las ayudas a Egipto han expuesto sus razones. Veamos, en primer lugar, las de Elliott Abrams (Senior Fellow for Middle Eastern Studies, Council on Foreign Relations):

It is an honor to appear before you today to discuss United States assistance to Egypt. I will concentrate on the security side of the US-Egypt aid relationship in my testimony.
There is a remarkable similarity between the structure of US aid to Egypt, and the structure of the Egyptian military. Both were established decades ago, and both badly need rethinking and upgrading.
As the Congressional Research Service summed it up, “Between 1948 and 2016, the United States provided Egypt with $77.4 billion in bilateral foreign aid (calculated in historical dollars—not adjusted for inflation), including $1.3 billion a year in military aid from 1987 to the present.”1 As you know, our aid to Egypt leapt upward after the Sadat visit to Jerusalem and the Camp David Accords of 1978. The assistance numbers are $370 million in 1975, for example, and $2.588 billion in 1979. Since then the average amount of aid, in total, has been around $2 billion per year, of which 1.3 billion has been military aid since the late 1980s. 
But that’s thirty years ago, Mr. Chairman. The Middle East has changed, and Egypt’s role in the Middle East has changed. The Egypt of decades ago was the single most influential Arab country, whose position on every issue of significance in the region was of real importance to the United States. If we wanted to achieve, or to block, something in the Arab League, it often took little more than a conversation with Egypt’s president. Egypt was critical to the Israeli-Palestinian “peace process.” Today, Egypt has no role of significance when it comes to the conflict in Yemen, or in Iraq, or in Syria, nor frankly does it have much of a role in mediating between Israelis and Palestinians. As an analysis by the Middle East Institute stated,
During the 1990s and afterwards, there were numerous illustrations of Egypt’s diminished status in the Arab world. If Egypt played any role at all in the efforts to advance the negotiations between Israel and its Arab neighbors in the 1990s, it was only a marginal one. Egypt took no part in the preliminary work that was necessary in order to convene the Madrid Conference and set in motion a new Arab-Israel peace process under American sponsorship. The Oslo Agreement between Israel and the Palestine Liberation Organization (PLO) was signed behind Egypt’s back, as was the peace agreement between Israel and Jordan, which angered the Egyptians, who thought Jordan would reap the fruits of peace at Egypt’s expense.2
Egypt’s weight in the region has simply declined. ***
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1 U.S. Library of Congress, Congressional Research Service, Egypt: Background and U.S. Relations, by Jeremy Sharp, RL33003 (2017), https://fas.org/sgp/crs/mideast/RL33003.pdf.
2 “The Middle East Institute Viewpoints: The Legacy of Camp David: 1979-2009,” (Middle East Institute: Washington, DC, 2009), 31, http://www.mei.edu/sites/default/files/publications/Legacy-Camp-David.pdf.***

El diagnóstico es rotundo y entra en contradicción con los discursos internos en los que el papel de Egipto es esencial para la defensa de la zona y Occidente. La cuestión se expone ante el Senado en toda su crudeza: antes servía para algo el dinero, ahora es dudoso, incluso contraproducente, pues sirve para aumentar el descontento con la represión creciente. 


El otro aspecto importante es la focalización en el Ejército. De esos 2.000 millones de dólares en ayudas, 1.300 van al Ejército. Los otros 700 se supone que van en ayudas al pueblo egipcio. El citado y fomentado antiamericanismo egipcio pasa por alto las "ayudas" al Ejército. La ayuda, se nos dice al principio, es paralela al Ejército. En la medida que el Ejército no produce estabilidad, el papel de la ayuda —y del Ejército mismo— debe ser "repensado".
Esto es lo señalado por Michele Dunne (Senior Fellow y Director, Middle East Program Carnegie Endowment for International Peace) en su audiencia ante el Comité del Senado:

The problem for United States’assistance to Egypt is precisely this: how can the United States best support an important country and longtime regional ally when its government adopts policies that promise chronic instability? The United States has an interest in supporting a stable Egypt, at peace with its neighbors and itself. The Egyptian-Israeli peace is well established on the military and intelligence levels, although lamentably cold on the civilian and citizen level. While the United States will always do what it can to encourage closer and more multifaceted ties, at this point the relationship has its own dynamic.  At the same time, there is much to be concerned about regarding what is happening inside Egypt, where security, economic, and political conditions have deteriorated since President Abdel Fattah al-Sisi took control in 2013. With $77 billion in American taxpayer dollars invested since 1948in security and economic assistance to Egypt,1it is time for the United States to reconsider its approach.
While President Sisi is fond of presenting Egypt as a bastion of stability in a troubled region, in reality the country is at best limping along and is likely headed for unrest within a few years. There are chronic challenges that date back years or decades, well before Sisi came to power: a rapidly growing population; an economy that generates few jobs; an enormous, obstructionist  bureaucracy; and a history of indigenous terrorist groups. But there are also newer problems that Sisi has caused or exacerbated, which have made the overall picture much worse than it was under former presidents Hosni Mubarak or Mohammed Morsi. When Sisi took control in 2013, Egypt did not have a virulent insurgency, thousands dead in extrajudicial killings, tens of thousands of political prisoners, hundreds of enforced disappearances, hundreds killed in terrorists attacks annually including the recent suicide bombings targeting Christians, and a desperate economic situation. Egypt has all of those problems now, along with the strong social polarization and susceptibility to radicalization that result. While regional factors (conflict in Libya and the creation of the self-proclaimed Islamic State) are not helping, Egypt’s problems are in the main homegrown.***

La declaración responsabiliza directamente a al-Sisi y sus gobiernos de haber empeorado la situación respecto a la época de Mubarak y  Morsi. Lo que es peor: responsabiliza a sus políticas de un futuro mucho más conflictivo e inestable. Si la función de la ayuda a Egipto es asegurar la estabilidad de la zona, no es eso lo que se logra con las ayudas.


El tercer testimonio ante la Comisión es de Tom Malinowski (ex Assistant Secretary of State, Democracy, Human Rights and Labor, Senate Appropriations Subcommittee on State, Foreign Operations and Related Programs). Quizá sea el más duro puesto que se centra especialmente en la figura del presidente al-Sisi. El comienzo del testimonio de Tom Malinowski:

There is a perception of Egypt that has guided our engagement with the country for decades.  Egypt is the largest country in the Arab world; historically, it has exercised great political, cultural, and religious influence in the region as a whole.  With that in mind, despite the internal turmoil Egypt has experienced in the last few years, the Obama administration, like its predecessors, tried to engage successive governments in Cairo to address regional challenges. We tried to address the internal turmoil, too, especially after the Tahrir Square revolution created what seemed like a real chance to help Egyptians build democracy.  But as those hopes faded, Egypt began to look once again like a classic case of a country where our long term interest in better governance and human rights came into conflict with our immediate need to cooperate with an important country on security interests. Looking back on our experience, I would say that the perception of Egypt as an important player in the region, and thus our weighing of the trade offs, needs revision.  We should see Egypt more clearly for what it has become: a country that sucks up aid from the United States and the Gulf countries, treating our largesse as an entitlement, while contributing virtually nothing positive to regional security or prosperity.  Yes, it is true that Egypt has maintained its peace treaty with Israel, but that is not a concession to us; it is something it does in its own interest.
The one place in the region where Egypt has exercised independent influence is Libya, where it has made matters worse.  It has played no significant role in the counter-ISIS coalition.  We’ve given Egypt more than $70 billion over the years, yet the last time I checked, there were no Egyptian F-16s helping us fight ISIS over Raqqa or Mosul.  Meanwhile, the Egyptian military has taken our aid while consistently rejectingthe advice we’ve offered alongside it–for example, that it fight the insurgency in the Sinai by securing rather than punishing the population.  As a result, that insurgency has grown, and terrorism has increased in Egypt since President Sisi took power.
Despite all this, it is often said that President Sisi is the counter-terrorism partner we need.  He is a religious man committed to secular politics.  He says he wants to reform Islam.  He promises to protect Christians.  He tells us a lot of what we want to hear.  And I’m willing to believe that he believes it.  But we need to ask ourselves:  why would young people in the Muslim world who might be open to persuasion by extremists look instead to an army general known for imprisoning and torturing thousands of young Egyptians for moral and spiritual guidance?  General Sisi is not a man who can exercise influence in such matters, whatever his intentions.  What he should do is to focus on governing Egypt well, delivering services and security and giving his people the sense that they are being treated fairly and with dignity.  That would be the best thing he could do to counter the extremists.
Unfortunately, neither good governance nor counter-terrorism has been the Egyptian military’s top priority in recent years.  Its focus, and General Sisi’s, has been preserving its dominant position in Egypt’s government and economy.  To that end, it has concentrated as much on persecuting political opponents, peaceful protestors and independent NGOs –the very people in the country most likely to despise jihadism --as it has on hunting down terrorists. ***

Pese a las sonrisas entre presidentes, la opinión pública norteamericana, los medios de comunicación y los políticos saben lo que ocurre en Egipto. La propaganda no funciona fuera; tampoco la sisimanía. Lo que hay que hacer es gobernar adecuadamente y no poner excusas a la ineptitud. Hay un momento en la declaración que se acusa al presidente de vender bunas palabras:" He tells us a lot of what we want to hear.  And I’m willing to believe that he believes it. " Pero la realidad que tienen delante no tiene nada que ver con las promesas. Más de una vez hemos señalado el exceso de promesas y la falta de presente en el que basarse. Cuando hay un problema, el presidente promete que se solucionará... hasta la siguiente vez que ocurre. Entonces se cesa a los ministros y el juego comienza de nuevo.


Las cifras egipcias son malas, muy malas en todos los terrenos: derechos humanos, medios de comunicación, violencia sexual, sectarismo, economía, etc. Ayer dábamos las cifras de Reporteros sin Fronteras, que situaban a Egipto en el puesto 161 de 180 países en cuanto libertad de información. El presidente puede teorizar sobre la maldad de los medios, pero eso se paga a la larga. Las percepciones mediáticas de casi todos los países coinciden, salvo los de la órbita rusa, que busca aproximarse a un nuevo cliente y apoyo en la zona, mientras debilita la de Estados Unidos.
Una vez más, los derechos humanos no son un adorno, sino una parte esencial de la democracia. Se expresa con claridad en el informe: "Egypt began to look once again like a classic case of a country where our long term interest in better governance and human rights came into conflict with our immediate need to cooperate with an important country on security interests." Es necesaria, se le dice a los senadores, una revisión de la relaciones. La ayuda no se puede dar con la promesa de seguridad (que acaba en violencia) sin respetar los derechos humanos, las libertades. No vale una sola cara de la moneda.

En su conjunto, los tres testimonios ante el Senado de los Estados Unidos no difieren mucho entre sí y no se alejan de la valoración de la opinión pública internacional, de las instituciones. La inestabilidad de la zona ha hecho dudar a muchos sobre la necesidad de medidas más claras al gobierno egipcio. Pero eso en los testimonios de los expertos tiene una respuesta: la pérdida de peso, la irrelevancia de Egipto en los conflictos de la zona. Se han producido cambios y Egipto ha seguido con el mismo juego, que ya no funciona como antes. En parte es por el cambio, pero en gran medida es por la incapacidad de aprovechar las oportunidades que se han perdido.
La estrategia de retorcimiento de los hechos ya no funciona. Se ha pasado de considerar la Primavera Árabe, la revolución del 25 de enero, como una oportunidad de democratizar al país y librarse de sus lacras de décadas a estigmatizarla como una conspiración internacional para destruir Egipto. En la medida en que eso constituye una parte del discurso oficial, como se escucha en el propio parlamento, las esperanzas de una mejora se diluyen. Es lo que todos concluyen: lo que se está haciendo no es llevar la paz y el progreso sino crear las condiciones de futuros y peores conflictos. La hoja de ruta de 2013 no ha llegado a un buen puerto.
Pero la versión oficial es que todo es perfecto. No puede ser de otra manera. La solución es silenciar a los que critican porque son conspiradores; es encerrar a los que discrepan acusándolos de querer destruir a Egipto. Quien se queja, daña la imagen y es un traidor. Los medios internacionales están al servicio de los enemigos. Todo tiene explicación.


De esta forma, el régimen selecciona a las personas que aceptan esta forma de futuro oscuro y aparta a todos aquellos que no son sumisos y obedientes. La prueba más palpable la tenemos en las declaraciones que suelen producirse en el interior del parlamento egipcio y que sonrojan a medio país. Aquí las hemos recogido en ocasiones. Es más fácil tener a un ex policía al frente del Comite de Derechos Humanos del parlamento egipcio, que a Anwar El-Sadat, al que sacaron del parlamento acusándolo de traición.
Por el contrario, quedan fuera las personas más independientes y capaces, los que podrían sacar adelante el país, acabar con las estructuras negativas que han ido empobreciendo el país, los responsables de escándalos corruptos como los del trigo, el azúcar, etc. que se aprovechan de un país subvencionado.


Ya no es posible cambiar la foto, trucarla como la de Mubarak en 2010, y mostrar un líder al frente de los mandatarios del mundo, marcando el camino a todos. Nadie sigue a Egipto. La foto de Al-Sisi con Donald Trump en septiembre no es suficiente para vender a los egipcios lo que quieren escuchar, que una persona poderosa, Donald Trump, es amigo de su presidente y eso resolverá los conflictos y problemas. Acusar de "partidistas" y de "venganza" es llevar al absurdo al ridículo.
Al-Monitor recoge la información —como muchos otros medios internacionales— señalando que el Comité era de ambos partidos y citando las palabras del presidente, el republicano Graham:

A bipartisan panel of experts ripped Egypt as a floundering authoritarian state April 25 and urged Congress to rethink its annual $1.5 billion aid package.
The three witnesses at the Senate foreign aid hearing took turns describing Egypt under President Abdel Fattah al-Sisi as a military-run, economic basket case rampant with government-sponsored anti-Americanism. They argued that Egypt has lost the regional influence it had when the United States urged it to make peace with Israel in the late 1970s, making America's generous military assistance both anachronistic and counterproductive.
Lawmakers of both parties took the advice to heart.
"We need to reshape the relationship in a way that's sustainable," panel Chairman Lindsey Graham, R-S.C., said at the end of the hearing. "What I see is disheartening ... and as to the taxpayer dollars we have, I think we're obligated to spend them wisely, consistent with our values."
Graham told Al-Monitor that he'd invited Egyptian Ambassador Yasser Reda to testify, but the diplomat declined.****


No se puede jugar siempre a dos barajas, nadar y guardar la ropa. No se puede recibir dinero de Estados Unidos y fomentar el antiamericanismo.  Es llamativo que se invitara al embajador egipcio al comité y rechazara la oportunidad de asistir e intervenir. Lo escuchado allí no debería extrañar a nadie. El presidente del comité, senador republicano, ha sido expresivo al describir su estado después de escuchar lo que los expertos le han dicho: descorazonador
Todo el dinero, miles y miles de millones invertido en Egipto para llegar a la situación actual. El dinero de los americanos, ha concluido, debe invertirse más sabiamente.



* "Altered photograph in Egyptian newspaper continues to make waves" CNN 17/09/2010 http://edition.cnn.com/2010/WORLD/meast/09/17/egypt.altered.photo/
** "Egypt concerned about ‘partisan’ US senate foreign aid hearing" Daily News Egypt 27/04/2017 http://www.dailynewsegypt.com/2017/04/27/egypt-concerned-non-neutral-senate-foreign-aid-hearing/

*** "Hearing to Review United States Assistance for Egypt" US - Subcommittee on State, Foreign Operations, and Related ProgramsDate: Tuesday, April 25, 2017 https://www.appropriations.senate.gov/hearings/hearing-to-review-united-states-assistance-for-egypt
**** "Egypt ripped at Senate foreign aid hearing" Al-Monitor 25/04/2017 http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2017/04/egypt-criticism-senate-foreign-aid-hearing.html#ixzz4fYXt8219

jueves, 27 de abril de 2017

El retroceso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada día nos informan de la reducción de las libertades en algún lugar del mundo. Tenemos la sensación fundada de que mucho de lo que se hace en diversos lugares tiene como función hacernos menos libres.
Que el presidente de los Estados Unidos declara en sus primeras semanas en la Casa Blanca que "la es el enemigo del pueblo" es muy preocupante por motivos diversos, pero muy especialmente por los imitadores en países en los que el sistema de libertades no está respaldado por un sistema judicial. Hay países en los que esa teoría se repite sin pudor. La constante aparición de personajes autoritarios en la política hace que la prensa pase a primera fila, echándose sobre ella la ira del gobernante, quien trata de arrastrar al pueblo contra la prensa, algo que se paga en las calles de muchas ciudades en las que los periodistas son agredidos o recibidos de mala forma al considerarse su presencia una agresión.
Euronews se hace eco del informe del 2017 de Reporteros sin Fronteras y señala el empeoramiento de la situación:

Hoy la prensa es menos libre que hace un año. Incluso en estados democráticos. Es la conclusión del informe 2017 de la organización Reporteros Sin Fronteras publicado este martes. El mapa de mundial de la libertad de prensa se ha vuelto más negro, el color asignado a los países donde está más amenazada. En 21 países la situación es crítica, en 51 mala. Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Holanda ocupan los cinco primeros puestos en el ránking mundial de la libertad de prensa.*


¿Qué es lo que hace que se produzcan estos retrocesos? Nuestra conversión en un mundo mediático hace que lo que define al poder ya no sea el silencio, sino el discurso constante, el flujo de información. Nuestro universo ya no se puede silenciar, por lo que se hace esencial el ataque a la persona, al periodista, la descalificación al medio.
Estamos asistiendo a la aparición de leyes en diversos países en los que el argumento para controlar los medios es el de la aparición de las "fakes news". Gobiernos autoritarios hacen que sus parlamentos aprueben leyes en las que se vigila a los ciudadanos (redes sociales), pero también a los medios al haberse establecido un circuito fluido entre ambos. El objetivo es siempre evitar una opinión pública en contra, que queden al descubierto los errores, que se produzca la crítica que erosione el poder o sus posibilidades.
Los políticos (y sus asesores en esto) han aprendido rápidamente que se trata de mantener el flujo constante, alimentar las corrientes cuyas olas establecen los vaivenes. En estos días se ha comentado que los aspirantes a la presidencia francesa habían evitado polemizar y atacar directamente a Marine Le Pen. En mi opinión, se trataba de evitar el fenómeno observado con la campaña electoral norteamericana, en la que todos los candidatos (y los medios) se dejaron arrastrar por Donald Trump. Los efectos, los conocemos.


Su declaración de la prensa como enemiga quedará en la historia de la presidencia de los Estados Unidos. Muchos definen a Trump como un consumidor compulsivo de televisión, de un adicto a la Fox, convirtiéndose él mismo en un propagador de noticias falsas al transmitir mediante sus tuits algo dicho por un comentarista que los había leído en Breitbart que a su vez...
La lucha de los medios "serios" contra estas turbulencias informativas es una necesidad imperiosa. La buena información es necesaria, como lo son los buenos análisis en un mundo complejo. El buen periodista es el que explica cómo hace el mago su truco. Al mago, por supuesto no le gusta y tampoco a una parte del público, la que cree que realmente se puede cortar a alguien por la mitad y después recomponerla o que las chisteras tienen infinitos conejos. El mundo se nos ha llenado de magos a los que les gustaría hacer desaparecer a los periodistas en las chisteras.
Lo escandaloso del informe de Reporteros sin Fronteras es que la reducción de la libertad de información se produce allí donde debería defenderse con más ahínco para dar el ejemplo. Recogen en Euronews el retroceso en la clasificación de países:

EEUU ha retrocedido al puesto número 43, inmediatamente después de Burkina Fasso y justo antes de Comores, Taiwán y Rumanía. La organización acusa al presidente Donald Trump de promover “cacerías de brujas” entre los periodistas, a los cuales ha llegado a difamar acusándoles de difundir noticias falsas. Turquía se posiciona como el país donde más ha aumentado el riesgo de terminar en la cárcel para un periodista, multiplicándose por cuatro el número de profesionales de la información en prisión desde el fallido golpe de Estado.
Eritrea, Turkmenistán, Siria y China y Corea del Norte el peor clasificado ocupan los cinco últimos puestos en el total de 180 países incluidos en el informe.*


La Turquía de Erdogan es, en efecto, peligrosa para las libertades. Erdogan ha decidido "limpiar" el país de todo lo que no sea su palabra y sigue avanzando, etapa tras etapa, hacia el fascismo religioso. Pero si Turquía está en el puesto 155 de 180, el Egipto de al-Sisi está en el puesto 161. También Egipto ha puesto en marcha nuevas leyes para poder controlar a la sociedad y a los medios. Las justificaciones no difieren mucho en uno y otro caso.
Estamos aprendiendo a valorar la buena información por su escasez. Los enemigos de la buena información son muchos. Los políticos son solo una parte. Otras partes importantes del deterioro tienen que ver con la propia identidad de los medios, con saber cuál es su función social, con alejarse de los cantos de sirena del entretenimiento, la trivialidad y lo anecdótico. La buena información, además, es cara: requiere tiempo y medios, buena formación de las personas. Y muchos medios han tirado la toalla y se han dejado seducir por la "agenda de la estupidez", que es considerar a sus audiencias como memos babeantes.


El deterioro de la libertad de información no afecta solo a los periodistas, que la padecen directamente, sino también a la sociedad, que pasa a estar peor informada, manipulada, etc. El deterioro de la capacidad de decidir se produce por la ausencia de información. De ahí el deterioro democrático.
Cuando el periodista está en riesgo por realizar su labor, es señal de deterioro social. Cuando se hace desde las instituciones, lo es del deterioro de estas.



* "La libertad de prensa retrocede incluso en estados democráticos" Euronews 26/04/2017 http://es.euronews.com/2017/04/26/la-libertad-de-prensa-retroce-incluso-en-estados-democraticos