domingo, 12 de febrero de 2017

El huracán Melissa McCarthy

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tras tres semanas en la Casa Blanca, Donald Trump ha conseguido estimular las artes (carteles contra él), el ejercicio físico (manifestaciones) y, especialmente, el sentido crítico del humor. Cada uno de estos aspectos le ha afectado de una manera, especialmente los dos últimos, las manifestaciones desde el punto de vista de las comparaciones numéricas y las imitaciones que realizan sobre él y su equipo los actores de Saturday Night Live. En sus tuits se puede ver el grado de irritación que le provocan reduciendo el número de manifestantes ajenos y aumentando los propios o diciendo que se aburre durante el programa y se va a la cama a dormir. Pero la gente ha empezado a establecer las conexiones y a leer entre líneas el significado de sus bostezos y la forma que tiene de calcular.
Trump está acostumbrado a las parodias porque lleva conviviendo con ellas toda la vida, de los Simpsons a las del programa que ahora le irrita (aburre). No habría llegado hasta aquí si se hubiera dejado vencer por el exceso de críticas. Pero en los últimos días se han revelado algunas facetas que muestran ciertas debilidades por las que le van a entrar a degüello.
La cuestión ha salido de forma espontánea cuando trascendió lo que más le había molestado de la parodia de las ruedas de prensa de su portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, fue que estuviera realizada por una actriz, Melissa McCarthy.


El 6 de febrero, la revista NME daba cuenta de la actuación de McCarthy y de la reacción de Sean Spicer:
White House Press Secretary Sean Spicer has given his verdict of Melissa McCarthy’s impersonation of him on Saturday Night Live.
Making a surprise appearance on SNL at the weekend, McCarthy’s performance of Spicer saw her telling assembled press corps: “I’d like to begin today by apologising on behalf of you to me, for how you have treated me these last two weeks. And that apology is not accepted. I’m here to swallow gum and I’m here to take names.”
Referring to Trump’s recent supreme court nominee announcement, her spoof version of Spicer described the scene by telling the press: “Everyone was smiling, everyone was happy, the men all had erections, and every single one of the women was ovulating left and right.”
Now Spicer has told Extra that while the impression was “funny”, he felt that McCarthy “could dial back” a bit. He added that McCarthy “needs to slow down on the gum chewing; way too many pieces in there.”*


Trump puede neutralizar las parodias que hagan de él, porque puede racionalizarlas en términos mediáticos. Sean las que sean, se ocupan de él, que es lo importante Pero no puede hacer lo mismo con los demás porque considera que si son atacables le acabarán debilitando a él. No pensemos que se trata de un sentido solidario con las personas que están actuando a su sombra. En modo alguno. La estima que Trump tiene por su propia figura no se corresponde con la que tiene por los demás, que está en función de su utilidad a su servicio.
Sin embargo, la irritación causada por el hecho de que su portavoz de la Casa Blanca sea interpretada por una mujer ha reflejado matices de la personalidad de Trump. Pienso que es algo que va más allá de su misoginia y del desprecio que ha mostrado hacia las mujeres cuando no se trata de representar un papel, sino de sus "charlas de vestuario", como él mismo calificó sus palabras cuando salieron indiscretamente a la luz durante la campaña electoral. Hay un Trump más complejo tras la fachada del Trump visible.


The Telegraph británico  ha conseguido mantener una sección actualizada — "Donald Trump sexism tracker: Every offensive comment in one place"—** para recoger el historial de los insultos y desprecios de Donald Trump a las mujeres. Las mujeres que hayan votado a Donald Trump deberían haber visto esto antes. Puede que le encontraran excusas a cada una de sus palabras o hechos, pero al menos lo habrían visto y escuchado, ya que algunas son entrevistas radiofónicas o televisivas.
El historial de Trump es realmente impresentable, digno del desprecio más absoluto, sin complejos y directo. No se merece otra cosa. El mismo que él ha tenido para con las mujeres, es el que se merece; con esto es suficiente. Los historiadores tendrán mucho que explicar en el futuro.


En este mar de desprecios e insultos a las mujeres, han encontrado un hueco por donde afectarle: las imitaciones. Quizá haya sido una casualidad que fuera Melissa McCarthy la que realizara la imitación de Sean Spicer, pero las alarmas saltaron rápido. Habían tocado un punto vulnerable con personajes masculinos parodiados por mujeres. El hombre que decía que podía hablar como quisiera de las mujeres porque no se iba a dedicar a la política (1993: ("it's fortunate I don't have to run for political office"**), el hombre que dijo que si su hija no fuera su hija tendría una cita con ella (2006 “If Ivanka weren’t my daughter, perhaps I’d be dating her”**), que le prometió a su hija que no saldría con chicas más jóvenes que ella (1999: "She made me promise, swear to her that I would never date a girl younger than her"**) etc. saltaba ahora ante una mujer disfrazada de hombre parodiando a una de las piezas de su gabinete.


La revista Vanity Fair nos cuenta sobre cómo Trump frustró los planes de Sean Spicer de combatir con humor el humor:

Looks as if Donald Trump will not rest until everyone around him appears just as thin-skinned as he is. After S.N.L. mocked Sean Spicer with a rage-filled sketch from Melissa McCarthy, the press secretary reportedly wanted to make light of the bit and offer up some jokes of his own about it at a press conference—but the commander in chief apparently wouldn’t allow it.
According to a Politico report from Monday, Trump was reportedly most incensed that the venerated sketch cast a woman as his press secretary—a casting choice that offers some tempting prospects for this week’s new installment with host Alec Baldwin. But it turns out that the story doesn’t end there: after the episode aired, another Politico story reports, “Spicer had proposed cracking a joke about the send-up during his next briefing, or even firing a squirt gun, as McCarthy had done in the sketch. Trump vetoed the idea, according to one person briefed on the matter.”
The idea of Spicer trying to riff on the sketch jibes with what a source told Vanity Fair in the days following that episode of Saturday Night Live: that Spicer “thought the Saturday Night Live thing was quite funny and totally got it.” Indeed, in an interview with Extra, the real Spicer joked that McCarthy’s “Spicer,” who chewed the better part of a pack of gum all at once—a dig at his reported cinnamon-gum addiction—“needs to slow down on the gum chewing; way too many pieces in there.”
As for Trump’s apparent refusal to let Spicer take the joke in stride, that also seems par for the course for this president. According to Politico, Spicer “has told several people that he finds the nonstop demands of the position difficult.” We’re guessing the apparent moratorium on humor is probably not helping. Spicer was once a well-liked figure in Washington, but his credibility with the press has been in free-fall since Day One, when Spicer did not take any questions at a post-inauguration press conference, instead focusing on how Trump’s swearing-in allegedly drew “the largest audience to witness an inauguration, period.” Since then, things have not improved much.***


Los intentos de Sean Spicer por salvar la cara por sus propios medios se ven desbaratados por un Trump que prefiere los ataques a las bromas.
No es fácil ser el portavoz de la Casa Blanca ante la prensa, pero lo es menos todavía si quien está en la Casa Blanca es Donald Trump. La idea de Spicer de no ir contra el humor sino dejarse llevar por él para tratar de reducirlo choca con la personalidad de Trump, que prefiere arremeter contra los medios como ya lo hace, dejando en peor lugar todavía a Spicer, que es quien debe dar la cara en cada rueda de prensa.
Los humoristas han visto una vía de penetración en la guerra contra Trump, que se promete densa y larga. The Washington Post recoge otra andanada directa esta vez al propio Trump. Si le molesta que su gabinete sea interpretado por mujeres, le han dado ración doble. Esta vez ha sido Stephen Colbert en su The Late Show el que ha lanzado sus ataques:

Stephen Colbert tapped into the president’s reported sensitivity and tendency to care about appearances by showing a picture of a little girl — in bright pink dress, red tie and voluminous blond wig — pretending to be President Trump during Friday night’s “Late Show.”
The idea appears to have been inspired by the president’s distaste of the fact that his press secretary, Sean Spicer, was portrayed by a woman, Melissa McCarthy, on “Saturday Night Live.” Citing sources close to Trump, Politico reported Monday that the president “doesn’t like his people to look weak,” and McCarthy’s portrayal of an angry, frustrated and unhinged Spicer was seen as something that could affect the press secretary’s longevity in the highly stressful and visible job.****


Una encantadora niñita disfrazada de Trump, con su cresta característica y con una alusión a otro de sus puntos débiles, el tamaño de sus manos. Colbert señalaba el hashtag de Twitter "#largerhands" para acabar de rematar la jugada punitiva.
Decíamos hace unos días que una característica esencial del trumpismo es considerar o tratar como trivial lo esencial y elevar a esencial lo trivial. Este es otro buen ejemplo ce cómo funciona la cabeza de Donald Trump y sus forma de percibir el mundo y a la que los demás se ven arrastrados y se han de amoldar.
Sin embargo, la guerra empieza por donde más le duele. Si Trump ha elevado a una cuestión de gabinete las parodias televisivas, estás serán el frente abierto para combatirle, ya que es él mismo el que ha elegido el terreno de juego. Cuanto más vulnerable se muestre Trump con cosas intranscendentes más atacado será.


Su machismo le ha llevado a criticar la parodia de Melissa McCarthy considerándola una forma de "debilidad" de sus subordinados. La siguiente en ofrecerse, a petición popular, es la comediante Rosie O'Donnell. Es la candidata ideal para representar a Stephen K. Bannon, el supremacista blanco asesor de Trump, llamado ya el "Rasputin de Trump", algo que le enfada bastante porque da a entender que está en sus manos.
Rosie O'Donnell que ha sido blanco durante años de los ataques vergonzosos de Trump, tiene en estos momentos una oportunidad de oro de tomarse una venganza cumplida por los insultos y descalificaciones. Aquí dimos cuenta de algunas de ellas durante la campaña electoral, pero venían de años antes.
La cuestión ahora es cómo percibe el mundo esto. La llegada de Trump ha supuesto un deterioro de la imagen de los Estados Unidos por todo el mundo. Trump ha conseguido las portadas, pero los titulares los han escrito los críticos de sus acciones. Los titulares se escriben con sus medidas, pero después con las reacciones judiciales o populares.


La vida política, como acción trascendente, si ha frivolizado hasta límites insospechados. Algunos se preguntan si este deterioro de la imagen de la política, traída por el propio Trump, beneficia o deteriora el sistema en su conjunto. Es indudable que ha sido el propio Trump el que se presentó como una alternativa a los "políticos" y fueron los republicanos primero y los demócratas después los que no lo supieron parar. La propia elección es un fracaso del sistema para mantenerse estable y sólido como tal. Trump no ha solucionado ningún problema y sin embargo ha abierto muchos. Cerrarlos es ahora prioritario, pero lo trivialización gana terreno y, sobre todo, es su terreno.
Los cómicos hacen su tarea, sin duda. También los actores, que no pierden ocasión de dejarle en evidencia en cada entrega de premios, en cada nueva entrevista. 32 de ellos son entrevistados para que definan el color del pelo de Trump. Es la parte del espectáculo, a la que Trump es sensible porque es de ella de donde procede.


Ahora les toca a los políticos hacer la suya sin dejarse arrastrar por el trumpismo. Los propios republicanos están preocupados por este efecto que puede borrarlos también del mapa. Los demócratas también son responsables de diseñar estrategias, de recomponer filas para ofrecer alternativas al electorado norteamericano. No basta con sentarse a ver cómo se hunde o no Trump. Son ellos los que deben intentar dignificar la política durante y después de Trump. Los republicanos ya tienen bastante con atragantarse cada día con las ocurrencias del líder sobrevenido.
Las mujeres hacen también la suya. Fueron las primeras en manifestarse, al día siguiente de su nombramiento, en una marcha histórica. Son muchos años de desprecios por parte de Trump y ahora llega el momento de hacérselo ver. Lo que Hillary Clinton no pudo, pese a sus casi tres millones más de votos, lo van a tratar de conseguir cada una desde su puesto.


Me imagino que el sueño de muchos es ver a sus actrices favoritas interpretando a Trump y su staff, una versión cien por cien de mujeres. Puede que el sueño de algunas sea incluso parodiar a Trump, ya que saben que le molesta sobremanera. Y están en ello.
El huracán Melissa no ha hecho más que empezar en los medios norteamericanos. Trump dijo que cuando tienes el poder, las mujeres te dejan hacer lo que quieres. Bien, ahora lo tiene y va a experimentar algo diferente.



* "Trump’s Press Secretary Sean Spicer responds to Melissa McCarthy’s ‘SNL’ impression of him" NME 6/02/2017 http://www.nme.com/news/tv/sean-spicer-melissa-mccarthy-impression-trump-response-1968491#0y6WSMdGvgtBIex4.99
** Claire Cohen "Donald Trump sexism tracker: Every offensive comment in one place" Lifestyle /Women act. 20/01/2017 http://www.telegraph.co.uk/women/politics/donald-trump-sexism-tracker-every-offensive-comment-in-one-place/
*** "Trump Reportedly Wouldn’t Let Sean Spicer Joke About Melissa McCarthy’s S.N.L. Sketch" Vanity Fair 10(02/2017 http://www.vanityfair.com/hollywood/2017/02/donald-trump-sean-spicer-snl?intcid=recirc_outbrain_dfooter 

**** "Stephen Colbert taunts Trump with a picture of a little girl posing as the president" The Washington Post 11/02/2017 https://www.washingtonpost.com/news/arts-and-entertainment/wp/2017/02/11/stephen-colbert-taunts-trump-with-a-picture-of-a-little-girl-posing-as-the-president/?hpid=hp_hp-more-top-stories_ae-colbert-trump-1200pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.dfba7acb8d21



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