jueves, 23 de febrero de 2017

El cavernícola y el feminismo de plástico

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El 3 de febrero las portadas y noticieros se hicieron eco de la frase "dress like a woman" que Donald Trump había usado para que las mujeres que le rodean estén al gusto de su mirada, No era un detalle más de la personalidad del inquilino de la Casa Blanca. Mostraba algo importante.
Desde entonces muchas otras publicaciones han recogido en su contestación a Trump imágenes de mujeres auténticas haciendo lo que saben y quieren hacer, un repertorio mucho más amplio que las estrechas muñecas, auténticas "barbies", con las que Trump acostumbra a rodearse. En su artículo del día 3 nos recordaba el periódico: «It’s clear that appearances matter to the president. Mr. Trump, the former owner of the Miss Universe Organization, has come under harsh criticism for rating women’s appearances on a scale of one to 10 and for hurling insults at female critics.»*
Cuanto más se profundiza en la personalidad de Trump, que nunca ha estado oculta, más incomprensible resulta la ceguera anquilosada que le ha llevado hasta la Casa Blanca. El retroceso que Trump y sus votantes representan no es calculable en ningún tipo de escala. ¿Cómo se ha llegado a esto?


Se dan cifras —que para Trump, ya lo ha dicho, son "fake news" todas ellas— que establecen en un 38% la aceptación del presidente tras un mes en la Casa Blanca. Sin embargo, por mucho rechazo que se vaya acumulando, Donald Trump quedará como el 45 presidente de los Estados Unidos de la misma manera que otros políticos miserables han quedado clavados en la historia de sus países. No se olvidará de él nadie.
El estilo de Trump, parece algo claro a estas alturas, no es congraciarse con las encuestas, sino negarlas. La mera mención del rechazo popular le parece una imposibilidad metafísica, algo que va contra la propia lógica. Lo mismo ha ocurrido con su déficit de votos en las elecciones. Es otra imposibilidad que es negada mediante la explicación de un fraude del que no existe una sola prueba.
Pero es quizá en el lado de las mujeres en donde más evidentes se hacen sus carencias. No hablo ya de las intelectuales o culturales, que son evidentes, sino de lo que configura su propia mentalidad masculina. Se recuperó documentalmente su desprecio hacia a las mujeres. No necesitó de intermediarios porque se pudo apreciar su zafiedad en directo durante las primarias republicanas y después en su campaña electoral.


En la CNN, Jill Filllipovic nos habla en los titulares del "nuevo feminismo" que el presidente piensa promover desde la Casa Blanca: "Melania and Ivanka's plastic feminism cover up Trump's misogyny"** En el artículo analiza lo que las "mujeres Trump" han hecho hasta el momento, a lo largo de los años: usar su notoriedad como parte de la familia para vender cremas faciales, sales de baño, zapatos y vestidos. La Casa Blanca se convierte ahora en una galería desde la que exhibir las "tendencias" que son el resultado de la voluntad del padre y marido, el modelador de las imágenes del conjunto. Ellas sí visten como mujeres. Y siempre han sido demos andantes de sus productos comercializados. La prensa ya ha advertido de los negocios encubiertos que se pueden estar practicando simplemente por las apariciones públicas.


La visión que de las mujeres tiene Donald Trump se revelaba en su consejo a Charles Foster Kane. Para ser poderoso hay que ser egoísta (no ha triunfador sin ego, ha dicho Trump) y los egoístas con aspiraciones a más no pueden permitirse debilidades, entre ellas un amor real. Su consejo a Kane era: si has perdido a tu esposa por el camino al hacerte rico y egoísta, no te preocupes "consíguete otra", para eso eres poderoso. En su visión del mundo, las mujeres —como señaló— van detrás, formando colas, de los hombres poderosos.
De lo que no hay la más mínima duda es que las mujeres Trump son la imagen de la visión de Trump; son su fantasía. Son su percepción de cómo debe ser "lo femenino". Y ese es el gran peligro, ya que evidentemente su sensibilidad es nula en este campo. ha tenido toda la vida para demostrarlo y lo que ha mostrado es una misoginia galopante.
Trump se enfrenta a las mujeres y las mujeres se enfrentan a Trump porque hay algo de repelente artificialidad en esas imágenes que son nos muestran, de la misma manera que eran repugnantemente machistas sus formas de insultar a las mujeres que se le oponen, le llevan la contraria o simplemente se ponen ante su evaluadora mirada. Las historias de su época de organizador de los concursos de belleza son realmente zafias e indignantes. Como se señalaba en The New York Times, las mujeres son seres a los que puntúa de 0 a 10 según su gusto de troglodita.


La CNN nos muestra un video en el que se muestran imágenes del discurso de Melania Trump presentándose como una "inmigrante" más, como un ejemplo del "sueño americano". Una versión bien distinta de lo que está ocurriendo en estos momentos y que levantará indignación por ser hasta de mal gusto. En el mismo reportaje , se le pregunta por el lenguaje obsceno de su marido para con las mujeres, en referencia a la grabación que emergió durante la cabaña. "No es el hombre que conozco", dice. "Algunas veces creo que tengo dos niños en casa", explica "mi hijo pequeño y mi marido". El problema es que mientras que quizás pueda educar a su hijo, es difícil que pueda hacerlo a estas alturas con Donald Trump.
Con los demás podrá tener sus apaños, pero es difícil que logre frenar lo que las mujeres van a trabajar por sacarlo de la Casa Blanca. Las mujeres, como demostraron, están bien organizadas, polemizan bien y no se echan para atrás. Va a ser difícil venderles un feminismo de plástico como el que se preconiza desde la presidencia.


Trump sigue sin haber entendido que es el presidente de los Estados Unidos y no el socio mayoritario de una empresa. Su nula comprensión de lo que la presidencia implica y representa se manifiesta en su comportamiento. No lo entiende porque su egoísmo no tiene límites. De ahí surgen sus rabietas cuando el mundo no se pliega a sus deseos. Son las rabietas infantiles y los malos modos agresivos que ha manifestado hacia las mujeres durante toda su vida. Es la inmadurez de quien todo lo ha tenido y no está acostumbrado a que le lleven la contraria. Es la persona más inmadura que los Estados Unidos han tenido al frente. Las mujeres, en su visión, son objetos de lujo que se puede pagar y por las que siente un profundo desprecio: van tras él por su poder. Con ese marco de ideas es difícil esperar algo más de él que lo mostrado. Tiene razón Melania Trump, tiene dos niños en casa. Y uno es peligroso. 
"No te preocupes Melania", decían para cerrar el reportaje de CNN, "hay un piano en la Casa Blanca".


* "Dress Like a Woman? What Does That Mean?" The New York Times 3/02/2017 https://www.nytimes.com/2017/02/03/style/trump-women-dress-code-white-house.html
** "Melania and Ivanka's plastic feminism cover up Trump's misogyny" CNN 23/02/2017 http://edition.cnn.com/2017/02/22/opinions/melania-and-ivankas-feminism-cover-up-opinion/index.html







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