miércoles, 15 de junio de 2016

El dios terrible del Pastor Jiménez

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El atentado de Orlando sirve para comprobar el estado social en muchos niveles. Las motivaciones de Omar Mateen son complejas y se mantienen abiertas a la manipulación. El mundo es un tren promocional permanente en la que cada uno engancha sus vagones conforme a sus intereses. 
Cuarenta y nueve personas han sido asesinadas y otros muchas están heridas porque en algún momento, como resultado de un complejo proceso mental, Mateen decidió que era el brazo ejecutor de Dios. Voces interiores y exteriores le decían que eso estaba bien. Las voces se lo habían repetido a lo largo de su vida y él las había escuchado terminando por convencerse de que eso era una buena acción que le convertiría en un héroe ante los ojos de los que le importaban realmente: Dios, su padre, su jefe...
Las dosis de homofobia que Mateen había recibido en sus veintinueve años de vida, con dos matrimonios fracasados a sus espaldas por su inestabilidad y violencia, le han llegado de su entorno familiar, mediático, cultural, etc. Pero la homofobia no es exclusiva islámica. 
Los medios han señalado a la gran esperanza blanca, Donald Trump, como un aprovechado de esas corrientes de intransigencia y odio, centrándose esencialmente en el racismo, la islamofobia y la homofobia en la campaña. Son los tres pilares de la peculiar América que Trump canaliza y redirige hacia las urnas. Hay un cuarto pilar, claro, el antifeminismo, que es el que le valió los primeros disgustos. Todo ello constituye un conjunto de odio explosivo que puede ser manipulado en beneficio propio. Basta con confirmar a los seguidores que esos odios están basados en una verdad eterna, revelada a privilegiados exigentes.


Hemos visto en estos días cómo la salida retórica al crimen de odio homófobo era canalizarlo hacia otro tipo de odio, la islamofobia (como ha hecho Trump). Pero otros no han necesitado de subterfugios porque han visto en la muerte de cuarenta y nueve personas la misma espada flamígera que el asesino vio, porque han escuchado la misma llamada a la muerte.
Algunos llaman "dios" al eco de su propia violenta estupidez. La prensa norteamericana nos da cuenta de otro estúpido que sintió la llamada de Dios, el pastor Roger Jiménez. The Washington Post nos lo acerca:

Pastor Roger Jimenez from Verity Baptist Church in Sacramento told his congregation that Christians “shouldn’t be mourning the death of 50 sodomites.”
“People say, like: Well, aren’t you sad that 50 sodomites died?” Jimenez said, referencing the initial death toll in Orlando, which authorities later clarified included 49 victims plus the gunman. “Here’s the problem with that. It’s like the equivalent of asking me — what if you asked me: ​Hey, are you sad that 50 pedophiles were killed today?’
“Um, no, I think that’s great. I think that helps society. You know, I think Orlando, Fla., is a little safer tonight.”
He added: “The tragedy is that more of them didn’t die. The tragedy is — I’m kind of upset that he didn’t finish the job!”*


Los fundamentalistas religiosos de todas las confesiones son muy parecidos, si no en sus filias (que también) lo son en sus fobias, en donde entran feministas y homosexuales como desórdenes perversos del ordenado templo divino. Son creacionistas porque ni a Dios dejan evolucionar; leen poco, o mucho de lo mismo, que suele tener los mismos efectos de incultura e ignorancia y, sobre todo, mantienen un diálogo constante con Dios cuyo contenido nos transmiten periódicamente.
Los mensajes que muchos han escrito en sus pancartas de las manifestaciones tras el atentado, "Fight Evil with Love" o "Love Conquers Hate" (con origen en Marvin Gaye), contienen más evangelio, más religión, más espiritualidad que todos los sermones que el pastor Jiménez —¡pobres ovejas las suyas!— haya dicho o dirá en toda su vida. Lamentable papel ciudadano el suyo, inmensa pobreza espiritual la de este energúmeno teólogo, simple globo de vanidad, predicador de odio.

Los radicales cristianos o musulmanes difieren en pocas cosas, pero comparten sus fobias con pasión. Como buenos propagadores del sistema patriarcal, antes que el amor en sí, les interesa más un modelo único de familia sobre el que construir todos los demás, con un dios padre terrible y unos hijos sumisos. Es el orden divino que ellos aman como el guardia de tráfico, que ama la circulación ordenada y combate el caos y la desobediencia a base de multas, grúa y retiradas del carné.
Esta es la historia que al Pastor Jiménez le gustaría contar: Dios le dijo a Abraham, "coge a tu hijo, llévalo al campo y mátalo porque es gay". En esta versión imaginaria de la historia de Abraham nadie te dice que bajes el cuchillo en el último momento ni que busques después un cordero. El dios del Pastor Jiménez es así de terrible. Y si el Dios de Jiménez se apiadara en el último momento, Jiménez se lo recriminaría: ¡recuerda que eres Dios!, le diría, mientras hundía el cuchillo.


Al pastor Jiménez le hubiera gustado que Omar Mateen, brazo ejecutor de Dios y de sus propias frustraciones personales. familiares y culturales, hubiera seguido matando hasta acabar con la comunidad gay de Orlando, que hubiera seguido matando ciudad por ciudad entrando en aquellas casas que el pastor marcará con una señal roja en la puerta  y que al terminar con los homosexuales hubiera seguido —ya puestos— con unos cuantos grupos que le parece que deberían ser exterminados de la faz de la tierra.
Recoge sus palabras y efectos The Washington Post:

“I wish the government would round them all up, put them up against a firing wall, put a firing squad in front of them, and blow their brains out,” Jimenez said during his Sunday sermon, which Verity Baptist posted on its website under the title “the Christian response to the Orlando murders.”
Verity Baptist describes itself as an “independent, fundamental, soul winning, separated, King James Bible believing Baptist church.” It’s unclear exactly how many members it has, but in late March, the church wrote on Facebook: “Praise God for 206 attendance this morning (our new record!).”
The church did not immediately respond to a request for comment.*


El mal y la estupidez son contagiosos y ese récord que el pastor Jiménez logra congregar seguirá creciendo hasta convencerle que realmente Dios está de su lado y le manda los tarados que asentirán a sus barbaridades. La estupidez se propaga rápido; al bien y a la inteligencia, por el contrario, siempre les toca ir contracorriente y emplear tiempo dando explicaciones ¡Cuesta tan poco matar a alguien y, en cambio, tanto convencerle!.
Es una pena que en los países sin libertades se use el poder para imponer los prejuicios y la intolerancia; pero es mucho más triste que en los países en los que hay libertades, se elija la estupidez, el odio y la maldad disfrazados de virtudes.
Tras la matanza, nos dicen, han aumentado las ventas del modelo de arma del terrorista asesino. El pastor Jiménez bate record de memos en su humilde templo. El mundo sigue girando...
"Fight Evil with Love", "Love Conquers Hate"... sí, pero nunca dejes que un idiota que llama al odio, la muerte y confunde lo bueno y lo malo, te pase por delante sin decirle lo que piensas. La democracia, al dejar hablar a todos, exige que se advierta sobre la estupidez y sus consecuencias perversas. Necesita del ejercicio constante de la crítica. De no ser así, la indiferencia es el abono del desastre.



* "Pastor refuses to mourn Orlando victims: ‘The tragedy is that more of them didn’t die’" The Washington Post 14/06/2016 https://www.washingtonpost.com/news/acts-of-faith/wp/2016/06/14/pastor-refuses-to-mourn-orlando-victims-the-tragedy-is-that-more-of-them-didnt-die/?hpid=hp_hp-top-table-main_pastor-1250pm%3Ahomepage%2Fstory




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