miércoles, 18 de mayo de 2016

El titular cambiante o contra la homofobia

Joaquín Mª Aguirre Romero (UCM)
La noche del 17 uno de los artículos de Mada Masr un título directo: "Against Homophobia", y lo firmaba Dalia Abdel Hameed. El día era el correcto, puesto que el día 17 estaba señalado como Día contra la Homofobia y demás ataques a la diversidad sexual.
Mi sorpresa esta mañana fue al comprobar que el titular directo de la víspera se había transformado en un defensivo "Homosexuality is not a crime". Del activo "Against homophobia" se había pasado a una fórmula mucho más atenuada y menos provocadora y conmemorativa.
Pero otra cuestión que me llamó la atención y que me movió a la curiosidad. Al final del artículo había y hay una nota que señala "This article has been translated and edited for clarity. You can read the original Arabic here." No todos los artículos lo tienen, como he podido comprobar en un rápido vistazo.
Como el artículo era polémico, hice lo que se me indicaba, fui al original árabe. El título no era "Contra la homofobia" ni "La homosexualidad no es un crimen", como me había encontrado, sino sobre el control de las conciencias, algo mucho menos directo. El artículo se mantenía en la línea del texto en inglés, pero me encontré que el último párrafo del artículo de Dalia Abdel Hameed difería de forma sustancial, más allá de lo que cualquiera llamaría una cuestión de traducción o edición, que efectivamente se había realizado añadiendo algunos datos sobre los hechos contados, conocidos para los egipcios pero menos para otros. El párrafo final en su versión inglesa es el siguiente:

The rabid media assault on LGBT individuals gives credence to the widespread, but erroneous, public belief that homosexuality is a crime in Egypt. Egyptian law criminalizes debauchery, which is legally defined as sexual activity between one man and multiple sexual partners in exchange for material gains. Homosexuality is not a crime.*


El argumento insiste en que la acusación (debauchery) que se les aplica a los homosexuales detenidos. Las formas más habituales de traducción suelen ser "libertinaje" y "depravación".
Lo que se expone en la traducción es correcto Pero el párrafo árabe contiene una frase que ha desaparecido en la traducción. Se trata de una afirmación del texto sobre la campañas mediáticas homófobas que extienden la "errónea" idea de que la homosexualidad es una enfermedad mental que debe ser corregida. El texto es taxativo: "La homosexualidad no es una enfermedad", concluye. Finalmente, el texto se cierra como en su traducción al inglés: "La homosexualidad no es un crimen". Es esta última frase la que se ha convertido en el nuevo titular del texto en el día 18, hoy.


Eliminar la referencia del texto a la consideración social y mediática que hace que se considere la homosexualidad una "enfermedad mental", susceptible de tratamiento para su "cura" es realmente extraño porque no se encuentra su lógica: ¿por qué dejar la frase en el texto árabe y no en el inglés?
El artículo de Dalia Abdel Hamid comienza diciendo que no le gustan las grandes celebraciones:

May 17 marks International Day Against Homophobia, Transphobia and Biphobia. While I’m not the biggest fan of global commemoration days, I admit that they do sometimes help initiate discussions on the deplorable conditions people may face in certain countries. In the context of Egypt, May 17 provides an opportunity to discuss the situation for LGBT individuals.*

Quizá la explicación del título tenga que ver con el día. Mi hipótesis es que la revista aprovechó el día 17 para titular en inglés "Contra la homofobia", de esta manera contribuía a la celebración del día. Hoy, día 18, el titular cambió al defensivo "The homosexuality is not a crime", que es la frase con la que se cierra el artículo.


El texto es bastante directo sobre las actuaciones del gobierno egipcio y su interferencia en las conciencias de sus ciudadanos, lo que se correspondería con el titular del texto en árabe. Tras la presentación, Dalia Abdel Hamid pasa directamente a la denuncia del estado de los derechos en Egipto:

In December 2014, an administrative court denied a Libyan national’s petition to challenge the Interior Ministry’s decision to deport him from Egypt, where he had resided on a tourist visa since 2006, and subsequently to bar him from reentering the country. The Interior Ministry issued his deportation after the prosecution decided not to pursue a conviction in debauchery charges that are believed to have been initially filed in relation to the man’s sexuality. While homosexuality is not explicitly criminalized under the Egyptian penal code, the statute pertaining to debauchery is often used to prosecute LGBT individuals. In effect, the court ruled that it is within the Interior Ministry’s jurisdiction to deport foreign nationals based on their sexuality, even without a criminal conviction.
As international human rights groups continue to try to combat discrimination against LGBT individuals, some members of Egypt’s rights community, particularly the National Council for Human Rights (NCHR), have issued inflammatory anti-LGBT statements. Some rights advocates have supported the court’s ruling, claiming, “The ruling is consistent with religious and social norms. This ruling legitimizes the Interior Ministry’s commitment to uphold society’s morals and the integrity of its values.”
In addition to NCHR’s support, the ruling sets a dangerous legal precedent by placing the Interior Ministry above the law. It allows the interior minister to deport foreign nationals if he thinks their presence poses a threat to national security or public morals. But we don’t know exactly what threat the Libyan citizen posed to religious and social values. The public prosecutor ordered the man’s release without referring him to trial, suggesting that the debauchery charge was unsubstantiated, despite allegations made in the police report.*

El papel del oficialista Consejo Nacional para los Derechos Humanos en los casos relacionados con la sexualidad es realmente penoso. En 2015, el gobierno egipcio aprobó una serie de medidas a través del Ministerio del Interior para la expulsión de Egipto de los homosexuales extranjeros y para impedir la entrada en el país a los homosexuales. Para ello contó con el vergonzoso apoyo de miembros del Consejo Nacional de los Derechos Humanos. Los argumentos son siempre los mismos: el gobierno debe velar por la religión y las costumbres.

Los problemas que se plantean por esta medida son muchos: ¿debe hacer pública internacionalmente esta medida para que a ningún homosexual extranjero se le ocurra pisar el sagrado suelo de Egipto? ¿Se deben poner avisos en los aeropuertos advirtiendo a los homosexuales de que no pueden entrar? ¿Se debe preguntar en las embajadas sobre la sexualidad de los visitantes antes de conceder visados, preguntarlo en los formularios antes de desembarcar de los aviones? ¿Se deben hacer exámenes comprobatorios en los aeropuertos, esos exámenes que han sido considerados vergonzosos, "tortura" y "anticientíficos" por las asociaciones internacionales de Derechos Humanos? ¿Hay que viajar provisto de un certificado médico, religioso, político que avale la "normalidad" a la egipcia?
Parece, en cambio, que la idea de que la homosexualidad sea una enfermedad es más "vendible" como forma de proteger la "salud" de los egipcios ante las posibles contaminaciones occidentales. Desde la perspectiva que se les vende constantemente, los egipcios son perfectos. El feminismo, los derechos humanos, la homosexualidad, el ateísmo, la democracia incluso, etc. son muestras de la degeneración occidental. Se alientan así dos cosas: el aislacionismo que permite un mejor control social y por otro lado el agrado de los sectores más retrógrados y autoritarios del mundo islámico (los saudíes y demás), hacia los que Egipto se dirige en su intento de hacer un islamismo sin los Hermanos Musulmanes.
Como señaló de forma sorprendente Naguib Gabriel en 2015, el cabeza del Consejo Nacional de Derechos Humanos egipcio, la fuente de los Derechos Humanos son la costumbre y la religión, dejando la "universalidad" de los derechos en "puro localismo". No hay más "humanidad", según esto, que los egipcios; el resto son errores y perversiones. Con estos planteamientos, no queda mucho que esperar. Por eso puede el presidente El-Sisi decir que los derechos humanos son una cuestión de Occidente y no de Egipto.
También de gravedad es el siguiente aspecto que Dalia Abdel Hameed señala en su artículo, el uso de las falsas acusaciones de homosexualidad para expulsar o encerrar personas:

The legal history of debauchery cases in Egypt demonstrates that police often fabricate charges against individuals without evidence. To rely solely on police reports as evidence disregards an individuals’ right to justice. One need only cast a cursory glance at the police report in the Ramses Bathhouse case to see the extent of the fabrication. In December 2014, security forces allowed TV anchor Mona Iraqi to film a police raid on a public bathhouse that police had claimed was a hub for same-sex activity in downtown Cairo’s Ramses area. In the raid, police arrested 26 men. During the ensuing trial, one of the defense attorneys argued that the police report was implausible. According to a press release by the Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR), “the Head of Investigations Unit in the Vice Police Department, Cairo Security Directorate, gave a detailed testimony about the sexual positions exercised by the suspects at the time of arrest. These allegations were denied by all defendants – and were later disproven.” In the end, the judge acquitted all defendants in the case and denied the prosecution’s request for appeal.
There are two entailments that follow from the court’s decision to uphold the Interior Ministry’s deportation order. It not only stokes homophobia, but also fuels hostility toward foreign nationals. Many people fear that police may abuse this authority to deport foreigners whose political activity or opinions it dislikes for one reason or another. This authority could very easily become a tool to punish “troublesome” foreigners whom the state judges to be unwanted. 
Of course, the wider context of the ruling cannot be ignored. Since late 2013, police have arrested dozens of people for alleged debauchery. While human rights groups have documented the flagrant police abuses inflicted upon detainees, ranging from beatings and humiliation to sexual harassment and threats of sexual violence, the crackdown on those suspected to be part of the LGBT community has also been accompanied by sensational media coverage. In a show of utter contempt for the safety and security of those arrested, media reports often grossly infringe on individuals’ private lives. To take one example, many newspapers and online media platforms published the Libyan national’s passport number, home address, place of study and other private details. Such violations may seem trivial, but they often have grave consequences for the individuals involved who have lost their right to privacy and thus should be treated as crimes.*


La autora llega a citar el caso del suicidio de un ciudadano al que se le había "arruinado la vida" con todo estos procesos públicos paralelos en los que, sin mediación de ningún tipo de seguridad jurídica, los medios afectos al régimen exponen a las personas para hundirlas y mostrar esos dos aspectos citados: la gran moralidad del régimen y del pueblo egipcio y la depravación de los extranjeros y sus nefastas influencias en los que se dejan seducir por sus cantos de libertad.

El caso de la redada en los baños con la periodista Mona Iraqi, que fue condena por muchos profesionales, demostró claramente este funcionamiento hipócrita y manipulador que caracteriza al régimen. El apoyo dado a la homofobia desde el Consejo Nacional de Derechos Humanos muestra el peculiar sentido que se tiene sobre los derechos y las personas. El Consejo es aireado en su defensa de las minorías, pero se centra esencialmente en los "coptos", queriendo marcar las distancias con los Hermanos y salafistas, que tampoco los respetaban. Ahí se acaban todo su sentido de los derechos. La homofobia es galopante.
Nos quedamos con la duda de la desaparición del artículo en inglés de la afirmación de que la homosexualidad no es una enfermedad. Podemos explicar las tres formas diferentes del título, pero no tenemos claro por qué se eliminó esta frase.


Solo podemos especular. La estrategia del gobierno egipcio frente al "ateísmo" (con esos 800 y pico ateos que afirmaban tener contados, ni uno más ni uno menos) la estrategia fue considerarlo como una "enfermedad" y asignar dotaciones y personas para campañas desde los ministerios con psicólogos  expertos capaces de corregir esta perturbación mental.
La llegada de los islamistas al poder en 2012 levantó todas las alarmas. En enero de 2013, la publicación PolicyMic titulaba "Obama Simply Watches As Egypt Becomes Increasingly Homophobic". Anta la falta de defensores interiores, se apelaba al presidente norteamericano como única persona capaz de presionar  a los islamistas en el poder y se hacía un breve recorrido por la homofobia nacional en los cambios últimos:

Homosexuality and cross-dressing are severely stigmatized within Egyptian society. Until 2001, the Egyptian government refused to even recognize the existence of homosexuality; some speculate that it now does so only to brush off criticism from human rights organizations and foreign leaders. While Egypt currently has no specific legislation banning homosexuality, the government began using laws designed to protect traditional Islamic values, "public morality" and order against homosexual men. Today, there are plenty of ways the government is able to charge someone suspected on engaging in homosexual acts — one such charge being “debauchery” or breaking the country’s law of public morals.
The natural instinct for most gay Egyptians is to try not to draw attention to themselves but following their involvement in the revolution, they’ve been afforded greater visibility — and at a cost. Alongside other minorities the gay community has been criticized for its role in the uprising.
During the revolution, it was not obvious that Egyptian gay protestors were even visible as gays to the crowds protesting. Of course it’s a good thing to stand up to an oppressive regime, but the issue more so lies in the culture and the way Islam has been misused to oppress gay people much how Christianity has been used in the U.S. Legislative changes need to be made so that laws can’t be used against gay people to deny them their rights. The protest movement didn’t appear to include anything favoring such reforms, though.
While gay advocacy organizations are active in other predominantly Muslim countries such as Lebanon, Egypt's support groups are not well organized and struggle to be heard. The Egyptian Initiative for Personal Rights is a human rights group that will talk about gays, but this cause is not a priority for them.*


La revolución pedía derechos, sí, pero pocos se atrevían a solicitarlos públicamente para los homosexuales. Eran demasiados riesgos para todos. Se corría el riesgo de espantar a los ciudadanos sacando a la luz demasiadas cosas que no se habían querido ver (hay otras muchas que son tabúes sociales y no existen).
Si hasta 2001 no existía lo homosexualidad para el gobierno de Egipto y para la sociedad era un tabú, la constitución actual la ignora como derecho de las personas a su conciencia e intimidad, dejando en manos de los legisladores, la Policía y hasta los medios la forma de reprimirla y de tratar mediante la picota pública a las personas.

En el actual proceso ideológico involutivo, el futuro se ve en un ultraconservadurismo moral que deja fuera a las personas individualmente. La afirmación de Naguib Gabriel, copto, de que los derechos humanos provienen de la costumbre y la religión es una afirmación de ultraconservadurismo que comparten musulmanes y cristianos egipcios porque forman parte de la misma sociedad tradicionalista en la que se rivaliza por la virtud. Ambos condenan y castigan la homosexualidad y, lo que es peor, consideran que perseguirla no es malo (puede que hasta bueno), como consta en las declaraciones de Gabriel cuando apoyó las medidas del Ministerio del Interior sobre la expulsión.
Uno de los grafitis de la época de la revolución mostraba a dos policías besándose y un letrero "los policías son gays". Parece que era lo peor que se les ocurrió llamarles. Alguien corrigió gráfica y verbalmente el mural. Le dio color y cambió el letrero: "La homofobia no es revolucionaria". En esta historia se revela mucho del problema y de la dificultad del cambio.


El político liberal Mohamed Nosseir publicó ayer en Daily News Egypt un artículo titulado "Egypt’s battle isn’t about knowledge, it’s about broad-mindedness". En esas mentes abiertas difícilmente entra lo que se refieren a los derechos de la persona, que son controlados por la comunidad a través de la autoridades en una pinza de presión policial, mediática y legal. La persona solo tiene que seguir la senda que se le marca.
Lo triste es que ningún político, casi ningún grupo, ninguna institución quiere comprometer sus apoyos sociales en contra de la homofobia o en defensa de los derechos de las personas homosexuales. Mientras la sociedad no cambie es difícil que la situación, que no es más que su reflejo, lo haga. Seguirán, eso sí, tratando de camuflar la homofobia con subterfugios y medidas confusas o retorcidas, negando la "humanidad", por lo que se acaba el problema de los derechos.


* "Against homophobia" Mada Masr 17/05/2016 http://www.madamasr.com/opinion/politics/against-homophobia
** "Obama Simply Watches As Egypt Becomes Increasingly Homophobic" Policy.Mic 28/01/2013 https://mic.com/articles/24240/obama-simply-watches-as-egypt-becomes-increasingly-homophobic#.FiJQeETzO

*** "Egypt’s battle isn’t about knowledge, it’s about broad-mindedness" Daily News Egypt 17/05/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/05/17/egypts-battle-isnt-knowledge-broad-mindedness/






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