lunes, 29 de febrero de 2016

Amores y disciplina ante todo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Creo que tiene razón Karima Kamal en su artículo publicado en Egypt Independent con el título "Of protecting Egypt". Kamal anticipa el colapso venidero ante un amor retórico, propagandístico, repetido una y otra vez, pero no correspondido por los hechos. No basta con llamar a un movimiento "Por amor a Egipto" (posteriormente "Support Egypt") para que se resuelvan los problemas y las soluciones propuestas se conviertan en realidades saludables para todos.
Pero los problemas no vienen solo del "amor" sino también de un concepto restrictivo de "Egipto" en el que se priva o se intenta privar de la nacionalidad a las personas como castigo. Ese totalitarismo amoroso confunde el amor al país con la propiedad del país, algo frecuente en aquellos que se sienten desbordados por el sentimiento nacionalista, que tiende por naturaleza a la exclusión mediante el estigma del otro, el carente de amor patrio.
Tras señalar el colapso de los intentos de Nasser y Mubarak de hacer coincidir los movimientos políticos que diseñaron ad hoc con los intereses del país, Kamal cierra su artículo dejando algunas ideas claras:

Away from claims of patriotism, the question that arises here is: can an entity formed by state institutions be democratic?  
Democracy means leaving interactions to take place naturally between political forces and parties.  
Such an entity is in fact killing the democratic process by forming a bloc within parliament that allows the executive branch to control it with its security services under the pretext of protecting Egypt.
If we are seeking a true democracy, we should leave political life to take its course without interference so that parliament really expresses the interests of the people. Decisions in parliament should be left for a true and not a fabricated majority to take.  
This parliament was orchestrated by laws that have fragmented it, and the state is now trying to combine those fragments into a coalition loyal to it.*


La sencillez del planteamiento choca con la retórica habitual que trabaja con mecanismos de exclusión porque realmente no existe una voluntad democrática sino una apropiación de signos que permitan ocupar en su totalidad el espacio del poder. Basta con revisar los nombres de muchos de los partidos y coaliciones formados en Egipto para comprenderlo. ¿Qué tipo de ideología tiene algo que se llama "Por amor a Egipto"? Ninguna. Solo es un marcador para diferenciar negativamente a los que no se integran en él.

Los partidos saben que solo tienen una elección: estar del lado del presidente. Si deciden no hacerlo,las consecuencias son claras: quedan fuera del sistema y la caballería mediática les arrasará. Hacerlo o no ha servido, además, para hacer estallar las tensiones dentro de los partidos entre partidarios y detractores de esta iniciativa. Los tentados por el poder se enfrentaban a los amantes de la independencia política o de un sentido distinto de lo que es un sistema de partidos.
La cuestión no era solo post electoral. Ya antes de que se celebraran las elecciones, el presidente plantó abiertamente que lo que le gustaría es que hubiera ¡una sola lista de candidatos! El-Sisi es un militar y solo entiende que haya un "ejército político". Todas sus instrucciones y discursos al país provienen de alguien que entiende la política como una "no-política". Es un presidente  que no cree en la política como forma de dirigir un país. Evidentemente no ha sido el único: ni Nasser ni Sadat ni Mubarak creían realmente en la política. Sí, en cambio, en el camuflaje político, en la apariencia llevada al extremo del sarcasmo, pues todos se consideraban como si administraran una "democracia" de algún tipo, manteniendo sus instituciones (un parlamento) y una más que dudosa separación de poderes, interviniendo y controlando todas las instancias, de la prensa a la administración.


La observación de que la ley electoral buscaba el debilitamiento y la fragmentación política, tal como señala Kamal, la hemos repetido aquí desde hace mucho tiempo. Era una obviedad que a los políticos egipcios no les gusta la política sino el poder, lo que esta permite. Y el poder está concentrado en una mano desde donde se reparte en función de méritos y adhesiones al proyecto general.  
Lo malo es que ese proyecto no existe como tal. El Estado egipcio y su gobierno son los restos del desastre de la era de Mubarak, es decir, son los restos del colapso del régimen anterior. No se puede construir algo nuevo sin retirar lo viejo o, peor todavía, no se puede llamar "nuevo" a algo que repite los mismos vicios que lo viejo.
El presidente El-Sisi acaba de llegar a Japón. Sus objetivos son buscar inversiones y explicar su "complicado" planteamiento de la "seguridad" en la zona. Es la forma de garantizarse márgenes más amplios para el control propio y menos reproches internacionales a la política represiva.
Lo que ha destacado en cambio el titular de Ahram Online es otra cosa —"Egypt wants 100,000 of its students to study in Japan: President Sisi"— que puede llamar la atención:

Egypt's President Abdel-Fattah El-Sisi aims to send 100,000 Egyptian students to study in Japan, he told Japanese news outlet The Asahi Shimbun.
The interview was conducted last week in Cairo but published on Saturday.
El-Sisi said that he hopes Egypt could benefit from cooperation with Japan in education, saying that Tokyo's educational system "stresses discipline."**


La visión militar del presidente El-Sisi se extiende a todos los ámbitos. La "disciplina" que pretende inculcar a los estudiantes egipcios que quiere en Japón me imagino que será pronto foco de los humoristas —si no lo ha sido ya— que no dejarán pasar una ocasión de oro para retratar un Egipto de samuráis. Supongo que un país disciplinado y en el que incomodar al "faraón" implica hacerse el "harakiri" es el sueño de todo dirigente mesiánico.
Con esta mentalidad es difícil que Egipto pueda alcanzar algún día —el presidente hace planes para 2030— una democracia que le traiga estabilidad política y un desarrollo suficiente. Con discursos de cuartel no se consigue levantar un país y sí, en cambio, arruinar las esperanzas de otra generación a la que se recomienda ir a Japón a aprender un poco de disciplina.
Egipto podría hacer una larga lista de personas necesitadas de disciplina que podrían ser enviadas a Japón, empezando por los cuerpos policiales incontrolados y siguiendo con todos los miembros del antiguo régimen, que son una verdadera lacra. Pero esos no necesitan disciplina; les basta con su amor a Egipto.
The Japan Times incluye una noticia sobre la necesidad de "importar" estudiantes extranjeros. Parece que el presidente estaba bien informado sobre lo que los japoneses necesitan y lo que a Egipto parece que le sobra:

Japan faces the serious issue of a dwindling number of children and a shrinking workforce. So far in this situation, not much has been done to make use of foreign students studying in Japan, who may become essential resources to relieve the labor shortage. Leading figures from academia and the business world were recently invited to discuss ways in which to attract more foreign students to study and work in Japan.***


Ahora veremos si los jóvenes están dispuestos a aprender disciplina en Japón o prefieren seguir indisciplinados recordando cada 25 de enero las oportunidades perdidas.


* "Of protecting Egypt" Egypt Independent 24/02/2016 http://www.egyptindependent.com//opinion/protecting-egypt

** "Egypt wants 100,000 of its students to study in Japan: President Sisi" Ahram Online 28/02/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/188703/Egypt/Politics-/Egypt-wants-,-of-its-students-to-study-in-Japan-Pr.aspx





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