lunes, 29 de febrero de 2016

Amores y disciplina ante todo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Creo que tiene razón Karima Kamal en su artículo publicado en Egypt Independent con el título "Of protecting Egypt". Kamal anticipa el colapso venidero ante un amor retórico, propagandístico, repetido una y otra vez, pero no correspondido por los hechos. No basta con llamar a un movimiento "Por amor a Egipto" (posteriormente "Support Egypt") para que se resuelvan los problemas y las soluciones propuestas se conviertan en realidades saludables para todos.
Pero los problemas no vienen solo del "amor" sino también de un concepto restrictivo de "Egipto" en el que se priva o se intenta privar de la nacionalidad a las personas como castigo. Ese totalitarismo amoroso confunde el amor al país con la propiedad del país, algo frecuente en aquellos que se sienten desbordados por el sentimiento nacionalista, que tiende por naturaleza a la exclusión mediante el estigma del otro, el carente de amor patrio.
Tras señalar el colapso de los intentos de Nasser y Mubarak de hacer coincidir los movimientos políticos que diseñaron ad hoc con los intereses del país, Kamal cierra su artículo dejando algunas ideas claras:

Away from claims of patriotism, the question that arises here is: can an entity formed by state institutions be democratic?  
Democracy means leaving interactions to take place naturally between political forces and parties.  
Such an entity is in fact killing the democratic process by forming a bloc within parliament that allows the executive branch to control it with its security services under the pretext of protecting Egypt.
If we are seeking a true democracy, we should leave political life to take its course without interference so that parliament really expresses the interests of the people. Decisions in parliament should be left for a true and not a fabricated majority to take.  
This parliament was orchestrated by laws that have fragmented it, and the state is now trying to combine those fragments into a coalition loyal to it.*


La sencillez del planteamiento choca con la retórica habitual que trabaja con mecanismos de exclusión porque realmente no existe una voluntad democrática sino una apropiación de signos que permitan ocupar en su totalidad el espacio del poder. Basta con revisar los nombres de muchos de los partidos y coaliciones formados en Egipto para comprenderlo. ¿Qué tipo de ideología tiene algo que se llama "Por amor a Egipto"? Ninguna. Solo es un marcador para diferenciar negativamente a los que no se integran en él.

Los partidos saben que solo tienen una elección: estar del lado del presidente. Si deciden no hacerlo,las consecuencias son claras: quedan fuera del sistema y la caballería mediática les arrasará. Hacerlo o no ha servido, además, para hacer estallar las tensiones dentro de los partidos entre partidarios y detractores de esta iniciativa. Los tentados por el poder se enfrentaban a los amantes de la independencia política o de un sentido distinto de lo que es un sistema de partidos.
La cuestión no era solo post electoral. Ya antes de que se celebraran las elecciones, el presidente plantó abiertamente que lo que le gustaría es que hubiera ¡una sola lista de candidatos! El-Sisi es un militar y solo entiende que haya un "ejército político". Todas sus instrucciones y discursos al país provienen de alguien que entiende la política como una "no-política". Es un presidente  que no cree en la política como forma de dirigir un país. Evidentemente no ha sido el único: ni Nasser ni Sadat ni Mubarak creían realmente en la política. Sí, en cambio, en el camuflaje político, en la apariencia llevada al extremo del sarcasmo, pues todos se consideraban como si administraran una "democracia" de algún tipo, manteniendo sus instituciones (un parlamento) y una más que dudosa separación de poderes, interviniendo y controlando todas las instancias, de la prensa a la administración.


La observación de que la ley electoral buscaba el debilitamiento y la fragmentación política, tal como señala Kamal, la hemos repetido aquí desde hace mucho tiempo. Era una obviedad que a los políticos egipcios no les gusta la política sino el poder, lo que esta permite. Y el poder está concentrado en una mano desde donde se reparte en función de méritos y adhesiones al proyecto general.  
Lo malo es que ese proyecto no existe como tal. El Estado egipcio y su gobierno son los restos del desastre de la era de Mubarak, es decir, son los restos del colapso del régimen anterior. No se puede construir algo nuevo sin retirar lo viejo o, peor todavía, no se puede llamar "nuevo" a algo que repite los mismos vicios que lo viejo.
El presidente El-Sisi acaba de llegar a Japón. Sus objetivos son buscar inversiones y explicar su "complicado" planteamiento de la "seguridad" en la zona. Es la forma de garantizarse márgenes más amplios para el control propio y menos reproches internacionales a la política represiva.
Lo que ha destacado en cambio el titular de Ahram Online es otra cosa —"Egypt wants 100,000 of its students to study in Japan: President Sisi"— que puede llamar la atención:

Egypt's President Abdel-Fattah El-Sisi aims to send 100,000 Egyptian students to study in Japan, he told Japanese news outlet The Asahi Shimbun.
The interview was conducted last week in Cairo but published on Saturday.
El-Sisi said that he hopes Egypt could benefit from cooperation with Japan in education, saying that Tokyo's educational system "stresses discipline."**


La visión militar del presidente El-Sisi se extiende a todos los ámbitos. La "disciplina" que pretende inculcar a los estudiantes egipcios que quiere en Japón me imagino que será pronto foco de los humoristas —si no lo ha sido ya— que no dejarán pasar una ocasión de oro para retratar un Egipto de samuráis. Supongo que un país disciplinado y en el que incomodar al "faraón" implica hacerse el "harakiri" es el sueño de todo dirigente mesiánico.
Con esta mentalidad es difícil que Egipto pueda alcanzar algún día —el presidente hace planes para 2030— una democracia que le traiga estabilidad política y un desarrollo suficiente. Con discursos de cuartel no se consigue levantar un país y sí, en cambio, arruinar las esperanzas de otra generación a la que se recomienda ir a Japón a aprender un poco de disciplina.
Egipto podría hacer una larga lista de personas necesitadas de disciplina que podrían ser enviadas a Japón, empezando por los cuerpos policiales incontrolados y siguiendo con todos los miembros del antiguo régimen, que son una verdadera lacra. Pero esos no necesitan disciplina; les basta con su amor a Egipto.
The Japan Times incluye una noticia sobre la necesidad de "importar" estudiantes extranjeros. Parece que el presidente estaba bien informado sobre lo que los japoneses necesitan y lo que a Egipto parece que le sobra:

Japan faces the serious issue of a dwindling number of children and a shrinking workforce. So far in this situation, not much has been done to make use of foreign students studying in Japan, who may become essential resources to relieve the labor shortage. Leading figures from academia and the business world were recently invited to discuss ways in which to attract more foreign students to study and work in Japan.***


Ahora veremos si los jóvenes están dispuestos a aprender disciplina en Japón o prefieren seguir indisciplinados recordando cada 25 de enero las oportunidades perdidas.


* "Of protecting Egypt" Egypt Independent 24/02/2016 http://www.egyptindependent.com//opinion/protecting-egypt

** "Egypt wants 100,000 of its students to study in Japan: President Sisi" Ahram Online 28/02/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/188703/Egypt/Politics-/Egypt-wants-,-of-its-students-to-study-in-Japan-Pr.aspx





domingo, 28 de febrero de 2016

De universidades a platós, el silencio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La mano de la Universidad de Al-Azhar es cada vez más larga y poderosa. Hace unos años contábamos aquí como un general del Ejército egipcio llamaba a un canal de televisión  para decirles lo poco que le había gustado el programa que se emitía. Se manifestaba así el control que consideraban tenían el derecho a ejercer sobre los medios.
El periódico Daily News Egypt nos trae una noticia similar, pero esta vez es la Universidad de Al-Azhar la que ha hecho directamente la llamada a una cadena de televisión para la cancelación de un programa. El régimen mixto militar-religioso, la alianza virtuosa ha conferido a la Universidad el control burocrático sobre la religión, algo que se les queda corto y se expande hacia lo político. 
La Universidad se cobra los servicios prestados al régimen militar en términos de control de mezquitas y unificación de sermones. Cuando se lucha contra los islamistas y se hace en una sociedad como la egipcia, la apariencia virtuosa se convierte en un arma de poder. Eso significa que el régimen sacrifica en el acuerdo a los reformistas religiosos que puedan debilitar el poder de Al-Azhar. Mientras el régimen militar detiene a los islamistas, por un lado, y a los demócratas que les critican por otros, Al-Azhar tiene su propia guerra en nombre de acabar con el radicalismo religioso. Lo malo es que lo hace con su propio radicalismo burocrático, convertidos en censores y denunciantes de cualquier intento de reforma.


Nos cuentan en Daily News Egypt el incidente censor:

The state decided to suspend the TV show “Hot Files” following an interview between TV anchor Ayten El-Mogy and Islamic researcher and author Sayed Al-Qemany, which was aired two weeks ago on a state-owned channel.
The head of the channel received a call from the Grand Imam of Al-Azhar, Ahmed Al-Tayeb, who strongly disapproved of interview. ‘”How can state TV allow Sayed Al-Qemany on its screens?” he asked and hung up after insulting the head of the channel.
Following Al-Tayeb’s phone call, the head of the channel decided to suspend the show and ordered the crew to change the show’s content and come up with another idea.
The episode sparked outrage from Al-Azhar; the show was accused of defending religious minorities and promoting their ideologies and allowing Al-Qemany to demand that the parliament revoke contempt of religion law, all of which resulted in the order to shut the show down.
According to Journalists Against Torture, El-Mogy said she asked the head of the channel to interview the author a month ago but he refused because Al-Qemany holds views that are against societal values and norms. He told her to request permission from the head of the TV sector Magdy Lachin, who immediately accepted.
Following the suspension order, a verbal dispute took place between Al-Mogy and head of the channel. In the end, they agreed to organise a committee who would assess the episode. Al-Mogy noted that the episode received a positive reaction from audiences and everyone working on the channel, especially since it came after several episodes discussing and criticising the contempt of religion law.*


Cuando leemos esto, podríamos sacar la conclusión de que Sayed Al-Qemany es un criminal o una persona que transmite valores despreciables que, como se dice en la noticia, "are against societal values and norms". Pero no hay nada de esto. Las malas maneras del Gran Imam de Al-Azhar son solo fruto de su propia percepción de "lo criminal" y "peligroso" para la sociedad. 
En realidad Al-Qemany es un intelectual reformista, premiado en 2009 por el propio Estado con el Premio del Ministerio de Cultura por su trabajo en Ciencias Sociales. Al-Qemany se ha destacado por ser crítico con el fundamentalismo religioso y partidario del análisis histórico del Corán, algo que no perdonan los fundamentalistas o simplemente los que lo utilizan para el control social, como ocurre con Al-Azhar.


Al-Qemany es muy crítico con la Universidad de Al-Azhar — considera que es una "institución terrorista" de bajo perfil— de la misma forma que critica el la violencia de todas las religiones en la Historia y la necesidad de cambiar la actitud. Es igualmente crítico con la sociedad egipcia en su conjunto señalando que se mantiene una "mentalidad wahabí".
Es interesante que en 2009 se le premiara y ahora se rasguen las vestiduras porque aparece en un canal de televisión estatal. Como ha ocurrido en muchas otras ocasiones, cuando se le concedió el Premio del Ministerio de Cultura se desataron los ataques contra él, incluidos los tribunales. El régimen de Mubarak jugaba con los islamistas concediéndoles terreno de juego en este tipo de acciones que siguen practicando contra las figuras que debilitan el sistema ideológico-religioso y por ello el poder que sostiene. Hay más casos de estas persecuciones contra los reformistas religiosos. La condena reciente del predicador reformista Islam Behery y su encarcelamiento ha sido otro incidente en la misma línea.


Al-Azhar se cobra sus servicios. Convertida en "policía del pensamiento religioso", la llamada del Gran Imam es significativa de la importancia que le están dando a la vigilancia. Las piruetas intelectuales para camuflar su propio integrismo son inútiles ante los hechos cada vez más frecuentes. Su regreso al centro de la vida social es más que el control del radicalismo; eso no es más que la excusa para recuperar el espacio e influencia perdidos. Los casos de censura de todo tipo se acumulan: libros, películas, programas de televisión...
Las palabras del presidente, una vez más, quedan en pura retórica, en intentos grandilocuentes de presentar como reformista un gobierno cada vez más autoritario. Y, como hemos señalado en ocasiones, la debilidad acrecienta la necesidad de la represión. Cada vez más, el gobierno de El-Sisi se evidencia sin ideas ni recursos políticos. Es cada vez más difícil de ocultar porque las palabras tienen un límite cuando se usan como tapadera de la realidad.
El político liberal Mohamed Nosseir, habitual con sus artículos críticos en Daily News Egypt, señala sin reparos esta insuficiencia presidencial:

"Al-Sisi is a must” was the argument made by his presidential campaign in an effort to offset the absence of political or economic programmes from his campaign platform. After more than 20 months in power, the harsh realities of Al-Sisi have spoken more clearly than any programmes or announcements could have ever done.
Al-Sisi’s supporters, once happy to consider him their hero, are today joining the rest of the population who are suffering from deficiencies in the areas of stability, security, and the establishment of a constructive economy; the cornerstones of Egyptians’ daily lives.
Al-Sisi, who dreams of Egypt as a developed, prosperous nation is in fact making Egyptians live through a real-life nightmare: their currency is deteriorating, investments are declining, there are no new employment opportunities, and security is absent. When asking Egyptians to be more patient, the president appears not to realise that the majority of the population lives from pay cheque to pay cheque. Therefore practically speaking, they will not be able to accommodate him for long.
He wants to control Egypt completely but without offering any promises to his compatriots. Claiming that 25 years are needed to instate true democracy, he managed to do away with any advances in freedom of expression and the overall democratic momentum gained after the 25 January Revolution in 2011. Meanwhile the president is imposing his impractical ideas and policies (implemented by his incompetent executive team) on 90 million citizens.**


La descripción descarnada constata lo que es una evidencia: la carencia de cualquier tipo de programa que no sea el control social de las protestas. El Estado egipcio no funciona y no lo hace porque no lo hacía. Volvamos a lo básico: si el régimen de Mubarak hubiera funcionado no habría habido un levantamiento el 25 de enero de 2011. No solo no se ha reformado nada —de todo lo que se debería haber hecho— sino que  ha aumentado los problemas en muchos sectores básicos, convirtiendo la vida de muchos egipcios, como señala Nosseir, en una pesadilla.
El-Sisi juega con la ventaja de que una vez que sabemos que la moneda solo tiene dos caras, no queda mucho donde elegir. Una vez "derribado" el régimen militar de Mubarak y después una pasada rápida por el islamismo de los Hermanos Musulmanes, ¿qué baza les queda? No hay mucho que elegir. Especialmente cuando desde ambos lados —el militar y el religioso— se ha ido eliminando cualquier posibilidad debilitando los partidos y encerrando intelectuales, artistas, activistas, etc. que pudieran desarrollar alguna alternativa a esas dos fuerzas que luchan por la hegemonía.


El agravante ahora es que los militares han decido probar una estrategia relativamente nueva: dejar de jugar al laicismo nasserista y hacerse con el control religioso reforzándose con Al-Azhar. Y, como decíamos, la Universidad de Al-Azhar se está cobrando la fiscalización de la sociedad. No solo ve el peligro para la sociedad en el radicalismo religioso, sino que ataca  a los reformistas que intentan abrir el islam hacia otras formas posibles.

Al-Azhar elimina a los enemigos del Estado, pero también a sus propios enemigos. Para ello el sistema judicial es esencial, ya que desde allí surgen las condenas. Los jueces egipcios tienen un fino instinto para saber qué es lo que deben hacer. Da igual que la constitución —como se repite una y otra vez— ampare la libertad de expresión. Basta con declarar al que habla o sus palabras como "against societal values and norms" para que la represión se ponga en marcha.
Todo son "peligros" para un Estado que se siente inseguro. La retórica de la firmeza que se emplea no es más que una apariencia. En realidad es un síntoma de los desajustes internos de una política que se basa exclusivamente en la represión social —política, religiosa, cultural... Demostrada la ineficacia del estado en todos sus planos, solo queda imponer el silencio y elevar el volumen de los cánticos.


Hay miedo a que la gente pierda el miedo de nuevo. Y muchos lo están empezando a perder. Eso es lo que ha ocurrido en la Universidad Americana de El Cairo, la instancia que había acogido al estudiante italiano secuestrado, torturado y asesinado Giulio Regeni. Mada Masr nos da cuenta de la celebración de un acto en recuerdo de Regeni por parte de los estudiantes de la UAC.
Se recordará la indignación que causó la forma de expresar las condolencias oficiales por parte de las autoridades de la universidad. Daba la impresión que Regeni había fallecido de un resfriado y no de la forma en que lo hizo. Las declaraciones de las personas responsables de su tutela de "no volver a aceptar alumnos extranjeros" tampoco era una forma inteligente de abordar la cuestión.


La celebración del memorial ha servido para dar salida a la rabia de los estudiantes ante lo acomodaticio de la actitud de las autoridades universitarias:

Many AUC students and faculty were outraged by the university’s cautious language in its February 4 press release. The administration amended the statement on February 7, removing the contentious phrase "passing away" and explaining that the university “has been in close contact with authorities since [Regeni's] disappearance and continues to monitor the case.”
The student and faculty statement read at the memorial service argued that “Giulio Regeni is a victim of an authoritarian crackdown that has involved mass arbitrary arrests, detentions without charge and reports of torture and forced disappearances in Egypt, all of which have been widely reported by national and international human rights organizations and media.”
Wednesday’s statement is part of a larger campaign by some members of the AUC community to pressure the administration to take a stronger position on the case. Also on Wednesday, a group of students and faculty members gathered at the AUC New Cairo campus to condemn the university's actions to date, hanging an immense banner reading, “Giulio's murder is not an isolated incident. The AUC bubble won’t protect you.”
AUC student Alya al-Marakby told Mada Masr that the campaign is urging university officials to make a political statement speaking against the injustice of Regeni’s death. University leaders “need to acknowledge that there is a problem,” she said, “not just deny it.”***


Las versiones oficiales —del atropello al espionaje pasando por los islamistas, entre otras— no satisfacen ni a los propios egipcios, que son los primeros que saben lo que ocurre, lo digan o no. La cobardía de las autoridades universitarias es muy significativa del funcionamiento social. Cuando se asciende por no haber creado problemas al poder, es difícil que se arriesgue mucho una vez que se tiene algo que perder. La base del ascenso social en el régimen es mirar y no ver, escuchar y no oír, hablar y no incomodar. Así todo funciona y sigue su curso. Al menos los estudiantes han hablado claro y han roto ese vergonzoso círculo de silencio. Eso les honra.
En efecto, las autoridades de la universidad tienen que reconocer que "hay un problema", como tienen que hacerlo todos aquellos que niegan que la realidad egipcia se haya convertido en eso que Mohamed Nosseir llamaba una "pesadilla" diaria.


La gran pancarta colgada en la Universidad Americana de El Cairo advierte que ninguna burbuja te protegerá, incluida la propia universidad. Pero tampoco la estrategia seguida por Al-Azhar protegerá de nada. Solo conseguirá aparecer como una entidad totalitaria que juega a ser moderada. El totalitarismo es esencialmente obligar a los demás a creer o a lo que sea necesario. Hace poco dijeron que manifestarse en el aniversario de la revolución iba contra el Islam. Después de esto, lo que puedan decir o hacer después sobra. Que además quieran resolver directamente sus cuentas pendientes con los reformistas o con los que como, Sayed Al-Qemany les consideran inmovilistas y autoritarios, no ayudará a Egipto.
Cuando la negación de los problemas y el autoengaño pasan a formar parte de una sociedad, la capacidad de salir de la situación complicada se reduce mucho. Lo que parece claro ya es que este régimen no tiene respuestas, solo palabras, ante los problemas. Nada ha mejorado desde su llegada al poder, como se señalaba. No hay programa. La fecha de 2030 es casi un sarcasmo en las críticas circunstancias actuales. No hace falta hablar tanto del futuro, sobre todo si se hace para no tener que hablar del presente. Y el presente son detenciones y juicios, desapariciones y censuras; protestas de médicos, periodistas y funcionarios; caída de la libra, aumento de la inflación y el paro... No sé cómo se llegará a 2030. Como tampoco sé cómo se construye una democracia, como ha señalado el presidente, encarcelando a los que disienten y pidiendo —casi rogando— que se le escuche solo a él. Solo esto último tiene visos de llegar a convertirse en realidad.



* "TV show goes off air due to anger from Al-Azhar" Daily News Egypt 2702/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/02/27/tv-show-goes-off-air-due-to-anger-from-al-azhar-2/
** Mohamed Nosseir "Al-Sisi’s defective political reality" Daily News Egypt 27/02/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/02/27/al-sisis-defective-political-reality/

*** "AUC remembers Giulio Regeni, protests university's position on his murder" Mada Masr 25/02/2016 http://www.madamasr.com/sections/politics/auc-remembers-giulio-regeni-protests-universitys-position-his-murder







sábado, 27 de febrero de 2016

La enfermedad métrica o ¿hacen falta unas 'ciencias de la individualidad'?

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Dicen que la virtud está en el medio, pero también que no hay que estar en medio como los jueves. El "medio", la "mitad", el "promedio"... la "normalidad", en suma, se ha convertido no tanto en un valor propio, como en una forma de medición de todo, una suerte de relativismo que —unas veces para bien y otras para mal— te define respecto a un hipotético centro. En unas ocasiones estar allí es bueno; en otras, un desastre. Pero, sea como sea, ese medio que define lo normal y, por ello, lo anormal —de una talla, de una actitud, de un gusto...— se ha convertido en una poderosa herramienta para la vida social. Está alcanzando un  peso importante en muchas decisiones y divisiones sociales porque crean unos espacios relativos a esa normalidad que puede extenderse a casi todos los ámbitos de la vida. Nuestras sociedades van buscando ese punto central, el medio, que define alrededor una serie de distancias y posiciones que incluyen valores y valoraciones. Por mucho que se definan matemáticamente, no por ello son aspectos objetivos ni neutrales ya que la decisión de construir dicho espacio es humana, demasiado humana. Siempre se hace por algo y para algo.

Había tenido una conversación online sobre el papel de la Humanidades en la educación de la persona y sobre esa idea de Martha Nussbaum que había recogido en algunos "Charcos" y fuimos derivando a las reacciones que se están dando dentro del sistema educativo norteamericano a planteamientos determinados por su conversión en lo que podríamos llamar una burocracia de mercado, en la que las personas cuentan poco y sí los procedimientos para medirlos. Hablamos de lo que algunos llaman la "burbuja educativa", producida por los endeudamientos de los jóvenes (y sus familias) para poder pagarse una educación que les permita ser "competitivos" dentro del sistema. Los efectos no están garantizados, ya que las instituciones educativas se han transformado en esas fábricas de educación con la vista puesta en lo que el sistema les pide y no en lo que las personas necesitan para tener un conocimiento del mundo y de sí mismos enriquecedor. Pero el término "enriquecedor" ha quedado reservado para todo lo relacionado con las cuentas bancarias. Las personas no existen; existe lo que el sistema necesita para seguir en marcha. Se van desplazando hacia el exterior todos aquellos que no se ajustan a las necesidades del sistema productivo, que lo más que ofrece (y le importa) son estímulos para la eficiencia.


Todo nuestro conocimiento científico, todo nuestro esfuerzo académico, se dirige hacia esas metas de gestión de los recursos humanos para optimizar los recursos sociales. La cuestión está en que esta "optimización" solo favorece a los grandes beneficiarios de la traducción económica del esfuerzo ajeno que convierte una pequeña parte en "estímulos" para que haya una dinámica que presione sobre las personas que asegure que nadie está satisfecho, palabra tabú en este sistema ya que implica, como en el Fausto de Goethe, detenerse y por ello la muerte del sistema.
En España ha entrado esta fiebre —verdadera enfermedad métrica— de forma explosiva, ya que de ella viven muchas personas e instituciones. Es además —y es importante— una forma de poder y de control del campo. Es un sistema que vigila y castiga, en la mejor tradición teórica foucaultiana. Mientras en Estados Unidos comienzan a señalar los estragos que esto causa, aquí lo consideramos un gran avance porque nos permite camuflar como "ciencia objetiva" lo que no son más valores y juicios numerizados. Es poder que se ejerce directa e indirectamente. Los márgenes definen si estás dentro o fuera y la penalización o el premio consiguiente. Si no quieres correr en esta carrera absurda, el sistema te sanciona igualmente. Es el poder de la normalización, esta vez en el sentido de las acciones. La "anormalidad" es pronto detectada y eliminada.


Como me dijo hace tiempo una profesora española que enseña en los Estados Unidos desde hace muchos años, España ha desarrollado lo peor de los dos mundos, lo peor del sistema americano y del europeo: un sistema que pretende ser competitivo con una burocracia infame. Competir no tiene como fin la mejora del sistema (que sería un criterio que habría que definir en valores) sino el control de los recursos (es decir, una forma combinada de reducción general y reparto selectivo). Con ello el sistema educativo se ha convertido en una jungla en la que escasea el alimento. Que sobreviva el que pueda. No es la mejor escuela educativa, desde luego. La moralidad es la misma que la existente en un avión caído sobre los Andes. Y estos son los valores que directa o indirectamente está extendiendo (reproduciendo) el sistema educativo.


Como siempre, nuestros burócratas educativos y tiburones de la excelencia —una combinación explosiva— se han hecho con el control de sistema que garantiza la ignorancia suficiente, definida por el recorte del gasto, y la excelencia rentable, definida por la inversión selectiva. Con ello hemos puesto la educación —y todo lo demás— en manos de un sistema productivo salvaje —copiando sus malas maneras— que no quiere formar personas sino personal y que este tenga el know-how suficiente para no pifiarla dentro de la cadena de trabajo.
Tras nuestra conversación trasatlántica, me fijé en la  reseña de un libro reciente, The End of Average, reseñado en The New York Times, por Abigail Zuger. El libro ha sido escrito por Todd Rose, un académico de la Facultad de Educación de la Universidad de Harvard, que incide en estas cuestiones. 

Todd Rose es además cofundador del Center for Individual Opportunity, cuya autodescripción señala: "At the Center for Individual Opportunity, we are committed to solving this problem. Leveraging powerful new insights from the science of the individual, we are working to change public mindset and transform our social institutions in ways that will nurture potential, expand talent, and ensure the promise of opportunity in modern society." Expresado de esta manera, parece que el lenguaje de la excelencia ya lo impregna todo.
Señala Zuger en la introducción de su reseña de la obra:

All of us want to be normal, yet none of us want to be average.
We march through life measuring ourselves on one scale after another, from developmental markers through standardized tests and employment evaluations, cardiac risk and bone density scores. Not to mention the ready-made clothes that never fit anyone quite right.
Does it have to be that way? Must the tyranny of the group rule us from cradle to grave? Absolutely not, says Todd Rose in a subversive and readable introduction to what has been called the new science of the individual.*


Que tengamos que llamar, tras unos miles de años de civilización, a un cuerpo de conocimientos "nuevas ciencias de lo individual" no deja de ser una paradoja, especialmente cuando la retórica del Sistema insiste tanto en el fracaso histórico del "colectivismo" y otros bonitos discursos. La batallas ideológicas, a estas alturas del siglo XXI, parece que solo han servido para decidir quién dirige la fábrica y cómo establecer el sueldo de los directivos, algo que suelen decidir los propios directivos. Hay una colectividad que surge de la ideología igualitaria y otra, la que padecemos hoy, que surge de la mentalidad fabril y de la eficiencia, es decir, de las cadenas de montaje, con su cronometría y análisis de los resultados.
Los que sospechan que el mundo está regido por las grandes corporaciones se quedan cortos. No es una cuestión de despachos en la sombra, sino de mentalidades extendidas por todas las capas del sistema social, de la sanidad a la educación.
La reflexión sobre la educación se hace imprescindible dado el nivel de despersonalización que está atacando al sistema educativo, controlado por una burocracia de hierro que ha creado un sistema de vigilancia y control, de puntuaciones, evaluaciones, etc. que lo está haciendo realmente asfixiante para todo aquel que no comparte estos principios de selección y formación.


Es una mecánica deshumanizada. Desgraciadamente se está imponiendo entre nosotros con efectos devastadores sobre la formación y el modelo de persona que se produce.
La petición de unas ciencias de la individualidad puede parecer una frivolidad y quizá esté impregnada de la misma filosofía "cientifista" que pretende evitar. Puede que ya no haya otra forma de relacionarse más que a través de una "disciplina" que nos divida en observadores y observados, en investigadores y objeto de estudio. Nadie se libra, pues el sistema genera observadores para los observadores, que también se ajustan a los mismos procedimientos. Si son eficaces para los otros, también lo serán para ellos.

De esta forma el sistema deja de tener sentido y simplemente se ajusta a las cifras establecidas. Es un sistema que tiende a desarrollar mecanismos contantes de medición para que esas cifras que representan a las personas sean más ajustadas a los fines que se busca cumplir, es decir, la eficiencia en cualquiera de los campos.
En el mundo educativo este planteamiento supone un verdadero cáncer que se va haciendo con el conjunto del sistema. La educación es el máximo sistema reproductivo social. Da forma a las personas. Si las élites ya no son críticas con el sistema sino su perfecta consagración, el sistema se condena a avanzar ciegamente, convencido de su propia eficacia. Y las élites del sistema hace mucho que ya no lo son sino su perfecta imagen especular. El propio sistema se encarga de eliminar a los críticos y hace ascender por sus escalinatas de la excelencia a los que mejor cumplen los requisitos. La única opción es tratar de ignorarlo, algo cada vez más difícil por la presión brutal, por la exigencia continua y la amenaza constante.
Señala en su reseña Abigail Zuger:

One suspects that humans have always informally compared themselves with one another. Dr. Rose lays the blame for our modern obsession directly at the feet of Adolphe Quetelet, a 19th-century Belgian mathematician. Quetelet was an early data cruncher, the first to apply statistical tools to large groups of people.
Among his accomplishments was devising the body mass index, a ratio of weight to height that we still use to decide if people are too big or small. For him, the average was the optimal; normal was the best thing any human could ever possibly be.
Not so for one of his intellectual heirs, Francis Galton of Britain, who agreed that averages were excellent tools for understanding individuals. Ultimately, though, he came to the conclusion that the average defined not the optimal but simply the mediocre, a mark to be measured only so that it could be surpassed.
These two incompatible concepts of the norm have endured, a permanent tension defining an era Dr. Rose calls “The Age of Average,” populated by “averagerians” (a term coined in 1864) who rely on group averages to understand individuals and predict individual performance.*


En ocasiones se busca en los márgenes; en ocasiones se hace en el centro. Pero el principio es el mismo: el reduccionismo de la persona para que entre en las variables aplicadas. La selección conforme a la posición
La ideología triunfante es finalmente la de la maquina ciega que sigue su programa indefinidamente, refinándose en cada vuelta de tuerca, detectando cada vez mejor quienes son los obstáculos en su camino y eliminándolos. Todo muy eficaz. Quizá más que ciencias de la individualidad (Foucault diría que se trata de constituir un saber que controle de nuevo), lo que habría que tratar de recuperar es el sentido mismo de la persona y de su valor como tal. Mientras la pensemos como algo al servicio de un fin extraño a sí mismo y fijado exteriormente, siempre se convertirá en objeto de manipulación.


Como personas, nos formamos en una relación con los otros. No somos islas, decía el poeta; somos un punto de equilibrio entre el yo y el nosotros. Si se limita el yo en sus posibilidades y el nosotros es jungla competitiva, la sociedad cae por el peso de su propio egoísmo. Las crisis que vivimos confirman que, sin ese equilibrio, vemos a los demás como peligros, obstáculos en nuestro camino. Llamarle "nuestro" es quizá una ironía, pues realmente somos empujados a él mediante distintos recursos, muchos de ellos muy sutiles, otros más burdos.
De todas las corrientes de pensamiento que han surgido de la Ilustración hasta hoy, hemos elegido como triunfadora, por su uso apabullante, la que proviene de las máquinas, haciendo que las personas se comporten como tales. 
Las propias instituciones educativas deberían plantarse estas cuestiones si es que queda en ellas la capacidad de hacerlo. De no ser así, el sistema expulsará aquello de donde pueda surgir su corrección haciendo imposible el cambio. Nos condenamos a tener cada vez menores márgenes para que esa "individualidad", convertida en materia de estudio alternativo, pueda sobrevivir a la maquinaria diseñada.
A unos no les importa; otros no se dan cuenta. Alguna voz discordante puede resonar en el camino, pero no es más que un pequeño ruido que es pronto reparado.




* "Review: In ‘The End of Average,’ Cheers for Individual Complexity" The New York Times 22/02/2016 http://www.nytimes.com/2016/02/23/science/book-review-the-end-of-average-todd-rose.html



viernes, 26 de febrero de 2016

El príncipe perfecto en el reino virtuoso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En las guerras por el control de la opinión pública hay movimientos con el estruendo del tsunami, los de la propaganda ruidosa, y otros más sutiles que intentan el método del goteo. El régimen egipcio ha probado el ruido de las trompetas de la sisimanía y el patriotismo, el de la guerra al terror, el de la difamación de los opositores o descolgados del tren oficial, etc.
Las burdas maniobras propagandísticas, como la retransmisión de la infame redada en los baños de El Cairo con el escándalo consiguiente, se han repetido hasta el momento con un aparato que ha funcionado a modo de agresivo perro guardián que enseña los dientes a todo el que es o puede llegar a ser un enemigo. La opinión pública se vio sacudida por escándalos continuos en los que el régimen lanzaba sus cruzadas de seguridad y morales.
Desde que este régimen se fue personalizando, es decir, desde que la figura de El-Sisi dejó de presentarse como la cabeza visible de un amplio movimiento social de rechazo a los Hermanos Musulmanes (los salafistas de Al-Nour fueron muy astutos) la sitaución ha cambiado. El-Sisi pasó a ser la cabeza autónoma sobre la que descansaba el futuro de Egipto, identificándose con su pueblo y el pueblo con él, la comunicación ha cambiado. Ahora era ya la cabeza del pueblo, no de los partidos o cualquier otra institución política.
La estruendosa sisimanía está dejando de ser eficaz. Se está cerrando esta fase. Las grandes proclamas y discursos ya no despiertan la rendida euforia que antes. Los problemas irresueltos son sordinas en el trompeteo de la propaganda. No se puede inaugurar un canal cada semana, sobre todo si se paga con el dinero de todos y no pasan más barcos de los esperados. No se pueden construir nuevas capitales sin solucionar los problemas de la economía con la dolarización de la libra, la inflación galopante y las crisis de seguridad (con los escándalos policiales) y del turismo. Los países a los que El-Sisi puede viajar sin que se monten escándalos a su llegada son cada vez menos. El prestigio se pierde dentro, por ineficacia, y el desprestigio aumenta fuera por el deterioro democrático.



La reacción comunicativa del régimen no se hace esperar. Por lo que podemos ver, esta estrategia se divide en dos líneas: a) tratar de centrar en el presidente la imagen de Egipto, es decir, reforzarla en esa línea en la que se ha trabajado desde el principio; y b) la colocación de peones informativos en diferentes partes del tablero mediático egipcio.
En la primera línea se ha centrado el propio presidente mediante un llamamiento a que solo se le escuche a él, algo realmente insólito en cualquier régimen que aspire al pluralismo democrático.
El día 24, Ahram Online publicaba una escueta noticia con el titular Sisi says he will keep building Egypt 'until end of either life or term'". Ya el titular es asombroso en la línea de lo señalado anteriormente. Se trata de reforzar el carácter titánico y mesiánico de la figura del presidente. La noticia era esta:

Egypt’s President Abdel-Fattah El-Sisi said on Wednesday that he will continue to build and develop the country until either the end of his life or his presidential term.
El-Sisi’s speech comes at a conference where Egypt’s prime minister and some of his cabinet are presenting the country's 2030 economic and development vision.
“[Egypt] is a great country, it can do anything,” the president added.
“[If] you truly love Egypt, I’m telling all Egyptians who are listening to me: Listen to my words only. Only mine,” the president stated  to an applauding audience, in an apparent reference to critics of government policies.
“I’m not lying, I’m not beating around the bush, and I have no other interest except that of my country,” El-Sisi said.*


Es poco probable que se haya escuchado afirmaciones de esta naturaleza en circunstancias de normalidad. La construcción del carácter heroico y patriarcal del presidente El-Sisi trata de recuperar de forma casi hipnótica el magnetismo que se ha ido perdiendo por el camino azaroso recorrido desde su llegada al poder.
El foro en el que hizo estas afirmaciones es —otro más— un intento de conjura de los miedos a través de la realización de eventos en los que hacer explotar la confianza en el presidente. Un foro llamado "2030" significa que se está trabajando. No cuesta nada organizarlo y hablar y hablar sobre un futuro mejor que el presente. En su visión de la opinión pública, las declaraciones son esenciales porque se trata de poner en escena la figura del presidente. Cuando esto se ha hecho, llega el discurso sorprendente: no hagan caso a nadie, no escuchen a nadie. Es un intento bastante patético de absorción de una verdad que ya no es la "oficial", que nadie cree, sino la "personal" del presidente, el hombre que aceptó el llamado de la Historia para hacerse cargo de la gran familia egipcia y llevarla a cumplir su destino glorioso.
En este sistema monopersonal (una especie de monoteísmo laico) se funden faraón y profeta en una sola figura, la presidencial. El régimen egipcio se concentra en la figura presidencial creando una "dependencia", de palabra y presencia, del presidente. Es él quien garantiza el camino. Hay que desoír los cantos de sirenas, los negros augurios, las estadísticas, los informes, la prensa nacional e internacional, las organizaciones de derechos humanos, los sindicatos médicos, los sindicatos de funcionarios, los sindicatos de periodistas... ¡todo! Y, en el silencio final, solo debe haber una voz.
Ya se han silenciado mediante las campañas de desprestigio: se han debilitado las voces de los partidos, reduciéndolos a "ruido" y también el parlamento, en el que gritan los cuatro o cinco diputados escandalosos por naturaleza, estrategia y profesión. El presidente del parlamento ha pedido a los periodistas que no boicoteen al Parlamento pese a los ataques realizados contra ellos por un par de diputados, dispuestos a que solo se oigan sus voces estridentes y reaccionarias.**


La segunda de las líneas para recuperar el control de la opinión consiste en ir colocando peones en medios adversos a través de artículos proclives a las ideas básicas del régimen. En esta categoría podría colocarse el artículo titulado "Moral deterioration in the land of Egypt", firmado por Moataz Bellah Abdel-Fattah, en cuya nota biográfica dada por el periódico se señala que es «an Egyptian professor of political science. He has been an adviser to the prime minister of Egypt, and Professor of political science at both the Cairo University and Central Michigan University.»**
Moataz Bellah Abdel-Fattah parte de la observación de Albert Schweitzer en su "Filosofía de la Civilización" de que la degeneración moral y social "hacen imposible el renacimiento y el desarrollo", idea evidentemente anterior y que el XVIII tuvo en Rousseau uno de sus mayores impulsores. Es interesante que el autor ligue las ideas de "desarrollo" con la de "renacimiento", redirigiendo así las mentes de sus lectores hacia aquella etapa de la que consideren que se producirá el "renacimiento". Se juega así con una deliberada ambigüedad.
Tras la cita de Schweitzer, que considera con valor de ley y sobre la que construirá su argumentación, señala:

When negative values ​​such as lying, slander, pretension, exaggeration, and absence of moral scruples or conscience dominate a community with them appear behaviours such as insults, humiliation, idleness, bribes, forgery, and many delinquent patterns.
This moral and social environment was prevalent in the late era of ancient Greeks, Romans, Ottomans, and Russian Tsars. Schweitzer even says it is close to becoming laws of physics; the more moral and social deterioration a community has, the further the fall in renaissance ethics of mutual trust, willingness to sacrifice, and work together. Thus the process of development and evolution becomes impossible.
This is the dilemma faced by many southern communities that gained independence after World War II, where moral deterioration was the master of the situation in most of these countries and their leaders sought three directions: first, there should be an authority that is credible and can be a role model in terms of sacrifice generosity and commitment; second, updating legislative structure and applying strictly on everyone; third, by using all means of awareness – education, media, and religious and cultural discourse –moving all national figures and leaders of public opinion to make a paradigm shift in the way of thinking, pattern of consumption, and lifestyle of the new generations.***


La construcción retórica del discurso no deja lugar a engaño. Es casi un ejercicio escolar de causalidades. Lo primero es la cuestión del "líder". Los pueblos se desvían, degeneran y necesitan de líderes "ejemplares", fuertes. Los líderes también están sujetos a vicisitudes y pueden arrastrar a sus pueblos lejos de sus destinos gloriosos.
El último párrafo citado representa esas "tres direcciones" del buen camino. La primera, por supuesto, es el líder (¿dónde pueden ir los pueblos sin ellos?) correcto: abnegado, comprometido... Se parece sospechosamente a la imagen que se pretende construir del presidente El-Sisi, un líder solitario al que el pueblo debe seguir escuchándolo solo a él, como pedía, alguien dispuesto a estar al servicio de la patria hasta el fin de los tiempos si es necesario.
La segunda línea es sospechosa porque plantea el problema de visionario, es decir, qué garantías tienes de que tu visión es la buena. Ahí entra el respaldo de la virtud y el refuerzo de las instituciones que te aclaman como el elegido, el enviado para hacer cumplir el destino de los pueblos. Lo que se dice pasa a ser perfecto porque se dice. No hay entonces crítica porque criticar es intentar retrasar el cumplimiento de la Historia. Si tienes la suerte de que el destino te envía un elegido, no tientes a tu suerte poniéndole pegas; déjate llevar. El mesianismo político es peligroso.


Es en el tercer apartado donde se da cumplida cuenta del programa integral que el pueblo debe aceptar para salir del cenagal moral en el que vive. Se ha desprendido de los falsos líderes, ha reconocido al enviado, ha aceptado su programa y ahora solo queda desarrollarlo con alegría, el futuro está cada vez más cerca. ¿Quizá en 2030? Quince años son suficientes como para que nadie te pida cuentas los diez primeros, que son de gracia.
Es en el cierre del artículo donde se concentra esta idea de consolidación del líder El-Sisi por encima de un parlamento donde los diputados dan mal ejemplo (¡gasto inútil!).

I know the list of power in the country has immense tasks as we have not heard a peep from many sectors in the country due to many years of moral and social deterioration. This is what the president was referring to when he said, “Whenever I put my hand in a field, I am faced with big problems”.
This is completely understandable owing to a common denominator among all sectors: the moral and social deterioration of those responsible for such sectors.
The solution will not only be in more investment, more tourism, and more reclaimed lands. The solution must be linked to the people, their character, and behaviour, which should be given more attention by the state.
I wish the president to appoint someone full-time as the “presidential assistant for values ​​and behaviour” who would carry the responsibility of coordination and follow-up with relevant people to benefit from the three aforementioned directions.***

La idea de un asistente personal del presidente para "valores y comportamiento" es la confirmación del "estado y el gobernante virtuosos" que tiene la tradición islámica del líder de su parte. Cuando se habla de la "democracia islámica" la tradición señala que la comunidad puede elegir o aclamar al que consideran el más virtuoso, entendiendo por tal a aquel que cumple y hace cumplir las normas coránicas. Un buen gobernante musulmán necesita de esos dos requisitos. Se puede equivocar en todos, pero debe seguir y hacer seguir lo que está dicho.


La petición de democracia para Egipto, tal como se exigía en la revolución de 2011, no tiene nada que ver con este planteamiento que está lleno de suposiciones y trucos desarrollados en el tiempo. El golpe de estado de 2013, en cambio, aspiraba a este tipo de planteamiento que busca la consolidación del gobierno del país en aquel que demuestra las virtudes (que se encarnan en la religión y el Ejército).
La revisión de lo que ocurre en estos últimos tiempos acaba forzando el regreso a esta interpretación en la que el pueblo debe seguir a sus enviados, tal como se ha presentado a El-Sisi. La figura del presidente trata de mantenerse incuestionada, aunque falle el gobierno, el parlamento o cualquier otra institución. Es más: cuanto más fallen las instituciones, más necesaria será la figura del presidente. Se comprende que esto lleva a una trampa: si todo va bien, es gracias al presidente; si todo va mal, hace falta reforzar al presidente.
He reservado dos párrafos del texto para comprobar este aspecto:

It is also apparent in the viour of some parliamentarians who prove that the deterioration reached the minds of the voters who made the wrong choice of electing them. The deterioration also appears in the behaviour of some of those in charge of law enforcement, to the behaviour of some teachers and its reflections on students.
It is apparent in the negative messages from adults to the young, the considerable increase in divorce rate, and with it comes the phenomenon of breadwinner mothers. Deterioration is very clear in the improper words and insults on social networks, which do more to separate people than to bring them together, and the behaviour of people on the streets and in public places.***

En el primero no solo se culpa a los parlamentarios por su comportamiento sino que se explica la elección de esos impresentables como parte de ese deterioro: el pueblo sano elige representantes acordes con el planteamiento del presidente, el único posible. El deterioro —sin explicar más— se percibe en los que explican ideas contra la línea oficial expuesta por el presidente. Esto vale tanto para los radicales islamistas como para los que critican el poder desde líneas liberales o laicas, pues se sanciona a ambos.


El deterioro moral, en fin, se palpa en redes sociales, calles y plazas donde la gente lleva la contraria al oficialismo. Hasta el incremento de los divorcios (que casi siempre solicitan las mujeres huyendo) es visto como deterioro moral; no lo es cambio el aumento de los matrimonios infantiles o las 50.000 libras de fianza a los maridos que tengan más de 40 años de diferencia con sus esposas (niñas vendidas por sus padres) para que el día en que las devuelva a la familia esta disfrute de un segundo capital. Eso no es deterioro moral. Tampoco lo es la tortura, las desapariciones, las condenas a muerte masiva tras juicios relámpago, etc.


Publicar un artículo así en la semana en que se ha condenado a Ahmed Naji a dos años de cárcel, cuando arrecian las condenas desde todas partes, nos imaginamos que —dado que no dice nada sobre ello— considerará que la obra de Naji es otro de esos venenos que hace que la gente no siga la senda adecuada y se dirija por los oscuros caminos de la desobediencia. Nada hay más incómodo para un gobernante que ha recibido el llamado de la Historia que tener un pueblo sordo.

Es indudable que Egipto necesita de regeneración moral. Pero eso es precisamente lo que no hace cuando se condena a los que luchan por los derechos humanos y las libertades y en cambio se suelta a los asesinos (de Shaimaa al-Sabbagh, por ejemplo), se miente y se niegan los hechos (el caso del avión ruso) o se libera a los corruptos del sistema anterior, que salen cada día a la calle. Esa es la verdadera degeneración, la verdadera inmoralidad.
La idea de que cuanto más aumente la presión sobre el régimen, tanto exterior como internamente por el descontento, se irá magnificando la figura del presidente, rodeándola de un aura de líder moral y respaldo religioso. La pregunta es ¿qué ocurrirá cuando se haya deteriorado la imagen del presidente y no sirva para aplacar las quejas, cuando se le responsabilice directamente? La respuesta no es muy complicada. Los regímenes que aspiran a la perfección acaban coreándola a través de discursos contradictorios con la realidad. Pregonan la virtud y encierran a los que no están de acuerdo o se quejan. Se convierten en regímenes altamente retóricos, como ya está empezando a ocurrir. Las palabras tienen  también sus límites.
Nos imaginamos también que cuando el autor del artículo pide que se nombre a alguien para esa tarea de vigilante de "valores y comportamiento", él estaría dispuesto a aceptar el sacrificio, la llamada del deber, de dedicarse a vigilar el comportamiento de la gente para asegurarse de que sepan valorar adecuadamente la suerte que tienen con el presidente, espejo de príncipes y reyes. El renacimiento está cerca.
  

* "Sisi says he will keep building Egypt 'until end of either life or term'" Ahram Online 24/02/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/188413/Egypt/Politics-/Sisi-says-he-will-continue-building-Egypt-until-en.aspx
** "House speaker urges press not to boycott Egypt parliament news" Ahram Online 23/02/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/188328/Egypt/Politics-/House-speaker-urges-press-not-to-boycott-Egypt-par.aspx

*** "Moral deterioration in the land of Egypt" Daily News Egypt 25/02/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/02/25/moral-deterioration-in-the-land-of-egypt/