lunes, 4 de enero de 2016

El "argumento Montesquieu"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El argumento que más ofende a la inteligencia es el de la "independencia judicial" en los países dictatoriales. Lo podríamos llamar el argumento Montesquieu porque se basa en el principio de la separación de poderes, uno de los pilares de las democracias, una de las garantías de su consistencia.
El argumento Montesquieu implica que lo que hacen tus jueces no es cosa tuya. Hay que poner, además, cara de ofendido porque los que protestan interfieren en las decisiones de tus tribunales, algo que a ti, gobernante respetuoso de las leyes, no se te ocurriría por nada del mundo hacer. Así de respetuoso eres. 


El último ejemplo del argumento Montesquieu nos los acaba de ofrecer ese paraíso de la democracia que se llama Arabia Saudí, también conocida como el Reino, el único país, como decía una amiga egipcia, que tiene el nombre de su dueño, Saud y familia.
El argumento Montesquieu confunde las leyes con la justicia, es decir: los tribunales no buscan la justicia, sino que lo justo es lo que hacen los tribunales. Esta forma reversible de lo justo tiene un poderoso alcance y es la que acaba justificando lo que se hace. La parte respetuosa del argumento —hay que respetar la ley— refuerza la idea de que la ley, sea cual sea, es la que hace justas las cosas.
Si yo decido, por ejemplo, que toser en público es causa de que te corten la cabeza, el argumento Montesquieu señalará que los jueces son independientes y que hay que respetar sus decisiones, como hacen los países democráticos. Es tan pobre (además de negativa) la idea que de lo que es la democracia que ignoran que consiste precisamente en tratar de encontrar las leyes más justas. La ley es la forma que toma la idea de justicia o también la injusticia. No se debe confundir lo justo con lo legal, por lo que plantea una caso grave cuando lo legal viene de lo divino.


Arabia Saudí acaba de ejecutar a 47 personas. Entre ellas estaba un prominente clérigo chií, Nimr Baqer al-Nimr. The Washington Post describe así al ejecutado:

Nimr had long served as the voice of Saudi Arabia’s Shiite minority, the target of discrimination, but he rocketed to prominence in 2011, articulating the sentiments not only of Shiites but also of many others in the region demanding change after decades of authoritarian rule.
He had consistently advocated nonviolence, and his views transcended the Sunni-Shiite divide, said Maryam al-Khawaja, a Bahraini human rights activist with the Gulf Center for Human Rights who lives in exile in Denmark.
“He said Sunnis and Shiites should unite and that anyone who supports the oppressors should be condemned,” she said, citing a 2012 speech in which Nimr condemned Syrian President Bashar al-Assad, who is from the Shiite-affiliated Alawite sect and is backed by Iran, and the region’s Sunni authoritarian leaders, including the Saudi royal family.
“This was a big part of why he became problematic for the Saudi regime, because he refused to abide by the sectarian discourse that is basically enforced on everyone,” Khawaja said.
Nimr was arrested by Saudi security forces in 2012, after being shot in the legs during a car chase. He had been charged with “instigating unrest and undermining the kingdom’s security,” as well as delivering speeches against the government and defending political prisoners.*


Los argumentos para ejecutar a una persona así parecen francamente "pobres", si es que hay alguno válido. Más parece un "mensaje", escrito con sangre, en un momento en el que se están complicando las relaciones con Arabia Saudí, temeroso de que Irán pueda tener más amplio protagonismo por la presencia del Estado Islámico. Pero en Arabia Saudí se mandan así los mensajes, como en los viejos tiempos: cortando cabezas.
El régimen saudí es despreciable por muchos aspectos. El argumento de que se deben respetar sus actos porque así lo deciden sus tribunales es una burla a la inteligencia y a la paciencia de los que se encuentran condicionados por sus alianzas con ellos, que se ven obligados a ignorar muchas de las barbaridades que continuamente realizan.
La Deutsche Welle muestró este conflicto moral a través del artículo titulado "Saudi Arabia and its merciless judges" cuando fue condenado a muerte:

The death penalty is mainly imposed for murder and drug-dealing, but it can also be imposed for "crimes against religion." The Shia cleric Nimr Bakir al-Nimr was sentenced to death in mid-October for allegedly stirring up violence between faiths and organizing protests, as well as disobedience to the king.
 The conviction sent out a signal, according to Menno Preuschaft, Islamic studies professor at the University of Münster in Germany. "It demonstrated that they are not willing to tolerate any formof, or tendencies toward, revolution or transition," he told DW.
Preuschaft said it was not surprising that so many rulings are based on religious laws. The ruling family in Saudi Arabia draws its political legitimacy from its role protecting Islam and its holy sites. That role justifies its theological leadership position within Sunni Islam both nationally and internationally. "From the monarchy's point of view, any criticism of religion is a criticism of its own leadership," said Preuschaft. "That's also how it defends its own monopoly on power."
Diplomatic challenge
The disastrous human rights situation in Saudi Arabia represents a diplomatic challenge for German foreign policy. Saudi Arabia is an important international player, both strategically and economically, explains parliamentarian Ralf Mützenich, who sits on committees on both foreign policy and human rights in the German Bundestag.
That leads to strains in the relationship, because of the human rights situation and the death penalties. "Of course, it raises difficult questions," said Mützenich. "But we can't ignore those. We have to address them openly."**


Es un desafío para todos los que tienen un mínimo de respeto para los derechos humanos y piensan que son universales. Para los que piensan esto, el argumento Montesquieu no se debe aceptar porque no es más que una burla.
No teniendo bastante con el argumento señalado, el gobierno saudí se considera brazo del poder divino, como advierte el estudioso entrevistado por la cadena alemana. Las leyes terribles son para defender a Dios de infieles y blasfemos; los jueces cumplen las leyes y las leyes son dadas por Dios. ¿Cómo va a intervenir el gobierno? 
Quizá recuerde algún lector el argumento para rechazar a la primera mujer  afgana en el tribunal supremo del país, propuesta por el presidente: una mujer no es lo bastante dura como para que no le tiemble la mano en la aplicación de la ley divina. Si se piensa en lo terrible del argumento, asusta: la piedad hacia los hombres es impiedad hacia Dios. El hombre no puede perdonar lo que Dios no perdona. Por eso los jueces son implacables. No hay perdón. Los dos sentidos de la palabra "piedad", como "misericordia" y como "devoción", entran en flagrante choque. O los hombres o Dios. Elegir la primer te convierte en reo de muerte por la segunda.


Interferir en lo que los jueces dicen es interferir en los mandatos de Dios. Y Dios quiere a la familia Saud como vigilante de sus designios y lugares. A sus jueces imparciales e independientes no les ha temblado la mano al considerar un terrible peligro para la familia Saud, para su gobierno, para el país y para su justo y piadoso sistema, incluso para Dios, al que reclamaba cambios. Pero "cambio" es una palabra mundana y no divina. Dios es inmutable.

La muerte del clérigo chiita a manos de los verdugos saudíes es algo más que un ejercicio de absolutismo terrible y desprecio a la comunidad internacional. Tras el asalto a la embajada y consulado de Arabia Saudí en Irán y a varias mezquitas suníes, los saudíes han roto relaciones diplomáticas con Irán, que es de lo que se trataba. Se han unido a la ruptura Bahréin, Sudán y los Emiratos Árabes Unidos. Egipto ha protestado contra el asalto. Es la forma de mandar un mensaje a los Estados Unidos sobre las relaciones con Irán. Lo ha pagado el clérigo chiita. Su sobrino, de 17 o 18 años —nos dice la prensa—, espera a que le crucifiquen.
El argumento Montesquieu se lo hemos escuchado, en versión semi laica a otros. Lo usa con frecuencia el ministro de Exteriores egipcio cuando se detiene a la gente: los jueces son los jueces, aunque la ley anti protestas la hayan hecho ellos por decreto. Lo usan muchos otros, Irán incluido. Habrá que mandarles unas cuantas ediciones de El espíritu de las leyes para que se enteren de primera mano de lo que decía el Barón de Montesquieu porque se lo han contado mal.


* "Saudi Arabia’s execution of cleric ignites fury in Iran" The Washington Post 02/01/2016 https://www.washingtonpost.com/world/saudi-arabia-executes-47-people-including-prominent-shiite-cleric/2016/01/02/01bfee06-198e-4eb6-ab5e-a5bcc8fb85c6_story.html

** "Saudi Arabia and its merciless judges" Deutsche Welle 30/10!20135 http://www.dw.com/en/saudi-arabia-and-its-merciless-judges/a-18029275


 
 

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