sábado, 31 de diciembre de 2016

Adiós para siempre, 2016

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El final de la etapa Obama al frente de la Casa Blanca se está pareciendo a un extraño juego a tres bandas entre el propio Obama, Vladimir Putin y Donald Trump. Obama juega con la partida perdida y contra el tiempo, pero quiere dejar el campo los suficientemente minado para forzar a Trump a jugadas que le dejen en evidencia.
En esta categoría se pueden considerar dos jugadas: la abstención en la condena de los asentamientos judíos en las Naciones Unidas y la investigación de la CIA sobre la influencia de Rusia en las elecciones norteamericanas. Obama va a aprovechar sus pocos días en la Casa Blanca para que Trump se enfrente a retos concretos: deshacer lo hecho por el presidente anterior en los dos terrenos, Rusia e Israel.
No creo que nadie recuerde una transición de poder en los Estados Unidos de esta naturaleza, un cambio tan terrible de ciclo en el que el recién llegado trata de destruir lo que el inquilino anterior ha hecho gasta pulverizarlo en lo interior y en lo exterior.
Por su parte, Vladimir Putin también tiene en su agenda el cambio americano. La aceleración de la "paz" prefabricada en Siria junto a Turquía es una jugada doble: deja fuera a Barack Obama —algo que se venía venir desde hace mucho tiempo y que aquí comentamos sería el final— y apuntarse el tanto antes de que Donald Trump intente apropiárselo con alguna extraña jugada.
Rusia se ha asegurado la influencia en la zona mediante el apoyo al régimen sirio y su nueva alianza con Turquía, a la que recibe vigilante tras el enfriamiento de las relaciones de Erdogan con Estados Unidos y con Occidente en general. Erdogan no le perdona a los Estados Unidos dos cosas: su apoyo a los kurdos en la guerra y no entregarle a su archienemigo el clérigo Gulen, al que responsabiliza de todo lo malo que ocurre en Turquía. Erdogan ha elegido ser cabeza de ratón a cola de león. Prefiere convertirse en apoyo de Putin en la zona junto con Irán a mantener un papel subordinado a Occidente que le recuerda cada día que es un retrógrado dictador islamista. Puede que la guerra que se para en Siria la aproveche Erdogan para terminar las suyas, internas y externas.


Esto tiene otra consecuencia, arroja al dubitativo Abdel Fattah al-Sisi en brazos de su "buddy" Donald Trump, que necesitará alguien que le reciba con una sonrisa y un abrazo. La foto de Trump en las pirámides está ya cantada. Al-Sisi seguirá con sus problemas económicos, pero recibirá abundante ayuda para defenderse de las protestas. No le entregarán lo que necesita, solo material militar y un bonito regalo añadido: la ausencia de preocupación norteamericana por los derechos humanos en el mundo, lo que le quitará una preocupación de la cabeza, si es que alguna vez le preocupó. Pero sí le servirá, en clave interna, para intensificar la propaganda. Para la prensa promocional egipcia, Donald Trump es un admirador e imitador de al-Sisi, verdadero despropósito.

La maniobra de Obama en la ONU para dejar en evidencia a Netanyahu será recogida por Trump, lo que le creará conflictos con el resto de los países árabes, que ya tienen una enorme desconfianza por las declaraciones islamófobas de Trump y su forma drástica de meter a todos los musulmanes en el mismo saco. Es probable que se produzca toda una reorganización de la zona en cuanto a alianzas y el papel de Rusia junto a Irán y Turquía. Eso no quiere decir nada respecto al terrorismo, sino simplemente que se considerará a Bachar al-Asad consolidado y un apoyo para mantener la línea de Putin, una línea casi vertical que establece un eje desde Kaliningrado hasta Siria pasando por Crimea. Es el nuevo muro.
A Trump le ha salido un aliado que buscaba: Reino Unido. Tras el debilitamiento de Europa con el Brexit, con el beneplácito de Putin, al que admiran también los Farage y compañía, los antieuropeístas, ahora Theresa May parece haber aprendido de la humillación de Trump de recibir a Farage y gastar bromas a su costa y la de la Unión. May parece también querer llevar la contraria a su antecesor, James Cameron, como política general. Allí donde Cameron quería hacerse con el dinero árabe para la City, May parece que quiere hacerse con las simpatías de Israel tras las críticas al discurso de John Kerry sobre la solución de los dos estados. Las iras de Netanyahu tendrán que moderarse ante una Unión Europea en la que Putin sigue sembrando discordia, como acaba de manifestarse a través del nuevo presidente de Moldavia. El largo brazo de Putin sigue funcionando, cono hackers o sin ellos.
El panorama que se presenta no es nada bueno. Un mundo con dos potencias de "acuerdo" (o fingiendo que lo están), guiadas por Putin y por Donald Trump, es un escenario de pesadilla. Los que se dejen arrastrar por él lo van a pagar con creces. Veremos en qué queda la política de la dubitativa Theresa May si Trump la coge como vehículo para presionar a Europa. 
La gran incógnita es precisamente Europa. Ya se han podido leer muchos titulares en la prensa del continente fijando los ojos en Angela Merkel, a la que se ve como la única capaz de poner algún freno a lo que se avecina. Pero Merkel, que creo que ha entendido el problema, tiene frente a sí un movedizo espacio llamado Unión Europea. Si Putin ha podido intervenir mediante unos hackers en la campaña electoral norteamericana liberando informaciones y dando empujoncitos, en Europa su campo de maniobra es mucho más amplio variado. Puede influir directa e indirectamente sobre la Unión a través de los partidos euroescépticos que acuden a él sabedores de encontrarán apoyo indirecto a través de financiaciones o hackeos oportunos. Para ello Putin se ha convertido en familia de acogida de los distintos filtradores de información de la etapa Obama.


Los países que salieron de la órbita soviética están siendo poco a poco llevados de nuevo hacia Rusia. A Putin le basta con financiar o apoyar a los antiguos nostálgicos de la época soviética tras la frustración europea que a algunos se le ha producido. La ha bastado con dejar de pasar un poco de tiempo para que los recién llegados comprobaran que Europa no era un paraíso y que los otros amigos de Putin se volvían tremendamente xenófobos, convenciendo a todos de que les iría mejor sin extranjeros en sus tierras. Las políticas cruzadas de rechazo han hecho que funcionen amplificadas: el movimiento anti emigración británico servía de apoyo para alejar a los miembros de los países del Este de la Unión al sentirse rechazados. Lo que han ido avanzado es el modelo querido por Rusia: populismos nacionalistas, antieuropeos, deseosos de encontrar comprensión y mercados ventajosos. 
Putin les promete eso y les coloca mercancías y acuerdos en cómodos plazos.
Putin va recogiendo el descontento que se va creando y que contribuye generosamente a expandir. Ucrania ha sido un ejemplo de lo que espera de Europa y de las consecuencias de llevarle la contraria en sus planteamientos.

Pero las miradas se centran en los Estados Unidos y la presidencia de Donald Trump, algo que todos —por unos motivos u otros— temen. Trump comenzará haciendo gestos exteriores y acciones interiores. Los conflictos que ahora mismo tiene sobre la mesa, sin haber empezado, son muchos y de muy variado cariz. Los hay de los intereses empresariales, que son muchos; los hay sobre sus relaciones exteriores con Rusia esencialmente.

El informe que Obama dejará como legado hará ver que Putin ha estado tras Trump, que le quería en la Casa Blanca sobre Hillary Clinton. Los medios norteamericanos más liberales ya le han declarado la guerra. Sus titulares e investigaciones contra sus tuits explosivos. ¿Es posible gobernar los Estados Unidos a golpe de tuit, manejando la opinión pública desde un oráculo virtual, decidiendo a golpe de teclado qué es el bien y qué el mal, qué es verdad y qué es mentira? Indudablemente Trump lo intentará.
Lo que nos espera a todos es bastante complejo. No es probable que la guerra de Siria se pare en seco y lo es más que el terrorismo —como llevan tiempo advirtiendo— se extienda por determinadas zonas. Será el momento de las células durmientes. Y veremos cómo trabajan los servicios de inteligencia mundiales con los nuevos mandatarios al frente. A Putin le basta con sacar a la luz un par de atentados para que los votantes de Trump se congratulen del "nuevo orden". Lo más probable es que la propia Rusia se convierta en el objetivo de los grupos terroristas, si bien Putin tiene blindado el país. Pero no es descartable que pueda ocurrir como una señal de que el cambio se ha producido. Hoy por hoy, es difícil controlar las células durmientes o los yihadistas vocacionales que se vean alentados por el cese el fuego parcial en Siria.


El nuevo escenario con al-Assad tiene que tener todavía el refrendo de los países árabes que no comparten la visión rusa. Verán en ella un intento iraní de desestabilizar la zona y de aumentar la influencia. Esto obligará a Israel a tomar medidas complejas tras la llegada de Trump al poder.
Dejamos de lado los miles de factores sobre los que pende la amenaza de Trump en la política norteamericana. Empezando por la emigración y pasando a Sanidad y Educación, que se verán seriamente afectados por sus premisas. Está por ver la reacción de los diferentes estados, aspecto decisivo. Muchos aspectos quedarán en manos locales y podrán ser mantenidos, pero otros no.
La obsesión con la eficacia de Trump hará que las medidas lleguen en cascada inmediatamente. Los efectos se pueden amplificar y provocar una reacción brutal en los espacios de las ciudades. Muchos perciben lo que viene como la lucha del campo y la ciudad. Es en la América campesina donde Trump ha conseguido sus apoyos. Las ciudades serán más resistentes, pero eso para él es un aliciente. Solo significará que serán un reto para su ego.
La mayor condena que Trump ha lanzado es tener que seguir hablando de él en los próximos años. Muchos ya advierten que no hay que alimentarle con titulares, ¿pero cómo mantenerse indiferente ante un provocador constante que busca el cara a cara sin límite? ¿Es el silencio la mejor solución al problema de Trump? Lo cierto es que necesitará un coro de amplificación, un bombardeo constante que mantenga a los medios a raya en una batalla que se presenta verdaderamente épica. De Trump se puede esperar todo menos discreción.



Para muchos, 2016 ha sido un año horrible en muchos los sentidos. Seguir pensando en lo ocurrido solo restará energía para emplearlas en lo que se avecina, un 2017 que puede superarlo. Difícilmente se recordará una peor despedida de año que la que se merece este 2016. The New York Times lo ha representado así, con el titular "Take a Bad Year. And Make It Better":

Let’s pretend we’re in some cosmic therapist’s office, in a counseling session with the year 2016. We are asked to face the year and say something nice about it. Just one or two things.
The mind balks. Fingers tighten around the Kleenex as a cascade of horribles wells up in memory: You were a terrible year. We hate you. We’ll be so glad never to see you again. The silence echoes as we grope for a reply.


Sí, es mejor dejarle partir después de haber sacado enseñanzas para el futuro. La flecha del tiempo juega a nuestro favor; los años nunca vuelven. Pero, cuidado, los errores sí.

* "Take a Bad Year. And Make It Better" The New York Times 20/12/2016 http://www.nytimes.com/2016/12/30/opinion/take-a-bad-year-and-make-it-better.html

viernes, 30 de diciembre de 2016

Con un poco de ADN basta

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las tensiones creadas sobre las cuestiones raciales en los Estados Unidos han tenido su culminación en las elecciones presidenciales que han llevado a la Casa Blanca a alguien portador de un equívoco mensaje. Deliberadamente equívoco, podríamos señalar. El hecho de que haya recibido el apoyo de los grupos racistas, de la Supremacía Blanca y del KKK hace ver que el mensaje que Trump ha llevado no ha sido precisamente el de la integración.
La idea de la "América blanca" resentida tras dos legislaturas con un presidente negro al frente ha sido aprovechada en la campaña. Los que la niegan lo hacen con el cinismo de las medias palabras y las insinuaciones. Los incidentes se han sucedido a lo largo de la campaña y los incidentes racistas han aumentado respecto a los habituales en el tiempo electoral, un largo periodo que va de las primarias a la elección presidencial, tras la cual se multiplicaron. Los que había contenido su rabia racista consideraron que había llegado "su tiempo", el de vaciar Estados Unidos de esa gente que les roba, ataca, viola, etc. según las ideas expresadas por el propio candidato, hoy presidente electo, para definir a los hispanos o explicar la situación de los guetos. Para Trump la "raza" ha sido un elemento esencial de la campaña. Lo ha utilizado incluso contra sus propios "compañeros" republicanos en las primarias. Los insultos proferidos contra Michelle Obama ("mona con tacones") causaron un impacto en los medios liberales mientas que eran festejados por los que parecían dispuestos a mandarla a África.
La sociedad norteamericana se enfrenta a un asunto peliagudo: su propia identidad como sociedad mezclada. El debate sobre la "raza" no es científico, sino político y cultural. Se plantea precisamente cuando se llega a un punto de discriminación que hace que no se pueda aceptar al otro más que como un mal, como un cáncer sobre el que se acumulan los elementos negativos para justificar la separación y la supremacía. Los que están articulando esta forma de sentimientos son responsables del retroceso, que ellos ven como "recuperación", pues ese ha sido el eje central de la campaña de Trump, la llegada de un ilusorio tiempo en el que "América" se libere de sus parásitos y sea restituido el "orden blanco".


Recordamos aquí cuando recogimos el demoledor informe elaborado por las escuelas norteamericanas que había usado tradicionalmente las lecciones para que sus alumnos aprendieran el valor de la democracia, del debate, etc. Los resultados obtenidos esta vez eran tremendamente preocupantes; lo que la campaña había traído era un profundo enfrentamiento social.
The Washington Post recoge estos días una experiencia realiza en la West Chester University. Susan Svrluga ha recogido en su reportaje, titulado "To bring a divided country together, start with a little spit", los efectos de un poco de saliva para una prueba de ADN entre los alumnos de la profesora Anita Foeman. La profesora ha realizado un sencillo experimento: contra los mitos de las razas y la pureza, le ha enfrentado al mensaje de su propio ADN:

Anita Foeman’s students had just gotten the results from their genetic tests, and they couldn’t wait to talk.
One said her dad cheered when she told him she has Zulu roots. A girl with curly red hair said her family always gathers around a Nativity scene on Christmas Eve and sings carols over the baby Jesus, and this year, after learning that she’s 1 percent Jewish, she said: “We’re going to sing the dreidel song!”
When a white student said that 1 percent of his ancestry was African, two black students sitting next to him gave him a fist bump and said: “Yes! Brother.”*


Puede que no todos se lo hayan tomado con el mismo humor, pero se muestra lo que una sociedad preocupada por la "raza" provoca en la ocultación y mitificación de sus propias raíces. El racismo parte de una idea de "raza" que ignora la esencial mezcla de los seres humanos a lo largo de su historia. "Ser" se vuelve una vez más un verbo engañoso, un verbo que confiere una "esencia" que entra en contradicción con una realidad cambiante y dinámica en el tiempo. Por más que algunos hayan querido mantener los mitos de sus orígenes, el ADN revela lo que portamos, las mezclas de tiempos anteriores al racismo o el desarrollo en sociedades en las que eso no era una preocupación.
Lo que la Ciencia muestra —como en otros casos—  es muy diferente a lo que queremos creer. Nuestros conceptos se han formulando a lo largo de la Historia sin más fundamento que nuestro deseo agarrándose a lo que consideraba evidente y que se ha demostrado no son más que mitificaciones.
Los estudiantes que han descubierto tener sangre africana, judía o árabe, que no son tan "blancos" como pensaban son hijos de un sistema de ideas que se sigue manteniendo porque es una forma más de establecer diferencias y, sobre todo, de mantener el poder. No es otra cosa el racismo.
Han sido los conflictos, los enfrentamientos de nuevo sobre las razas lo que ha hecho a la profesora enfrentar a los alumnos a su realidad y reconsiderar sus mitos del origen:

At a time when tensions over race and politics are so raw, the stakes, Foeman said, seem particularly high. Her students have been talking all fall about riots, building walls, terrorist attacks, immigration, the election. “You can feel it buzzing around the halls like electricity,” Foeman said.
Asking people to take DNA tests — an idea that has spread to a campus wide effort at this public university — grew out of consulting work Foeman does in race mediation. Instead of a confrontational approach, trying to provoke people into recognizing their own biases, she wanted something that would pull people together, or at least give them a neutral place from which to start to talk. And with racial divides so stark, she wanted to add some nuance and depth.
She wondered: What if people started finding out things they didn’t know about themselves?
So she begins with a short survey asking people their race and what they know about their ancestry. They spit into a vial. Several weeks later, they get an email with an estimate of their ethnic makeup, a color-coded map of their past.
That leads to questions, stories and curiosity. It is a welcome reset from awkwardness, defensiveness, suspicion. Now that the DNA tests are cheaper, Foeman is able to ask all the students in her honors class — almost all of them freshmen just getting to know or redefine themselves — to take the test.*


Enfrentarse a los mitos del origen es enfrentarse al sistema de relaciones establecido a su alrededor. El que se considera "hijo de los pioneros" mantiene una visión del resto, una visión propietaria en la que percibe al resto como "invasores". Considerará a los otros como un peligro o como un gasto, en cualquier caso como una forma de agresión por su sola presencia.
El esencialismo de las razas nos lleva a pensar en ellas como compartimentos cerrados a lo largo de la Historia. Durante milenios, parece creerse, se han mantenido "puras" transmitiendo ese sentimiento de "superioridad" con el que  se mantiene la ilusión racista. Las mezclas son lo natural, lo que la historia ha producido antes de que el "prestigios" de un origen respecto a otro contribuyera a ese doble movimientos de superioridad propia y de inferioridad ajena.
De estudio realizado en la universidad salen consecuencias que deberían ayudar a reflexionar sobre el fenómeno del racismo:

Statistically, Foeman and her colleague Bessie Lawton have found people overestimate their European heritage and whiteness, and underestimate ancestry from other regions. Half the people think their families will respond positively to results before they take the test. Afterward, fewer than 1 in 10 think so.
“People don’t realize they think this stuff,” Foeman said. “They would say they have no prejudices. They just get quiet.”*

Evidentemente de Europa llega el "prestigio blanco". El racismo se complementa con los países de "prestigio", esencialmente los anglosajones que son quienes dieron el idioma y lo impusieron allí donde se hablaban otros, como el español o el francés, según los países que colonizaran las diferentes zonas que fueron agrupadas posteriormente en los "Estados Unidos". De esa  manera, idioma, nacionalidad y raza se refuerzan. Hablar otro idioma se considera como parte del problema y quien no lo conoce puede ser expulsado. Las campaña contra el "español", emprendida hace ya algunos años, forma parte de esa idea contra los "invasores" que dañan el país.


Sobreestimar los antepasados "europeos" y esconder los de otras procedencias es una maniobra deliberada que impone un "olvido" para mantener o inventar el prestigio. Durante décadas, lo inmigrantes llegados a los Estados Unidos cambiaban sus nombre para hacerlo parecer más anglosajones y así evitar discriminaciones en los ámbitos laborales o sociales. Esa práctica se ha mantenido durante mucho tiempo. El ADN no engaña y puede mostrar lo que se desconoce o se quiere ocultar, según los casos.
Los resultados de los tests de ADN les han enseñado muchas cosas a los estudiantes. Y también a sus familias.

The DNA test “helps us understand we’re not all from one special place, which is really peculiar to America,” Devor said. “Because we’re all from different areas, with different ideas that come with that ethnic culture. What makes America great is we have all those cultures combined.”*

"Razas" y "nacionalismo" son conceptos manipuladores que tratan de justificar un orden existente basado en la desigualdad. Se justifica mediante la segregación y el mantenimiento de las diferencias económicas, educativas, laborales, etc. Siempre se dirigen contra alguien. De ambas ideas se hacen derivar privilegios de unos respecto a otros. Nos olvidamos que los seres humanos somos muy anteriores a que aparecieran las ideas de razas y sobre todo las modernas naciones, que han sido inventadas en los últimos siglos cuando no en el XX. En su nombre se reivindica una diferencia que lleva a la discriminación, al odio y a un absurdo sentido de superioridad de unos frente a otros. En sus formas modernas, racismo y nacionalismo fomentan las identidades frente a las diferencias religiosas con las que nos enfrentábamos anteriormente. 


Hoy hemos comprendido que son peligrosas y más si se vuelven a envolver con el manto del fanatismo religioso. El "desfile nazi" en Taiwán nos hace pensar que algo falla en los sistemas educativos. Los que estarán al frente de la Educación en la nueva administración Trump son ya conocidos por sus ideas retrógradas.
Desgraciadamente, está ocurriendo de nuevo. El mundo se nos está llenando de racistas, xenófobos y radicales religiosos, tres enormes males que van contra la Ciencia, la inteligencia y el sentido común. En ocasiones se refuerzan unos a otros y vuelven a juntarse haciendo retroceder a la Humanidad, un concepto que nos engloba a todos y por cuyos derechos se han dado muchas batallas contra la intransigencia, el fanatismo y la ignorancia, lo peores males. Unos creen que vinimos al mundo distintos, otros creen que el mundo venía ya con fronteras marcadas y otros, finalmente, que Dios les ha elegido a ellos. El ADN explica que no hay justificación para el racismo, construcción ideológica que contradice la realidad de las evidencias. Pero ¿qué les importa a ellos?
La idea de la experiencia realizada con los alumnos es tratar de mostrarles que la idea de la raza pura es una fantasía, que todos tenemos en nuestro ADN las huellas de un pasado remoto en el que no construíamos diferencias como lo hacemos ahora. ¿Servirá de algo? 
Un poco de ADN ha sido suficiente para cambiar algunos puntos de vista.


* "To bring a divided country together, start with a little spit" The Washington Post 24/12/2016 https://www.washingtonpost.com/news/grade-point/wp/2016/12/24/to-bring-a-divided-country-together-start-with-a-little-spit/?hpid=hp_hp-top-table-main_dnatesting-830pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.79d6ac9ac466








jueves, 29 de diciembre de 2016

El conductor enfadado y los que lo contaron

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Comentábamos ayer la situación creada en Egipto con la nueva ley de mediosy a la espera de los otros textos legales que la complementan. Las leyes se pueden hacer cuando se tiene la capacidad de hacerlas. Eso no la convierte en "justas" o acordes con los estándares universales de libertad. Simplemente disfraza lo "injusto" de "legal", que es la forma de salvar la cara cuando los gobernantes salen de sus países y son entrevistados por los periodistas que les hacen preguntas a las que no están acostumbrados en sus países. La respuesta es siempre la misma: es cosa de las leyes; en mi país, dice, se cumple el imperio de la ley. Se callan las denuncias de los medios internacionales, profesionales y jurídicos, de esas mismas leyes. Ellos, repiten, son respetuosos de la ley. Y así deben serlo porque son ellos los que las inspiran.
Ayer la prensa egipcia nos acercaba otro de esos casos que muestran que, al margen de la ley, se trata de la intimidación a los periodistas cuyas informaciones y opiniones no gustan demasiado a la imagen que el poder quiere transmitir. Nunca han estado los gobernantes del mundo tan preocupados por su "imagen", ni los democráticos ni los autocráticos. Todos desayunan con los informes que sus analistas y asesores mediáticos les elaboran en un continuo chequeo de la popularidad. La pluralidad es siempre un peligro y acaban atemorizando a los medios con investigaciones, prohibiciones, etc.
El caso en cuestión se trataba de la prohibición de viajar al extranjero del periodista televisivo Amr Al-Leithy. Las prohibiciones de salida son un medio demasiado frecuente con el que el gobierno egipcio trata de evitar que los profesores, escritores, artistas o periodistas salgan a participar en conferencias a las que son invitados. Cuando llegan al aeropuerto se encuentran con la desagradable sorpresa de que no se les permite embarcar y deben iniciar la larga peregrinación administrativa de intentar enterarse de la causa de la prohibición, por más que la sepan: molestar al poder. La noticia era que esta vez había podido embarcar:

TV host Amr Al-Leithy was allowed to board an aeroplane to the United Arab Emirates (UAE) on Wednesday, after general prosecutor Nabil Sadek had ordered to lift his name from the travel ban list, state-owned media reported.
In November, Al-Leithy was barred from boarding an aeroplane to Dubai. Commenting on the ban, the TV host said that he was not informed about the decision except upon his arrival with his family at Cairo International airport. He also added in a statement that he did not know if any accusations were levelled against him.
Following the ban, Al-Leithy said that he went to Sadek’s office to understand the reasons behind the ban; however, he was not provided with any information.
The travel ban decision came after a video of a tuk-tuk driver who was harshly criticising the living conditions in Egypt was broadcasted by Al-Leithy during his TV show on privately-owned channel Al-Hayah.
The video stirred controversy after it circulated on social media. The driver faced both backlash and support on his comments.
Al-Leithy was not the first in the long chain of travel bans; however, he was the first outside the community of human rights defenders. In November, United Nations special rapporteur on the situation of human rights defenders Michel Forst criticised the increasing use of travel bans by Egyptian authorities against human rights defenders.*


Como se puede apreciar no hay ninguna sutileza ni en el fondo ni en la forma. Que a las autoridades no les guste que en un programa de televisión salga una persona quejándose de la vida en Egipto supone que al presentador se le prohíba salir de Egipto. No hacen falta ni explicaciones. En ese momento, el laberinto administrativo kafkiano hace que el periodista al que no se le permita salir experimente el peso de la intimidación. Sabe lo que ha hecho, pero no consta en ningún lado y solo dependen de un fiscal que ha dado la orden. La única opción que tiene es ser "bueno", no repetir las malas acciones que han llevado a que el afable gobierno se enfade con él.
En la visión del presidente y sus ministros, fiscales, etc. Egipto es oficialmente feliz tras dos revoluciones del pueblo. La felicidad oficial de Egipto es un dogma. Da igual que el presidente salga a pedirles esfuerzos a los egipcios. Si la cosa se tuerce, siempre podrá recordarles el tiempo que él vivió con solo agua en el refrigerador, un ejemplo imborrable que hizo emocionarse a los egipcios. ¡Y no se quejo!, le dijo. Esta segunda parte, la de la queja, es la realmente importante. Si no son capaces de emular al presidente en su autocontrol para la supervivencia, al menos que lo hagan con la boca cerrada.


En este sentido, la historia del conductor del tuk-tuk pasa a ser un contraejemplo que Arm Al-Leithy no debería haber sacado a la luz. El 15 de octubre, Daily News Egypt recogía la historia del conductor:
A video of a tuk tuk driver harshly criticising the poor living conditions in Egypt, that was broadcast on privately owned channel Al-Hayah on Thursday, has sparked controversy among Egyptians.
The driver’s statements triggered endless discussions on social media channels, as the driver disappeared from his residency directly after the video became widely recognised.
The driver, who is an ordinary citizen, faced both backlash and support from Facebook users, most of whom considered him to have criticised the poor living conditions of his own accord, while others thought he was paid to “spread pessimism”.
Prominent TV presented Amr Al-Leithy had conducted the interview with the driver for an episode of his programme Wahed Min El-Nas (One of the People).
Al-Leithy was also accused of conspiring and hiring the driver to make these remarks.
Moreover, Al-Hayah issued a statement on Saturday afternoon, denying the rumours that have circulated about the programme being suspended due to the video. It instead asserted that the programme’s suspension was due to the Al-Leithy’s annual vacation.**


En estas condiciones, con esta actitud, con esta forma de percibir el papel de los medios, es con la que se ha sacado esa ley que ayer comentábamos y que ha creado gran preocupación dentro y fuera de Egipto. Parte, como señalaba algún partidario en el parlamento, de la idea de que cualquier crítica involucra a dos personas y un fin: el que habla y el que lo recoge con la intención de hundir a Egipto.
En una sociedad vigilante y entrometida, poco dada a respetar los límites individuales, los medios sociales se convierten en un gigantesco campo de batalla en el que todo se debate hasta niveles de auténtica paranoia. Los ataques a las personas son frecuentes en el momento en el que hay crítica
La sociedad está dividida y los defensores de las políticas surgidas del "30 de junio" tratan de mantener una visión positiva de una realidad cada vez más deteriorada y difícil de sostener. Esto lleva una hipersensibilidad a la crítica y, como es el caso, a las acusaciones contra el que se queja, al que se apunta como persona "pagada", parte de una conspiración, para sembrar el descontento. ¡Como si hiciera falta pagar por ello!
Los egipcios tienen muchos —demasiados— motivos para no estar contentos. La crisis económica no responde a las poco imaginativas recetas que se le ocurren al gobierno, que toca fondo en casi todas sus áreas. La fórmula de sacar en los medios que el presidente ha dicho "que se solucione" no incluye explicaciones sobre cómo hacerlo ni fondos con los que asumirlo. Es la reducción de la política a los "actos de habla".


Egipto no busca soluciones; busca culpables, que es más rentable de cara a la opinión pública. Sin haber corregido los problemas y vicios heredados, teniendo que recurrir a la fuerza para acallar cualquier manifestación, al descrédito contra los discrepantes o a la acusación de estar "comprado por potencias extranjeras que buscan la destrucción de Egipto", etc. es difícil que el país pueda salir adelante.
En la inauguración de una piscifactoría, el presidente al-Sisi, además de celebrar la detención un alto funcionario corrupto con millones de libras, euros y dólares en su casa, ha hecho una nueva promesa:

"I will not say that only to the government but to Egyptian citizens, businessmen and investors. Stand by your country, only for six months, and you will find things better," El-Sisi said.
He added that the Egyptian people passed the "test", referring to the current economic measures, which have put extra pressure the poor.
"The current economic measures are quite hard and their impact is quite difficult... Egyptian people are capable and aware enough to differentiate between good measures and bad measures," he said.
However, El-Sisi said that many measures are being taken to limit their impact, and he called on the government to work harder to control consumer inflation.***


Lo malo del sistema de promesas es que hay que cumplirlas. Puede que, pasados los seis meses, se convierta en un acto subversivo recordárselas al presidente. No se sabe muy bien qué puede cambiar en la economía egipcia en seis meses, pero las esperanzas están puestas en reactivaciones que hoy por hoy no parecen probables. La situación de la economía y del estado egipcio no se resuelve en seis meses. Es en este contexto en el que se hace imprescindible el control de los medios y la expansión de "buenas noticias".
La ley de medios aprobada decidirá, con los organismos previstos, qué es informar al servicio del "país", convirtiendo en "acto de traición" aquello que no guste.
Nos dice Daily News Egypt que el conductor del tuk-tuk ha tenido que desaparecer para no tener que afrontar las iras de los que consideran que ha sido "comprado" para difamar al paraíso egipcio. A quien lo emitió, igualmente, se le ha sancionado sin decirle por qué, solo que no podía volar fuera del país. No es el único que no puede hacerlo. Es una larga lista de discrepantes a los que se deja en tierra para que comprendan mejor la realidad que no saben apreciar. ¡Menos mal que en seis meses todo estará arreglado y no habrá nada que criticar!


Pero informar sobre las informaciones tiene también sus riesgos. Si al periodista que incluyó en su programa el vídeo del conductor del tuk-tuk  le ha costado una prohibición de varios meses de no poder salir al extranjero, a Daily News Egypt también le costó un disgusto dar cuenta de esa y otras noticias. Egypt Independent recogía la acusación lanzada contra el CEO de la empresa:

The Egyptian committee tasked with managing Muslims Brotherhood funds notified the Egyptian stock and the financial supervisory authority on Wednesday to freeze the assets of Moustafa Mokhtar Sakr, the CEO of Business News Company for Press and Publication, for belonging to the Muslim Brotherhood. Business news is the owner of Daily news Egypt and Al-Borsa Economic Newspaper.
Business news released a press statement denying the accusations and saying that neither the company nor its employees belong to any political, religious or partisian factions and that the company has been working in the field of media since 2008 with a liberal editorial policy.
Moreover, the company said that it filed a grievance complain against the decision. "The company is confident in its legal status and has nothing to be afraid of," the statement said.****

La arbitrariedad es manifiesta. Va más allá de la que ya ha aceptado todo el mundo y se sigue practicando contra Al-Jazeera. Daily New Egypt tiene una línea editorial que nada tiene que ver con los islamistas, pero las acusaciones pueden ser lanzadas como forma de intimidación en un estado que insiste en el que el país vive feliz aunque el presidente pida (más) sacrificios.


Desde el periódico, recoge Egypt Independent, se han defendido rechazando las acusaciones:

The company said that the budget and all its activities reports are available and approved by the General Authority for Investment and Free Zones (GAFI) pointing out that it covers the activities through its capital and advertisement revenues, and has never received any fund from local or foreign parties.
Sakr, the CEO of Business News, said that the company will defend its reputation and the interests of more than 230 employees working there; and will follow all the ways to prove the validity of its legal position which is compatible with all the Egypt laws.
"This is the company that President Abdel Fattah al-Sisi chose (in one of its publications), to publish an article in 2014 and 2015 about the economic policies of the country, as a message to be addressed to foreign investors participating in the Euromoney conference," the statement said.****


Cualquiera que denuncie las situaciones pude ser acusado de pertenencia, simpatía, etc. a banda terroristas y desaparecer del panorama, congelados todos sus bienes. La prohibición de salida se queda corta en este caso.
El régimen egipcio no puede seguir sosteniendo su "liberalidad" y "espíritu democrático" con todas estas viejas prácticas con las que deshacerse de las críticas, acallando la libertad de expresión y considerando a los medios como un ejército enemigo.
El señor del tuk-tuk tenía motivos más que suficientes para estar enfadado. Tras las acusaciones de estar comprado, tiene más motivos para seguir enfadado.



* "TV host Amr Al-Leithy no longer on travel ban list" Daily News Egypt 28/12/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/12/28/tv-host-amr-al-leithy-no-longer-travel-ban-list/
** "Video of tuk tuk driver stirs controversy among Egyptians" Daily News Egypt 15/10/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/10/15/559340/
*** "Egypt's Sisi hails anti-corruption measures, calls for more" Ahram Online 28/12/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/254015/Egypt/Politics-/Egypts-Sisi-hails-anticorruption-measures,-calls-f.aspx

**** "Business News chairman complains against authorities' decision to freeze its assets" Egypt Independent 14/12/2016 http://www.egyptindependent.com//news/business-news-chairman-complains-against-authorities-decision-freeze-its-assets




miércoles, 28 de diciembre de 2016

Otra mala ley de prensa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El problema de los medios no es exclusivo de los Estados Unidos bajo Donald Trump. Las restricciones a la libertad de prensa van aumentando conforme el mundo se hace más inseguro y los gobiernos apuestan por la fuerza frente a las libertades.
Ayer citábamos las posturas de Donald Trump comparándolas con la visión negativa de su colega egipcio, el presidente Abdel Fattah al-Sisi, cuya ley de medios fue publicada el lunes tras su paso por el parlamento. Las denuncias no han tardado en aparecer. Egypt Independent comenta con información de la AFP:

Egyptian President Abdel Fattah al-Sisi has approved a law to set up a council headed by his appointees that oversees the media and ensures compliance with "national security" requirements.
The law, passed by parliament and published in the official gazette on Monday, mandates the council to investigate media funding and fine or revoke permits of those deemed in violation.
The council will be composed of a head picked by Sisi and 12 members recommended by parliament and other institutions, and also approved by the president.
The New York-based Committee to Protect Journalists has accused Egypt of placing restrictions on media and being a "leading jailer of journalists".
The law says the council would guarantee the right of citizens "to enjoy a free and honest media".
But it also tasks the council with "guaranteeing the compliance of media institutions to the requirements of national security".
Sisi has dismissed criticisms of media restrictions in Egypt, but he regularly complains of its performance and has suggested it occasionally harms the country with critical coverage.
The Egyptian Journalists Syndicate official Khaled Elbalshy said the law tightens government control on media.
"The new law entrenches the status quo including control over the media through a council picked by the executive branch," he told AFP.*


Como se puede apreciar, los conceptos que se manejan son todos de una retórica hueca y llenos de valores, lo que hace que sean pura interpretación de la autoridad, que tiene la capacidad de decidir qué medio es "honesto" o sobre su idea de defensa de la "seguridad nacional". Recordemos que los micromedios se han visto sacudidos con frecuencia con las mismas amenazas. En Egipto, por definición, el único garante de la verdad —como muchos padecido en sus carnes— es el gobierno. La verdad es "suya" y los demás no tienen más remedio que seguirla. Recordemos lo pasado con la cuestión de las islas, desencadenante de la acusación contra los que lo criticaban de "esparcir noticias con la finalidad de desestabilizar al régimen", algo en lo que caben casi todas las críticas con un régimen que solo basa su fuerza en la imposición de las verdades.
Las críticas al parlamento —donde se han escuchado auténticas vergüenzas— llevaron sanciones a los periódicos cuyas informaciones no les gustaban. El concepto de "seguridad nacional" es tan ambiguo que llevó a poner problemas al juego del Pokémon Go, como reflejaron los propios medios.
Tras su aprobación hace un par de semanas, Ahram Online recogía el entusiasmo del presidente de la cámara —el mismo que atacó a los periodistas y que no ha aprobado la retransmisión de las sesiones parlamentaria seguramente por seguridad nacional— ante la ley que era remitida al presidente. Sin embargo, la oposición no estaba tan contenta con el resultado:

Leftist MPs Haitham Al-Hariri and Khaled Youssef attacked the new law, expressing fears that it might be ruled unconstitutional.
"The fact that it was reviewed by the State Council does not mean that it will not be ruled unconstitutional," said Al-Hariri, arguing that "the State Council has revised the general law on the media, but it did not have a say on the three media regulatory bodies law."
Speaker Abdel-Aal said articles 211, 212, and 213 stipulate that three regulatory bodies should be formed first to give a say on press and media laws.
"So it is logical that we discuss first the law on the three media regulatory bodies," said Abdel-Aal.
Alaa Abed, the head of parliament's human rights committee, said the release of new media laws in Egypt have become a pressing need.
"The new law should come to impose some control on the Egyptian media to ensure that it toes the national line," said Abed, accusing "private television channels of covering national issues in an unprofessional way, with some of them having gone to the extent of inciting violence against the state."
"While military and police soldiers sacrifice their lives defending the country against terrorism, we see that some media people are doing their best to tarnish the image of the state," said Abed.
However Abdel-Aal stressed that press and media freedoms are guaranteed by the constitution.
"I know that some media outlets do a bad job, but I insist that, in general, the Egyptian media does a good job and defend the supreme interests of the country," said Abdel-Aal.
Independent MP Mostafa Bakri also launched a scathing attack against the Higher Press Council and the Press Syndicate, accusing members of their boards of doing their best to delay the release of new media laws.
"They want to stay in their positions without any legal grounds," Bakri complained.**


Con ley o sin ley, Egipto ya era uno de los países con más denuncias acumuladas contra la libertad de prensa, información y expresión. Todas las asociaciones internacionales de periodistas han coincidido en el recorte de la libertad de información y en el uso de los medios afines al gobierno para la difamación, acoso, descalificación, etc. de aquellas personas que critican al régimen de al-Sisi. De hecho, uno de los principales apoyos del régimen son los medios controlados o puestos a su servicio por diligentes empresarios y financieros admiradores del presidente.
Las palabras del presidente del comité de derechos humanos —¡qué papelón!— diciendo que hacía falta una ley para meter en vereda a los medios no deja de ser una burla a los Derechos Humanos, sobre los que ya conocemos sobradamente la opinión presidencial. El hecho de que los medios "desluzcan" (tarnish) la imagen del estado, según Alaa Abed, demuestra cuál es el papel de la ley: enderezar a los medios, eliminar las tendencias críticas.
Todo ello no es más que la expresión jurídica de la idea de que son los medios los que deben recrear y reforzar la imagen idílica de la presidencia y sus logros. Pero la realidad egipcia está rota ante el fracaso de las políticas gubernamentales. Necesita por ello del control de los medios para que sus visiones triunfalistas no sean contestadas.


Hemos dicho en muchas ocasiones que loe medios egipcios representan lo peor y lo mejor del país. Los hay que son pura propaganda y difamación constante al servicio del gobierno y los hay, pocos, que critican las posturas y resultados. La respuesta del gobierno a las críticas es la de siempre: están al servicio de potencias extranjeras y quieren extender una imagen distorsionada de Egipto para dañarle. Con esta excusa tiene la intención de quitarse responsabilidades por los fracasos y buscar culpables. La teoría de la conspiración mediática es un hecho que para ellos no admite dudas. Como se ha señalado en la información anterior, se trata de meter en cintura a todos los profesionales de la información y a los representantes de sus organizaciones para que se pueda mantener una voz única y triunfalista.
Con la ley, el gobierno ya tiene una excusa que utiliza en muchas ocasiones: responsabilizar a los jueces  diciendo que en Egipto se "cumple la ley". Lo que no se dice es que además de cumplirse se "hacen" a medida para poder silenciar o encerrar a las personas que molestan. La ley de medios, como se puede apreciar en las voces de los que lo han hecho, es una ley vengativa y vigilante. Parte del principio de que el estado es una entidad semidivina cuyos fines y actuaciones no pueden ser contestados. Es una mentalidad nada democrática y, por ello, se ocupa más del control social que de la independencia de las instituciones al servicio de la sociedad.
Reuters valoraba así la nueva ley (otras se preparan) de los medios:

Egyptian President Abdel Fattah al-Sisi will pick a chairman and members of a new media council under a law passed on Monday, giving the body the power to fine or suspend publications and broadcasters and give or revoke licences for foreign media.
The law, approved by parliament and signed into law by Sisi, creates the so-called Supreme Council for the Administration of the Media whose chairman will be picked by Sisi and whose remaining members will be appointed by him based on nominations from various bodies including the judiciary and parliament.
Human rights organisations and the New York-based Committee to Protect Journalists have repeatedly criticised media freedoms in Egypt, which jailed the second most journalists of any country in the world in 2015, according to the CPJ.
The new council is tasked with suing media organisations that violate its regulations, creating a list of penalties, fining media organisations that break licence terms, and can revoke or suspend the right to publish or broadcast.
It will also ensure fair competition between media groups as well as their independence and neutrality, adherence to journalistic ethics, and will make sure they do not compromise national security, the Official Gazette in which the law was published said.
Yehia Qalash, chief of the press syndicate, told Reuters that the law and the council were mostly concerned with administrative affairs and did not compromise media freedoms. Parliament was still debating other media legislation, he said.***


En un estado sumiso siempre al poder y dado a la arbitrariedad, que sea el presidente quien elija a aquellos que han de dirigir unas instituciones destinadas a vigilar la prensa, controlando el parlamento y sus comisiones, las mezquitas a través de los sermones, etc. Pronto Egipto al completo solo será un eco de la voz presidencial, que dará su visión del mundo y esparcirá el oscurantismo señalando que todos los discrepantes son enemigos de Egipto y su misión universal, sea esta la que sea.
La prensa comienza el camino del riesgo o de la autocensura si quiera mantenerse viva. Cualquier intento de disfrazar jurídica o políticamente lo que representan las nuevas leyes de medios egipcias se enfrentan con una triste realidad: es el segundo país del mundo con más periodistas encarcelados durante 2015. Un récord triste porque no puede haber una democracia real y una prosperidad cierta sin que haya una prensa que ayude a corregir los desajustes y denunciar los abusos.
El régimen egipcio, como los anteriores, solo ve la prensa como una forma de propaganda y control social. No ve su importante papel para la creación de una opinión pública y el robustecimiento de una sociedad civil activa. Egipto continúa con la tradición que ahora le hermana con aquellos "populistas" para los que los medios solo existen bajo control, como ha ocurrido con la denunciada ley polaca de medios. Para los autócratas del mundo —Erdogan, Trump, Orban, etc. y El-Sisi es buen amigo de todos ellos— la prensa es un hecho molesto e incompresible en cuanto que se alejan de la propaganda.


Dice la campaña de publicidad de The New York Times que el buen periodismo importa y es más necesario que nunca. Es cierto. La explosión mediática no debe engañarnos sobre la reducción del compromiso con la información y la necesidad de la ética profesional que sirva para defender el derecho de los ciudadanos a estar bien informados, a veces a su pesar. Sin él, difícilmente puede mejorar nada. Podrá haber malos periodistas, algo que no se duda, pero matar el periodismo, silenciarlo o escribirle la letra de las canciones es algo muy distinto. Es preferible que haya periodistas que se equivoquen a que todos digan lo mismo. Es otra mala ley de prensa.


* "Egypt sets up govt-picked council to oversee media" Egypt Independent 28/12/2016 http://www.egyptindependent.com//news/egypt-sets-govt-picked-council-oversee-media
** "Egypt's parliament provisionally approves media regulation law" Ahram Online 13/12/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/252006/Egypt/Politics-/Egypts-parliament-provisionally-approves-media-reg.aspx

*** "New Egyptian law establishes media regulator picked by president" Reuters 26/12/2016 http://www.reuters.com/article/us-egypt-media-idUSKBN14F11S


martes, 27 de diciembre de 2016

Falsas noticias o la nueva guerra

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los mecanismos que Michel Foucault establecía en el control del poder en las sociedades era la distinción, junto a otros mecanismos controladores (como las distintas formas de "lo prohibido", por ejemplo), era el establecimiento de la distinción entre "lo verdadero" y "lo falso". Se crean instituciones que lo determinan en cada caso. La verdad, que dependía de la "autoridad" se institucionaliza quedando en manos, según los sectores, de científicos, jueces o críticos, que tienden a establecer lo que es verdadero, justo y bello. Todas estas instituciones que producen "discursos de verdad".  Foucault se consideraba sobre todo un estudioso de la brecha que se produce en Occidente en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando es precisamente el concepto de autoridad en que se viene abajo con las revoluciones, el iluminismo, etc. dejando abierta la remodelación de las viejas instituciones y la creación de otras que alientan sus propios discursos.
Hasta la Poesía quiere ser "verdad", como testimonia la autobiografía de Goethe Dichtung und Wahrheit o el juego poético de John Keats en la Oda a una urna griega: “Beauty is truth, truth beauty” — that is all / Ye know on earth, and all ye need to know. La sociedad se organiza o es organizada a través de estas formas de verdad que los discursos ponen en circulación.


La Prensa es un fenómeno de la misma época, como lo es la Historia. Se hace necesario dar forma al presente y al pasado, que es lo que se configura como nacionalismo. La Historia surge precisamente para constituir una nueva "verdad", la de la "nación", como bien señalaron entre otros Renan, capaz de articular la nueva condición devenida del cambio de régimen: la ciudadanía. Las personas ya no son propiedades de los señores, sino que se deben a una nueva institución, los estados modernos, que es necesario articular sobre la idea de "nación" con nuevos discursos institucionales, que van del himno a la bandera, de los cantos a los grandes cuadros y estatuas que saludan a los nuevos ciudadanos desde sus plazas o les cantan, como Wilhelm Tell, desde los escenarios operísticos.
La nueva verdad está en marcha. Sobre ella se edifica.

La prensa juega un papel decisivo en una realidad cada vez más compleja en la que los ciudadanos, a los que nadie escuchó más que en las revueltas durante siglos, ahora configuran la "opinión pública" y participan en la vida política.
El Periodismo se acaba profesionalizando y comprendiendo la importancia del papel que tiene en una sociedad democrática, la necesidad de una información veraz para poder tener un buen funcionamiento. La idea de que el "poder" reside en los ciudadanos, que se informan y actúan en función de su libertad de decisión es poderosa y constituye la base de lo que algunos llamaron el "cuarto poder", tratando de resaltar su papel esencial en las sociedades democráticas.
La relación de la Prensa con los otros poderes siempre es conflictiva pues es a ella a quien compete dar forma discursiva a algo complicado llamado "realidad". La Prensa se ocupa de fijar y explicar algo que se llaman "hechos", que son determinados conforme a unos criterios de pertinencia y relevancia que pueden depender de los intereses de unos y otros. Por eso las buenas escuelas de Periodismo tratan de enseñar la importancia de la conciencia profesional, de su defensa frente a los cantos de sirena que representan los intereses de unos y otros. Ellos, se dice habitualmente, se deben al público, a los ciudadanos, que deben saber y conocer sobre lo que acontece en su mundo inmediato y más allá de él.
El siglo XX asiste a un movimiento deconstructivo en el que se analizan el papel de los discursos institucionales desnaturalizando lo que se nos presentaba como evidente. Se dejan al descubierto los mecanismos del poder social en un gran movimiento que había comenzado, por citar un nombre señero, con la genealogía de Nietzsche y que es seguido por otros críticos e investigadores sociales. El poder se hace humano, demasiado humano, y quedan al descubierto sus formas de enmascaramiento.

La llegada al poder de Donald Trump ha supuesto algo más que una conmoción política, un shock para millones de personas de todo el mundo, más allá de los frustrados electores norteamericanos. Han tenido una primera dosis de descubrimiento de cómo el "poder" se articula para poder mantenerse a través del redescubrimiento con otros ojos, de cómo un señor que consigue tres millones de votos menos que su contrincante político, puede conseguir la presidencia. El "colegio electoral" es precisamente un vestigio institucional con capacidad de decidir "quién es el presidente" por encima del "voto popular" que son los ciudadanos. ¿Por qué persiste un mecanismo que tenía su origen en los estados esclavistas? Esa es la pregunta que se hacen muchos y que no será resuelta porque la respuesta es obvia: todos esperan que si hay que recurrir a ella, les favorezca. Como los que ganan son quienes tendrían que cambiarla no lo hacen. El sistema lleva imponiendo cada cierto tiempo su "verdad", que quien decide no es el pueblo sino los delegados que le representan.
Pero el otro descubrimiento, el que está haciendo correr ríos de tinta real y virtual es la cuestión de la "verdad" o, para algunos la "posverdad". Los Estados Unidos ha tenido un lema no escrito: "la verdad es esencial en un político". Han depuesto a políticos mentirosos, como Richard Nixon y consideran que aquel político al que se le demuestra que miente queda acabado para la vida pública.
El papel decisivo de la confianza en la política es posible mediante la existencia de ese "cuarto poder", la prensa que cumple funciones de sacar la verdad a la luz, dejando en evidencia al mentiroso. Sin embargo, lo ocurrido en esta ocasión es sorprendente para muchos: se ha elegido directamente a un mentiroso. Esta vez, el presidente lo ha sido en medio de mentiras. No he dicho deliberadamente "por las mentiras" para evitar sacar consecuencias que algunos ya han sacado: la muerte de la verdad, al menos en el sentido periodístico del término.
Sin embargo, el candidato Trump ha centrado sus afirmaciones en ámbitos más allá de la política. Aquí dimos importante al editorial de septiembre de la revista Scientific American, en el que se mostraba la preocupación ante las afirmaciones de Donald Trump sobre fenómenos considerados bajo la jurisdicción de la Ciencia, como es el "cambio climático", entre otros. El hecho va más allá de la anécdota y ejemplificaba que Trump y los suyos comprendían que su electorado no tenía compromiso alguno con la verdad, ni el menor deseo de escucharla. Solo buscaba encontrar una respuesta satisfactoria a sus frustraciones de distinto orden: del racismo a las importaciones de China, de lo políticamente correcto al machismo explícito. Los que han empezado a desempolvar los libros sobre los orígenes del Fascismo saben lo que buscan. Cuando los pueblos prefieren las mentiras a la verdad se abre un camino incierto y si es en la nación más poderosa del mundo, hay que echarse a temblar por las consecuencias.
Significa que, una vez pasado ese Rubicón, cualquier mentira es posible, cualquier teoría se puede sostener ante la aclamación de aquellos que ven su fuerza en la afirmación conjunta.


Los científicos, cuyas verdades institucionalizadas se han visto atacadas por afirmaciones sobre el cambio climático o los efectos de la vacunas tendrán que defenderse de los recortes económicos que padecerán en sus programas. La era soviética tuvo enormes desastres por imponer desde la ideología a la Ciencia su funcionamiento., Costó la vida de millones de personas, como los historiadores nos recuerdan. La superioridad científica se acabó produciendo precisamente por la autonomía de la Ciencia, que podía establecer sus formas de trabajo, si bien recibiera de los políticos las subvenciones. Ahora, en la era Trump, la Ciencia pagará su independencia a manos de creacionistas y de gente que dice no creerse lo que la Ciencia representa, que todo ello son conspiraciones extranjeras para destruir el predominio del Imperio Americano, del que todos predicen su ocaso, pero que ellos van a resucitar a golpe de poderío nuclear, muros y amenazas.
Otra cosa es la cuestión de la Prensa y de las verdades circulantes sobre el funcionamiento del mundo en su vertiente social. Aquí la estrategia es otra pues es el mundo de la información, de los discursos como discursos. Es en la prensa donde se fabrican y empaquetan los hechos como discursos y en donde la confianza se revela esencial para poder admitirlos como "verdades".
En The New York Times podemos leer el artículo de con el titular "Wielding Claims of ‘Fake News,’ Conservatives Take Aim at Mainstream Media", en el que se expresa el temor por lo que está ocurriendo con los medios:

WASHINGTON — The C.I.A., the F.B.I. and the White House may all agree that Russia was behind the hacking that interfered with the election. But that was of no import to the website Breitbart News, which dismissed reports on the intelligence assessment as “left-wing fake news.”
Rush Limbaugh has diagnosed a more fundamental problem. “The fake news is the everyday news” in the mainstream media, he said on his radio show recently. “They just make it up.”
Some supporters of President-elect Donald J. Trump have also taken up the call. As reporters were walking out of a Trump rally this month in Orlando, Fla., a man heckled them with shouts of “Fake news!”
Until now, that term had been widely understood to refer to fabricated news accounts that are meant to spread virally online. But conservative cable and radio personalities, top Republicans and even Mr. Trump himself, incredulous about suggestions that fake stories may have helped swing the election, have appropriated the term and turned it against any news they see as hostile to their agenda.
In defining “fake news” so broadly and seeking to dilute its meaning, they are capitalizing on the declining credibility of all purveyors of information, one product of the country’s increasing political polarization. And conservatives, seeing an opening to undermine the mainstream media, a longtime foe, are more than happy to dig the hole deeper.*


Trump va a necesitar de dos cosas en su mandato: del desprestigio, como se señala en el artículo, de los principales medios, que es desde donde le llegarán las críticas más duras y de la proliferación federada de todos esos medios "marginales", despreciados por los medios tradicionales tratando de formar una capa protectora de sus decisiones. Son las dos caras de la misma moneda.
Creo que no se ha visto un movimiento de este tipo hasta el momento más que a pequeña escala. Los medios tradicionales descubren ahora —¡oh, sorpresa!— el fenómeno de la fragmentación de las audiencias más allá de una cuestión de mercado. Desde hace muchos años se insiste en el riesgo de que esa fragmentación conlleve una pérdida de la "realidad común", es decir, se produzca un desmoronamiento de lo compartido ante la proliferación de versiones alternativas imposibles de verificar por los receptores. Es el concepto de "autoridad" (o de "profesionalidad" si se prefiere) el que ofrece la garantía sobre los discursos de verdad recibidos. Finalmente es un acto de fe en el que pongo mi confianza dentro de un sistema de valores y creencias. Eso no es, como algunos interpretan, la desaparición de la "verdad" sino precisamente la constatación de la necesidad de los mecanismos institucionales, con sus prácticas y protocolos (como hacen los científicos o los jueces para argumentar).
Lo que han hecho los trumpistas es crear la confusión afirmando sin ningún tipo de verificación o responsabilidad. ¿Cómo es posible que el presidente electo de los Estados Unidos pueda decir que ha existido un "fraude" de millones de votantes que ha evitado que ganara el voto popular? Sin embargo, lo ha hecho porque no considera necesario probarlo: es un acto de puesta en marcha de un arma discursiva. No tiene como función comunicar un "hecho" sino fabricarlo. Así ha hecho con muchos otros, que cuando le han sido recriminados o exigida una explicación ha remitido a un género discursivo ficcional, diciendo que no debería ser entendido literalmente.


Desde el punto de vista de los medios, este hecho es relevante. Es la constatación de que los que hizo Orson Welles con "La guerra de los mundos" en la radio puede hacerse cada día sin más problema. Es el discurso el que fabrica el "hecho" y no el "hecho" el que necesita del discurso.
Desde el poder, las instituciones estarán al servicio de los manejos de Trump para crear pronto una realidad delirante y fantasiosa en la que los discursos no intenten reflejar lo que ocurre en la realidad, sino que la fabriquen alrededor de los norteamericanos. A golpe de tuit, Trump se ha convertido en un comentarista de la "realidad", modulándola ante sus espectadores-seguidores. Las redes terminarán la labor amplificando y robusteciendo esos discursos, deteriorando los que no les sean favorables.
La guerra está ya abierta. El final es incierto porque no hay una solución que no pase por el deseo de recibir información cierta y no mentiras agradables. Ya no son los tiempos de los que prometían "sangre, sudor y lágrimas", sino los tiempos de los que gustan de fabricar enemigos sobre los que descargar las iras; es el tiempo de las explicaciones que refuerzan los sentimientos más primarios, que no deben ser reprimidos. Hay una realidad a la carta.
El artículo de The New York Times se cierra así:

The market in these divided times is undeniably ripe. “We now live in this fragmented media world where you can block people you disagree with. You can only be exposed to stories that make you feel good about what you want to believe,” Mr. Ziegler, the radio host, said. “Unfortunately, the truth is unpopular a lot. And a good fairy tale beats a harsh truth every time.”*

Sigmund Freud hablaba de una primera etapa regida por el placer y el deseo que debía dar paso a una segunda en que aceptar que la realidad no es placentera, que no está diseñada a nuestro gusto. En eso consistía, pensaba, la maduración humana, en aceptar que un mundo que no nos gusta es real y no en poblarlo de fantasías escapistas.


Trump nos lleva a un mundo de deseo, repleto de las fantasías que se quieren escuchar, las placenteras, las que hacen concordar el deseo con lo que vemos. Por eso ha sacado de dentro de muchas personas esa violencia que ahora exige cumplirse en términos de deportaciones, prohibiciones, etc.
El episodio vergonzoso, captado por un teléfono móvil, en la caja de unos almacenes nos mostraba a una mujer insultando, despreciando, a un par de mujeres hispanas. Lo que salía por su boca, ante la complacencia o el temor de los presentes, no era más que una repetición de las palabras de Donald Trump en sus discursos. El desprecio profundo, el odio que manifestaban sus palabras, son un aviso de los efectos de esta forma impuesta de vivir la realidad.
Esa mujer se consideraba del lado de la verdad y, por fin, podía decirla frente a lo "políticamente correcto", un eufemismo para la "mentira". Solo Trump les ha traído la verdad, solo él ha sacado a la luz las conspiraciones, las corrupciones, solo él se atreve a decir lo que piensa y lo que piensa es verdadero.
Todo lo demás entra en esa categoría a la que Trump ha dado la vuelta, las "fake news". Su amigo, el presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi también advierte a los ciudadanos de las mentiras de los medios nacionales y extranjeros. Solo se le debe escuchar a él. La verdad solo puede salir de la boca de los elegidos, de los nuevos mesías enviados a sacarnos del error, a salvarnos de la ignorancia.
Como están señalando los medios norteamericanos más importantes, se abre una guerra contra ellos. Una guerra en la que se presionará para evitar que salgan a la calle con noticias que contradigan la versión oficial. El llamado "cuarto poder" debe someterse o morir.
Los medios pagan ahora la trivialización de la información por la que muchos se han ido deslizando, persiguiendo a unas audiencias, también ciudadanos, que deseaban ser entretenidos antes que informados. Se paga ahora la pérdida del crédito de muchos medios que no han sabido diferenciar los hechos del espectáculo. Todo eso ha sido aprovechado por aquellos que han sabido entender sus efectos.
Un problema: nadie imita a los que pierden. Todos lo hace, en cambio, a los que ganan. Hay que tomar precauciones antes de que la epidemia se siga extendiendo. A nadie le siente mejor la piel de cordero que las mentiras.



* "Wielding Claims of ‘Fake News,’ Conservatives Take Aim at Mainstream Media" The New York Times 25/12/2016 http://www.nytimes.com/2016/12/25/us/politics/fake-news-claims-conservatives-mainstream-media-.html