martes, 1 de diciembre de 2015

Incidentes aislados (pero frecuentes)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las protestas contra la Policía arreciaban en Alejandría. La muerte en comisaría de un vecino, padre de cuatro hijos, acabó de nuevo con la paciencia de los ciudadanos de la ciudad, todavía en el caos de las inundaciones y muertes por descargas eléctricas producidas por las cables caídos. Las acusaciones contra el muerto no han hecho sino irritar a la población, que salió a la calle a protestar contra la nueva muerte en la comisaría. El ministro del Interior ha decidido dispersar a los agentes implicados en la muerte por tortura de un detenido, según nos cuentan Ahram Online
La Policía es una de las principales fuentes de problemas del gobierno egipcio. No ha tenido "transición" en ningún momento desde la época de Mubarak, quien construyó un auténtico imperio policial. Eso se paga con creces.
Nos explican en el diario estatal:

Egypt's interior minister Magdy Abdel-Ghaffar ordered on Monday the transfer of four policemen accused of torturing a man to death in Luxor earlier this week.
The policemen, who hold different ranks, were transferred to different directorates in other governorates until investigations are over. One officer facing the same accusations had been transferred on Saturday.
On Friday, hundreds marched across Luxor to protest the death of Talaat Shabeeb, with demonstrators chanting anti-police slogans and demanding the dismissal of the head of the El-Awameya police station where the victim was being held.
The prosecutor-general has opened an investigation into the case and the forensic authority has been tasked with determining the cause of death.
Security officials had said on Wednesday that the 47-year-old Shabeeb, a father of four, was arrested at a local El-Awameya café for the illegal possession of prescription painkillers, and had later fallen ill before being taken to Luxor International Hospital where he died.
Shabeeb's family, however, claims that Shabeeb was in fact arrested over a personal dispute with a policeman, and not for drug possession. The family also claims that Shabeeb died at the police station, not the hospital, half an hour after his arrest.
Egypt’s interior ministry has said that it will not display any leniency regarding instances of torture among law enforcement, and described such cases as “isolated incidents.”*


La historia es demasiado conocida por los egipcios, es un remake constante de la arbitrariedad y la impunidad con que se maneja la institución., que necesita algo más que un lavado de cara.
Los egipcios viven divididos por una doble realidad policial: la oficial, que les presenta como héroes y víctimas en la lucha contra el terrorismo, y la cotidiana que los identifica con sucesos como los de Luxor y que el ministro ha tenido la humorada de calificar como "hechos aislados". Pero lo cierto es que en Egipto es difícil diferenciar —al menos desde la Policía— entre "seguridad" y "estado policial".
El propio medio estatal señala desmintiendo al Ministro:

Shabeeb’s case is the third in Egypt involving allegations of police abuse over the past week, with the latest involving an Ismailiya policeman who is accused of torturing a man to death while he was in police custody.
On Thursday, another police officer was detained in Greater Cairo for four days pending an investigation into allegations of assault and abuse of power. The officer is being accused of assaulting a bus driver in the satellite city of 6 October over a traffic dispute, as well as conducting a false arrest and filing a false police report accusing the driver of illicit drug possession.
Torture is forbidden by Egypt's 2014 constitution, with Article 52 stating that "torture in all its forms is a crime without a statute of limitations." However, local and international rights group have said that torture by security forces remains prevalent in Egypt.*


Algo más que incidentes aislados. La Policía siempre tiene una excusa para explicar las muertes en sus calabozos. Muchas de esas muertes, además, son resultado de disputas privadas, lo que demuestra la sensación de omnipotencia que parece dar el uniforme. Acostumbrados a la impunidad, resuelven sus disputas personales o de tráfico llevando con falsas acusaciones —posesión de drogas preferentemente— a los que se les enfrentan o molestan a las comisarías. Esto sigue igual que en la época de Hosni Mubarak.


Lo que sorprende es la ingenuidad de algunas de las medidas tomadas para intentar calmar los ánimos por parte de los responsables. Egyptians Streets titula "Egypt’s Police Attempt to Enhance Image After Spike in Brutality Cases" y señala algunas acciones:

In a bid to express their condolences for Talaat Shabib, a civilian who reportedly died at the hands of police, Luxor security officials organized a vigil on Saturday, according to news reports. Meanwhile, the Ministry of Interior has said it is investigating an array of cases of a similar nature.
The vigil, which was organized by the Luxor Security Directorate with the leadership of Assistant to the Ministry of Interior Essam El Hamali, is seen as an effort from officials to rehabilitate the security apparatus’ image as incidents of police torture and brutality have spiked.
According to privately-owned Youm7, the vigil organizers held up a banner expressing Luxor police’s support for ongoing investigations in the incident and its “complete readiness” to “apply the law” to any individuals found to be involved in the assault on Shabib, “if even with a hurtful word”.**


La publicación añade otros casos anteriores, desde mayo, de características muy similares a los recogidos por Ahram Online. No se pueden llamar "incidentes aislados". Lo que sí podrían llamarse es "no deseados", en la medida en que responden a intereses de los agentes más que a los del Estado. El Estado tiene su propia violencia, que tampoco se puede calificar de aislada. En cualquier caso, los egipcios padecen ambas. Unos porque el azar les pone en su camino un policía que se cree el rey del mundo; otros porque han sido declarados —lo sean o no— "enemigos del pueblo", categoría que va del delincuente y terrorista reales, a los críticos con el gobierno y sus acciones. Toda la prensa recoge la detención —otra más, tampoco es un incidente aislado— del periodista e investigador Ismail Alexandrani a su llegada al aeropuerto internacional de Hurghada. Su delito es el cuestionamiento de la política seguida en el Sinaí, entre otras cuestiones.


Pero hace falta algo más que buena voluntad para corregir esta compleja situación que se alimenta durante décadas por la connivencia de todo el sistema. Ha sido una práctica en la que se ha mirado para otro lado. El problema ahora es que muchas de las medidas esenciales del gobierno tienen que ver con la "seguridad", en su sentido excesivamente amplio, que va más allá de la cuestión del terrorismo y que afecta a los ciudadanos y a sus derechos.
Los medios o los mismos ciudadanos a través de las redes sociales dan cuenta de estas actuaciones policiales que acaban en muertes o en desapariciones, en larguísimos periodos de detención  a la espera de juicio, etc.
La única cuestión que se plantea es si realmente se lamenta esta situación o forma parte de las estrategias. Se trata de saber si es una inercia del sistema anterior o si es un modus operandi del que la sociedad egipcia no se puede librar porque no tiene los medios necesarios para la transparencia y la acción.


Las actuaciones policiales durante la revolución, los cientos de muertos, se fueron refrendando por los jueces, que dejaban en libertad a los policías acusados. Prácticamente no hubo condenas por la represión. Eso es un pésimo mensaje para la sociedad, que ve cómo su futuro queda en manos de unas fuerzas incontrolables.
Queda por ver si las acciones del ministro y las condolencias dadas por los policías de Alejandría no son simplemente una operación cosmética en un momento muy delicado para el prestigio del gobierno, que se basa únicamente en el tenido por el presidente. La erosión del sistema repercute directamente en su imagen.
Las muertes en comisaría, lejos de ser hechos aislados, son frecuentes, como han recordado los periódicos, incluso los estatales. La situación al final de la hoja de ruta no es la democracia prometida. Pero recordárselo al régimen ya te convierte en delincuente, acusado de difamación y destrucción del nombre de Egipto en el mundo. Terrible error, pues quien lo destruye es el que comete delitos en su nombre.


* "Egyptian policemen accused of torture, murder transferred from Luxor posts" Ahram Online 30/11/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/172243/Egypt/Politics-/Egyptian-policemen-accused-of-torture,-murder-tran.aspx

** "Egypt’s Police Attempt to Enhance Image After Spike in Brutality Cases" Egyptian Streets 29/11/2015 http://egyptianstreets.com/2015/11/29/egypts-police-attempt-to-enhance-image-after-spike-in-brutality-cases/







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