domingo, 25 de octubre de 2015

Sobre el otro Marte y su desierto despolitizado

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hacia un par de días señalábamos, al cerrar el anterior texto sobre los resultados de las elecciones en Egipto, la aparición de un texto en Ahram Online, el diario de titularidad estatal, de un artículo de Hani Shukrallah, prominente periodista —editor jefe de Al-Ahram Weekly y de Ahram Online, defensor de los derechos humanos y demandante de reformas durante la época de Mubarak, y político socialista—, que llevaba por título "Egypt: Revolution, repentance and rest".
El artículo se puede considerar una especie de epitafio sobre la política egipcia y coincide con la misma línea que aquí hemos seguido en nuestros análisis: la "hoja de ruta" no ha llevado a la democracia sino a la despolitización, desmantelando la revolución y sus aspiraciones. Escribe Hani Shukrallah que los que han estado ausentes en las urnas no han sido solo los votantes, sino especialmente la "política". El periodista insiste en lo ridículo de las afirmaciones dadas por las formaciones políticas y especialmente desde los medios.
Todas esas extrañas maniobras que hemos ido señalando en estos últimos meses que algunos medios y periodistas han estado realizando llegan a su culminación en las excusas de lo que entendían que era su tarea: maquillar con los porcentajes los resultados de unas elecciones que no interesaban a nadie como respuesta al propio proceso en el que estaban inmersas. Es difícil llevar a la gente a las urnas cuando estás despolitizando el país, sumiéndolo en el sueño de la política mediante un proceso de "narcosis" mediático.
Como era previsible, la culpa la tiene el pueblo. En este sentido titulamos hace unos días "la gente no tiene la culpa" en el sentido que se les ha convertido en agentes pasivos, ya sea mediante los ataques al parlamentarismo, a los partidos o los excesos de alabanzas a la presidencia como garante del sueño de los egipcios. Otros simplemente han despreciado el proceso viciado desde su origen.

In the Egyptian media there’s wailing and gnashing of teeth. ‎The “well connected” media “stars” that have overwhelmingly ‎dominated the oligarch and/or state-run media over the past ‎couple of years, no less than the troops of estimable nobody ‎guests, are torn between haranguing Egyptian citizens over ‎their lack of civic responsibility and offering the most bizarre ‎explanations for the low attendance.
‎(One woman guest, a presidential advisor commenting on the ‎abstention of young people from the vote, blamed their mothers, ‎another, a relatively unknown “film star” accused abstainers of ‎treason, several prominent talk-show presenters suggested it ‎was voters’ love for and trust in President Abdel-Fattah El-Sissi ‎that kept them away from the polls, after all, ‘who needs a ‎parliament when you have Sissi’. Others blamed the heat, one ‎TV anchor protested that Egyptians were too busy surfing ‎internet porn to go to the polls.)‎
Meanwhile, the young abstainers had a field day on the only ‎media available to them. One posted on Facebook that he’s ‎decided, after all, to head to the polling station: “I’m depressed ‎and need to be alone,” he snickered. Another urged the ‎winners to invite their voters to lunch upon the declaration of ‎the results. ‎
Yet the most glaringly and conspicuously absent from these ‎presumably post-revolution elections were not so much the ‎voters but politics. From start to finish, one would be hard ‎pressed to uncover even a smidgen of politics in the midst of ‎the hubbub. This, at least, the established media in all its ‎frenzy had to acknowledge, blaming it as always on “the failure ‎of political parties” in the country – a standard refrain ‎borrowed from Mubarak times. ‎*


Hani Shukrallah responsabiliza al régimen de Hosni Mubarak como el responsable de llevar al pueblo egipcio hasta el desierto más lamentable de la Historia: el del aburrimiento, un desierto sin oasis.
Mubarak no era el tonto que muchos quisieron ver a través del desahogo de los múltiples chistes. Nadie se mantiene nadie en el poder treinta años sin tener la capacidad de contener las iras desesperadas de un pueblo que ve cómo se derrumba poco a poco todo sin que nada se corrija o levante. A los presidentes egipcios les ha bastado con tener al Ejército detrás. Mubarak tenía, además, una Policía sin escrúpulos a su servicio, encargada de controlar cada esquina, con capacidad de hacer suyo —literalmente— un barrio o una manzana.
Entre las noticias más deprimentes y vergonzosas de estos días está la suspensión por parte de las autoridades de la Universidad de Alejandría de una conferencia-seminario, la que tenía planeada el ex asesor científico presidencial Essam Heggy, un reputado científico de la NASA. El caso viene de lejos y lo hemos comentado aquí en su momento. Así nos lo cuentan en Ahram Online:

Essam Heggy, ex-Egypt presidential scientific advisor who was slammed last year for questioning an alleged medical breakthrough, said late Friday that Alexandria University canceled a seminar he was supposed to give on planet Mars.
The NASA employee said the cancelation was due to national security concerns.
"Dear students, your passion for my lecture exceeded expectations, but Alexandria University has decided to cancel it for security concerns just one day before it was set to take place and while I was on my way to Alexandria," Heggy wrote on his Facebook page.
"All my regards and appreciation for the university heads and their relentless quest to maintain national security by preventing a lecture on the discovery of Mars," Heggy added sarcastically.
However, Alexandria University officials denied that the lecture was cancelled for security reasons.
"We rejected the lecture only due to the shortage of time, making us unable to receive Heggy," Ashraf Zahran, head of Alexandria University, told Aswat Masriya on Saturday.
"Some students filed a request to hold Heggy's lecture at the faculty of engineering campus, but the faculty's dean told them it would be hard to host him due to the time shortage, since the faculty first needs to implement some regulations before holding a lecture, such as checking the CV of the guest and the topic discussed, and then file the request to the university's dean to approve it," he said.
"The students decided to hold the lecture at the faculty of nursing instead and they reserved a hall there, but we also rejected the request as it violated the regulations process," Zahran said.
Heggy was the scientific advisor for Adly Mansour, Egypt's interim president following the ouster of Islamist president Mohamed Morsi in 2013. He left the post, along with Mansour’s staff of advisors, when President Abdel-Fattah El-Sisi took office in June 2014.
Heggy publicly stated in February 2014 that the "claims by the Egyptian army that it has found a cure for Hepatitis C and HIV are a scientific scandal for Egypt," after physician and Major-General Ibrahim Abdel-Atti announced he had invented a device which treats HIV and Hepatitis C with 100 percent effectiveness.
He said that the devices are unconvincing and appear to have no clear scientific basis.**


Y desde luego no lo tenían; ni la más mínima base. El caso de Heggy es uno de los grandes escándalos egipcios por lo que tiene de revelador de la farsa en la que se vive y se quiere hacer vivir. Como científico egipcio de prestigio, aceptó, tras el derrocamiento de Mohamed Morsi en 2013, regresar al país para ponerse a su servicio con sus conocimientos. Entonces todo "iba a cambiar".

Heggy hizo público el escándalo del "invento milagroso" que los militares egipcios decían haber encontrado contra la hepatitis C y el SIDA y un aparato para su aplicación. Por entonces, como ahora, se trataba de vender la imagen de un Ejército capaz de vencer a todo ser vivo, islamista o virus. Pero la decencia profesional y su recto sentido de lo que significa ser egipcio, le obligó a decir lo que pensaba frente a las vergonzosas declaraciones y vídeos promocionales con los que los médicos militares, con los generales en primera fila, presentaban al país.
La vergüenza se extiende ahora a la Universidad de Alejandría, que debería tener un compromiso como institución con el conocimiento y que, sin embargo, le ha cerrado las puertas ante la desesperación de los pobres alumnos, que han perdido la ocasión de tener un encuentro. Quizá el hecho de que la conferencia versara sobre Marte les haya parecido excesivamente provocador para los jóvenes.


Es en estos acontecimientos, en apariencia minúsculos, donde se revela el sentido de la Historia. Los rectores acaban siendo algo más parecido a funcionarios de prisiones que a personas que puedan mantener un prestigio más allá de la autoridad que los estatutos les conceden. Prohibiendo la conferencia de un científico han demostrado que no hay margen de futuro, que esos jóvenes deberán seguir esperando otra oportunidad de cambiar un país que década tras década está condenado al sueño. Haggy, como sus frustrados estudiantes deseosos de oírle, pensaron que la revolución haría cambiar algo. Pero no ha sido así. Ahram Online cierra su noticia sobre la prohibición de la conferencia con la misma coletilla con la que se cierran las noticias sobre todos aquellos que tratan de llevar un poco de cordura y dignidad al país:

Heggy was heavily criticised for his comments by local pro-regime media outlets. The alleged devices were never made available for public use in hospitals as Abdel-Atti had promised.**

De nuevo la lapidación mediática. Los mamporreros propagandistas del régimen levantan sus voces en los programas televisivos dedicados a la difamación y la calumnia. El que cae en desgracia, puede preparase. Decir lo que se piensa e ir contra la corriente tiene un final igual para todos: traidores a la patria, una patria en la que a nadie le interesa demasiado salir de las brutales cifras de analfabetismo que estos días han ido saliendo a la luz, incluso entre la población escolarizada. Pero ¿de qué sirven los científicos; el Ejército es la solución. Y se sigue así sin salida.
El final del texto de Hani Shukrallah es muy claro:

The de-politisation of Egypt has been possibly the Mubarak ‎regime’s single notable achievement. The ‘desertification’ of ‎Egyptian political space under Mubarak is now a well-‎established phrase in the country’s political dictionary. The ‎Egyptian Revolution, almost magically, recreated the political ‎realm – on the street, but was never able to translate this street ‎power into institutional power, the latter having beem held ‎and manipulated via a back-room, conflict-ridden deal ‎between the military and the Muslim Brotherhood.*


Ni el Ejército, ni los Jueces, ni la Policía, ni las Universidades, ni los medios han cambiado. Las instituciones que debían ser saneadas tras la revolución son las que han llevado el peso del cambio, por lo que no se ha producido ninguno. Solo la astucia del pescador que suelta algo el carrete para que el pez, mordido el anzuelo, se canse y pueda ser llevado mansamente hasta la red.
Pero la gente está empezando a ponerse nerviosa. Empiezan a querer ver a los egipcios que no les decepcionan y tienen realmente algo que decir. Apenas se han puesto en juego unos escaños en las elecciones egipcias y ya parece que fueron hace mil años. Nadie espera nada de ellas porque nadie espera ya nada del parlamento. Ni de la política, como decía, Hani Shukrallah, la gran ausente de las urnas.
Despolitización / desertización. Las arenas egipcias ya se parecen a las de Marte. Quizá por eso prefirieron no correr riesgos.



* "Egypt: Revolution, repentance and rest" Ahram-Online 21/10/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/161463/Opinion/Egypt-Revolution,-repentance-and-rest.aspx
* "Alexandria Uni cancels lecture by Egypt's ex-presidential scientific advisor Heggy" Ahram Online 24/10/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/161728/Egypt/Politics-/Alexandria-Uni-cancels-lecture-by-Egypts-expreside.aspx




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