sábado, 5 de septiembre de 2015

El dolor de ver

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El dibujo de Doaa Eladl mostraba su visión del caso: el cadáver del niño sobre la arena rodeado de macabros esqueletos fotografiando y filmando. 
El diario ABC de ayer traía los resultados de una encuesta sobre si había que reproducir la fotografía o no. Los partidarios del "sí" eran más del 60%. "Ojo que no ven, corazón que no siente", dice nuestro refrán. Y queremos sentir y sentimos a golpe de imagen. Lo que no consiguió la horrenda muerte de 71 personas hacinadas en un camión abandonado en una cuneta lo ha conseguido momentáneamente la imagen del cadáver de un niño recogido de la arena. No es cuestión de establecer la mayor o menor "calidad" de los muertos, sino de medir nuestra sensibilidad o insensibilidad receptiva, nuestros umbrales cuando saltan las conciencias como alarmas de incendio cuando se les coloca una llama bajo los sensores. Son muchos días viendo imágenes terribles, muchos meses, años. Y llega la imagen que da el salto, que se convierte en centro, en la que quisiéramos que fuese la última. Hasta la próxima que azote nuestra piedad, nuestro dolor, nuestro morbo o nuestra curiosidad.


Decapitados, quemados vivos, ahogados, asfixiados... tenemos todo un repertorio de imágenes que nos rodean y presionan y nos inducen a pensar de una manera u otra. La imagen del niño muerto no puede dejar de conmovernos, indignarnos, etc. Pero no es esa la cuestión, evidentemente.
El hecho es que, nos las muestren o no, sabemos que eso ocurre. Por eso la cuestión se acaba convirtiendo en irracional. Deja de ser importante la cuestión cuantitativa (el número de muertos) y pasa a ser relevante la cualitativa (quién muere, un niño en este caso). Pero no hay estética en la muerte ni ética en la imagen de un cadáver. Ante el sufrimiento, lo ético no es conmoverse sino tratar de paliarlo o evitarlo. Lo demás es esteticismo emocional. Es el dolor de ver.

Es la misma queja que hacen en los países que tienen miles de muertos y que solo ven que se le da relevancia cuando es un "occidental" el que muere y se muestran las imágenes. El Estado Islámico sabe que hay muertos para castigar y muertos para impactar. De los primeros puede acumular miles sin apenas reacción; son muertos que saturan. Pero de los que nos hacen sentirnos "incómodos", "preocupados", etc. con uno basta. Es la guerra por la opinión pública. En el caso del niño ahogado, se ha logrado la personalización frente al anonimato de tantos miles de muertos y la reconstrucción de la historia. Le hemos puesto nombre y el horror adquiere otra dimensión psicológica, pero es una víctima en un conflicto que no cesa.
No necesitamos historias, sino soluciones. Las historias venden periódicos y discursos; las soluciones son otra cosa. ¿Son las historias las que traen las soluciones? No lo sé; puede que sí, que se necesiten imágenes así para conmovernos. Pero solo con ellas no haremos nada. No se trata de nuestro dolor al verlo, sino del dolor del que lo padece.

Los refugiados lo tiene más claro: lo que quieren la mayoría es la paz en su tierra. La abandonan y se juegan la vida por el camino porque huyen de un conflicto que no se cierra y del que existen responsables. Mientras la población huye, los yihadistas y quienes les apoyan continúan llegando para mantener abierta la crisis y crear el gran conflicto, del que los refugiados son también parte estratégica. Gadafi ya amenazaba con usar la emigración como arma cuando se le empezó a presionar durante la Primavera árabe. Hoy huyen de un terror que les expulsa de sus tierras y extiende las consecuencias del conflicto más allá de sus fronteras.
En Egyptian Streets, Dalia Gebrial pone el dedo en una de las yagas: "Wealthy Gulf States Have Accepted ZERO Syrian Refugees":

Egypt: 133, 000. Lebanon: 1.2 million. Turkey: 1.8 million. Jordan: 628,427. Iraq: 247, 861.
These figures denote the number of Syrian refugees that have been taken in by neighbouring Arab countries. Despite many facing their own political, social and economic crises, these nations have – to at least some extent – recognised the refugee situation for what it is: a humanitarian crisis on a considerable scale, that must be attended to immediately – both politically and in terms of material relief.
However, it appears a few Arab nations have counted themselves out of this collective effort to provide some immediate support. According to Amnesty International, “the six Gulf countries – Qatar, United Arab Emirates, Saudi Arabia, Kuwait, Oman and Bahrain – have offered zero resettlement places to Syrian refugees.”*


La ilustración que acompaña a la noticia tiene, como la Doaa Eladel, al niño cadaver. Pero esta vez no le rodean esqueletos cargados de cámaras y teléfonos, sino la indiferencia de otros árabes, los de las monarquías más ricas del mundo, los grandes vividores y compradores de lujo, indiferentes ante el cadáver. Son dos interpretaciones pero las dos resaltan la inhumanidad de los que le rodean.
Los Estados Unidos acaban de estrechar los lazos de amistad con los saudíes después de los recelos con Irán y la cuestión nuclear. Pero los saudíes y demás son intocables hagan lo que hagan en cuestión de derechos humanos o política en la zona. Su grado de implicación aquí es bastante cuestionable, como atestiguan las cifras de refugiados: ninguno. Hay que preguntarse también por qué. Los teólogos saudíes no han dicho nada y suelen ser locuaces.


No se trata de pasarse la pelota, como estamos haciendo. Hay que ir al origen y para ir al origen hay que entender primero.
La Voz de Galicia entrevistaba al escritor sirio de origen palestino Salameh Kaileh con el siguiente titular: «Irán y Rusia ahora estarían dispuestos a que Al Asad caiga». La fecha es el 18 de agosto de 2015. Ha tenido que haber 250.000 muertos y la consiguiente crisis de refugiados a la que asistimos para que exista esa disposición:

-¿Se acerca la caída del régimen sirio?
-Necesitamos sacar a Bachar al Asad del poder, porque es la clave para una solución política. Irán y Rusia, los dos obstáculos que impedían su caída, parece que ahora están dispuestos a que esto ocurra. Moscú ya no tiene interés porque ve que el régimen sirio va perdiendo militarmente en el terreno. Teherán es el único que lo mantiene, pero con el acuerdo nuclear con Estados Unidos se ha abierto a la influencia de la comunidad internacional. La semana pasada se presentó una propuesta iraní con cuatro medidas para reducir el poder de Al Asad: formar un Gobierno nacional, el alto el fuego, cambios constitucionales y preparar unas elecciones. Es la primera vez que lo hace y esto indica predisposición. [Ayer, la reunión de los ministros de Exteriores de Rusia e Irán, Serguéi Lavrov y Mohamad Javad Zarif, evidenció la sintonía de sus Gobiernos sobre Siria al abogar por una resolución una solución «pacífica» al conflicto y «sin injerencias» del exterior].
-Y ¿qué ocurrirá con el Estado Islámico?
-Militarmente, el Estado Islámico ha beneficiado al régimen, porque combatía a los opositores armados. En realidad, tanto EI como los grupos islamistas -Frente Al Nusra, Yaish al Fatah, etcétera- carecen de apoyo popular. Responden a los intereses de los países que los han apoyado en el juego militar. El régimen liberó a presos políticos islamistas para hacer creer que era una revuelta de radicales. El Gobierno de Washington permitió que Irán y Al Asad usaran tanto a para desestabilizar tanto a estos combatientes como la llegada de los yihadistas del califa Abu Bakr al Bagdadi. Cuando termine, se acabará también la guerra y el EI tendrá que salir.
-¿Existe una oposición política que pueda liderar un futuro diálogo en Siria? ¿Qué queda de los jóvenes revolucionarios?
-No hay una oposición unida. Son grupos divididos que están esperando a que los poderes internacionales legitimen a uno de ellos como representante. En cuanto a los jóvenes, el régimen desde el principio mató, arrestó y obligó a salir del país a los que tenían capacidad de cambio, así que la primera generación de jóvenes de la revolución está casi toda fuera. Se quedaron quienes no tenían experiencia política, de áreas económicas y socialmente pobres, por eso fue muy fácil para los grupos islamistas arrastrarles a la lucha. A pesar del caos, se mantienen grupos pequeños que podrían tener un papel importante en el futuro contra el régimen y también contra los grupos yihadistas.**


Creo que muchos aspectos del análisis son bastante evidentes. No tanto la facilidad que de las soluciones a estas alturas. Pero las responsabilidades están perfectamente definidas para quien las quiera ver. Putin aprovecha para responsabilizar a los Estados Unidos ante Europa. Su cinismo no es nuevo.
El conflicto sirio y su drama, que deja millones de personas sin hogar y siembra de cadáveres de todas las edades mar y tierra, tiene como responsables a los que miran al mundo como un tablero sobre el deslizan sus fichas y hacen sus alianzas. Lo son por acción y por omisión, por hacer y por dejar de hacer.


Pero el drama en nuestras fronteras, dentro de nuestros países es responsabilidad nuestra no en el sentido que algunos aprovechados le dan para dañar la idea de Europa y fomentar las diferencias con los países próximos (de los antieuropeístas a los islamistas). Es responsabilidad nuestra paliar el dolor ajeno en la medida en que sea posible a través de lo que esté en nuestra mano. No es "política"; es "humanidad". En política pintamos poco. Pero lo que hagamos, nuestros ofrecimientos y recursos, serán siempre insuficientes si no se ataca la raíz del conflicto: la guerra y las persecuciones sectarias. Y eso requiere otro tipo de compromisos e implicaciones. Eso ya es política.


* "Wealthy Gulf States Have Accepted ZERO Syrian Refugees" Egyptian Streets 4/09/2015 http://egyptianstreets.com/2015/09/04/wealthy-gulf-states-have-accepted-zero-syrian-refugees/"

** "«Irán y Rusia ahora estarían dispuestos a que Al Asad caiga»" La Voz de Galicia 18/08/2015 http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2015/08/18/iran-rusia-estarian-dispuestos-asad-caiga/0003_201508G18P18991.htm



 

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