domingo, 30 de agosto de 2015

¡Y que ladren! o las guerras de las mujeres

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La guerra de las mujeres en los países musulmanes adquiere muchas formas distintas pero es constante. Las resistencias a cualquier tipo de cambio son muy grandes y la presión social o política es grande allí donde intentan ganar unos milímetros en derechos. La igualdad no gusta a muchos y la "teoría" y la "práctica" está a su favor, por lo que las mujeres deben hacer grandes esfuerzos para poder salvar los obstáculos que les van poniendo, ya sean legales, brutales o sarcásticos.
Del primer tipo es lo que algunos egipcios se han dedicado a hacer burlándose de las mujeres libanesas que han salido a la calle a protestar en la actual crisis, llamada de las "basuras" porque tiene su origen en un problema de recogidas que ha derivado en una protesta generalizada contra la corrupción.
Con el título "Lebanese protesters fire back at 'sexist' Egyptian observers", Mada Masr nos da cuenta de lo ocurrido:

A garbage collection crisis last week triggered the protest movement, which demands the resignation of the government under the slogan, “You stink.” The marches have escalated into violent clashes with police forces, resulting in injuries and arrests.
But instead of questioning the politics of the protests or the ensuing violence, images of demonstrating Lebanese women have become the object of focus for the majority of Egyptian commentators on social media.
Social media users have compared images of women protesting in Lebanon and Egypt, joking that they would do anything to join the Lebanese protests. This angle has even bled over into mainstream media coverage. The privately owned Youm7 news site, for instance, posted pictures of female protesters on its Facebook page with the caption, “Lebanon’s beauties set the ‘You Stink’ protests on fire.”*


Convertir la participación de las mujeres en las protestas en objeto de sexismo y burla hace ver qué poco ha cambiado y cuánto se ha retrocedido en estos años que separan los días de Tahrir de los ultraconservadores y piadosos con los que en estos momentos Egipto está respondiendo a sus propias demandas. Convertidos en el centro de la perfección moral con sus campañas contra todo el que no siga las normas (incluidos sus propios ciudadanos) y marcando las diferencias con otros países (con Marruecos, con Turquía, ahora con Líbano, por unas cosas u otras), algunos egipcios se sienten también el centro del mundo y con derecho a trasladar una visión retrógrada y acosadora a las mujeres que han participado en las protestas. Si el mundo su hubiera tomado de la misma forma trivial y machista su "revolución" del 25 de enero de 2011, se habrían sentido insultados y con razón.

Esa forma machista de considerar a las mujeres no es más que un síntoma de la represión creciente en la que se encierran y que buscan la forma de liberar, esta vez con las libanesas que han tenido el valor de salir a la calle a protestar. Los comentarios machistas desde los medios hacia las mujeres y sus respuestas en las redes sociales, da cuenta del propio aislamiento que provocan. Las cifras de acoso sexual, un mal terrible en Egipto (o en mutilación genital), no debería hacer presumir de nada al macho egipcio que lanza esos comentarios públicamente y los hace circular para risa general.
La respuesta en Líbano nos la cuenta Mada Masr:

Ali Latifa Fakhry, a Lebanese activist, criticized the Egyptian reactions in a Facebook post. After the Lebanese people held sit-ins in solidarity with Egyptians in 2011 and celebrated their triumph as their own, this reaction to the Lebanese movement comes as a great disappointment, he said.
“Today, the majority of the Egyptian people on social media are making a joke out of the revolution taking place in Lebanon, which could lead to the change of the corrupt Lebanese regime — and a sexist, racist and unfunny joke at that,” he wrote.
Fakhry points to the gravity of the situation, saying that people are getting arrested and injured while Egyptians are only focused on what the Lebanese people wear and how they talk.
Esmat Samira, who has participated in the protests, posted a video responding to the comments. She starts by reiterating the Egyptian remarks, including some calling the movement “a revolution in swimming suits.” She says that the narrow focus of the Arab, and especially Egyptian, observers reflects their current political condition after facing difficulties in their own revolts.
The Lebanese are proud that their protests lacked mass sexual assaults, Samira said, and that women have the freedom to wear what they want and not fear harassment.
Her comment alludes to repeated incidents of mass sexual assaults and continuous sexual harassment that plagued Egypt’s protest movement.**


La respuesta era obvia: ¿de qué habla Egipto, cuando los militares —héroes actuales—realizaban exámenes de virginidad a las manifestantes en Tahrir? ¿Por qué no les apoyan como ellos les apoyaron en vez de dedicarse a hacer chistes machistas sobre las manifestantes? Y finalmente, les dejan en evidencia: las libanesas pueden salir a la calle como quieran sin ser acosadas, como ocurre en Egipto, una auténtica plaga.
Pero de todas las respuestas, la más doliente es "¿qué queda de la revolución?". Egipto avanza hacia una gran crisis que no es solo política sino moral revestido de virtudes que solo él reconoce, dando lecciones ante el escepticismo de la comunidad internacional. Todo esto es el resultado de esa forma de autoengaño de que caminan hacia una democracia cuando están inmersos en una amada dictadura que ya desborda la anterior, por la que se lanzaron a la calle.


Las críticas a las mujeres libanesas es una muestra de ese retroceso orgulloso, de esa pérdida absoluta de lo que fue su propia revolución, tapada por los ecos de sus propios cánticos de aceptación de lo mismo que rechazaron. Han tenido que recordárselo las activistas libanesas: ellas luchan. Los medios de comunicación y las redes sociales en Egipto se limitan a mirar, comentar y hacer chistes. A ellas no les preocupa lo que a otros obsesiona.
En su blog sobre asuntos de Oriente Medio y Egipto, Nervian Mahmoud responsabiliza tanto a los medios como a la sociedad misma que los acepta:

Political shallowness
Some political commentators in Egypt are not just lazy and ignorant, they are happy to spread ignorance in their society. Only a few have done their homework and researched the backgrounds and motivations that triggered Lebanon’s “You Stink” campaign. Others, however, in a display of crass stupidity, opted to focus on the beautiful Lebanese women, clearly displaying their inability to cover the real story, and to fulfill the basic demands of their jobs as commentators: Knowledge, depth, insight, and objectivity.
Cynicism
Egypt’s failure to produce a liberal democratic transformation has created a cynical attitude in the society towards revolutionary activities in the rest of the Arab world. Subconsciously, many Egyptians think others cannot produce a better outcome than Egypt. There is indeed a lot to be learned from Egypt’s turbulence since Mubarak was ousted, but a prevailing element of snobbery and condescension among some Egyptians seems to pervade that society.**


Creo que difícilmente se puede decir más claro el diagnóstico. Y acertadamente. Es el fracaso de su propia revolución lo que está negando las de los demás. Es una reacción ante el fracaso disfrazada de superioridad respecto a los demás. Eso le impide respetar a los otros y la necesidad de engrandecer lo que son los defectos que han llevado al fracaso. Esto no se cura con "canales" sino con un reconocimiento que la sociedad egipcia no parece dispuesta a afrontar. Por el contrario, responsabiliza a su revolución de sus propios fallos hundiendo, difamando, acusando a los que una vez dieron la cara por todos. Todo aquel que no se suma al canto de ocultación, queda fuera.
Se lo han tenido que decir las mujeres ante la falta de sensibilidad (e interés) por su movimiento político. El sarcasmo es el que refleja la impotencia; las críticas a las mujeres reflejan su propia incapacidad para evitar que Egipto sea considerado, según los estudios internacionales, uno de los peores países para las mujeres. Pero es más sencillo ver la paja en ojo ajeno, que la viga en el propio. Hay un refrán egipcio que dice que los que viven en casas de cristal, no deberían tirar piedras a los demás. Ahora les llueven las piedras lanzadas por las mujeres ofendidas. Ofenden además a las mujeres egipcias, algo que no es nuevo.


Tampoco es un buen lugar para las mujeres Arabia Saudí. El otro caso tiene un sentido diferente pero muestra también las dificultades de las mujeres para conseguir sus metas. Se habla muchas veces de Arabia Saudí como una "revolución lenta", quizá demasiado lenta.  Por eso cualquier avance referido a las mujeres es un gran paso. En este caso el "paso" es su participación como votantes en las elecciones municipales que se celebrarán a finales de año. Es uno de los logros indirectos de la Primavera árabe que hay que recordar. En 2011 no habían podido votar; se anunció en septiembre de ese mismo año que las mujeres podrían votar y ahora lo hacen.


Hace unos días la CNN recogía algunas reacciones: «"This is something new to women," an unidentified woman told al Ekhbariya, Saudi state television. "I am pretty sure women will have different opinions and thoughts. I am very happy."» No es para menos. La afirmación de que las mujeres tienen distintos pensamientos y opiniones ya es en sí un salto. Una cosa es saberlo y otra reconocerlo a través del derecho a votar en la elecciones municipales. La mitad de los cargos serán elegidos directamente por el rey, pero en la otra mitad tendrán voto las mujeres.
Esto, evidentemente, no ha sido bien visto por todos en el Reino. La BBC nos cuenta la campaña que se ha desatado en contra:

Conservative voices have been waging an online campaign to oppose the first-ever opportunity Saudi women will have to vote in December.
But they've been matched by social media users using sarcasm and wit to promote the cause of women.
Women will for the first time be able to stand for office as well as vote in municipal polls.
However, a group of conservative Saudis recently visited the country's Grand Mufti to urge him to intervene and "prevent" women's involvement in elections.
He turned down their request and said such "enemies of life" should be ignored.
A hashtag on social media provides a platform for those opposed to women's participation in elections. #The_danger_of_electing_a_woman_in_municipal_elections has been active for three months and has been used over 7,500 times in the past month.
But what started as an attempt to galvanize public opinion against the female vote was soon hijacked by pro-women's rights individuals with many using sarcasm to make their point.***


El miedo a que voten o simplemente el miedo a las mujeres tiene profundas y cómodas raíces culturales. Son profundas porque arrancan de épocas en las que se quiere seguir viviendo aunque hayan pasado miles de años y no tenga sentido; y son cómodas porque aseguran el control de una parte de la sociedad creando una parte débil, carente de derechos sobre la que tiene poder desde el más rico hasta el más humilde.
Las mujeres saudíes han dado muestras de no estar demasiado satisfechas con sus estatus actual y van extendiendo su campo ante la inquietud de los que, como en esta caso con la visita al Gran Muftí, ven el fin del mundo en que las mujeres voten o conduzcan.


Pero esta vez —a diferencia de lo que ha ocurrido en Egipto— son las redes sociales las que se han reído de los ofendidos machos piadosos. Habían comenzado con tuits tratando de evitar el voto de las mujeres y augurando desastres. Los opositores siempre se presentan como "defensores de la familia", base de la sociedad. Parece ser que el hecho de que las mujeres voten "destruye las familias". El argumento no es nuevo ni saudí, pero con el tiempo se descubre que muchos de los defensores ardientes de la familia, de lo único que son defensores es de su propia autoridad, incontestable, de su tiranía sobre los miembros de la familia. Siguen manteniendo una consideración negativa de la mujer, que si no se controla destruirá el mundo con su maldad intrínseca y su incompetencia.
Por eso ha sido el sarcasmo lo que han utilizado para contrarrestar las campañas contra el voto en Arabia Saudí. A los argumentos de que las mujeres no deben participar en la política porque eso lleva el desastre, les han puesto en bandeja la respuesta:

In response to a tweet that claimed "a nation fails if their leader is a woman", user @Fanunx responded sarcastically: "So Britain and Germany failed, and the Arab states were victorious with their men." Her tweet was retweeted over 200 times.
Also popular was a photo (meme) of the German Chancellor Angela Merkel with the words "Please say that again, I liked it".
Several users also tweeted photos of successful women and politicians in response to those who were "degrading" women.
"Of course it's dangerous! Elections mean a voice and an opinion, and the voice of the other sex (which they silenced) scares them. Proving her existence terrifies them," user @haunted2012 tweeted.
Overall, there appeared to be slightly more tweets supporting women's participation in the polls than ones expressing opposition.**

Lo importante, por encima de la guerra de las redes, está ese sentimiento creciente de apoyo a las mujeres en sus avances. Hace poco contábamos aquí como la Corte Suprema de Afganistán había frenado la candidatura de una jueza que era propuesta por el presidente, empeñado en que hay mujeres en todos los niveles. No salió por el argumento de que nunca había habido en la historia del islam una mujer en esos niveles de decisión. Pero el hecho de que haya habido lucha es importante.
Las mujeres libanesas están en primera línea de sus protestas, por más que le moleste a los medios machistas de Egipto. Las mujeres saudíes también van avanzando poco a poco y saliendo a la luz. Los argumentos de que fuerzas extrañas tratan de sacarlas de las casas para destruir a las familias y con ellas al Reino son cada vez más difíciles de sostener, aunque no por ello dejen de sostenerlo.
Lo hemos dicho muchas veces: la revolución en el islam es la de las mujeres. Por eso no es de extrañar que haya resistencias, de diferentes estilos, pero con la misma base. Apoyarlas es ir a favor del futuro; burlarse de ellas u oponerse a que tengan derechos, no es más que oscurantismo. Y de eso queda mucho todavía.
Ni los chistes machistas egipcios van a frenar a las mujeres libanesas ni la presión de algunos saudíes van a evitar el voto, pero reflejan algo. Nos quedamos con el comentario de la mujer saudí preguntada por la BBC: se siente muy feliz.
¡Y que ladren! 



* "Lebanese protesters fire back at 'sexist' Egyptian observers" Mada Masr 28/08/2015 http://www.madamasr.com/news/lebanese-protesters-fire-back-sexist-egyptian-observers
** "What Egypt can learn from Lebanon’s “You Stink” campaign" Nervana Blog 29/08/2015 http://nervana1.org/2015/08/29/what-egypt-can-learn-from-lebanons-you-stink-campaign/
*** "Twitter campaign to stop first Saudi women's vote" BBC 29/08/2015 http://www.bbc.com/news/world-middle-east-34090700



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