martes, 30 de junio de 2015

Los millonarios tontos son un mal ejemplo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No sé cuándo escuché por primera vez decir a alguien que Donald Trump era tonto, pero sé que no he dejado de escucharlo desde entonces. Tampoco recuerdo quién lo dijo, pero sé que tenía razón.
El problema teórico que se plantea es por qué un hombre que se ha hecho a sí mismo, elige hacerse tonto. Los ricos de nacimiento tienen una explicación, pero los que forjan su fortuna a lo largo de su vida y son manifiestamente mejorables en lo que al uso de su cerebro son un desafío. Trump es un desafío y no deja pasar una ocasión para demostrarlo.
Su entrada a la lucha por la nominación presidencial republicana es un desafío para los propios republicanos, que en el caso de elegirle supondría un nuevo reto. En ese caso nos encontraríamos con el desafío de entender por qué a la hora de elegir, lo hacemos por alguien como Donald Trump. Un Trump candidato es una perspectiva horrible solo superable por un Trump en la Casa Blanca.
Sus manifestaciones sobre México y la comunidad hispana —de "criminales" y "violadores" los ha calificado— en su carrera electoral recién emprendida han logrado unir a todos en un sentimiento de rechazo a sus palabras. A ambos lados de la frontera sur de los Estados Unidos se cree, efectivamente, que el país (y sus vecinos y el resto del mundo) se merece un candidato mejor.
El País recoge las cancelaciones de negocios que las palabras tontas de Trump le están causando. Lejos de escarmentar, Trump sigue en su estrategia insultante que ha sido considerada unánimemente como "racista". Señala el diario:

Trump (Nueva York, 1946), lejos de dar un paso atrás, ha respondido a la NBC tachándola de "débil" y de Univisión ha dicho que ha sido forzada por el Gobierno de México a darle la espalda. El magnate, precandidato republicano a la Casa Blanca, ha sido este lunes invitado de honor en un almuerzo en Chicago en el que se ha reafirmado en sus comentarios: "Son 100% correctos". Trump fue recibido con una protesta en la que se leían carteles como "No al odio en el debate" o "El discurso del odio no es presidencial".* 


Me quedo con la inteligencia de los carteles. La ciudadanía de muchos países lucha por no tener que estar sometida a las torturas electorales que suponen algunos candidatos. Un Trump en la carrera presidencial significa que no dejará de hablar durante muchos tiempo, sometiendo a los seguidores de la campaña al duro castigo de tener que escuchar lo que dice o a tener que ir con una pancarta allá donde vaya para que no se crea que se dan por buenas sus opiniones.
Lo cierto es que Trump saca lo peor de uno mismo. Si no, ¿por qué iba a llamarle El País en su crónica "el magnate de cabello dorado", ironía disculpable en el caso de Trump? Es una incitación constante a perder las formas.
Los dos carteles que se han paseado frente a las puertas del local de Chicago reivindican el derecho de los votantes a no escuchar tonterías. Efectivamente, "el discurso del odio no es presidencial". Es una buena máxima allí donde hay que recordarlo. Un candidato cuya estrategia pasa por atacar a parte de la población y a toda la vecindad no es un candidato inteligente, pero ¿quién piensa que Trump lo sea? Más allá de sí mismo y de sus asesores, será difícil que alguien lo crea. No lo es nunca, pero lo es menos todavía tras la consumación de crímenes de odio racista en Charleston a cargo de un partidario sureño de la "supremacía blanca".


The New York Times titulaba ayer "NBC to Donald Trump: You’re Fired", una alusión a su reality televisivo y a la frase que lo caracterizaba. No solo ha sido la cadena estadounidense, sino la mejicana Univisión. Como contrapartida, el magnate tonto ha prohibido a los ejecutivos de Univisión jugar en su campo de golf en Florida. Desconozco si la medida de represalia de Trump es "inteligente" y no jugar al golf en Florida ha hecho caer en la depresión y rondar oscuros pensamientos de suicidio a los ejecutivos mejicanos. A primera vista parece otra tontería más que nos da muestra (y a sus electores) de las tonterías que puede hacer alguien tan rico.
No está al alcance de todos prohibir a los demás jugar en tu campo de golf. Eso debe hacer crecer el ego del candidato y transmite una imagen de firmeza que otros admiradores de la riqueza, el cabello dorado y la capacidad para organizar concursos de mises pueden llegar a valorar positivamente. Es en esos pequeños detalles donde los ricos demuestran que son ricos.
En su furor por conseguir amigos y apoyos para la campaña a la nominación, Trump ha arremetido contra la cadena de televisión al hilo del caso del periodista Brian Williams, que "recordó mal" algunos detalles de su carrera profesional. Nos cuenta The New York Times en los párrafos finales del artículo:

“I told NBC I could not change my stance,” Mr. Trump said, suggesting the network could face a lawsuit for violating their contract. “The fact is that my stance on immigration is correct.” Mr. Trump also derided the company over its handling of Brian Williams, the news anchor who was demoted after embellishing his reporting experiences.
“They will stand behind lying Brian Williams, but won’t stand behind people that tell it like it is, as unpleasant as that may be,” Mr. Trump said.**


A los millonarios como Trump les gusta resaltar que ellos "dicen las cosas como son", algo que deberían probar sin el respaldo de sus millones. Acostumbrados a que les den la razón los que les rodean, llevan mal que se les lleve la contraria. Y te castigan a no jugar en su campo de golf.
Como mal ejemplo, Trump lo tiene todo. Si Salieri se preguntaba sobre la injusticia del genio de Mozart en Amadeus, los que ven a Trump se preguntan qué parte del destino no entienden al ver cómo personas como él son inmensamente ricas. Ya sea talento natural o un capricho del destino, nadie que vea Trump en acción puede dejar de preguntarse sobre estas paradojas de la vida.
El titular de The New York Times  —"¡estás despedido!"— es un pequeño recordatorio al millonario que es vulnerable, no es inmortal y que se le puede dejar fuera de una cadena de televisión como él deja fuera de su campo de golf a los demás. Pero mucho me temo que Trump considere que las muestras de rechazo son signos de que él está en lo cierto. La pregunta ahora es cuál será el siguiente grupo que tenga que sufrir las ganas de hablar y arreglar el mundo que tiene.


Afortunadamente hay ejemplos mejores. Espero que los votantes norteamericanos nos libren de ver cómo uno de los hombres más tontos del mundo se convierte en el más poderoso, tal como asegura el tópico. El hombre que fracasó en su intento de sustituir el juego del Monopoly por el suyo propio no debería llegar a la Casa Blanca.


* "Slim y Televisa dan otro portazo a Trump por su verborrea xenófoba" El País 30/06/2015 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/30/actualidad/1435629089_712267.html?rel=ult
** "NBC to Donald Trump: You’re Fired" The New York Times 29/06/2015 http://www.nytimes.com/politics/first-draft/2015/06/29/nbc-to-donald-trump-youre-fired/







lunes, 29 de junio de 2015

Un hombre en llamas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La noticia se publicó hace casi un año, el 16 de julio de 2014, pero ayer estaba en la cima de las más leídas en The Washington Post. Las circunstancias hacen que los acontecimientos tengan nuevos contextos para las lecturas y esta, desde luego, lo tenía. El titular de la noticia era escueto y muy descriptivo, "A Texas minister set himself on fire and died to ‘inspire’ justice"*. Este era el comienzo de la historia:

One Monday in June, 79-year-old Charles Moore, a retired United Methodist minister, drove to Grand Saline, Tex., his childhood home town some 70 miles east of Dallas. He pulled into a strip mall parking lot, knelt down on a small piece of foam and doused himself with gasoline.
Then, witnesses said, he set himself on fire.
Bystanders rushed to help, splashing him with bottled water and beating the blaze with shirts. Finally, someone found a fire extinguisher. Unconscious, he was flown to Parkland Hospital in Dallas, where JFK died. Moore died that night, June 23.
Moore’s death seemed a mystery. He put a note on his car and left behind letters explaining his act, said a former colleague and relative by marriage, the Rev. Bill Renfro, but his writings were not released for nearly a week. His thoughts are now becoming public.*


El sentido de lo inexplicable para todos aquellos que habían asistido a aquel acto meticuloso de suicidio público se manifestaba entonces gracias a la salida a la luz de las cartas y notas dejadas por el reverendo Charles Moore. Se permitía así, mediante la publicidad del hecho, dar sentido a una muerte reivindicativa que el silencio anulaba convirtiéndolo en un acto absurdo.
Charles Moore había decidido poner fin a su vida como una denuncia, una más en su lucha de toda una vida:

The Tyler Morning Telegraph obtained a copy of the suicide note from Grand Saline police. In it, Moore lamented past racism in Grand Saline and beyond. He called on the community to repent and said he was “giving my body to be burned, with love in my heart” for those who were lynched in his home town as well as for those who did the lynching, hoping to address lingering racism.
In his letters, obtained by The Washington Post, he called his death an act of protest. He said he felt that after a lifetime of fighting for social justice, he needed to do more.
“I would much prefer to go on living and enjoy my beloved wife and grandchildren and others,” he wrote, “but I have come to believe that only my self-immolation will get the attention of anybody and perhaps inspire some to higher service.”
Those who knew him call it a tragedy.*


Puede que el reverendo Moore hubiera sentido que su sacrificio "con amor en el corazón" había sido inútil tras la matanza racista de la iglesia de Charleston de hace unos días. Puede que se hubiera vuelto a avergonzar de ese crimen horrendo sobre inocentes cuyo único delito era ser negros y estudiar la Biblia en aquella iglesia. No, el asesino no se sintió inspirado por el acto del reverendo Moore.
Había elegido su hogar de la infancia, Grand Saline, para quemarse porque conocía bien lo que llamaba un territorio del Ku-Klux-Klan. Aquel pueblo tenía un largo historial de intransigencia y horror practicado contra los negros: quemas, ahorcamientos y decapitaciones. Moore quería que su muerte llevara la conciencia de la culpa a todos, provocar un arrepentimiento con su acción de sacrificio suicida.
El Texas Monthly dedicaba a Charles Moore un reportaje recogiendo sus momentos de luchas desde que se dio cuenta de cómo era el mundo en el que estaba creciendo, su llamada a la vocación religiosa y el sentido que le dio a esta:

It was the fifties, however—a time when African Americans received very little love from small East Texas congregations, let alone status as neighbors. Growing up, Charles had seen the sign out on U.S. 80 that read, “N—er, don’t let the sun go down on you in Grand Saline,” and he had heard stories of blacks who were assaulted and terrorized; an old white man in town known as Uncle Billy had once buttonholed him and some friends and told them how Grand Saline’s Pole-town neighborhood got its name: black men and women had been hanged from a lynching pole there. Nevertheless, the civil rights era was dawning, and protests and boycotts of segregated classrooms, buses, and restaurants had begun around the country. In May 1954 the Supreme Court ordered the integration of schools with its decision in Brown v. Board of Education. Appalled by the prejudice he saw around him, that summer Charles stated from the pulpit in Starrville that he agreed with the Supreme Court.
His words did not go unnoticed. One of the church’s trustees invited Charles to his house. “Would you ever have a n—er in your home to eat with you?” he asked Charles. When Charles said yes, the trustee angrily ordered him off his property. Around that same time, preaching at First Methodist in Grand Saline, Charles also managed to infuriate his home church. “In a sermon, he attacked the prejudice in the community,” recalled his childhood friend Vickery. “He encouraged the congregation to accept everyone as God’s children. He hurt some feelings with that message, stunned a lot of people. He was told not to come back.”**


Pero a veces los creyentes no quieren tener al mismo Dios por padre y lo retuercen hasta que se ajusta a sus deseos y fobias. Moore se pasó la vida demostrando que cualquier persona era digna de ser invitada a su mesa, daba igual cuál fuera el color de su piel. Pero la vida hace a algunas personas muy exigentes consigo mismas. Allí donde otros apenas se sienten responsables, unos consideran —como el reverendo Charles Moore— que nunca se hace suficiente, que no se han implicado lo bastante como para corregir las lacras que el mundo mantiene.
Recogían sus palabras de pesar en The Washington Post:

“I will soon be eighty years old, and my heart is broken over this,” he wrote. “America (and Grand Saline prominently) have never really repented for the atrocities of slavery and its aftermath. What my hometown needs to do is open its heart and its doors to black people, as a sign of the rejection of past sins. … So, at this late date, I have decided to join them by giving my body to be burned, with love in my heart not only for them but also for the perpetrators of such horror.”
Angi McPherson, who witnessed the self-immolation, told the Telegraph she has lived in the town all of her life and she knew there was still a racial divide.
“It’s not as big as it used to be, but it is here. It is everywhere,” she told the newspaper.
The town’s police chief, Larry Compton, told the Telegraph that the preacher’s death disturbed him in many ways.
Grand Saline “might have been that way in the 1930s, ’40s and ’50s like a lot of places, but today we are a community of different ethnicities and racial makeups.”
Moore, of Allen, Tex., had a degree from Southern Methodist University and from the Perkins School of Theology at SMU. He served as a minister for half a century. When he retired, he received awards from Parents and Friends of Lesbians and Gays, and the Texas Coalition to Abolish the Death Penalty, according to a biography provided by his family.*


Quiero pensar que la recuperación de esta noticia hasta llevarla a ser la más leída en The Washington Post es un acto de reconocimiento del revendo Moore, un homenaje tardío en un día que se ha celebrado como una victoria de los derechos civiles, tras el reconocimiento del matrimonio homosexual en los Estados Unidos.
Moore vivió el drama del racismo de forma directa, pero abrazó todas las causas que consideró que liberaban de la intransigencia. Fue un activista pacifista y, como se señala en el final de la información, tuvo el reconocimiento de las asociaciones de familiares de homosexuales, a los que tampoco estigmatizó y, por el contrario, ofreció su apoyo en su lucha. En los setenta, Moore lucho contra las injusticias de la guerra de Vietnam; en los noventa apoyó los movimientos de derechos de gays y lesbianas. Se manifestó contra la pena de muerte e hizo periodos de huelga de hambre. No dejó causa sin cubrir, pero siempre pensó que no se hacía suficiente.
La decisión de su suicidio, coinciden diversas fuentes, fue por esa responsabilidad que sentía por no hacer bastante, pensaba. Tras una vida dedicada a las causas que le llevaban a enfrentarse a su propia comunidad, Moore acogió la jubilación como un acto final, una inmolación que llamara la atención del mundo. Dejó cartas y notas, artículos sobre los monjes budistas que se habían quemado vivos como un sacrificio para reclamar la atención del mundo.


No es fácil encontrar hoy personas con ese nivel de autoexigencia. Probablemente otros se hubieran dado por satisfechos con una vida dedicada a la lucha y hubieran dedicado su retiro al descanso. Pero Moore era una de esas personas que piensan que mientras no se retiren los problemas de la faz de la tierra, ellos tampoco.
Moore eligió quemarse en el pueblo de la infancia para hacer que este pidiera públicamente perdón por el daño causado durante décadas de persecuciones e intolerancia. Puede que Grand Saline haya cambiado algo, como señaló el afectado jefe de policía, o puede que no haya sentido nada al respecto. Pero el hecho de que la historia de Moore, pasado el año, haya resultado interesante para tanta gente, sí permite ver que hay personas que entendieron su gesto extremo aunque no compartan muchas el método. Algunos no han querido que se le considere un mártir; otros se niegan a a verle como un loco. Quizá todo esté mezclado y debamos centrarnos en las causas de que alguien bueno acaba entre las llamas.
Moore señaló que había elegido su muerte como había elegido su vida. Uno de sus conocidos escribió al final de l artículo del Texas Monthly que su muerte fue un choque, pero no una sorpresa; se fue como había vivido.



* "A Texas minister set himself on fire and died to ‘inspire’ justice" 16/07/2014 http://www.washingtonpost.com/news/morning-mix/wp/2014/07/16/79-year-old-retired-reverend-set-himself-on-fire-to-inspire-social-justice/?tid=pm_pop_b
* "Man on Fire" Texas Monthly 12/2014 http://www.texasmonthly.com/story/story-of-reverend-charles-moore





domingo, 28 de junio de 2015

Broncas y estrategias

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En un mapa políticamente tan confuso, tras pactos sobre pactos, absorción homeostática de votantes, abducción de dirigentes, y antropofagia de líderes, lo del poder se está poniendo muy complicado.
Algunos quieren sustituir el "bipartidismo" por el "frentismo" que viene a ser lo mismo pero todavía más prensado. La primera fase fue "todos juntos y revueltos" contra el poder, en este caso, el PP. El PSOE se apuntó porque pensaba ser el canalizador natural del descontento. Izquierda Unida pensaba que por la bronca contra los grandes partidos, iba a recoger algo del descontento sembrado. Los nacionalistas catalanes, por su parte, también albergaban la esperanza que la baza emocional independentista iba a pesar más que la bronca nacional. Pero la mezcla de descontento y aburrimiento ha llevado a los votantes por otros derroteros, haciendo que el "frentismo" no sea la solución más valorada para los emergentes. Mejor solos que mal acompañados.
El País nos traía hace un par de días una especie de "artículo-antología" titulado «"La bronca IU-Podemos, frase a frase"», forma sencilla pero eficaz de plantear el asunto. La cuestión española es que seguimos pensando en términos genealógicos y no en términos pragmático políticos. Con términos genealógicos me refiero a esa idea de que existen partidos que son como de la "familia" por aquello de que son de "izquierdas" y otros de "derechas". Eso hace que —como en las mejores familias— se peleen primero para reconciliarse después. O a eso aspiran algunos.


Tanto Izquierda Unida como el PSOE ha tenido unos terribles resultados en las urnas. Sus peores resultados históricos. También la debacle del Partido Popular está sobre la mesa en pérdida de votos y pérdida de poder eficiente. Los que se han llevado el gato al agua municipal y autonómico han sido los emergentes y, en especial, Podemos, dejando a los otros con cara de pasmados mientras les adelantaba por el carril de la derecha.
Esta extraña política del "somos y no somos" ha hecho que se les facilitara el acceso a alcaldías tan importantes como Madrid y Barcelona, las dos ciudades más importantes. Han sido listos y no se han lanzado a las autonomías, cuyo poder es otro —más administrativo—, para ir a lo concreto, al contacto directo con los ciudadanos y hacer una política de proximidad y de aproximación. Por eso comenzaron inmediatamente los gestos en las alcaldías. Ya estamos aquí.
Ahora viene lo de acordarse de la familia, lo del chantaje emocional por parte de Izquierda Unida y el rechazo de Podemos a dejarse arrastrar o a que les desembarquen. Así lo presenta El País:

Las críticas de Pablo Iglesias a Izquierda Unida no son nuevas, aunque el líder de Podemos ha ido subiendo el tono. Las dos formaciones se disputan los votos de la izquierda. Un año después de su nacimiento, la formación emergente ya se había colocado como segunda o tercera opción del tablero, según distintas encuestas, relegando a IU a la cola.*


El País ha recogido algunas expresiones por parte de Iglesias y Garzón que hacen ver en toda su crudeza esta pelea de familia en la que los perdedores de la izquierda española se quieren subir al carro.
Esta es la parte de Iglesias dirigida a Izquierda Unida:

"Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada, no quiero que dirigentes políticos de Izquierda Unida, y yo trabajé para ellos, que son incapaces de leer la situación política del país, se acerquen a nosotros".

"Os avergonzáis de vuestro país y de vuestro pueblo. Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que no sé qué y que vosotros sois muy cultos y os encanta reconoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado... La lucidez del pesimismo".
"Se vive muy cómodo en el 12% siendo un partido bisagra del PSOE, siendo fiel a tus principios sabiendo que vas a ser minoritario. Nosotros queremos ganar, y eso implica un estilo de hacer política".*


Parece que en el trato familiar no hace falta andarse sutilezas. Puede que no le falte razón a Iglesias en lo que dice. Aunque no se esté de acuerdo con él, hay reconocerle el valor de estratega y analista. Dejar entrar a Izquierda Unida después de haber sido abandonados en las urnas sería suicida y Podemos duraría unas cuantas semanas. La cuestión es si IU será enterrada de esta o si le interesa a Iglesias que siga viviendo porque mientras exista le servirá para marcar diferencias y adquirir una identidad propia.
La gran incógnita de Podemos es cómo evolucionará con el poder en las manos, que ha sido el objetivo y la estrategia predominante. Habrá que ver cómo reacciona ante el paso al otro lado del banquillo, en donde el que gana siempre está bajo escrutinio y bombardeo. Lo ocurrido en el Ayuntamiento de Madrid es una muestra rápida. Iglesias sabe que la supervivencia futura pasa por consolidarse, algo complicado cuando no se ha tenido el perfil de "partido" sino de un "movimiento". Él no puede controlarlo todo, ya ha habido disidencias, y cuando aparezcan problemas habrá que ver cuál es la reacción.
Las palabras de Alberto Garzón son también recogidas en esta antología de la distancia de las declaraciones:

"Yo no me voy a ir a Podemos, es evidente, pero tengo que decirlo una y otra vez. Mi proyecto político es IU, y tengo diferencias con Podemos".
"A mí me llevan ofreciendo que me meta en Podemos desde el día cero, desde el día que se funda. Es cierto que las palabras de Pablo Iglesias con las que presenta a Podemos son unas palabras que nosotros firmaríamos ahora mismo con absoluta seguridad, que son las de unir a las fuerzas de transformación social, en las que por cierto, él citaba también a IU. Podemos fue un proyecto rupturista que despertó una ilusión y fue un motor de cambio que nadie puede poner en duda, pero la estrategia de Pablo no la compartimos".
"No ha inventado nada nuevo, ha cogido muchos elementos programáticos que tenían IU y otros partidos, y eso es una buena noticia. Tienen también una estrategia de calculada ambigüedad ideológica, muy medida, que no puedo compartir porque creo que hay que defender los principios por encima de todo".*


Me imagino que a todo esto, Pablo Iglesias habrá contestado para sus adentros "¿y qué?". La cuestión que Iglesias plantea es de orden pragmático: ha aprovechado el momento para conseguir un poder que IU nunca consiguió ni en sus mejores momentos. Y sobre todo ha hecho reposicionarse a todos los demás. La cuestión central de todo esto es si durará, que es la pregunta fatídica porque dependiendo de la respuesta, se toman las decisiones.
Al PP y al PSOE el creer que el 15-M era un movimiento de perro-flautas les ha costado unas cifras de votos y cotas de poder que difícilmente. Este blog comenzó con la Primavera árabe y poco después el 15-M. Cuando terminó 2011, hicimos un resumen que titulamos "El año demo" y señalamos entonces que sería el año en que "se protestó", sino el que "se empezó a protestar".
La ineficacia aburrida y la soberbia de unos dirigentes que creen que toda la Historia es orégano, ha llevado a que hayan temblado los cimientos de nuestro sistema político. Pero la apuesta sobre la duración de un fenómeno que muchos siguen considerando circunstancial depende de la respuesta que los partidos históricos den frente al ascenso de los emergentes, Podemos y Ciudadanos.


Puede que los viejos partidos cambien, pero ¿y si también lo hace Podemos? Es decir si se adapta a las nuevas circunstancias y emerge transformado. ¿Cómo? No lo sabemos, pero lo cierto es que han llegado mucho más lejos de lo que muchos pensábamos al conseguir dar forma a lo que parecía un monumental enfado y descontento. Hasta el momento eso ha sido posible gracias a un liderazgo centralizado, que ya se ha visto en diferentes tesituras internas y ha salido airoso.

Ese "veremos cuánto dura" empieza a ser una muestra de incapacidad de transformación para adaptarse a la nueva situación. Hasta el momento solo ha habido cambios de caras y decoración, pero no sabemos cuánta credibilidad necesitarán los partidos para recuperar confianza y si esa recuperación se traducirá en recuperación de votos.
La bronca entre Garzón e Iglesias revela los deseos de uno y otro con claridad. IU quiere ganar con pactos el espacio político que ha desperdiciado de forma acomodaticia en estas décadas, que es lo que le reprocha Iglesias, su conformismo como bisagra. Podemos supo dirigir el rechazo al conjunto y no hacer frente común con nadie a sabiendas que era más productivo hablar de "castas" genéricas y que cada cual incluyera a quien quisiera en esa categoría.
¿Ha sido ambiguo Iglesias con Podemos? Por supuesto. Han sabido canalizar un sentimiento negativo hacia las frustraciones de cada votante desengañado. Ese desengaño tiene raíces múltiples, pero sobre todo es el resultado de la sordera política, de creer que el bipartidismo seguiría funcionando por encima de la frustración.  Los que apuestan por el futuro de Podemos piensan que funcionará amoldándose para hacerse un hueco estable. Para que eso ocurra deben tomar posiciones para los próximos debates. Ejercer el poder es tener puntos flojos. En las próximas elecciones —ya se ha hecho en estas tras el primer día— se mirará con lupa todas y cada una de las palabras, todas las acciones, que no pueden ser las mismas en el poder que en la oposición.


Una vez rechazada Izquierda Unida para las próximas elecciones, está por ver el destino de la formación. Y está por ver la estrategia ofensiva y defensiva que se verá obligada a mantener para recuperar el voto que se le fue. Complicado lo tiene también el PSOE que ha intentado apuntarse como éxito personal la salida del PP del poder.
Las próximas elecciones generales serán distintas a todas las anteriores, sin duda. Lo que salga de allí tendrá consecuencias en mucho tiempo, son solo por el reparto de poder sino por el mapa que de allí saldrá. De allí saldrá algún herido con pocas posibilidades de supervivencia. Las estrategias serán fundamentales tanto para recuperar lo perdido como para consolidar lo ganado. No les será a fácil a ninguno, previsiblemente.




* "La bronca IU-Podemos, frase a frase" El País 26/06/2015 http://politica.elpais.com/politica/2015/06/26/actualidad/1435308445_551771.html

sábado, 27 de junio de 2015

Los atentados

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los atentados de ayer son la confirmación de un método que no necesita grandes preparaciones porque los objetivos pueden ser cualquier punto del globo. Escuchamos muchas veces la vieja retórica de las "infraestructuras", etc., mediante la cual se les aplica a unos los tópicos de otros. Cuando atentas contra una empresa de gas decapitando a tu jefe, en Francia; matas turistas en la playa de un hotel en Túnez y hacer volar una mezquita en Kuwait, todo en el mismo día, no hay mucho que hacer. Se empieza a repetir hasta el aburrimiento la fórmula "un viejo conocido de los servicios de seguridad", algo preocupante por lo que tiene de demostración de la falta de criterio para establecer la peligrosidad de los sujetos considerados amenazas. Tendrán que empezar a desempolvar los viejos archivos porque parece que allí reside parte del problema. La cuestión, como ha señalado Manuel Valls, no es si habrá atentados, sino cuándo; pero no se debe renunciar al quién, que es el principio de todo.
A diferencia de otros tipos de terrorismo, el concepto de grupo aquí es relativo. Existe la autorradicalización, vamos a llamarlo así. Damos por descontado el que existe una especie de academias en las que se aprenden estas cosas, pero para estrellar un coche contra los depósitos de gas y decapitar no hace falta demasiado entrenamiento ni preparación, solo levantarte un día con ganas de saltar por los aires llevándote por delante a todo el que puedas.
Las "medidas dolorosas" anunciadas inmediatamente en Túnez han consistido en cerrar mezquitas salafistas. Recogen en El País:

Essid ha explicado que alrededor de 80 mezquitas en manos de clérigos salafistas, a las que ha acusado de "expandir veneno", serán cerradas en el plazo de una semana. En una conferencia de prensa, Essid ha dicho que algunas mezquitas fuera del control del Gobierno están haciendo propaganda para "promover el terrorismo". También ha anunciado medidas contra partidos y grupos que "actúan fuera de la Constitución", aunque no ha especificado si amenazaba a estos grupos con el cierre o solo eran meras advertencias.*


La particular anarquía religiosa del Islam obliga a, como están haciendo en Egipto a través de la Universidad de Al-Azhar, intentar institucionalizarlo para controlar las prédicas y a los predicadores, cuyos grupos radicales han ido adquiriendo influencia y vertebración. Son los que calientan el ambiente hablando sobre lo mal que se está en esta vida llena de infieles y lo bien que se está en el Paraíso. Los asistentes se limitan a sumar dos más dos y eligen uno de los objetivos, más próximos o lejanos.

En cuanto a los objetivos, los tres atentados tienen grandes grandes diferencias. El atentado de Túnez contra el turismo, es decir, para tratar de aislar económica y socialmente al país; se ha dirigido principalmente contra turistas occidentales. El de Kuwait, en cambio, tiene las características religiosas de otros atentados contra la comunidad chiita en sus mezquitas. Finalmente, el atentado de Francia es muy diferente a los otros dos y se ha dirigido contra una persona en concreto y contra las instalaciones en las que trabajaba el asesino, pretendiendo volarla por los aires. Podemos pensar que hay relación entre ellos, una sincronización, como quiere dar a entender (aunque sea por un titular) El País cuando establece que se ha atentado "en tres continentes", como si fuera el desembarco de Normandía.
Lo terrible del Estado Islámico es que es una referencia simbólica a la que se puede enganchar cualquiera sin necesidad de sacarse un carné o ir a algún centro de entrenamiento. Atentas y después reivindicas en su nombre.
El que recorrió la playa matando gente con el Kaláshnikov tenían entrenamiento y armas; la explosión de Kuwait implica conocimiento de explosivos. El atentado francés se realiza con un cuchillo y no consigue hacer volar la fábrica. Son variedades de terroristas porque lo único que tienen en común es que su primer atentado puede ser el último, es decir, pueden buscar el "martirio", expresado en sus términos, frente a otro tipo de mentalidades terroristas que procuren un plan de escape para seguir realizando atentados. Existen las dos mentalidades, lo cual les hace sumamente peligrosos.


Pero los atentados son solo una parte. Preocupante es el horror que están sembrando allí donde se asientan. Los atentados no son las muestras más terribles, sino los crímenes horrendos que están cometiendo sus ejércitos, esas hordas brutales, allí donde llegan. Dentro de su estrategia propagandística siguen difundiendo imágenes cuya función es doble, provocar el horror y el miedo, pero también animar a la adhesión, ya sea llamada o la incitación a atentar.
No se está entendiendo bien el planteamiento comunicativo y se siguen difundiendo las morbosas imágenes con las que se recrean y usan como armas semióticas. Guiados por nuestra concepción espectacular de los medios, ellos nos dan el mensaje que quieren con el envoltorio que garantiza que seremos nosotros los que los difundiremos en un caso insólito en la guerra hasta el momento. No es que tengamos información, sino que tenemos la información que ellos quieren. Es una guerra sin corresponsales, pero con una eficiente oficina de propaganda.


Me resulta sorprendente la impudicia de nuestros medios a la hora de mostrar imágenes y que no exista una política coordinada del control de esas imágenes. Me sorprende que cualquier hacker del tres al cuarto se pueda meter en los servidores que quiera y que nadie sea capaz de borrarles las imágenes que difunden cada día con sus macabros logros de crueldad infinita.
No se ha visto una barbarie sistemática en siglos. Es difícil encontrar mezclados todos los horrores del sadismo y colgárselos como triunfos. No será fácil controlarlos, porque se disolverán en la normalidad del Tartufo que saldrá a saludar a las tropas que les ganen las posiciones. Pero también será difícil olvidar esta nefasta página de la Humanidad.


Las medidas tomadas por Túnez contra las mezquitas y predicadores salafistas tienen que tener continuidad en otros países, pero no será fácil. Los salafistas en Egipto campan por sus respetos porque el gobierno los ha usado como límite social al echar a sus enemigos directos, los Hermanos Musulmanes. Cuando el presidente Al-Sisi ha pedido a los partidos que hagan una lista única —¡política a la egipcia!—, muchos se han negado a ir junto a los salafistas. Y han hecho bien. Los salafistas saldrán de la foto cuando lo consideren necesario y su jugada es tratar de quedarse con lo más retrógrado de la sociedad egipcia tras la salida de los Hermanos del poder. Ello se van, pero el veneno queda. Por eso se les han cerrado también las mezquitas, pero eso es un gesto relativamente eficaz, como ocurrirá en Túnez. Ese veneno está ya metido en sus cabezas y solo les queda el tiempo de tomar la decisión final.


Nuestra mentalidad basada en el análisis racional de ventajas e inconvenientes —esa especie de artificial homo economicus— no puede considerar que las ventajas se obtengan en el otro mundo y los inconvenientes en este, por lo que es difícil que detecte a muchos fanáticos callados y no solo a los ruidosos. El radicalismo no se hace a voces, sino en lo callado de la noche, en la meditación. Los habrá gritones, como establecen nuestras imágenes estereotípicas, pero los perros que muerden ladran poco. Es una actitud que concluye en un acto final, la consumación de la piedad destructiva. Eso no es fácil de detectar, por lo que habrá que afinar antes de que se plantee una psicosis que lleve a punto de histeria colectiva que puedan causar más radicalismo.
Es parte de la estrategia el desarrollo de la islamofobia, que generará más radicalismo. Hacer que los occidentales se vayan de los países islámicos, que teman ir y aislar a los países, es solo una parte. 


Hoy la solidaridad se reparte ante la unidad fanática de los asesinos. Hoy somos los turistas asesinados en las playas de Túnez, país al que habrían ido seguramente venciendo reticencias y miedos tras los anteriores atentados; somos también esos trabajadores de la empresa del gas y su familiares en Francia; y somos parte de los que pacíficamente disfrutaban de su viernes de Ramadán. También estamos hoy con los masacrados hace unos días en Siria por los asesinos y con todos los que sufren bajo su locura sangrienta. 
Hoy, repudiamos una vez más a los asesinos fanáticos y a todos los que les alientan.



* "Túnez cerrará mezquitas salafistas tras el atentado en Susa"  El País 27/06/2015 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/27/actualidad/1435392217_730014.html




viernes, 26 de junio de 2015

Retrato robot de la lectura robotizada

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Habíamos terminado nuestro día de trabajo y nos dirigíamos en el metro yo a coger el  tren y los demás continuaban su viaje en la misma línea. Una de mis alumnas comentó: "Profe, cuando llegué a España hace tres años, había mucha gente leyendo en el metro; ahora están todos con el móvil". Y así era, en efecto. Lo podemos observar en ese punto privilegiado que es el transporte público. Ahora nos lo cuentan en El País en un artículo titulado "Retrato robot del lector español".
El comienzo del artículo nos da detalles de esta tarea de retratar a un ser cada día más alejado de los que no leen, barrera que nunca se explica pero que tiene un efecto real. Hay un leer inclusivo y socializante y hay otro, contestatario y diferencial, que te hace leer lo que los demás no leer o no saben que existe. Dicen en El País:

Los ocho años de crisis han servido para desvelar que el verdadero retrato del lector español no es del todo el de una persona entregada al best seller (que ha descendido en sus ventas del 7,9% al 4,6%) y ha aumentado su inclinación por obras menos populares, de las llamadas más literarias y por las clásicas. Si bien es cierto que solo 50 libros representan entre el 5 y el 10% de la facturación total, el porcentaje restante se lo reparten los casi 80.000 títulos que en promedio se han editado, cada año, desde 2008.
Un primer plano de ese retrato con los títulos más vendidos desde 2009 (según la firma de medición y audiencias Nielsen) muestra que este tiempo ha sido el reino de Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James. A esta trilogía erótico-sadomasoquista-romántica continúa la preferencia por el thriller y la novela negra, con algo novelado de historia y mundos fantásticos.*


Que solo 50 libros se repartan "entre el 5 y el 10%", nos habla de esa lectura teledirigida, de moda,  que probablemente se pudiera dar con más precisión, mostrando que ese porcentaje tiene a su vez concentraciones. Frente a esos cincuenta libros, están los otros 80.000 títulos que el sector productor español lanza al mercado cada año, algunos con la esperanza de entrar en ese selecto grupo de los "50 títulos", la aristocracia de las ventas, los pelotazos editoriales.
Como sociedad nos gusta pensar, como hace El País, que ese 90 o 95% es el que nos define como lectores; ha aumentado nuestra inclinación por los clásicos. Eluden señalar que muchos de esos títulos reflejan las lecturas escolares de los clásicos, es decir, aquellos de los que viven muchas editoriales, libros de lectura obligada en cursos de colegio e instituto. No, no ha aumentado nuestra "inclinación" por los clásicos. Sencillamente se da un efecto de concentración por la prescripción escolar. Leer El árbol de la ciencia no es una coincidencia de gusto sino una coincidencia de programas.


Nos cuentan que el sector está dominado por los grandes grupos internacionales  y que luego quedan a mucha distancia grupos menores, es decir, hay una gran separación entre unos y otros, entre los que controlan lo que más se vende —los que pueden invertir en promociones— y los que tratan de vender algo intentando entrar como sea en un escaparate, obtener unas líneas de reseña o una mención por boca de alguien, algo que haga salir del silencio indiferenciado en el que se encuentran la inmensa mayoría de los libros que se lanzan al mercado.
El País nos da ese retrato robot en estos términos:

[...] una mujer joven universitaria y urbana que lee por entretenimiento, según el último Barómetro de hábitos de lectura de 2013. Se sabe que el 63% de la población dice leer al menos una vez al mes, aunque los lectores fieles apenas llegan al 30%. Se conoce que leen una media de 10 libros al año. Y se ha revelado, este mes, que los lectores compradores de libros más asiduos, que son quienes sostiene buena parte del ecosistema, quieren librerías con el espíritu de una biblioteca (frente a otras opciones de negocio) y que ellos van por lo menos una vez al mes a comprar.*

Me parece interesante ese equilibrio expositivo logrado con la fórmula "lectores compradores de libros más asiduos" y también lo del "ecosistema". En realidad, lo que se nos dice es que hay unos lectores, muy pocos, que leen mucho. Ya sean soñadores o aburridos, desengañados o idealistas, existen esos lectores que se forjaron ya en la época prerromántica, con el estallido de la Literatura como sistema, y devoraban libros en la romántica, uno de cuyos rasgos fue ese afán soñador, quijotesco, que les hace irse por las ramas librescas frente a la filistea realidad.
Para esos lectores, el día tiene 24 horas y no pueden sostener ellos solos el "ecosistema", apenas pueden leer más. El esfuerzo es intentar que todos esos otros, esa inmensa mayoría bostezante, seducida por el vuelo de las moscas mediáticas al pasar, se acerque algún día a algo con páginas y lo compre, aunque sea para saber cómo es. Ahí es donde está la pasta.
Al lector compulsivo no hay que llevarle a ningún sitio; ya se encargan ellos solitos de ir a las librerías o pedirlo por Internet. Es a los otros a los que hay que cazar con lazo, colocarles uno, dos o tres volúmenes de lo que sea, de sombras o anillos, de crepúsculos o lo que toque. Ese lector es el que les tiene desquiciado porque hay que encontrarle ese "producto" específico que le satisfaga en su deseo de vulgaridad compartida, que le adule el ego pensando que es un "gran lector" y que le permita compartir sus opiniones con otros, que le preguntarán cuando le vean con el volumen que toque bajo el brazo.


El súper lector reclama librerías variadas, llenas de libros diferentes entre los que escoger. El otro, en cambio, pide que se lo lleven a la cola del supermercado para acordarse mientras compra la leche. Dos expertos en retratos-robot, Pedro J. Domínguez, de Nielsen, y David Peman, de GFK, encargados de registrar las ventas de libros en España le cuentan a El País que existen preocupantes movimientos en todo este planteamiento. Unas cosas se mantienen, pero otras están cambiando:

— Más del 50% de las ventas se hacen en las grandes superficies y librerías en cadena; el resto, en las 3.650 librerías pequeñas e independientes, coinciden los dos expertos.
— “Estamos viviendo una lucha feroz por el tiempo de ocio, donde los grandes triunfadores han sido smartphones y tabletas; dispositivos que han facilitado el acceso a infinidad de nuevos contenidos prácticamente gratuitos, y eso ha afectado especialmente a los best sellers”, dice Peman.
— Tras cierta bestsellerización del mercado, estos libros han descendido sus ventas y “cada vez les cuesta más hacer grandes cifras”, según Domínguez.
— “La demanda de libros está ahora mucho más centrada en los gustos del lector tradicional y exigente, con lo que se venden menos libros, pero sobre todo mucho menos best sellers” (Peman).
— “Ante la competencia del libro con otros entretenimientos se necesita de educación en las nuevas generaciones para el acercamiento a la lectura como disfrute. Cada vez se ve con más fuerza y tienen más peso en el mercado los libros de saldo en grandes superficies y una fuerte promoción en la venta de libros”, afirma Domínguez.*


Resulta que el bestseller se nos convierte ahora en "menos seller" y eso estropea las estrategias actuales. Al final la observación de que los teléfonos y tabletas se usan para matar el rato, que vimos en el metro, es cierta. Aquella teoría de algunos de que se pasa del bestseller a Joyce, parece que no funciona. Y había servido de coartada a muchos para justificar empezar por lo facilón y terminar en no se sabe qué. Ahora, nos dice, se pasa del bestseller a la nada o a aplastar burbujitas virtuales o similares. Se venden menos bestsellers, nos dicen. Habrá que llamarlos de otra forma.
Pero lo que resulta sorprendente es el descaro de la última observación y recomendación: cuando decaen las ventas de los bestseller, hay que "educar a las jóvenes generaciones para el acercamiento a la lectura como disfrute". Todo el sistema educativo debe trabajar para que se compre en la cola los volúmenes de las Sombras de Grey.


Creo que también necesitamos que alguien nos haga el "retrato-robot" de los editores españoles o de los aquí asentados como colonia. Necesitamos que nos digan si les importa algo la cultura o solo las ventas. Como docente, me interesa la lectura de calidad, la que nos lleva a ser más exigentes como lectores y a crecer a través de los libros, en interacción con ellos. La tendencia fomentada desde el sistema cultural (editoriales, televisiones, teatros...), por el contrario, ha sido a la chabacanería, a lo facilón y a la repetición hasta agotar cualquier fórmula. Han puesto a buenos escritores a escribir bazofias programadas, de venta segura, echándolos a perder; han encumbrado a auténticos impresentables haciendo que les duela la muñeca de tanto firmar. Lo importante era vender.
Como sistema educativo hemos fracasado estrepitosamente porque no conseguimos crear lectores progresivos, que vayan avanzado en la vida junto a los libros que realmente merece la pena leer, que son un porcentaje mínimo de los que nos ofrecen como tentación golosa.
Quieren lectores robot, programados para recibir lo que se les da. Cuando deja de funcionar, el resultado es ese que vimos en el metro.



* "Retrato robot del lector español" El País 26/06/2015 http://cultura.elpais.com/cultura/2015/06/25/actualidad/1435257178_961935.html