sábado, 29 de noviembre de 2014

Mubarak, el incomprendido

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Antes de la revolución los egipcios tenían el convencimiento de que Mubarak era un corrupto y que el régimen bajo el que vivían era una autocracia. Gracias a los efectos de la Revolución, será pronto coronado como el gobernante más ejemplar que ha tenido Egipto. De cada nuevo proceso, Mubarak sale airoso, saludando desde su camilla, celebrado por seguidores, incluso por los nuevos. De no ser por la Sisimanía, uno temería una nueva revolución para reponerlo en el Palacio Presidencial. Si no da tiempo por ese impresionante estado de mala salud que le hace durar y durar, seguro que si hijo Gamal se ofrece para que se cumplan los designios de su padre, el sabio y honesto.
La absolución como responsable último de la muerte de los manifestantes de 2011 deja a los egipcios con la sospecha de que aquello pudiera ser una gripe fuerte y repentina, quizá favorecida por algún contagio por las aglomeraciones. Quizá incluso resulte ser que el paciente cero fuera israelí, europeo o norteamericano o quizá un hermano musulmán que hubiera estudiado en alguna universidad estadounidense. No se debe cerrar ninguna puerta más allá de la que los ejemplares jueces, a los que no está bien criticar gracias al pacto patriótico, cierran.


Con la absolución de Mubarak y los suyos como responsables de las muertes de la Revolución del 25 de Enero, Egipto ha cerrado el ciclo del absurdo. Lo idea de que en Egipto lo que cae no llega al suelo, se hace realidad. Con esta sentencia absolutoria, además se consagra el derecho de la Policía y el Ejército a realizar matanzas de forma autónoma, pues nadie es responsable ni por arriba ni por abajo, ni los que ordenan ni los que disparan. Es la historia como disparate. Los "mártires" no solo murieron en balde sino que además se murieron solos.
Esto además extiende el absurdo más allá del propio Mubarak, hacia las acusaciones contra el depuesto Morsi, que resulta culpable de más crímenes en un año que Mubarak en treinta. La misma generosidad con la que se juzga a Mubarak anticipa —por pura lógica— la severidad con la que se juzga a los que han quedado al otro lado de la justicia, por decirlo así.

Los argumentos ante estas cosas son siempre los mismos: los jueces hace su tarea. Es cierto, ¡y con qué eficacia! El argumento de que en Egipto se cumple la ley tiene un fondo de sarcasmo que va desde lo que se aplica a las ONG o a los grupos defensores de derechos hasta los jueces que liberan a los médicos entre cuyas manos mueren las niñas al practicársele la mutilación genital.
Egipto se sigue amparando en el conflicto de la zona para justificar todo lo que se hace con su participación en la "lucha contra el terror", de la que ahora —tras decir lo contrario— se manifiestan partidarios. Pero todo esto tenía un límite interno y otro exterior. Creo que la exculpación de Mubarak con cuentagotas es una acción premeditada en la que incluso podría morir dada su avanzada edad. Es la demostración de que el régimen de Mubarak no cayó, sino que se le sacó por la puerta de atrás para dejar las manos libres a la institución que le sostenía, el Ejército. La brutalidad del periodo de la SCAF, del cual nadie saldrá tampoco perjudicado, sigue con el derrocamiento de Morsi, que es el resultado de la pésima estrategia militar desarrollada para poder seguir controlando el país. El Ejército ha demostrado ser el dueño de Egipto desde que Nasser se hizo con el poder. Solo hay relevos y luchas internas entre facciones.
La petición que la prensa egipcia recogía ayer por parte de los partidos políticos de que se retrasaran las elecciones generales es otro despropósito más de una forma incomprensible de hacer la política. Pero el hecho de que sea incomprensible no significa que no sea rentable en sus resultados. La ley de partidos reduce su papel a la nada, a una mínima representación en un parlamento entregado a los "independientes", que serán el 70%. También Mubarak, el bueno, tenía un parlamento que controlaba con una oposición testimonial que servía para hacer creer que aquello tenía tintes de democracia.

El periodo que se inicia, con estos precedentes, dejará corto al de Mubarak. Las críticas al gobierno y a su presidente son ahora casi imposibles con un narcisismo político con unos grados de adulación como no se habían visto en mucho tiempo. El regreso de Muabark es el de los que poco a poco han salido de sus escondites para recuperar el terreno perdido. Ya comenzaron a aparecer con la campaña  presidencial de El Sisi, para escándalo de algunos. ¿Oero de qué queda ya escandalizarse?
El sueño de los que se levantaron contra Mubarak se acaba de pinchar con el veredicto de hoy, una auténtica afrenta que pronto será justificada gracias a los mecanismos de racionalización social: nada de lo que haga el gobierno puede estar mal. Si se exculpa a Mubarak, es que Mubarak es bueno; un incomprendido, pero bueno.
El veredicto de exculpación tendrá consecuencias. Con él se ha exculpado a sus hijos, al ministro del interior de entonces y a uno de los personajes más negros de los negocios ya de por sí oscuros —que teníamos refugiado en España, viviendo en La Moraleja—, Hussein Salem. Tanto las muertes como la corrupción han quedado borradas, sin que nadie sea responsable de unas y otra. Los treinta años de Mubarak y su régimen de excepción se saldarán con unas cuantas multas y unos cuantos paseos en helicóptero a los juzgados de vez en cuando. Y él está muy bien para su edad.
Si recordamos que a Hosni Mubarak lo condenaron a cadena perpetua en 2012, que al gobierno islamista de Morsi le pareció poco y lo reabrió intentando conseguir la sentencia de muerte, que después por reabrirlo y con los islamistas derrocados, los juicios han sido exculpatorios uno tras otro, el panorama jurídico no es para considerarlo demasiado consistente.


La señal que se envía al mundo es nefasta. La que se envía a los egipcios que hicieron la revolución para conseguir unas libertades que no tenían,  es todavía peor.
El dirigente del "movimiento de jóvenes del 6 de Abril" ha puesto el dedo en la herida, según recoge entre diversas opiniones Ahram Online:


“I don’t believe that Egyptians will react against the verdict after the media has spent more than three years making propaganda against the revolution…saying it serves foreign agendas," he told Ahram Online, adding that he believed security forces would not allow people to mobilise against the reaction anyway.*

Nunca se ha visto una revolución más citada, invocada, celebrada y menos respetada. Egipto sigue su camino ante la perplejidad del mundo. La noria gira con su caballo aburrido.


* "UPDATED: Mubarak, his sons, interior minister and aides acquitted " Ahram Online 29/11/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/116711/Egypt/Politics-/UPDATED-Mubarak,-his-sons,-interior-minister-and-a.aspx







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