domingo, 28 de septiembre de 2014

Olores cubanos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La noticia de la BBC sobre los problemas planteados por la Revolución a la denominación de dos colonias cubanas, "Hugo" y "Ernesto", nos deja perplejos. A los emprendedores cubanos —Labiofam, se llaman— que se les ocurrió vender "valor añadido" a sus olores gratificando psicológicamente a quienes se rocíen con ellos, les ha salido mal el I+D+I. 
Las autoridades, que siempre han hecho abundante uso de los nombres e imágenes, de sus mitos, plantean problemas ahora a su uso en colonias y perfumes. Hubiera sido más comprensible en el caso de los desodorantes y jabones, más dados al chiste, pero ¿en perfumes?
Si el "putrefacto" capitalismo tapa sus olores evocando nombres franceses y con las imágenes decadentes de mujeres vaporosas, caperucitas y cenicientas en horas altas, mujeres a las que siguen apasionados jóvenes con barbas cutres de varios días, ¿por qué no puede el socialismo caribeño dar muestras de recia virilidad con colonias como "Hugo" y "Ernesto"? ¿Sienten celos, quizás, los dirigentes que no apadrinan nada? ¡Vaya usted a saber!
Los creadores de las dos fragancias revolucionarias embotelladas las describían así:

Labiofam dijo que Ernesto, la colonia así nombrada en homenaje al "Che" Guevara, el revolucionario argentino que ayudó a Fidel Castro a tomar el poder de Cuba en 1959, sería una fragancia cítrica refrescante con un toque de madera y talco.
Hugo, llamada así en homenaje a Hugo Chávez, el fallecido presidente venezolano y líder de la Revolución Bolivariana, ofrecería una fragancia más suave y afrutada, con aromas de mango y papaya.
"Serán colonias muy atractivas, pero sus nombres significan mucho para nosotros", dijo Isabel González, vicepresidenta de investigación y desarrollo de Labiofam.*


La aventura caribeña de los olores ha sido frustrada por las autoridades isleñas. A los del Partido y la Revolución les ha parecido irreverente la inocente propuesta olfativa. «Iniciativas de esta naturaleza no serán aceptadas jamás por nuestro pueblo ni por el Gobierno Revolucionario»*,  ha asegurado el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba.
Siempre he pensado que nada es más difícil de vender que un perfume. Bueno, venderlo es fácil. Lo difícil es hablar de él, sugerir con palabras o imágenes algo tan extraño, por un lado, y evidente por otro. ¿Por qué no llamar a una colonia que tiene aromas de mango y papaya, simplemente "Mango y papaya"?, se preguntarán. Pues porque así no tiene gracia. Eso convierte a las perfumerías en supermercados.


Los que venden olores —incluso en Cuba— necesitan del estímulo soñador, de la asociación creativa, del vínculo olfativo con algo que merezca la pena no ver, algo que quede en los márgenes de la realidad, en la zona de los mitos y leyendas. Llamar "mango y papaya" a un perfume es convertirlo en un zumo o un puré. Y a eso no hay ensoñación que resista.
Ninguno de nuestros sentidos es más asociativo que el olfato. Dicen que es el más primitivo de todos, esto quiere decir, que es el que menos "razón" necesita. El perfume escapa a la racionalidad y se engancha directamente con las emociones básicas: "gusta" o "no gusta", es decir, como una página de Facebook. No hay más. La función del olfato, que hemos limitado con la civilización a la vez que ampliábamos el repertorio de olores, es avisarnos con tiempo de males lejanos y de algunos cercanos. Los malos olores son síntomas de que algo va mal y así nos lo avisa el cuerpo con reacciones como las náuseas. Hablamos de olores "nauseabundos", que nos provocan una reacción automática de rechazo. Como seres culturales, hemos aprendido a rodearnos de buenos olores, aunque sea para tapar algunos de los peores que producimos.

Como la descripción de los olores es complicada y muy dependiente de la subjetividad, lo mejor es asociarlo con un nombre, que tiende también a evocar elementos positivos en la mente de quien sea un potencial vendedor. No verá un perfume que se llame, por ejemplo, "Carroña", que es una palabra sonora, pero que evocaría sentimientos negativos, de rechazo.
"Hugo" y "Ernesto" —no hay ninguna imagen de ellos en el envase— se asocia para el revolucionario con aspectos positivos. En Miami, en cambio, sería un suicidio comercial hacerlo. No creo que vendieran ninguno y a la gente le parecería un olor poco atractivo en cuanto que supieran en nombre. Digo esto último porque, efectivamente, no hay problema en los olores, sino en las asociaciones.


En un interesante blog titulado "The People's Cube", apostillado como "America through the eyes of a former soviet agitprop artist" se incluye una entrada de ayer mismo con el título irónico de "Eau De Gulag: a scent of fear with a hint of soiled overalls". El cartel trucado del falso perfume es una forma clara de ver las asociaciones negativas de la palabra "Gulag". Sin embargo, las recientes imágenes en Rusia y el este de Ucrania de nostálgicos de Stalin y demás gobernantes de "mano de hierro", hacen temerse que pudiera tener éxito la campaña. Al menos daría para ir tirando.

Puede que a las autoridades cubanas, mantenedoras de la pureza de la revolución —propia y ajena— les haya parecido intolerable la perspectiva de que alguien diga "¿Quién se puesto "Hugo"?" o "¡Hueles a Ernesto!". O puede que les haya parecido perverso usar el nombre de sus héroes en vano para salir un sábado por la tarde de galanteo.
Los que no lo tienen muy claro, a tenor de las reacciones oficiales, son los empresarios perfumeros, según nos cuenta la BBC:

"Los pormenores de esta acción irresponsable fueron analizados a fondo en la noche del viernes con el director de la empresa y los funcionarios que presentaron el producto, aún en fase de desarrollo", dijo el comunicado firmado por Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros.
"Por este grave error serán tomadas las medidas disciplinarias que correspondan".
"Iniciativas de esta naturaleza no serán aceptadas jamás por nuestro pueblo ni por el Gobierno Revolucionario", dijo la nota.*

Han apostado fuerte al intentar usar nombre evidentes y no confiar en el poder asociativo de la imaginación. Podrían haber usado nombres como "Chugo" o "Chévez", que habrían sido nombres perfectos para pasar el filtro doctrinal. Con rematar el tapón de los envases con una boina negra y otra colorada habría sido suficiente. Y a soñar.
No sé si Ernesto Che Guevara y Hugo Chávez eran aficionados a las colonias. De eso no se ha dicho nada.



* "Cuba prohíbe los perfumes de Hugo Chávez y del Che Guevara" BBC 27/09/2014 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/09/140927_america_latina_cuba_prohibe_perfumes_msd
** "Eau De Gulag: a scent of fear with a hint of soiled overalls" The People's Cube http://thepeoplescube.com/peoples-blog/eau-de-gulag-smell-the-fear-with-a-touch-of-soiled-overalls-t14969.html





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