martes, 9 de septiembre de 2014

España, la prudencia y el califato o dos se pelean aunque uno no quiera

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En un mismo día, la prensa nos ofrece las razones de Turquía* para no atacar al Estado Islámico que tiene puerta con puerta y los motivos por los que España, que los tiene en la puerta de atrás, no moverá un dedo o, como mucho, dejará que se use lo más valioso que tenemos, el suelo, y más ahora que está repuntando. Nuestro presidente pide "no adelantar acontecimientos", como si pidiera no adelantar elecciones o simplemente no adelantar, en línea con la Dirección General de Tráfico en una "operación retorno".
Mientras Turquía se esconde tras que hay muchos rehenes turcos —lo que debería dar como resultado una mayor implicación, ya que les están atacando poblaciones limítrofes—, que el precio que podría pagar es muy alto, etc., lo de España tiene que ver también con el "precio", pero con la falta de dinero.
En su blog del diario El Mundo, "Orilla Sur", Ignacio Cembrero da "Cuatro razones por las que España no luchará contra el Estado Islámico"**. Las cuatro se pueden fundir en una, que ha pasado la ser la "razón", la única y genuina razón española, la "crisis". Habría que contratar a uno de esos magos que presumen de poder hipnotizar por la televisión a ver si nos borra la socorrida palabra de la mente porque ya empieza a ser cargante que se haya convertido en una coletilla para todo. La crisis no es un estado en que te encuentras; es una retórica activa que sirve para anular un matrimonio del que no estás convencido o para pagarle la mitad a un empleado aunque estés ganando el doble. La "crisis" es el abracadabra que te permite hacer o no hacer; es la palabra que todo lo explica sin tener que dar explicaciones. Por eso Mariano Rajoy solo tiene que pedir "prudencia" y ya nos hacemos cargo. Máximo exponente de la galleguidad mal entendida, Mariano Rajoy es como el fiel oxidado de una balanza que, pase lo que pase, siempre se queda en el centro. Es el "hombre placebo".
Dice Cembrero en la segunda de sus "razones":

Las Fuerzas Armadas españolas están bajo mínimos. Su presupuesto equivale al 0,9% del PIB, el más bajo de la OTAN junto con una república báltica y Luxemburgo. Pese a tener un PIB que es la séptima parte del español, hace ya dos años que el presupuesto militar de Argelia supera al de España. Los Ejércitos españoles ya desarrollan misiones, generalmente modestas, en un país de Asia Central (Afganistán), otro de Oriente Próximo (Líbano) y cinco de África (Malí, Somalia, República Centroafricana, Senegal y Gabón). Difícilmente pueden dar más de sí acudiendo ahora a Irak y más tarde, probablemente, a Siria de la mano de EE UU.**


Si se sigue reduciendo el Ejército, efectivamente, no se va a poder estirar más. Están empezando a aparecer escándalos económicos y eso nunca es buen síntoma en ninguna institución. Transmitir que España no tiene dinero para que su Ejército no pueda cumplir con lo que debe es de una gran pobreza, pero ideológica. Transmite, sobre todo, debilidad y falta de firmeza, dos malas etiquetas para un país amenazado, le guste o no.
La cuarta de las razones de Cembrero es también de orden económico, es decir, la "crisis", pero entendidas no en términos presupuestarios sino de política exterior:

Desde que fue golpeada por la recesión en 2008, a la que se añaden ahora otros desafíos como el independentismo catalán, la política exterior española ha empequeñecido. También ha disminuido la sensibilidad de sus instituciones y de su sociedad civil a lo que sucede más allá de sus fronteras excepto en lo económico. Prueba de ello es, por ejemplo, la escasa y, a veces, tardía reacción del Gobierno español, incluido su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ante la limpieza étnica y religiosa de cristianos, en su mayoría caldeos (católicos), y kurdos yazidíes practicada en el norte de Irak por el Estado Islámico o el degüello del primer periodista estadounidense, James Foley.**


¡Con lo baratas que son para algunos las palabras! Pero la crisis reduce todo a ese mensaje de que estamos "preocupados", pero "prudencia". Mientras que en otros campos las palabras rebosan, los lacónicos mensajes tautológicos del gobierno, contagiado por su presidente, se centran en expresiones como "no se puede hacer lo que no se puede hacer", "el ministro informará de lo que se pueda informar" o, como en este caso "no conviene adelantar acontecimientos".

Mientras Turquía camufla sus intereses cruzados con las cuestiones kurdas, islamistas y su pertenencia a la OTAN, lo de España y sus "razones", va por otros derroteros.
El hecho cierto es que lo que "ocurre en Irak y Siria" no ocurre solo allí, sino que está ocurriendo también aquí y en muchos otros lugares, y no por no "adelantar acontecimientos", los acontecimientos no te adelantarán a ti, que será lo que nos ocurrirá con toda probabilidad.
España padece el "síndrome de las Azores" en doble versión, la de los políticos y la de los ciudadanos, y por aquí va otra de las razones señaladas por Cembrero en El Mundo, al hablar del "imaginario político" español. La firme convicción de que fue la "foto de las Azores" y lo que implicaba lo que desencadenó los atentados de Renfe, y que eso fue lo que costó unas elecciones que tenía ganadas, según los sondeos, el PP, sigue pesando como bloqueo en nuestra política exterior en estos casos, que es inexistente por temor a reacciones negativas y que se te llene el parlamento de preguntas y las calles de pancartas.
Cembrero es un optimista al escribir que la política española ha empequeñecido. De acomplejada y vergonzante sería más adecuado calificarla, con una orientación fenicia, es decir, se usa para vender y comprar, en absoluto para mantener una línea coherente como país. No hay más política exterior que vender. Lo primero es vender y lo segundo cobrar. Punto.
La política del avestruz no libera de los peligros. El diario El Mundo nos recuerda que España no está en la otra punta del Mediterráneo, como a algunos les gusta ver en los mapas. España es la otra puerta y, si me apuran, habría que corregir la analogía para indicar que además de la "puerta", es el "recibidor" y la "salita". Nos dice Cembrero en otro texto en El Mundo:

El Estado Islámico (IS), probablemente la organización terrorista más poderosa de la historia, sueña con liberar Al Ándalus. Y esa tierra, que recuerda a los musulmanes su era de máximo esplendor, no es sólo Andalucía sino toda la Península Ibérica, excepto una parte de la cornisa cantábrica, y una pequeña porción del sureste de Francia.
A medida que en verano el IS se expandía por Siria e Irak -controla aproximadamente un tercio de cada país-, algunos de sus cabecillas recordaban que España estuvo ocho siglos (del VIII al XV) regida por el islam y que ya era hora de que volviese a formar parte de la umma (comunidad musulmana).***


Es una pena que gracias a nuestro deficiente sistema educativo y a su olvido de la Historia para no molestar a nadie o poder reescribirla al gusto actual de nuestros jerarcas locales, haya que recordar estas cosas tan elementales. Los libros de texto que estudian muchos millones de niños repartidos por el norte de África y Oriente Medio señalan sin problemas que "África termina en los Pirineos", por decirlo claramente. Les basta mirar las fotografías de ciudades como Córdoba, Granada, Sevilla o Zaragoza para entender rápidamente que se las han robado.  Ellos vivían allí felices, entre naranjos, escuchando el rumor de fuentes y oliendo perfumes, y llegaron unos bárbaros infieles que les echaron de mala manera. Para muchos es así y así se enseña. El artículo incluye la advertencia de que hay circulando por las redes sociales fotografías de edificios árabes de la península con banderas del Estado Islámico. Es el turismo reivindicativo que en cualquier momento puede dejar la cámara de fotos y empezar a usar otras herramientas. Están marcando el territorio.


Recuerdo los comentarios en Facebook a la lectura realizada por una alumna árabe de un libro sobre el período andalusí. Al hablar de lo hermoso que había sido —la edad de oro— y hablar de Granada surgieron comentarios señalando que la situación de esos lugares era similar a la de Palestina. Lo que me sorprendió en tamaña barbaridad fue la aparición de una corriente de "me gusta" que mostraba que muchos lo veían normal. España, para muchos islamistas, sean yihadistas o no, son los "territorios ocupados", el "mundo perdido", y la máxima extensión conseguida en los tiempos de gloria con los que es fácil engatusar a la gente que quiere serlo. No, España no está en el otro extremo del problema, está con un pie dentro, le guste o no. Boabdil sigue llorando por volver en muchos rincones. ¿Nos parece una tontería? Pues sí, pero da igual lo que nos parezca a nosotros; lo importantes eso lo que les parece a ellos y lo que pueden algunos hacer en nombre de esa tontería.
El Mundo cierra el artículo sobre el Estado Islámico haciendo un repaso de opiniones desde los países árabes:

El califa Aboubakr el Bagdadi, líder del mastodonte yihadista, habla de conquistar Bagdad, capital del califato abasí, y Damasco, capital de los omeyas, pero no menciona a Córdoba, capital del califato de Occidente. El riesgo son más bien, por ahora, los llamados lobos solitarios, jóvenes radicales que desde su casa en Europa estén tentados de emprender la guerra por su cuenta.
Otros académicos insisten en que Al Andalus no sólo es un espacio geográfico sino que va más allá. "Es el mito de la unidad de los musulmanes, el de una gran civilización, alternativa a Occidente, y dominada por los musulmanes", asegura Mohamed Tozy, el más conocido de los politólogos marroquíes.
"La reivindicación de Al Andalus es más que un problema de percepción o, mejor dicho, de alucinación ideológica", escribió Kamel Daoud, columnista en el diario argelino 'Le Quotidien d'Oran'. "Es el reconocimiento de que [los árabes] hemos terminado por fabricar una generación que, sin presente y sin futuro, delira sobre su propio pasado".***


Los árabes musulmanes no vieron su imperialismo expansionista como un mero colonialismo, sino como una conversión a la verdadera religión, como una liberación del mundo. Ser expulsados después es algo transitorio en su mentalidad, pues es parte del "mensaje" que el mundo acabará siendo islamizado. El califato en Siria e Irak es parte de esa visión mesiánica para iniciar la reconquista del mundo. De ahí esa idea de "liberar Al-Andalus". Esa es la versión rigorista, como se suele decir ahora, de un islam conquistador y belicista con el que es fácil conseguir apoyos entre los que financian y los que van a matar y a que les maten en un explosivo cóctel de fanatismo que divide al propio mundo islámico entre los que quieren vivir en paz en el mundo y los que quieren pacificarlo a su brutal manera.
Fernando Reinares, experto en terrorismo del Instituto Elcano, señala desde el diario El País las diferencias y similitudes entre Al Qaeda y el Estado Islámico:

[...] la realidad es que el EI y Al Qaeda comparten ideología y fines. A ambas es común la misma versión fundamentalista y belicosa del islam que se denomina salafismo yihadista. Ambas coinciden también en un mismo objetivo último declarado, que no es otro que el de extender por la fuerza la observancia de esa religión, en su expresión más excluyente y rigorista, sobre el conjunto de la humanidad y reinstaurar el califato —una suerte de imperio político panislámico— sobre el conjunto de territorios en los que rigen o han regido alguna vez, desde el siglo VII, las estipulaciones plasmadas en el Corán. ¿Dónde está pues la diferencia?****


La respuesta a esa pregunta final está en que el Estado Islámico ha logrado establecer un territorio en el que aplicar su doctrina, mediante el terror evidentemente, mientras que Al Qaeda extendió el terror sin lograr crear un espacio propio. El temor de los países árabes es que si ese espacio se crea se produzca una interferencia que les desestabilice a la población. En el pensamiento islámico solo se debe obediencia al líder que sigue los dictados coránicos, de ahí la disputa por establecer quiénes cumplen con rigor los mandatos y quienes, por el contrario, son meros "faraones". Con que haya unos cuantos por cada país que crean esto —y son unos cuantos— es suficiente. La cuestión no es que lo logren, sino que lo intenten.
Si el Estado Islámico crece, tendremos un problema. Crecer lo está haciendo ya mediante franquicias por el norte de África y la movilidad yihadista. Libia está muy cerca y todo esto es contagioso. . Puede que ese problema sea distinto al de Reino Unido, Francia o los Estados Unidos, pero no dejará por eso de ser un problema. Que nosotros queramos estar al margen, no significa que lo estemos.




* "Turquía tiene las manos atadas en la lucha contra el Estado Islámico" El País 8/09/2014 http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/08/actualidad/1410196991_112949.html
** "Cuatro razones por las que España no luchará contra el Estado Islámico" Blig Orilla Sur El Mundo 8/09/2014 http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orilla-sur/2014/09/08/cuatro-razones-por-las-que-espana-no.html
*** El Estado Islámico sueña con conquistar Al Andalus" El Mundo 4/09/2014 http://www.elmundo.es/internacional/2014/09/03/540768e0ca4741406e8b456b.html

**** "Lo que ofrece el Estado Islámico" 9/09/2014 El País http://elpais.com/elpais/2014/09/08/opinion/1410188022_578617.html




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