domingo, 31 de agosto de 2014

No chatearás con extraños o la fatwa "social"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La prensa egipcia ha recogido con cierto revuelo la emisión de una fatwa, un edicto religioso, por la institución dependiente de la Universidad de Al-Azhar encargada de esta función, la Dar al-Ifta. Si bien algunos comentan que está sin fecha y que podría ser anterior, de 2011, algo que debería ser fácil de comprobar, es en estos días cuando ha saltado la cuestión y la mayoría la atribuye a esta semana.
El revuelo tiene su justificación pues el edicto prohíbe las comunicaciones vía internet, es decir, chatear entre personas de distinto sexo que no sean familia o conocidos, además de otras consideraciones sobre la vida social de las redes. La publicación Mada Masr lo expresa así:

Dar al-Ifta, which falls under the jurisdiction of Al-Azhar, is Egypt’s official gate for issuing religious fatwas related to Islam.
Under a section called “mind-preoccupying fatwas,” Dar al-Ifta said that chatting between men and women strangers is a waste of time, “as many experiences in our present time prove that this opens the door for evil and frivolity, an entrance for Satan, and is a source of corruption and sedition.”
The fatwa also instructed women not to send personal photos online to people they don't know, in order to protect themselves, and to keep their own chastity and dignity intact.
The fatwa went viral on social media, as users lambasted it as a regressive and extremist move by the Islamic institution. Others believe that Dar al-Ifta has lost track of its priorities and its role.*


El diario Ahram Online da la misma información pero la termina con dos breves líneas, una sobre algunas reacciones y otra sobre lo que podríamos llamar los "hechos":

The edict was met with ridicule from some Egyptians on social media. 
According to a statistics issued in September 2013, Egyptian Internet users reached 37.14 million.**

El hecho tiene interés por motivos diversos, tanto en clave interna egipcia como parte de un conflicto de más profundidad que se está desarrollando en todo el mundo islámico. 
Es una característica del mundo musulmán la necesidad de mantener instituciones que traten de garantizar su unidad, pues es un universo ideológico en el que hay tendencias centrípetas y centrífugas. El islam es algo más que una religión en el sentido que habitualmente le damos en los países no musulmanes; no es algo que pertenezca al ámbito individual, algo que ha costado siglos en el mundo occidental conseguir mediante la separación de Iglesia y Estado. La lucha dentro del islam, en cambio, se centra en el conflicto sobre quién debe controlar la institución que debe marcar el rumbo islámico de la sociedad. No se trata de "liberalizar", sino de saber quién controla.
En la división entre suníes y chiíes el conflicto está claro y los últimos —piénsese en el modelo iraní con el gobierno de los ayatolas— son los clérigos, con el líder supremo al frente, los que controlan la totalidad de la sociedad. En el campo suní, como es el 80% de la población musulmana, el conflicto se convierte en una lucha constante entre poderes, religiosos y civiles. Existen diversas instituciones encargadas de velar por la ortodoxia religiosa dentro de la variedad islámica. La principal de ellas es la Universidad de Al-Azhar, que es desde donde surge ahora la polémica a través de la emisión de la fatwa.


Sin embargo, la institución se encuentra en el ojo del huracán no por esta fatwa en sí, sino por algo más amplio. Dentro de esta lucha por la ortodoxia, es decir, por mostrar quien mantiene una mayor pureza y fidelidad islámica al Libro y mandatos derivados, existe la acusación de que Al-Azhar está controlada por el Estado, poniéndola a su servicio y no al contrario, que es lo que debería marcar su doctrina. 
El fin de cualquier estado islámico (se defina así o no) es mantener en el islam a su población. Cualquiera que no lo haga será acusado de contribuir a su disolución y merecedor, por tanto, de rechazo y muerte según las circunstancias y lugares. Ya algunas voces ortodoxa piden a los medios que no usen el término"estado islámico" para referirse a los yihadistas de Irak y Siria para no sembrar el desconcierto interpretativo. El estado islámico es la meta de cualquier poder islámico. El que diga que no es carne de derrocamiento con todas las bendiciones religiosas. Por eso es tan importante el control de El-Azhar y que este se encuentre en el centro de la vida y política egipcia.
Egypt Daily News publica un interesante artículo que puede sernos esclarecedor para comprender algunas de las cosas expresadas antes. El artículo lo firma Mohamed Selim, un investigador de los medios en el mundo árabe establecido en una universidad alemana. Señala Mohamed Selim:

Mosques in Europe and the Arab World have been prey to radical infiltration in the past decades, which have inculcated its followers with a new form of Islam, one that cannot be impugned and believes in violence as the one and only way to impose an incorrect version of Sharia without a revived exegesis nor forward moderate critical thinking.
Al-Azhar’s crisis is part-and-parcel of Islam’s current predicament. It has failed to renew its religious discourse, and is unable to successfully recruit more moderate Muslims to join its ranks and get imbued with a reasonable version of the religion that forbids hate-speech, violence and annihilation.
It has also failed to accept the information revolution, where its embrace of the social media is farcical (a simple Google search will reveal how Al-Azhar’s online presence/social media embrace is ludicrous) compared to that of other Islamist groups, whose innovative utilisation of the new media have gained them more followers and thus a widened digital footprint. Al-Azhar’s laggardness in renewing its religious discourse and embracing the new media can’t be attributed to the lack of funds nor other logistical rationales. Yet, the main reason is political will.***


Podríamos pensar que la fatwa de Al-Azhar, desde esa perspectiva del "anquilosamiento" o atraso que Selim atribuye a la institución es la que motiva su rechazo ahora a las posibilidades tecnológicas. La fatwa ha sido emitida dentro de su actividad de responder a las dudas que se le plantean sobre la adecuación al islam de lo que pueda surgir diariamente en la vida. Tanto si alguien ha preguntado sobre la adecuación como si ha sido motu propio, lo cierto es que abre un conflicto, además de ser una señal sobre la orientación que piensan seguir.


¿Hemos pasado de una revolución que exigía Twitter, Google y Facebook en sus pancartas y pintadas, la del 25 de enero, a una situación en la que se emite la fatwa para separar a hombres y mujeres impidiendo que puedan conversar, considerándolo oficialmente contra la vida islámica? ¿A qué obedece este cambio?
La crisis a la que se refiere Mohamed Selim afecta a la Universidad de Al-Azhar desde un momento determinado de la historia. Señala:

Since the issuance of the Law 103 of the re-organisation of Al-Azhar in 1961 at the time of president Gamal Abdel Nasser, the real crisis of Islam’s most influential and prestigious institution had begun. Its credibility has been shaken with every cantankerous decision and its failure to rise up to many challenges in the Arab and Islamic world has added insult to injury. Al-Azhar’s Grand Imam (whom is appointed by the Presidents of Egypt for a life tenure) has been ever since selected for his loyalty and subservience to the state, not for academic, intellectual nor personal merits.
Prior to this infamous 1961 law, the Grand Imam was elected by his colleagues of the Senior Scholars Association in order to advance Islam’s moderate and peaceful message and never shied away from voicing his concerns towards the current affairs, even if it was against the will of the rulers of the state. Since 1961, the credibility of Al-Azhar has been terribly shaken and allowed the rise of various splinter radical groups, beginning with the violent crackdown on the MB throughout the 60s, which have seen in Al-Azhar’s demise the chance to propagate their version of Islam.***


Para Selim, la institución ha perdido su autoridad en el mundo islámico, basada en el respeto a su independencia y conocimiento, desde que quedó supeditada al poder y voluntad del estado, cuando Nasser la convirtió en una estancia que podía ser controlada políticamente. De esta forma se aumentaba el poder del estado y se podía utilizar para crear una religión controlada tras encarcelar a los islamistas. El efecto que tuvo fue la falta de control sobre grupos más radicales que acusaban a Al-Azhar de estar supeditada al poder terrenal y no seguir los mandatos divinos. La jugada de Nasser estaba clara, sobre todo si tenemos en cuenta cómo se deshizo de los Hermanos Musulmanes en esa misma época y de cómo los Hermanos Musulmanes intentaron deshacerse de él. Con Sadat, que fue más condescendiente y piadoso, en cambio, no fallaron.
El conflicto entre el poder político y el espiritual es constante en el pensamiento islámico porque ambos convergen en poder terrenal, sobre la sociedad, regulándola y ordenándola. La precedencia del poder religioso se contrapesa con la manipulación del mismo controlando la institució. En el fondo, más allá de la teología —o en el centro de ella— lo que hay es la lucha por el poder social, por el control para mantener dentro de la versión aceptada del islam por cada grupo. Es un conflicto histórico del que los investigadores y teóricos han dado cuenta en muchas ocasiones.
Por eso, hace unos días, traíamos aquí la cuestión "teórica" que la práctica demostraba: el crecimiento de la ortodoxia en Egipto para tomar las riendas del país con mayor fuerza en la situación actual frente a los islamistas. Decíamos que no se avanza hacia un estado "liberal", sino hacia un estado que asume el control de lo religioso porque es un arma poderosa a la que nadie va a renunciar. Eso se traduciría, para compensar el vacío social dejado por los islamistas, en una extraña actuación que por un lado prohíbe los partidos religiosos y por otro lado controla los sermones que se realizan los viernes exigiendo su control desde Al-Azhar o que hayan tenido que pasar por allí los que se dirijan a los fieles, asegurando que solo tendrán salida los menos radicales en el sentido específico de los islamistas, pero no por ellos menos ortodoxos. Esta fatwa diciendo que va contra el islam que los hombres y mujeres puedan conversar a través de las redes sociales o que puedan poner fotografías en sus muros de Facebook, por ejemplo, va en ese sentido.


Recordemos que hace unos días comentábamos las opiniones del ministro turco sobre la voz de las mujeres y su risa, considerándolos como antesalas del pecado. "El vestido de la mujer es su silencio", repetía el islamista ministro de Erdogan. Podemos enfrentarnos a la fatwa como una "cuestión de género", como una restricción más a las mujeres por parte de la autoridad religiosa. Afortunadamente las mujeres egipcias son cada vez más conscientes de su papel y reivindican los derechos de la forma más abierta, tanto en el trabajo o en la calles manifestándose, como en las acciones que tratan de convertir en cotidianas: correr por las calles, montar en bicicleta o, la última noticia, hacer sus salidas en motos para poder disfrutar de algo también mal visto.


Pero creo que la cuestión, esta vez, va más allá de la cuestión del género y se adentra en mecanismos más sinuosos, el intento de recuperar el control social a través de un mayor conservadurismo. Nadie en el poder quiere ser acusado de ser un "faraón", es decir, de ejercer un poder estrictamente laico, de separación de lo religioso y lo civil. Aquí "laico" no significa "al margen de la religión", sino al contrario, un modelo de piedad en el que los demás deben mirarse. Desde esa perspectiva se pueden contemplar otros asuntos ya tratados aquí: la campaña contra el "ateísmo", la creación de gabinetes psicológicos para prevenirlo, como si se tratara de una enfermedad, similar a la del "yihadismo", por parte de los ministerios egipcios. En este extraño baile del cangrejo, nunca se acaba de avanzar en los derechos individuales porque todos los derechos que se barajan son siempre dentro del mismo marco.
El 27 de agosto, Daily News Egypt traía un interesante artículo bajo el significativo título: "The Egyptian state: ‘The only leader’". En él se recogían los resultados de un estudio, “To Whom do Minbars Belong Today?” realizado por la Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR), en el que se explicaba en control estatal de Al-Azhar y se recogían las medidas que antes señalamos (control de los sermones, selección de los predicadores, etc.):

Throughout different regimes, the state policies have been against anyone who has different beliefs than “the official Islam of the state,” said [Amr] Ezzat. Presuming the need for the state’s interference in religious affairs as it is considered the Imam, an Islamic reference to the leader, has not change with time.
“President Al-Sisi once said that there is no Islamic leader, the only leader is the Egyptian state,” he said, “I find this very precise.”
Islamists have argued that the Egyptian state is “not Islamic enough”, but the state always argued that it is, he said, adding: “The compass is always political.”****

Creo que en estas palabras se encierra la clave de muchos de los conflictos que se viven hoy para la comprensión del papel político de los islamistas y sus objetivos, al igual que los de los gobiernos que ocupan el poder. La alternativa al radicalismo es el control religioso desde el estado, pero el control religioso del estado produce más radicalismo (contra el estado y contra la institución), parecen confirmar las distintas ideas que sumamos aquí para obtener un dibujo esquemático que nos permita entender las aparentes paradojas que se perciben desde fuera: gobiernos elegidos democráticamente que recortan los derechos de la dictaduras, dictaduras que se presentan como liberales, gobiernos laicos que dictan los sermones en las mezquitas, instituciones moderadas que se convierten en más vigilantes...
La fórmula de separación de Iglesia y Estado occidental no funciona en un mundo en donde estar fuera de la religión es estar fuera de la sociedad y del estado o de ambos según la situación. La religión sigue siendo el factor esencial del control social por lo que los conflictos irán en aumento en la medida en que haya una mayor demanda de libertades individuales tanto religiosas como políticas. Nadie ha desaprovechado históricamente la ocasión:

During the time of former president Gamal Abdel-Nasser, he used to name the preachers of the most important mosques in the country, said Ezzat. Prior to the 25 January Revolution, state security had to approve the ministry’s selection of Friday preachers.
As the Muslim Brotherhood and their allies controlled the Ministry of Religious Endowment during the time of former president Mohamed Morsi, only their supporters were selected for leading positions.****

Hoy —como siempre— se vuelve a producir el control de sermones y sermoneadores. Eso deja en un lugar extraño, desplazados, a los que luchan por alcanzar su derecho a la normalidad en un país (los hay peores) en el que se equiparan, según las tesis del ministro que vimos el otro día, a terroristas y a ateos considerándolos extremos contra los que hay que luchar. No son lo mismo y equipararlos es un mal síntoma.


El que muchos egipcios se hayan manifestado irónicamente sobre la fatwa que considera contra el islam el que "chateen" hombres y mujeres que no sean de la misma familia, me recuerda la apertura de cafés segregados en El Cairo durante el mandato del islamista Morsi: una sección para mujeres, otra para hombres y otra para familias. El objetivo es de nuevo insistir en la segregación de hombres y mujeres como "garantía" de buenas costumbres islámicas. Hablar con extraños o mostrar fotos son, recogían en Ahram Onlines, "ajenos a nuestra religión". Las mujeres, por supuesto. En el citado artículo de Mada Masr se recogían algunas reacciones:

The fatwa went viral on social media, as users lambasted it as a regressive and extremist move by the Islamic institution. Others believe that Dar al-Ifta has lost track of its priorities and its role.
“Would anyone in Dar al-Ifta give us a fatwa about torture in police stations? Exporting gas to Israel? Money over consumption by the presidency? Unemployed youth, for example?” one Twitter user said.
Another Twitter user slammed Al-Azhar’s silence on the practices of the Islamic State in Iraq and Syria (ISIS) against women and non-Muslim minorities.
“Chatting is prohibited, but it is not prohibited that women are taken as slaves and forced into sex,” she explained.*

Por eso me quedo con la buena noticia de que unas cuantas egipcias han decidido montar en moto y salir a pasear desafiando las iras ajenas y anticipándose a futuras fatwas al respecto. Luego colgarán fotos en sus muros de Facebook para que puedan verlas, conocidos o desconocidos, según decidan compartirlas.



* "Dar al-Ifta prohibits chatting between strangers of the opposite sex" Mada Masr 30/08/2014 http://www.madamasr.com/content/dar-al-ifta-prohibits-chatting-between-strangers-opposite-sex
** "Egypt's Dar-al-ifta prohibits online chats between men and women" Ahram Online 30/08/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/109595/Egypt/Politics-/Egypts-Daralifta-prohibits-online-chats-between-me.aspx
*** "El MB, AQ, ISIS y la crisis de Al-Azhar" Daily News Egypt 30/08/2014 http://www.dailynewsegypt.com/2014/08/30/mb-aq-isis-al-azhars-crisis/

**** "The Egyptian state: ‘The only leader’" Daily News Egypt 27/08/2014




sábado, 30 de agosto de 2014

La vía pragmática

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las relaciones internacionales necesitan en ocasiones de personalidades múltiples para poder concebir los distintos raseros, posiciones o actuaciones que se dan. Si se quiere comprobar, basta con leer las declaraciones del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov al referirse a la posibilidad de una intervención occidental en Siria en contra del Estado Islámico, esa amenaza común, sin consentimiento gubernamental.
Lo leemos en Ahram Online:

Russia's Foreign Minister Sergei Lavrov put it clearer. "The west will have to choose what is more important: to change the regime and satisfy personal antipathies with the risk that the situation will crumble, or find pragmatic ways to join efforts against the common threat, which is the same for all of us - terrorism," Lavrov was quoted as saying in Moscow.
The US rebuffed the offer. US State Department spokeswoman Jen Psaki pointed out on Tuesday that "we're not going to ask for permission from the Syrian regime." That statement came a day after the White House revealed that Obama has not made a decision to launch military operations against IS militants in Syria.*


Lavrov suele hablar claro, aunque no siempre eso signifique que lo que dice sea verdad, por paradójico que parezca. En ocasiones es preferible ser claro. Siempre será mejor que no serlo porque en estas situaciones, la confusión no ayuda a nada. Por eso Lavrov ha sido claro, mientras que la rotundidad del representante del Departamento de Estado no ha sido "clara" en absoluto. Obama —y sus portavoces— tienen más interés en ser rotundos que en ser claros. Algunos lo han comprendido ya y le han tomado la medida proponiéndole dilemas que le fuercen a esa rotundidad que luego se ve desmentida por los hechos. Eso confirma los desastres internacionales durante su administración. Sobra rotundidad y hace falta más pragmatismo en la claridad.
No se puede afirmar que no van a pedir permiso a Damasco para bombardear posiciones en su territorio cuando se está diciendo por otro que están intentando establecer otra coalición internacional en la "zona". No será fácil lograr una coalición si Siria no autoriza. No es lo mismo enfrentarse a los yihadista que a Siria (y los yihadistas). Esto es evidente. Y eso sin contar a Rusia, claro, que también juega en la zona.


La pregunta esencial es cómo se ha dejado crecer este cáncer terrible, esta monstruosidad bárbara y cómo no se han frenado antes sus apoyos. Las explicaciones son muchas, pero, por resumir, podemos concretarlas: los errores de comprensión occidentales el fenómeno y la necesidad de asegurarse las fuentes de energía, para la que sigue una estrategia de mantenimiento de gobiernos y monarquías, despreocupándose de los efectos sociales. El yihadismo ha crecido de la manipulación islamista del abandono de los estados y del rencor hacia los que se hacía responsables de ello, tanto a los gobiernos que no eran afines —a los que se les consideraba usurpadores y apóstatas— como a los extranjeros que los sostenían. Ha sido posible canalizar el odio de las poblaciones y dirigirlo hacia los focos determinados. La creación de Al Qaeda sirvió de ejemplo de acción y articulación y condenados permanentemente a una división sectaria, pronto surgen grupos de los que se escinden otros grupos de forma interminable. Las tecnologías de las comunicaciones les dan un soporte suficiente para el funcionamiento coordinado y aumentan el reclutamiento y la eficacia de sus ataques.
La perspectiva de atraer ahora la atención sobre ellos mediante una intervención en Siria es complicada porque causaría un movimiento de desestabilización desde las bases. Los países árabes que intervengan correrían un gran riesgo, el de producir un movimiento de protesta que les causaría problemas locales. ¿Están dispuestos a arriesgarse, a intervenir en Siria? ¿Están preparados para esto?


La administración Obama sigue entendiendo el problema mal, sin ver cuál es su profundidad, sus raíces y su extensión. La intervención occidental será vendida como una agresión contra los musulmanes si lo hace sin acuerdo con Siria. Pero si lo hace con la coordinación con Al-Asad, sería acusado igualmente de colaborar con el tirano Al-Asad y habrá conseguido reclutar más yihadistas para ir a Siria y, además, habrá abierto nuevos escenarios.
A los riesgos naturales de la intervención occidental, se suman los advertidos por Rusia, cuya postura es clara. Si Estados Unidos interviene si el consentimiento de Al-Asad, como ha dicho Lavrov, se considerará una "agresión". La cuestión es de una ironía increíble viniendo de los que dicen mandar soldados de vacaciones a Ucrania. Me imagino que más de uno se habrá hecho la siguiente pregunta: ¿por qué no interviene Rusia, si es aliada de Al-Asad? La pregunta es interesante y forma parte de la peculiar estrategia rusa que Putin dijo en un momento a un grupo de militares —lo recogimos aquí— "que se cansen ellos".
La estrategia rusa es ganar avanzando el doble gracias a los errores americanos. Los diputados ingleses se dieron cuenta con bastante sentido común cuando frenaron a Cameron y, consecuentemente, a Obama en su intervención contra la Siria de Al-Asad. Visto desde hoy, el Estado Islámico probablemente se habría hecho con el poder en Siria y la metedura de pata de Washington habría tenido consecuencias terribles sobre la zona, incluida la propia población siria. Acaban de decapitar a 160 soldados sirios hechos prisioneros. Es solo una muestra.


La diplomacia de Putin es conseguir beneficios de las malas relaciones de los Estados Unidos con zonas enteras. Es lo que ha hecho con media Latinoamérica, aprovechando el antinorteamericanismo de los bolivarianos y demás afines de la zona; lo está haciendo con Egipto, atrayéndolo a su órbita de dependencia en cuanto que presionan a su gobierno; y compite con China por hacerse con contratos por el resto de África.

Siguiendo el modelo de los "intereses estadounidenses", esgrimidos constantemente por Obama y su administración para justificar ante su población la intervenciones exteriores, Putin entiende que su beneficio está en acoger a los demás mientras que circunscribe los intereses rusos a la defensa de sus aliados y socios. Le basta con decir que Rusia está detrás y poner vetos en el Consejo de Seguridad. No hemos visto a Rusia montando "coaliciones internacionales" cada quince días. Cuando ha tenido que intervenir, lo ha hecho y ha sido clara y contundente. Ayer Lavrov recordaba Osetia, como una advertencia. Es también claridad. Cuando quiere ser confuso, lo es, pero siempre en su favor, que es la gran diferencia. Rusia confunde, mientras que la administración Obama, lo demuestra continuamente, se confunde.
¿Cómo se ha llegado a esta extraña situación, con dos guerras en paralelo, Siria y Ucrania, teniendo Rusia en ambas un papel diferente pero esencial? Es lo que los historiadores y analistas deberían explicarnos. Obama y Putin son prisioneros de sus personajes y personalidades. Por ahora, quien está consiguiendo lo que quiere es Putin, mientras que quien sufre mayor desgaste es Barack Obama, que se ve obligado a demostrar firmeza retórica y no actuar después (borrando sus propias líneas rojas). Putin, en cambio, no tiene inconveniente en afirmar una cosa y la contraria porque sus apoyos son distintos, su poder es diferente y su forma de relacionarse con sus socios es opuesta a la americana.


Lo que ha hecho Rusia es multiplicar los frentes de problemas de Obama. Si interviene en Siria sin permiso, Rusia se considerará autorizada para hacerlo en Ucrania de forma clara y procederá a la creación de esa Novarrusia cuyos mapas va definiendo como amenaza. Si Obama llega a un acuerdo con Al-Assad, le habrán ayudado a liberar a un amigo sin gasto alguno por su parte.
Una solución pragmática es intentar llegar a una paz en Siria que dé libertad para solucionar el problema más amplio, el del yihadismo. Pero a eso es precisamente a lo que se oponer Estados Unidos, que lo vería como una pérdida de "prestigio". El prestigio, desde luego, es algo que no tiene nada que ver con una "victoria" en Siria. En realidad el principal obstáculo es la autoestima norteamericana eso que se llama liderazgo y que Estados Unidos se empeña en no entender cómo funciona hoy en día, tirando constantemente piedras a su tejado.


La vía pragmática que Seguéi Lavrov reclama es que Estados Unidos piense en otros términos. Está por ver si Obama está dispuesto a solucionar problemas o solo a demostrar que los Estados Unidos es una superpotencia. Mientras tanto Rusia sigue con su labor constante de erosión y descrédito. Simplemente le pone otro problema delante y le dice desafiante: "¡demuéstralo!".
 El artículo que John Kerry publica hoy en The New York Times se titula de forma reveladora "To Defeat Terror, We Need the World’s Help". Ayer Puti,m hablaba a un foro de jóvenes con total tranquilidad del armamento nuclear ruso, del poderío que nadie debería desafiar. Mientras Kerry pide apoyo al mundo para hacer lo que quiere hacer y va de puerta en puerta pidiendo unas bases, ambulancias o cualquier otra limosna solo para decir que no está solo, Putin hace lo contrario: dice con claridad lo que supone enfrentarse a Rusia.


Son dos estilos y dos estrategias. Estados Unidos es rotundo, pero después va de puerta en puerta. Putin no va a ningún sitio a pedir; se limita a abrir la puerta y enseñar los dientes. Ayer pusieron medallas a los soldados que "no estuvieron" en Ucrania. Putin no dice la verdad, pero y eso ¿a quién le importa? Lo importante es la claridad.



* "Superpowers must act: The puzzle of US action in Syria " Ahram Online 30/08/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/109499/World/Region/Superpowers-must-act-The-puzzle-of-US-action-in-Sy.aspx




viernes, 29 de agosto de 2014

Si Rusia es una ONG, Ucrania es una colonia de vacaciones

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las declaraciones de las autoproclamadas —si usted lo dice— autoridades rebeldes en Ucrania no dejan dejar perplejos a quienes les escuchan. Ayer lo pude escuchar en televisión, hoy lo leo en ABC:

El primer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Alexander Zajarchenko, ha admitido este jueves que hay «soldados en activo» de Rusia combatiendo del lado de los separatistas en el este de Ucrania.
Según Zajarchenko, son militares que han abandonado temporalmente sus puestos en Rusia para sumarse a la ofensiva rebelde en las regiones de Donetsk y Lugansk. «Estarían de vacaciones, no en la playa sino con nosotros, entre hermanos que están combatiendo por su libertad», ha dicho a la cadena de televisión «Vesti.ru».*

La concisión de ABC esconde el solaz que le producía al señor Zajarchenko describir la normalidad de los militares rusos para elegir cómo ocupar sus vacaciones, un repertorio que va de tostarse al sol de Crimea a freír a los de demás bajo el fuego de las armas, de montar tiendas de camping a montar campamentos militares. Los paracaidistas rusos detenidos por los soldados ucranianos en su territorio eran un grupo de scouts haciendo senderismo con la brújula estropeada, poco más o menos. Cuando se les preguntó si sabían que estaban en Ucrania, se limitaron a responder que "se lo imaginaban". Y así sucesivamente.
Al día siguiente del encuentro de Vladimir Putin con el presidente Poroshenko y afirmar que había que llegar a "soluciones políticas" y no "militares", los soldados dejan de ser "prorrusos", para ser simplemente "rusos". Y pasan a la acción.
En otro ejercicio inaudito de cinismo, han advertido por boca de Serguéi Lavrov que "atacar a los rusos es atacar a Rusia", pero el problema radica en "dónde" están los rusos. Si los rusos se quedaran en Rusia, no creo que nadie les atacara. Sin embargo, si se siguen perdiendo en la noche o en la niebla y llegan, un suponer, hasta el estrecho de Calais, algo habrá que hacer con ellos, aunque sea darles unos planos nuevos porque parecen que siguen con los anteriores al año 89. La burocracia rusa siempre ha sido lenta, como sabemos de Gogol a Bulgakov. 


El rifirrafe de ayer en el Consejo de Seguridad entre la embajadora de Estados Unidos, llamado directamente "mentiroso" a los rusos y diciendo —lo que es evidentemente cierto, según sus propias declaraciones— que por un lado van sus palabras y por otros sus actos, que mientras dicen que quieren soluciones políticas, sus convoyes están atravesando las fronteras. No creo que Rusia "mienta", creo que se burla, que va a políticas de hechos consumados y que no está dispuesta a que las soluciones de los demás sean las definitivas. Putin no puede ceder; tiene que seguir alimentando la peligrosa euforia nacionalista y de nostalgia imperialista. Lo que puede leerse en RT o en la agencia RIA Novosti es realmente sorprendente y supera cualquier fantasía megalómana propia y paranoico conspiratoria hacia los demás. Es lo que vende, propaganda convenientemente traducida a los mercados que le viene bien calentar, como es el caso de Latinoamérica con el que está manteniendo una curiosa retroalimentación propagandística antiestadounidense. Basta con acercarse a sus páginas en español para verlo.
Rusia está demostrando que ha decidido mantener un pulso. Con los diversos frentes mundiales abiertos en estos momentos, en especial el del Estado Islámico en Irak y Siria, pero también Libia y Gaza, está tirando demasiado de la cuerda. Confía en que sus contramedidas sirvan para minar la resistencia europea. En ese sentido, su propaganda se extiende más allá de sus fronteras pues forma parte de la operación.

Ya hay alguna cadena europea que introduce la idea del "bumerán" de las sanciones contra Rusia, haciéndose eco de las tesis de los medios rusos, que están vendiendo que Europa no está dispuesta a sostener a Ucrania, que pesan más las frutas de temporada o el gas que cualquier otra cuestión de "principios". Unos no quieren perder fruta y otros que les cancelen espacios publicitarios o patrocinio o cualquier otro beneficio de las relaciones con Rusia. Pero, insistimos una vez más, Rusia ha dejado de ser un socio posible y por más que mañana se vuelva a una situación menos conflictiva, de la historia se aprende y se toma nota. O al menos así debería ser.
El aparato mediático ruso vende que está saliendo triunfadora de este choque con Occidente —imperialista, débil y mercantil— y que los efectos de las medidas contra ella no son nada ante su resistencia y superioridad. Para ello la foto —como advertimos— de nuestros agricultores quemando la bandera europea ha sido esencial; un detalle, pero muy aprovechable. Somos demasiado rápidos con el mechero y luego ocurre lo que ocurre. Habrá que tener cuidado, no sea que además del mercado ruso, perdamos algún otro por poco solidarios y no saber por dónde cae el frente. La bandera europea, ya lo dijimos, es la nuestra, por más que algunos ya no sepan ni cuál es la propia.

La estrategia rusa es tratar de convencer a Europa de que está siendo manipulada por los Estados Unidos en Ucrania, que solo va a tener problemas, mientras que los Estados Unidos solo tratan de obtener ventajas con bajo riesgo. Ese es su mantra y habrá algunos que lo acepten por que les interese hacerlo o como prolongación natural de su antiamercanismo. Pero esto es importante para Europa, más allá de los efectos de las sanciones. Los medios rusos tratan de mostrar la insumisión económica de las empresas europeas que buscan cómo burlar el embargo exportando a terceros países. Eso lo venden como una gran victoria o más bien como una gran derrota europea. Pero hay gente que disfruta con ello y los que quieren escucharlo, lo escuchan. A efectos de consumo interno, tanto de Rusia como de Ucrania, la imagen es el fascismo y el imperialismo. Los ucranianos que no quieren ser rusos, son fascistas. Los rusos que quieren dejar de ser ucranianos, hijos perdidos en el camino tortuoso de la Historia que regresan a casa. Putin los ampara y defiende en la mejor tradición del "padrecito" ruso.



Para que la imagen funcione, Rusia organiza números como el de los camiones de ayuda humanitaria, con los que pretende presentarse como una especie de ONG que alivia el sufrimiento de los pobres independentistas, convertidos en héroes resistentes de la añorada patria rusa a los que se les quiere hacer perder lengua e identidad.
La situación ha dado un salto con el reconocimiento expreso —por si alguien tenía alguna duda— de que los que han estado siempre detrás de todos los acontecimientos han sido soldados rusos:

“Nunca escondimos el hecho de que hay muchos ciudadanos rusos entre nosotros, sin cuya ayuda sería muy difícil luchar ahora. Había entre 3.000 y 4.000 de ellos en nuestras filas. Muchos se han ido, pero otros muchos siguen aquí. También, hay muchos militares que prefieren pasar sus vacaciones entre nosotros, sus hermanos que luchan por su libertad, en lugar de en una playa”, ha declarado el primer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk.**


Este reconocimiento es grave porque hasta el momento ha sido posible vivir una ficción diplomática en la que se hablaba de "injerencia", "intromisión", "responsabilidad", etc., todos ellos términos con los que se trataba de eludir el definitivo: "intervención", que implicaría la invasión de un país soberano por parte de otro, lo que implicaría de facto una declaración de guerra. Mientras el conflicto se mantiene en niveles de "lucha contra el terrorismo", antes de llegar al de "guerra civil" —escalón más— o el final de "invasión", que implica la guerra, con sus propias reglas y formas de negociar. En este último caso, obligaría a la acción de forma encadenada e impredecible. Si Rusia juega este órdago, la barrera que se establecerá será ya infranqueable y, por advertir a los preocupados, podemos ir buscando otro destino a la fruta y nuevos turistas para las playas. Es lo que exigirán, y con razón, todos los países europeos afectados por la amenaza de un vecino que de nuevo se ha vuelto agresivo.
Las acusaciones ayer del embajador ruso, responsabilizando a los Estados Unidos de lo que ocurre en Ucrania, son un ejercicio de hipocresía más. Lo lamentable es que sea Estados Unidos el que esté dando la cara en el Consejo, con una Europa en proceso de sustitución de su Comisión y sin voz, como tal Unión, en el Consejo. Eso permite revivir, para nostálgicos de estas cosas, los escenarios dialécticos de la Guerra Fría y los enfrentamientos dialectos de las dos superpotencias. A ambos mandatarios les viene bien; su imagen se refuerza. Rusia asciende de su calificación de "potencia regional", dada innecesariamente por Obama, convertido en agencia de rating; y el presidente norteamericano se reafirma en el mercado interior mandando soldados a Polonia, como advertencia, frente a los que le acusan de débil.


Ni las detenciones de soldados rusos, ni las fotografías de su armamento por la calles de las regiones ucranianas, ni el reconocimiento de los autoproclamados —quizá habrá que empezar a decir "designados por Moscú"— líderes independentistas fugaces modifica el discurso impresentable del gobierno ruso.
No son tiempos para este tipo de acciones después de dos décadas de tender lazos para superar la Guerra Fría. Pero esta elección la hizo Rusia en el momento en el que ordenó a su títere Yanukovich que no firmara los acuerdos con la UE. Después, la bola siguió rodando por la ladera nevada. Ucrania era una propiedad rusa y así debía seguir o quedar reducida a la nada. La venganza rusa es implacable.
La descripción turística de esos militares rusos que van a Ucrania a pasar sus vacaciones aprovechando para tomar ciudades y puestos fronterizos es un insulto además de a Ucrania a todo el mundo que considera de extrema gravedad lo que está ocurriendo en Europa. Su intento de aparecer como una ONG repartiendo comida a los necesitados, un insulto a la inteligencia.

El problema es que Vladimir Putin solo se sienta a negociar cuando ya ha conseguido lo que quería. Y eso es muy malo.
Mientras escribo escucho el disco grabado a principio de los sesenta, en 1962, "Benny Goodman in Moscow", un resultado de la distensión de la era Jrushev. La gira de conciertos fue organizada por el legendario productor de la Columbia y de Warner Bros., George Avakian, un ruso de padres armenios, que se empeñó en que su ex compatriotas pudieran disfrutar del buen jazz. Cuando escucho a los moscovitas aplaudiendo a rabiar con el endiablado swing de Goodman me parece que hay más voluntad de encuentro en aquellos escenarios, que en el empeño actual en mostrar supremacía. Si los soldados rusos estuvieran de vacaciones disfrutando de descanso y divirtiéndose en vez de hacer horas bélicas extras en el país de al lado, por decirlo eufemísticamente así, seguro que se relajaban todos un poco. Hay que volver a la diplomacia "musical".
Esto es un pulso que lleva ya muchos muertos y que tendrá, sea cual sea el resultado, trascendencia durante décadas.


* "Los rebeldes admiten que hay soldados rusos 'de permiso' combatiendo con elos en eleste de Ucrania" ABC 28/08/2014 http://www.abc.es/internacional/20140828/abci-prorrusos-ucrania-soldados-rusos-201408281003.html

** "“Injerencia directa”, Poroshenko acusa directamente a Moscú" Euronews 28/08/2014 http://es.euronews.com/2014/08/28/injerencia-directa-poroshenko-acusa-directamente-a-moscu/





jueves, 28 de agosto de 2014

Basura

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo ocurrido en Rotherham, Reino Unido, tiene difícil explicación. Cualquiera que se dé, además, tapará las verdaderas razones de por qué ha ocurrido, de cuáles han sido las causas que han hecho que no se frenara un caso denunciado varias veces de abusos sexuales masivos de niñas paquistaníes en la ciudad de Rotherham. No hablamos de un caso, sino de 1.400, cifra que hoy cubre de vergüenza a las instituciones gracias a un informe independiente. Nadie en el Consejo de la ciudad, han dicho oficialmente, considera "aceptable" o "excusable" la dejación terrible ocurrida en estos años, que ha llevado a lo que han calificado como "horrendous crime". No es menos la explotación sexual infantil. La ciudad de Rotherham ha quedado marcada, como de otra forma también quedaron sus víctimas.
Euronews lo resumía ayer así:

La noticia ha conmocionado al Reino Unido, pues los abusos y violaciones perpetrados por bandas criminales de origen paquistaní, se prolongaron entre 1997 y 2013.
Shaun Wright era el responsable de la protección de menores en Rotherham. El caso fue denunciado en varias ocasiones y los informes fueron rechazados por la policía.
“Shaun Wright era el concejal a cargo de los servicios a menores en el Ayuntamiento de Rotherham, Hubo no uno, ni dos, sino tres informes, que describían la situación y no se hizo nada al respecto. ¿Cuántas de esas víctimas podrían haberse salvado si se hubieran tomado las medidas necesarias por el consejo de Rotherham? Shaun Wright pudo haber hecho algo y no lo hizo.” denunció Colin Ross, líder del Grupo liberaldemócrata del Ayuntamiento de Sheffield.
Cinco hombres de origen paquistaní fueran encarcelados en 2010 por violencia y explotación sexual de niñas. Los concejales temían denunciar el origen étnico de los agresores por miedo a ser considerados racistas.*


En un país que todavía se encuentra conmocionado por las revelaciones de abusos sobre el que fuera presentador estrella de la BBC, Jimmy Saville, un monstruo encubierto, tapado por las instituciones que deberían haberle denunciado, es lógico que se haya sembrado el escándalo. Al responsable de haber dejado en cajones los informes de denuncia, Shaun Wright, le han pedido sus compañeros del Partido Laborista su renuncia, pero se niega a dejar sus cargos por lo que llama un "fallo colectivo". Pero lo cierto es que las denuncias surgieron hasta que se pudrieron en el cajón de Wright, que por temor a ser llamado "racista" tiene que aguantar opiniones bastante más contundentes.

El argumento de que tenían miedo a ser considerados "racistas" no parece demasiado consistente. De hecho es uno de los argumentos más estúpidos que he escuchado. ¿Temían ser acusados de "racistas"? ¿O más bien lo consideraban como algo "ajeno", distante y de lo que no merecía la pena ocuparse, un "asunto interno", un "desajuste cultural"? A lo mejor sí eran racista y por eso temían que los demás pudieran llegar a pensarlo. Quién sabe.
En el diario The Guardian, Suzanne Moore publicaba ayer un demoledor artículo. Tras un repaso sobre lo que venía ocurriendo desde los años ochenta —la era Thatcher—, es decir, las limitaciones económicas y sociales cubiertas bajo eufemismos tecnocráticos, la autora señala que lo único que han hecho ha sido tapar una realidad de abandono de sectores infantiles y juveniles por motivos raciales y sociales: son la "escoria" desprotegida en un mundo al que nadie le importa más que lo suyo.  La cuestión del origen étnico, nos dice, era solo una parte.
Escribe Suzanne Moore:

I had wanted to stay in social work, but after a placement answering calls on what was known as the frontline I realised that most of my work would be sorting out emergency payments for food and heating. People needed money, not cod psychoanalysis. It was also obvious that social work systems were not only failing, but under attack. First they came for the social workers (bearded do-gooders), then they came for the teachers (the blob) … this is how neoliberal ideology has been so effective in running down the public sector.
Now we are to feign surprise that the victims of this failure emerge, and they turn out to be girls of the underclass. Slags, skets, skanks, hos: every day I hear a new word for them.
The report on Rotherham is clear-eyed about who targeted the girls: men of Pakistani and Kashmiri descent, working in gangs to rape and torture girls. The men called the girls "white trash", but white girls were not their only victims. They also abused women in their own community who had pressure put on them never to name names.
Certain journalists, including Julie Bindel, have been covering this story for years and have never shied away from describing the men's ethnic origin. Ethnicity is a factor but there is also a shared assumption beneath the police inaction and the council workers' negligence: all of them deemed the girls worthless. The police described them as "undesirables" while knowing they were indeed "desired" by both Pakistani and white men for sex. They were never seen as children at all, but as somehow unrapeable, capable of consensual sex with five men at the age of 11.**

La complejidad de lo que Moore describe es grande y debe hacer reflexionar sobre lo que implica: el abandono, la condena de esa "basura", esa "escoria" por la que no merece la pena jugarse el puesto, realizar una denuncia o levantar un dedo. ¿Por qué usas mis impuestos para ayudar a esa basura? La idea de Moore es que no es una cuestión meramente étnica, no es una cuestión solo de diferencias culturales y guetos, como se quiere hacer creer ya que la mafia paquistaní que explotaba a las chicas no se limitaba a las de su comunidad (asuntos internos, costumbres peculiares), sino también a chicas "blancas" (basura blanca, white trash).


La imposibilidad de "redención social" es la excusa para evitar soluciones a problemas a los que se les niega esta condición. "Problema" significa problema para alguien. Si ese alguien decide que es una cuestión que no afecta a sus intereses, se acabó el "problema". Puede parecer descabellado, pero qué todavía causan inquietud las palabra de "papá" LePen diciendo que la inmigración se acaba con una "buena" epidemia de ébola, algo que molestó a su hija por exceso de sinceridad política. LePen lo dijo porque sabía que contaba con las simpatías de muchos que opinan que no hay que dar servicios sociales a la inmigración, negarles sanidad o educación porque qué derecho tienen a vivir de mis impuestos, frase habitual en casos similares. ¿Por qué invertir el dinero de los contribuyentes —pensaría el buen gestor Shaun Wright— en esta basura? cuando le llegaban los informes que coleccionaba.

Han preferido aceptar el estereotipo de los bienpensantes: "The rightwing likes the cheap thrill of an underclass woman, drunk and showing her knickers, and now blames rape on political correctness gone mad, as though a bit of robust racism is the answer to misogyny."** Esa forma de pensar supera ya las barreras ideológicas. Wright es un político laborista, un miembro del partido. Pero la gente ya no va a los partidos por compromiso sino para hacerse una carrera, un recorrido que no van a frustrar la basura que le pongan en su camino. Se ganan votos diciéndole a la gente lo que quiere escuchar, no denunciando situaciones que a nadie le apetece ver. Su reticencia a abandonar el cargo y su insistencia en considerarlo "fallo global" da la impresión de que no fue el único al que le pareció que hacer ruido con aquel tema no era bueno para nadie.
Shaun Wright, en el ojo del huracán —los políticos de la oposición piden su cabeza y los de su partido el cargo— fue el responsable de cuidados de la infancia; no lo hizo muy bien, parece probado. Desde 2010 es el responsable de la Policía, algo que también ofrece serias dudas. Él se defiende:

I entered into public service over twenty years ago to make a positive difference. Protecting vulnerable people has been my number one priority as police and crime commissioner for South Yorkshire. I have had to make the difficult decision to stand down from the Labour party and it's with deep regret that I've come to that decision.
I've dedicated my career and life to serving the public of South Yorkshire. As a father, and a citizen of South Yorkshire, my thoughts are with the victims and their families and I reiterate my apology to them and take full responsibility for my part in the collective failures which took place at Rotherham council during the time I was in office and indeed to that end I resigned in 2010.***


Por muy colectivo que fuera el fallo, por muchas disculpas que pida a las víctimas y por muy orgulloso que se sienta por haber dedicado su vida al bien público, lo cierto es que ha fracasado estrepitosamente. Lo importante son ahora las causas, aunque sea para taparlas de nuevo.
¿Es este caso la suma de indiferencia, misoginia, clasismo y racismo? ¿Reúne todos los elementos como para conseguir paralizar la respuesta policial y social a un caso que envuelve a 1.400 niñas y niños en estos años? La conclusión final de Moore es muy dura al juntar todas las piezas del puzle:

OK. So let's join the dots to Savile and the other recent sex-abuse scandals. We have the police in on the case; we have institutions basically offering up the most vulnerable as victims; we have a protection racket centred around fame rather than ethnicity. At the top we have abusive men, at the bottom powerless young girls and boys. So the bigger picture is the systematic rape of poor children by men. Not all men – I have to say this to be politically correct, don't I?
The right can make it only about race. I have no problem in calling certain attitudes of certain Muslims appalling. I just can't see them in isolation from class and gender.
The macho environment in which the girls were not listened to, or even seen as children, is part of a continuum of thought in which girls, once deemed sexually active, even if it is against their will, are seen as damaged goods. Thus they can be bought and sold in a market that has made it apparent it no longer considers them worth protecting. Where is the profit in that?
Whatever resignations are proffered, what is horrifying is this wholesale resignation to an economic caste system. Our untouchables turn out to be little girls raped by powerful men.**

La raza es la excusa, nos dice Moore; y una excusa tonta, además. La evidencia, en cambio, es la misoginia machista amparada por las instituciones en su ineficacia y que consigue, como Saville, la impunidad. Hombres poderosos violando niños y niñas. Lo evidente es la indiferencia ante este tipo de abusos, tal como han denunciado las víctimas que han relatado cómo llegaban a las comisarias a denunciar y nadie les hacía demasiado caso. A una de ellas la escuchábamos decir ayer que tras dos años obligada a prostituirse, entonces con catorce años, e indiferencia ante sus denuncias hoy espera al menos una disculpa. No pide mucho; pero probablemente no le llegue nunca.
Ha tenido que hacerse público un informe independiente después de que los informes oficiales dormitarán en el cajón de Wright y de gente como él, funcionarios y políticos que buscan no enturbiar su imagen con sospechas de racismo, sexismo o cualquier otro concepto que les aleje de una apariencia de tranquilidad y eficacia.
La mirada hacia otro lado define el estado moral de las sociedades. Que sean los más débiles por edad, nivel económico y diferenciación cultural los que sean víctimas de mafias explotadoras, abusadores y buscadores de placeres es lo que convierte este caso en escandaloso. Pero es finalmente la indiferencia, el miedo o la estupidez la que lo consiente y ampara, aunque sea indirectamente por omisión. Después, como señala Moore, es fácil rasgarse las vestiduras y pedir cabezas. Pero las cabezas hay que utilizarlas antes para resolver problemas. Es para lo que estaban todos allí. La autora del informe independiente ha señalado encontraste "very shocked" por lo que ha encontrado. En 2013, comenzaron a salir las denuncias de mujeres de las que se había abusado. Hoy el informe está sobre la mesa y no dentro del cajón. Todos se avergüenzan y piden responsabilidades; se preguntan cómo ha sido posible estar así desde 1997. Es su papel ofenderse y preguntarse, y muchos serán sinceros. Pero el daño está hecho.
Eran niños y jóvenes. Daba igual cómo eran sus familias, cuánto ganaban, si estudiaban mucho o poco, dónde habían nacido o qué religión practicaban. No, no eran "basura". 



* "Más de 1.400 niñas sufrieron abusos sexuales en la localidad de Rotherham al norte de Inglaterra" Euronews 27/08/2014 http://es.euronews.com/2014/08/27/mas-de-1400-ninas-sufrieron-abusos-sexuales-en-la-localidad-de-rotherham-al-/
** "Poor children are seen as worthless, as Rotherham's abuse scandal shows" The Guardian 27/08/2014 http://www.theguardian.com/commentisfree/2014/aug/27/poor-children-seen-as-worthless-rotherham-abuse-scandal
*** "South Yorkshire PCC Shaun Wright quits Labour but not PCC role" The Guardian 28/08/2014 http://www.theguardian.com/uk-news/2014/aug/27/shaun-wright-pcc-rotherham-resigns-labour-party