lunes, 14 de julio de 2014

No olvides o mejor destino a las lágrimas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tiene razón Malala. El mundo se está olvidando de esas chicas cobardemente secuestradas en Nigeria por esos fantoches criminales. Ha tenido que ir ella a Nigeria para que el asunto vuelva a saltar al primer plano:

"Me gustaría recalcar [la importancia] de este tema para que los líderes mundiales mantengan su palabra y devuelvan a casa a las chicas", ha declarado Malala al The Sunday Times. "Estuvieron en el centro de atención durante unos días y luego todo el mundo dejó de hablar sobre ellas. Pienso muy a menudo en ellas; como yo, solo quieren ir al colegio y cada vez que leo la palabra Nigeria, incluso durante un partido de fútbol, me acuerdo de ellas".*

El mundo funciona a base de campañas que se van diluyendo en el tiempo. Gran explosión inicial que se aleja de nosotros, como una especie de Big Bang cuyo universo mediático creado se fuera encogiendo tras el primer estruendo. La caldera del mundo necesita de madera atractiva para seguir en funcionamiento. Eso lo saben los famosos que ceden su imagen y donan su presencia para las causas que consideran más justas.

Malala ha ido a algo más que a prestar su imagen a la causa. Ha ido a echarles la bronca y con razón. Ella no deja de pensar esas niñas, ¿y los demás? La referencia al fútbol es una ironía para hacer ver cómo nos manejamos con lo insustancial y olvidamos las cosas realmente importantes. Hemos elevado a las cimas del sufrimiento el que eliminen una selección nacional, a perder una final, no llegar a cuartos, etc., mientras que se olvida ese sufrimiento desgarrador de las familias que tienen a sus hijas en manos de fanáticos deleznables. Preocupados por el tobillo del crack, nos olvidamos de dolores más intensos y trascendentes.
Si los antiguos temían al olvido y buscaban las gestas para ser recordados en los cantos, hoy en una sociedad mediática, puro canto pachanguero, los problemas son la estridencia de la trivialidad y el agotamiento decadente de la capacidad de respuesta. Languidecemos ante los televisores como Nerón ante el espectáculo de Roma ardiendo. Poco más.
Los crímenes contra las mujeres siguen creciendo y en su propio crecimiento subyace el abotargamiento mediático que solo quiere lo único y estridente, que ama la novedad que nos saque del sopor. Ayer se produjo uno de esos acontecimientos vergonzosos, un crimen más que se disfraza con los ropajes de lo cotidiano. Sucedió en Bagdad:

Si se pregunta qué pasó, responden con naturalidad que tuvo que ver con la prostitución. Pero no en la zona de comercios del barrio de Zayuna. Apuntan a la parte que llaman "los pisos", un enjambre de bloques de viviendas grisáceos, hoy teñido por la tormenta de arena que cubre Bagdad. Anoche, hombres armados asaltaron varios de esos edificios y acabaron a tiros con la vida de al menos 25 personas, la mayoría mujeres. Otras fuentes citadas por la agencia Reuters elevan esa cifra hasta 33. No es la primera vez que pasa.**


Hay algo de ofensivo, de insultante en esa naturalidad del crimen. Todos lo ven con las lógicas de la frecuencia o de la causalidad, incluso la del espacio. ¿Por qué tanto escándalo por unas prostitutas? ¿A quién le importan? En el fondo, el crimen no hace sino traer mala fama al barrio y eso perjudica:

“Es un barrio seguro”, dice el responsable de una inmobiliaria. Cambia el gesto, eso sí, cuando se habla de la matanza de la pasada noche, muy cerca de ahí. “Irak es un país islámico”, explica con vehemencia, “y la prostitución es infracción durante el Ramadán”. Pero los autores no fueron fuerzas de seguridad. “No, son grupos armados sin identificar”.**

La extraña lógica del que solo le importa lo que vende tiene su amparo y justificación religiosa. No va a ir contra su clientela. El barrio es seguro para la personas. Las prostitutas son otra cosa. ¿A quién se le ocurre ejercer la prostitución en Ramadán?, se pregunta. El "pero" resaltando que los autores no han sido fuerzas de seguridad tranquilizará a los ciudadanos que cumplen con su ayuno sin meterse con nadie. Si sigues las pautas, no hay problema.


Los que han disparado a las prostitutas no son diferentes a los que acribillan las escuelas, como ocurrió en Pakistán con Malala, o que secuestran a sus estudiantes, como en Nigeria, o las cuelgan tras violarlas en grupo en la India. No hay diferencia. Ninguna. La distancia geográfica no puede ocultar la proximidad, el parentesco mental y social del acto. Todos son crímenes hijos de la misma radicalidad, de la misma negación, de la misma intransigencia. Y el miedo crece ante ellos. No te salgas del camino y vivirás tranquilo. Y el camino está escrito.
La información de El País sobre el asesinato de las prostitutas —del que se dice que se desconoce el "motivo" en la entradilla— se cierra dejando caer el telón de la normalidad, casi estacional:

Se desconoce por el momento quién está detrás de esta matanza, pero no es un caso aislado. El año pasado, dos ataques similares costaron la vida a al menos 15 personas. El islam prohíbe la prostitución. La mujer iraquí, integrada en muchos ámbitos de la sociedad, no cuenta sin embargo con el respaldo pleno de la justicia. Irak es todavía uno de esos países en los que los crímenes de honor campan a sus anchas. Y para muestra la sentencia que impone el artículo 409 del código penal al hombre que mata a su mujer si la encuentra en la cama con otro: tres años de prisión como máximo.
“Casos como el de anoche pasan cada dos o tres meses”, apunta el vendedor de una tienda de telefonía, situada en la principal calle comercial de Zayuna. “Tiene que ver con prostitución y grupos armados religiosos están detrás de ello”, apostilla un cliente. Las milicias chiíes han resurgido en las calles de Bagdad desde que los yihadistas del Estado Islámico (EI) atravesaron la frontera de Siria y el gran ayatolá Alí al Sistani llamó a combatirles. En la barrio de Zayuna, las brigadas que más presencia tienen son las de Asaib Ahl al Haq.**


La mezcla de temas hace diluirse el centro de la cuestión: las mujeres muertas. La ambigüedad se da desde el titular mismo: "Un grupo armado mata a una treintena de personas en Bagdad". ¿Cabe mayor abstracción del hecho? No se identifica al "grupo" y se soslaya el hecho de que son mujeres. La rutina hace el resto: esto pasa cada dos o tres meses, es decir, aunque no sea Ramadán, la gran excusa teológica. Hay mucha gente que pasa el Ramadán sin matar a nadie. Convertir en normalidad cultural lo que es terrorismo integrista es peligroso. Al final, son sus costumbres. Hay poco que hacer. Tenderos y vendedores de pisos confirman que no hay nada que temer. El barrio es tranquilo, compre un piso aquí. Es una inversión. Simplemente, siga las reglas.

Más escandaloso si cabe es la forma en que se ha etiquetado la noticia: " Conflicto Suníes y Chiíes - Bagdad - Irak - Islam - Guerra civil - Oriente próximo - Asia - Guerra - Conflictos - Religión". El crimen contra las mujeres se pierde en genéricos conflictos y localizaciones espaciales, pero ninguno nos permiten saber qué ocurrió allí. La primera recomendación informativa en casos de violencia contra las mujeres es identificarla como tal. Si el titular nos hablaba de "30 personas muertas", las etiquetas de la noticia no permiten identificar ningún hecho, es más, no aparecen otras posibles como "feminicidio", "integrismo", "terrorismo integrista", etc. Se ha reducido a un conflicto teológico entre sectas o, peor todavía, a una "guerra civil". Cabe señalar que este mal no es exclusivo de un diario. Con la BBC ocurre algo similar. Se reserva la información de que son mujeres, alejándola del titular.

A las jóvenes como Malala o a las niñas de Nigeria no las agreden por el calendario. Las agreden porque las odian. Es sencillo: las odian porque no las controlan y acabarán escapando de su autoridad retrógrada, de su visión oscura y despótica de la vida. Las odian porque manchan sus linajes y honor; las odian porque llegan a saber cosas que ellos, ignorantes vocacionales, no saben. Las odian porque llevan la impureza que les abruma, porque les hacen caer en la tentación; las odian porque son propiedades que otros miran y desean. Simplemente, las odian. Así son los puros.
Es una lástima que la matanza de prostitutas en Bagdad no merezca más atención (no hablamos ya de condena) que unos ambiguos titulares escondidos entre grandes dramas nacionales por haber perdido un partido de fútbol. Hay que buscar mejor destino a las lágrimas. Muchas muertes no son noticia, pero llenan los cementerios.



* "Malala visita a las familias de las chicas secuestradas" El Mundo 13/07/2014 http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/13/53c28b25268e3e33328b4585.html
** "Un grupo armado mata a una treintena de personas en Bagdad" El País 13/07/2014 http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/13/actualidad/1405261441_510071.html






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