jueves, 19 de junio de 2014

El tablero informativo o del caos al orden

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los mayores pecados del Periodismo es la desconexión, la información que queda aislada como si llegara desde un mundo perdido. Digo "pecados" y no "males" porque hay que asumir la responsabilidad y saber distinguir lo que uno hace de lo que nos viene dado. La desconexión es un "pecado", si se quiere, por "omisión", por dejar de hacer. Sin embargo y gracias a las Nuevas Tecnologías y sus aplicaciones derivadas puede dejar de serlo por "omisión" y pasar a serlo por "acción", siguiendo la antigua distinción, supongo que en vigor.
Al pecado de la desconexión de la noticias se suma ahora el de la "conexión automática", que es la que algún programa informático establece entre lo que estamos leyendo y su oferta de continuación a través de eso que llaman "noticias relacionadas", "para seguir leyendo", etc. Nunca deja de sorprenderme las extrañas —e inútiles— selecciones que estos programas suelen hacer ofreciendo conexiones absurdas entre las noticias.
Por ejemplo, la noticia "EEUU detiene a un ex guarda del campo de concentración de Auschwitz", que aparece hoy en el diario El Mundo, aparece "relacionada" con las siguientes:

Británicos y estadounidenses, los que más viajan al Mundial
Rivière: 'La supercomputación es una carrera global y ningún país europeo puede competir solo'
Las exportaciones vascas crecen un 12,4% en el primer trimestre del año
La mayoría absoluta del PP se opone a prohibir la técnica del 'fracking'
El 61% de las denegaciones de entrada de inmigrantes a la UE el año pasado se produjo en España


Como si se tratara de un poema "hermético", el conjunto se vuelve un extremo ejercicio interpretativo, un verdadero desafío, para tratar de comprender por qué están "relacionadas" estas noticias. Es decir, ¿qué tienen que ver "la detención del guardia del campo de exterminio nazi" con "los que más viajan al mundial", la "negativa a la prohibición del 'fracking' por parte del PP", "la supercomputación", "el crecimiento de las exportaciones vascas" o "las denegaciones de entradas en la UE por parte de España"? La imagen del mundo que se desprende de esta forma de presentar las relaciones entre noticias es laberíntica; nos perdemos en ellas vagando sin rumbo.
El sistema del diario El País es mucho más coherente —el otro no lo es en absoluto— y lo primero que hace reconocer su naturaleza automática señalando "Selección de temas realizada automáticamente por Autonomy". Esto es importante aunque todo el mundo entienda que se hace mediante algún tipo de programa. El País divide sus noticias relacionadas en dos partes "En El País" y "En otro medios". En el primero realiza las conexiones con la información que ellos ofrecen, con su propio historial de noticias, y el segundo recoge una primera oferta visible de cuatro medios. Ambas secciones son ampliables. Esta ampliación puede ser de cientos o miles de noticias en cada caso y se señala el tanto por ciento de "coincidencia" respecto a la noticia relacionada, ordenándolos de mayor a menor coincidencia según su medición. Además, las noticias aparecen con todas las "etiquetas" —las "palabras-clave"— con las que han sido marcadas en su momento. De esta manera, la oferta de "noticias relacionadas" presenta al menos cierta coherencia, mayor o menor, según los propios temas de los que se dé cuenta. En ciertos artículos, el nivel de coherencia de las propuestas de ampliación decrece.


Si hay una palabra sobre la que se constituye el pensamiento actual es la de "conexión". Como bien explicó Michel Foucault, la Edad Media estaba convencida de la existencia de un mundo ordenado y conectado, aunque desconociéramos en parte su orden natural. El cambio cultural, la entrada de la Ciencia moderna, llevó a una potenciación del análisis para la comprensión disolviendo la idea de unidad o interpretándola en un sentido distinto. La pauta, la repetición la causalidad... son formas con las que cambió la mente moderna. Puede que el mundo nos parezca laberíntico, pero hay conexiones, influencias, etc. que debemos aprender a ver. Se trata de reducir el laberinto a un tablero en el que se despliegue alguna forma de orden. Se buscó primero en la Naturaleza; hoy se intenta en lo humano, en la Cultura. Es lo que trata de hacer la Historia, más allá del mero recuento de actos, la Sociología, etc. Cada campo trata de encontrar los límites a los que pude llegar integrando, estableciendo patrones con sus materiales. El azar es una idea fascinante, pero no dejamos de indagar en lo que vemos buscando pautas.
Hoy tratamos de comprender la "complejidad" y la complejidad surge de la interconexión de los elementos en cada campo. A la tendencia del análisis para comprender separando, como se presenta en el sistema cartesiano —las ideas claras y distintas—, se contrapone un movimiento que intenta comprender totalidades a través de las conexiones, influencias, campos, etc., conceptos todos ellos que intentan comprender la realidad antes de "desmontarla". No se renuncia al análisis, evidentemente, pero se intenta avanzar en un comprender conjunto cuya expresión coloquial y teórica se ha concretado en la idea de "red", de gran extensión en muchos campos del conocimiento.


El "esotérico" sistema de un periódico y el "coincidente" del otro pertenecen todavía a un sistema analítico vinculado a la clasificación como "repetición", no como "conexión", que es algo muy distinto. Las coincidencias porcentuales que nos muestra el sistema automático de El País implica una repetición de palabras (temas, categorías) más que una interconexión real entre acontecimientos, aunque no lo excluyen. Pero es a lo más que puede llegar el análisis de las máquinas hasta el momento, de ahí la importancia del etiquetado de la información. Primero etiquetamos; después conectamos las etiquetas.
La idea de "conexión", en cambio, es una interpretación de los sucesos desde la inteligencia del fenómeno estableciendo los vínculos causales o del orden que se busquen. Ya no se trata de encontrar información similar, sino de comprender los fenómenos en su ocurrencia y su interconexión. Para ello es necesaria una visión que conecte —un "observador", diría un cibernético de segundo orden—, que establezca pautas entre acontecimientos y no solo entre las palabras que lo describen. Las palabras son, por supuesto, una señal de proximidad, pero no implican explicación en el sentido de ser una ayuda para la comprensión.


Creo que uno de los objetivos irrenunciables del Periodismo es la comprensión y no solo la presentación de lo que acontece. El periodista no debería refugiarse en la mera descripción de lo que ha ocurrido porque sin un elemento que estructure el mundo este deja de tener sentido. Nuestro propio cerebro gusta de buscar pautas y conexiones, establece hipótesis sobre el funcionamiento del mundo y no solo la constatación de que las cosas ocurren. Más importante es todavía en el universo cultural en el que vivimos saber que las cosas no ocurren desligadas de su entorno sino que somos seres históricos, que vivimos rodeados de elementos que nos afectan, lo sepamos o no. La función de estos conectadores —muchos buenos periodistas son capaces de realizar esas conexiones y explicarnos con coherencia las consecuencias y los precedentes de los acontecimientos— es ayudarnos a esclarecer un mundo cada vez más complejo por el aumento de las interconexiones. El mundo forma un sistema compuesto por subsistemas, que no es más que la forma de poner nombre a la complejidad.

Disfrutamos cuando leemos artículos o reportajes en los que se nos muestran las conexiones, cuando se nos esclarece la complejidad y percibimos la forma en que se organizan los acontecimientos. Lo absurdo es hablar de "noticias relacionadas" y encontrarnos con que se crea una unión entre un guardián de Auschwitz, el "fracking" y la "supercomputación", como ocurría en el ejemplo recogido. Puede que algún cabalista llegue a la conclusión de que la máquina tiene razón y dedique su vida a comprender las oscuras, esotéricas relaciones que vinculan esos acontecimientos. Normalmente el lector no tiene tanto tiempo.
Hoy por hoy, para poder disfrutar de este tipo de textos seguimos dependiendo de la inteligencia de los que logran comprender los vínculos entre acontecimientos, de las consecuencias que unos hechos pueden tener en campos diferentes, y logran, como los buenos ajedrecistas, captar el conjunto del tablero y anticipar las posibles jugadas. Hay un periodismo directo, de estar en el lugar al pie de la noticia: pero también debe haber otro de tablero, en el que esas piezas se desplieguen y deduzcamos de ellas las jugadas del mundo. No se trata solo de contar el mundo, sino de ayudar a comprenderlo.
La fascinación mística que causó el ajedrez provenía de su representación simbólica del mundo. Quizá formemos parte de muchas partidas simultáneas sin saberlo. Aunque integremos elementos azarosos, lo cierto es que ese azar mismo tiene sus consecuencias causales, establece sus conexiones a lo largo del tablero. Es un tablero complejo, de límites difusos, pero "comprender", precisamente, es fijar los límites necesarios para poder manejar la información, que como bien explicó Luhman, es siempre una forma de reducción de la complejidad. 
Es nuestra lucha constante por entender lo que nos hace humanos. Nuestra historia cultural es precisamente la del desarrollo de mecanismos, de las religiones a la ciencia, que nos ayudaran a comprendernos. Es el paso del caos al tablero, del azar a la racionalidad equilibrada de aquello que podemos alcanzar a conocer.








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