jueves, 8 de mayo de 2014

Ucrania, cambio de tendencia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ucrania había entrado en una dinámica de sangre muy peligrosa en la que las estrategias eficaces y las que llevan al desastre se vuelven oscuras. Hemos insistido mucho en que la clave no era tanto si Rusia "estaba detrás", sino, por decir así, si "Rusia estaba delante". Igual que para encontrar los restos del avión malayo antes hay que saber si querían que los encontraran, para iniciar unas acciones que no llevaran al desastre era esencial saber si los secesionistas prorrusos contaban con el apoyo real, no retórico, de Rusia. Esto es esencial porque la única forma de evitar un baño de sangre y una salida que solo lo parezca es saber hasta dónde estaba dispuesto a llegar en su apoyo el Kremlin, más allá de maniobras militares y demás parafernalias destinadas a su propio consumo interno, a justificar las declaraciones anteriores.
Ahora Rusia se ha visto obligada a mandar un mensaje directo y no en clave, como los que ha estado mandando. Los prorrusos que se han atrincherado en plan numantino en distintos focos no interesan a nadie, ni a los habitantes de las ciudades en que se encuentran que ven avanzar el tiempo y no avanzar las tropas rusas que esperaban que entraran a rescatarlos del "fascismo", del "imperialismo" y del "perverso occidente". Sigo pensando lo mismo: no entiendo qué ventaja objetiva saca Rusia de perder clientela, dejar de cobrar facturas pendientes y tener una guerra al otro lado de la frontera en la que ni siquiera logran ponerse de acuerdo si es "civil" o entre estados vecinos.


La rapidez de la absorción de Crimea (llegada, referéndum, integración... y ya estamos en la Federación Rusa) aprovechando las dudas de los recién llegados al gobierno, no es la situación actual, de altos riesgos. Aquí ya ha pasado esa posibilidad, la del paseo de Crimea, y cualquier movimiento se traduce en conflictos en cadena y el aumento de la influencia de la OTAN en los que se sienten presionados por futuros movimientos rusos, que una vez que empieza no sabes dónde ni cuándo acabarán.
Las noticias de hoy nos traen un cambio esperanzador respecto al futuro: las declaraciones de Vladimir Putin apoyando la realización de unas elecciones en Ucrania como forma de salida de la situación y la petición de suspensión del referéndum secesionista, dejándolo para mejor ocasión. El diario El País señala:

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha dado un giro radical e inesperado sobre las elecciones presidenciales en Ucrania del próximo 25 de mayo. Hasta el pasado martes los comicios ucranios eran visto como "absurdos" por los representantes de Moscú, pero este miércoles el presidente de Rusia ha afirmado que constituyen un paso "en la dirección correcta". “Celebrar elecciones en un momento en que el Ejército está desplegado contra una parte de la población es bastante inusual”, ironizó el martes el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
Putin ha instado también a los activistas prorrusos de las regiones ucranias de Donetsk y Lugansk, en el este del país, a que aplacen el referéndum independentista previsto para el próximo domingo para crear "las condiciones necesarias para el diálogo".*


La cuestión, evidentemente, va más allá del "giro radical", pues es un mazazo a las esperanzas de los atrincherados, que se han negado a entender los mensajes anteriores que se les ha ido mandando con la necesaria oscuridad que le interesaba a Putin en su estrategia. La liberación, con la mediación directa rusa, de los observadores de la OSCE, sin contrapartida alguna, frente a la idea descabellada del canje de prisioneros —¿Check-Point Charlie?— de los rebeldes secesionistas era una señal clara de que Putin no estaba por la labor  en el este de Ucrania, que no había coincidencia, sino disparidad de objetivos, que a los prorrusos le podía interesar entrar en Rusia, pero a Rusia no, al menos a ese coste, el de abrir otra vez la Guerra Fría y otras templadas.

La insistencia en mensajes sobre subidas de precios, facturas, etc., forman parte de un extraño sofisticado lenguaje diplomático y trataban de mostrar el deseo de no producir una mayor ruptura. Los ucranianos quedarán condenados para los restos, como los españoles por Gibraltar, a quejarse por Crimea a la espera de tiempos mejores en los que se vaya normalizando la situación. Se acusarán periódicamente y se mandarán mensajes subidos de tono, que es lo que hacen los estados civilizados.
El peligro ahora es, cómo lo ha sido siempre, las reacciones de los incontrolados por un lado y por otro, que se vaya de las manos. Kiev tiene que apartar a los elementos peligrosos que pueden lanzar gasolina a fuegos mal apagados, que durarán tiempo porque estas heridas no se cierran con paños calientes.
Las declaraciones de Putin deberían minar la moral y vaciar los ánimos de lo que no era más que una locura, llevar una guerra civil —en el mejor de los casos— al centro del continente, cerrar todas las puertas a Rusia y frenar en seco ascenso e influencia, porque ya es triste que solo te apoyen Maduro y Al-Assad.


Uno de los argumentos rusos que se fueron dejando caer al inicio del conflicto era  que "no merecía la pena" un conflicto "por" Ucrania. Resalto el "por" y no el "con" porque creo que el matiz es muy importante. La disparidad de fuerzas y las humillaciones sufridas hacen ver que lo que más ha pesado en el ánimo ruso no era un conflicto con una Ucrania a la que no ha respetado nunca (ni antes ni después), sino un conflicto de otro orden con el resto de la comunidad. En este sentido, creo que sí le han hecho daño las sanciones (no tanto directa como indirectamente) y, sobre todo, la perspectiva de aislamiento internacional real. En este sentido, la abstención china en el Consejo fue un mazazo porque había sido un apoyo claro en el caso de Siria. Rusia se quedó sola. En ese sentido, creo que han sido eficaces.
Los mensajes sobre la necesidad de contar con Rusia en otros escenarios importantes, como Irán y Siria, han sido lanzados desde la diplomacia de Estados Unidos. En lenguaje diplomático, una vez más, han sido invitaciones a que contribuyera a parar lo que se iba de las manos a todos. Creo que los "prorrusos" han dado señales suficientes de descontrol como para temer cualquier desastre.
Putin dice haber dado la orden de retirada a las tropas rusas en la frontera con Ucrania. El País señala:

Al igual que la OTAN, el Departamento de Defensa de EE UU ha asegurado que no percibe cambios en la posición militar de Rusia en la frontera con Ucrania. "No hemos visto ningún cambio en la posición de fuerza rusa", ha afirmado el portavoz del Pentágono, coronel Steve Warren. En este sentido, y en relación a si Moscú podría replegar a sus tropas sin que Washington lo supiera, ha apuntado: "Lo sabríamos".
El presidente ruso ha entendido que este despliegue es un motivo de "preocupación" para otras partes y, por tanto, ha ordenado su repliegue. "Hoy ya no están en la frontera ucrania, sino en lugares donde realizan tareas normales en campos de entrenamiento", ha declarado, según Interfax.*


Es preocupante ese "lo sabríamos" norteamericano porque muestra poco sentido común, cierto interés en mostrar que "se ha plantado cara a Rusia", que "no hay que fiarse", con lo que creo que se sigue produciendo la incomprensión de los lenguajes por parte de los diplomáticos o de que Barack Obama necesita que todo el universo entienda que ha "hecho retroceder las tropas rusas". No es necesario. Lo importante es que el mensaje va destinado a quien va destinado, a los prorrusos que siguen con la idea de que Moscú enviará sus tanques a liberarlos. Es un paso clave. Todo esto no exime, por supuesto, la responsabilidad histórica rusa en este desastre en cadena desde la negativa a dar a Ucrania la posibilidad europeísta.


No se ha parado todo, pero las declaraciones de Putin son importantes. Ahora queda que las partes sobre el terreno las tengan en cuenta, aunque la complicación es entenderse con gente como el célebre "autoproclamado alcalde" de Sloviansk o figuras locales similares. El mensaje de Putin es contundente: arregladlo políticamente. El doble mensaje de apoyo a las elecciones y el cese del referéndum abre una alternativa de intercambio que permita salir a las partes de sus cuarteles y entrar en otra dinámica más allá de la violencia. El ejército ucraniano pudo guardar las distancias con los rusos que tomaron Crimea; lo entendió todo el mundo. Pero lo que no entendería ni los ucranianos ni nadie, es que un país soberano consienta una sublevación independentista armada mientras se cruza de brazos.
Esperemos que se pueda cuanto antes, aunque no será fácil, reconducir las aspiraciones legítimas de todos los ucranianos hacia derroteros pacíficos; que se puedan cumplir sus aspiraciones europeístas con la tranquilidad de que ser "europeos" no significa ser enemigos de nadie si los escenarios son de concordia. No sabemos episodios del conflicto quedan por delante, pero como diría algún ministro, se ha cambiado la tendencia.
La Historia es maestra de la vida, pero no somos buenos alumnos. Eso también forma parte de la Historia.




* "Vladímir Putin apoya las elecciones ucranias del próximo 25 de mayo" El País http://internacional.elpais.com/internacional/2014/05/07/actualidad/1399473527_401405.html






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