jueves, 31 de octubre de 2013

Obama, luces y sombras

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cuando Barack Obama salga de la Casa Blanca podrá tomarse un merecido descanso. Las crisis se le acumulan con los amigos y enemigos. Quizá sean sus enemigos los que mejor le estén tratando, si entendemos por favores los que le brindaron aquellos que evitaron que estuviéramos ahora mismo en mitad de una imprevisible guerra. Casi olvidamos que el mundo estuvo a punto de otro desastre hace apenas unas semanas. Pero los escándalos combinados de las dobles escuchas (es importante no juntar las masivas y la selectivas) y el malestar causado por los errores y principios del denominado "Obamacare", estrictamente interno, alejan la crisis siria a la velocidad de la luz en el hiperespacio histórico.
Cuando al comienzo de la crisis "americana" con Siria —el intento de liderar una acción militar internacional— comenté que Barack Obama podía considerarse un cadáver político al que le quedaría por recorrer un calvario hasta llegar al fin de su segundo mandato, no pensé que su travesía pudiera llegar al extremo que ha llegado y a lo que probablemente le quede por pasar.

Obama recibió en plena cara el rechazo del Parlamento británico —los más fieles aliados hasta el momento— a sus planes militares en Siria, las acusaciones de los países árabes de estar apoyando a los grupos islamistas e imponiéndolos tras las revoluciones —como en Egipto, con el rechazo popular e institucional a la embajadora Patterson—, el golpe contra la embajada norteamericana en Libia —con la muerte del embajador en el asalto—, tiene abierto un debate agrio nacional y mediático sobre el sistema de seguro médico obligatorio (el Obamacare), cuya puesta en marcha evidencia múltiples fallos, ha visto cerrarse la administración federal por la lucha con los republicanos, ha despertado los recelos de Israel por su apertura de diálogo con Irán, y finalmente —por no añadir más— tiene abierto un contencioso múltiple internacional con los líderes de los principales países aliados por las escuchas telefónicas, intervenciones de los correos, etc., junto con el malestar del resto del planeta por el espionaje masivo de sus comunicaciones, con o sin ayuda de los demás. Afortunadamente, el Vaticano ha dicho que no le preocupa haber sido espiado y Dios no necesita usar móvil.
Es difícil tener tanto frentes abiertos, dentro y fuera, simultáneamente.


No sé cómo juzgará la Historia —nosotros mismos dentro de unos años— la figura de Barack Obama. Él ya tiene su sitio asegurado como el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos. Es una etiqueta que tiene garantizada. Pero a continuación del titular, el texto deberá explicarnos muchas cosas que ahora percibimos con la distorsión que el presente nos produce. Es la paradoja de la Historia, que no es "presente". En el presente actuamos, en el futuro explicamos y entendemos. Y quizá el presente actual nos cueste más entenderlo porque está lleno de una oscuridad especial respecto a otras oscuridades anteriores.
Quizá solo sea un efecto propio de todo presente, pero el aumento de la complejidad que se da hoy, un tiempo que algunos consideran de transición, con la emergencia de nuevas figuras en la escena internacional y las enormes cantidades de información de que disponemos respecto a momentos anteriores de la Historia, hace que se haya abierto un tiempo necesitado de explicaciones que completen el efecto del exceso de información.

Me imagino que tras la salida del presidente se acumularán los libros de biógrafos que tratarán de trazar el perfil sosegado de una figura que el movimiento actual hace borrosa. Las fotos de Obama están "movidas"; necesita de retratistas que den cierta estabilidad, que nos muestren las aristas de un personaje que se formó en la mente de sus electores, reales y simbólicos (los del resto del planeta, que participamos en las elecciones USA porque siempre nos afectan) y que poco a poco cumple o incumple las expectativas creadas. Del Obama ideal al que percibimos va un largo trecho, un camino que muchos recorren entre lo que esperaban y lo que finalmente ha podido o sabido hacer. Lo que tiene asegurada Barack Obama es la controversia. Lo que a nadie le escandalizaba de George W. Bush, a todos sorprende en Barack Obama.
De no ser porque revelaría alianzas imposibles (lo imposible también tiene su sitio en la Historia), parece que al igual que se reúnen personas bajo el rótulo, de "Amigos de Siria", en algún lugar se reunieran semanalmente los "Enemigos de Obama" para decidir cuál es el próximo conflicto en que le meten. Para muchos, es él su propio enemigo con las decisiones erróneas que toma, probablemente también por el abandono de los "amigos" que se han sentido defraudados por sus acciones o falta de ellas anteriores.


Cuando muestras debilidades, los enemigos aprovechan para atacar y se multiplican los frentes. Obama tiene frentes abiertos dentro y fuera, con la acusación de falta de liderazgo internacional y de liderazgo erróneo nacional. Aunque la opinión pública juzgue duramente a los republicanos por sus bloqueos presupuestarios y demás formas de obstrucción, el gran perdedor es un presidente que no logra aunar en los principales temas al país, que es lo que más valoran los pueblos en el liderazgo. Puede que muchos republicanos se quemen en la batalla, pero el objetivo final es romper el ciclo demócrata dejando ver que ha sido desastroso y allanar el regreso. Cuantos más conflictos dejen abiertos, más puntos de apoyo tendrán en las próximas elecciones, algo que tienen en mente los que le critican desde fuera y los que no le apoyan desde dentro del partido demócrata porque no quieren "quemarse" con él y perder sus propias posibilidades en la carrera presidencial.


Hasta el momento, los enemigos de Obama han sacado buen provecho de los errores cometidos en el desarrollo del Obamacare y de las consecuencias no previstas, como las cancelaciones de millones de pólizas que están recibiendo los norteamericanos por parte de las aseguradoras. Una de las promesas esenciales para vencer las resistencias fue que los ya asegurados podrían mantener sus pólizas, algo que no ha ocurrido por la acción de la administración sino de las compañías de seguros, que han mandado los avisos de cancelación para cubrir los servicios que no ofrecían y subir los precios de las pólizas al contratar nuevos seguros. Eso desde la perspectiva norteamericana es algo más que un "incumplimiento" y se está interpretando como una "socialización radical" del país, obligando a la gente a contratar algo que no desean. Los republicanos lo explican con alegría; sus avisos se cumple, dicen.

La vida política, al igual que la personal, está llena de giros inesperados y en cualquier momento puede ocurrir algo que haga cambiar a la opinión pública y llevarla por otros derroteros, pero eso es pensar en lo que puede ocurrir y lo inesperado es lo que llega sin aviso. La Historia no es lo que ocurre sino lo que queremos recordar de lo que ha ocurrido. Es un acto de contar en el que en ese "queremos" se encierran complejas operaciones mentales, racionales y emocionales, que acaban fijando la figura de los personajes en la sucesión del tiempo. El tiempo dirá cómo queremos recordar a Barack Obama. 
Quizá el acontecimiento histórico que significaba su elección haya hecho que su figura sembrara expectativas que no se habían planteado anteriormente y se juzgue desde esa perspectiva. Quizá parte del error sea considerar la misma elección de Barack Obama como signo de que algo había cambiado en el país, algo que muchos de los hechos posteriores han mostrado que no era necesariamente así. O al menos que él no supo o no pudo completar el cambio.







miércoles, 30 de octubre de 2013

El prestigio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No sé  si es una muestra de humor británico o si forma parte de la reciente paranoia por la observación del otro, pero lo cierto es que la BBC nos informa de "Los secretos de las alcobas reales"*. Temeroso de que Barack Obama vea en pantalla de 52 pulgadas lo que ocurre entre las sábanas y edredones de la realeza, incluida Camila —me produce escalofríos recordar las metáforas amorosas de Carlos, ¡brrrr!, que salieron a la luz gracias al espionaje benéfico de los tabloides— y que lo comente con los "mayordomos" de la Casa Blanca o, peor, que entren las niñas a dar el beso de buenas noches y los pillen a todos tomando notas, pero, no, me tranquilizo cuando leo:

Cuesta imaginar que acompañar a una persona al baño —mientras hace sus necesidades— pudiera ser una actividad codiciada por muchos. Pero sí, lo era en la corte inglesa de los siglos XVII y XVIII. Una de las mejores cosas que podía pasarle a duques, aristócratas, cortesanos, militares y amigos del rey de turno, era poder compartir ese momento de intimidad con él.
Quien desempeñaba esa labor era la persona más importante del entorno real, y se le conocía como el groom of the stool (una suerte de peón encargado del retrete). Pero el trabajo más sucio no era ese, sino el que realizaba la necessary woman, una mujer que todas las mañanas se encargaba de vaciar la bacinilla que había utilizado el monarca al ir al baño.*

Debo confesar que la expresión "necessary woman" me parece deliciosa, un prodigio semántico capaz de dignificar cualquier situación gracias a las bondades del idioma, mientras que en cambio "groom of the stool" es de un explicito que dista mucho de querer verlo en las tarjetas de visita, aunque se imprima junto a ella una coqueta coronita.

La información de la BBC nos demuestra cuánto hemos avanzado en estas cosas, aunque haya gente que se siga matando por llevarle el papel higiénico a los poderosos hasta el borde mismo de la puerta en una generosa demostración de que al ser humano, tras empujarle la evolución natural a ponerse en pie, el desarrollo cultural le impulsa a agacharse de nuevo, por las buenas o por las malas, sin gusto o con gracia.
Desde el punto de vista laboral, las cosas no han cambiado mucho. Un trabajo que depende de la necesidad de ir al baño, exige una disponibilidad completa, no sea que falles en los momentos esenciales y las "necesidades reales" se vean frustradas porque el especialista no esté donde debe. Y así nos lo señala la BBC:

Trabajar para la monarquía era una actividad intensa, las personas tenían que estar a total disposición del rey (o la reina), a cualquier hora y por todo el tiempo que se les solicitara, pero era muy bien remunerada.
"Quienes hacían estas labores tenían la posibilidad de influir en el gobernante de turno y recibir favores. Podían ganar alrededor de US$1.500, lo que equivale a cientos de miles de dólares en la actualidad, y era un trabajo de por vida", señala Edwards.
Bridget Holmes, por ejemplo, fue la necessary woman de cuatro monarcas (Carlos I, Carlos II, Jaime II y Guillermo), y a los 96 años, todavía se encontraba al servicio del último de ellos.*

A los 96 años de Bridget Holmes, dado la naturaleza de su trabajo, debía tener un pulso envidiable. No se especifican sus formas de influencia, pero su simple presencia tan cerca de los monarcas y sus deposiciones debía darles el prestigio de proximidad. Las deposiciones reales no dejan de ser reales por distanciarse físicamente de su real productor, sino que, investidas de un inmarcesible prestigio, deberían recibir hasta el último momento el debido respeto y homenaje que se debía a su noble origen. Solo así era envidiable el puesto.


Creo que es un punto de la Historia que no ha merecido la debida atención y que alguien debería explicarnos. La mirada de la Historia suele acompañar a sus grandes personajes hasta las puertas de retretes y aseos momento en el que —por un mal entendido pudor, un efecto moralista victoriano probablemente—, se desvía hacia otros derroteros. Sin embargo, como insinúa la BBC —influencias y favores—, ¡cuántos grandes acontecimientos se gestaron en esos momentos del día! ¡Cuánta Historia por escribir!

Un socialista revolucionario nos retaría a que fuéramos capaces de distinguir las deposiciones de un rey y de un obrero sin comprender que el hecho diferencial es el rito, la ceremonia, las operaciones culturales  con lo que se rodea lo natural para que deje de serlo. El prestigio del poder  —entre otras cosas, pero con el mismo objetivo— proviene de hacer que alguien, mostrando el respeto debido, de forma reverencial, traslade con parsimonia aquellos nobles restos hasta lugares adecuados, transformando aquello en una especie de exequias parciales, en funeral de estado diario. Nada de los reyes puede dejar de ser real. Todas sus partes y producciones merecen respeto.
Ayer, un par de amigos me pidieron que les explicara rápidamente "qué era eso de la Semiótica" y les dije que el estudio de cómo las cosas llegan a tener sentido, a significar algo para nosotros, de cómo pasan de objetos naturales a signos. La labor de los "grooms of the stool" y de las "necessary women" ofrecen un interesante ejemplo de cómo se puede transformar lo natural y común en algo reverenciado y con todo un ritual a su alrededor. Hoy son de otra manera, pero también existen, pues los poderosos siempre han tenido a su alrededor a alguien que disfruta con llevarles la cartera o el orinal, sin que en ocasiones sea fácil diferenciar entre ambos, simbólicamente hablando, claro. La proximidad a los poderosos anula las diferencias y produce la misma gratificación y prestigio, de la corte inglesa al Instituto Nóos, del que lo busca y lo exhibe ante los otros, que se admiran. ¡Cuántos envidiarían esas tareas!
Los trabajos sucios, como bien señala la BBC, siempre han estado bien pagados.




* "Los secretos de las alcobas reales" BBC 29/10/2013 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/10/130919_curiosidades_secretos_alcobas_reales_kv.shtml



martes, 29 de octubre de 2013

Defina "enemigo" (Let's do it, let's fall in love)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El debate sobre la seguridad y las escuchas está empezando a resultar pintoresco. Creo que es la palabra que mejor le cuadra a las actitudes mantenidas desde los Estados Unidos. La explicaciones —no sé si pueden ser llamadas así— dadas por el presidente Obama o los portavoces son realmente insólitas como razonamientos sobre algo muy claro. Yo entiendo el papel de la Diplomacia, pero también entiendo que la primera norma del comportamiento diplomático es no considerar idiota al que se debe desagraviar. Si me dan a elegir entre que me espíen y que me llamen idiota, me quedo con lo primero, ya que al menos presupone que tengo algo valioso para los demás.
Los norteamericanos marean la perdiz empeñados en que su seguridad —que es importante— es el elemento que justifica sus acciones. Pero establecen vínculos más que discutibles sobre su seguridad al unirla con hechos que son difíciles entender sin más. Señala The New York Times:

The Obama administration’s response has been that the United States seeks to gather foreign intelligence as other nations do. That is not in dispute, and no doubt much of the public indignation by France and other governments is largely rhetorical. Le Monde reported in July that the French intelligence agency has its own extensive electronic surveillance operation. Nor is there much dispute that intelligence is necessary to protect citizens against terrorists and other enemies.*


Lo irritante es, sobre todo, el "esto no se discute". Pues yo creo que es especialmente "eso" lo que se discute. También es más que discutible el hecho de que se atribuya el carácter de "retórico" a la queja de los franceses por porque tengan también su programa de Inteligencia. Es como la cadena alimentaria, pero en espionaje, en donde USA sería el superpredador al que no hay quien le tosa. Finalmente volvemos al que "nadie discute" que sea necesaria la Inteligencia para proteger a los ciudadanos de "terroristas y otros enemigos".

Esto nos lleva a la interesante cuestión semántica de "qué es un enemigo". ¿Es Angela Merkel un "enemigo"? ¿Tememos, por ejemplo, que sea una agente dormida de la Alemania del Este, que una vez desaparecidos el muro y la RDA decidió tirar pa'lante y llegó a Canciller? ¿Existe el temor de que el mexicano Calderón —es otro ejemplo— sea un "narco" que controle las fronteras con los USA? ¿Es Dilma Rousseff miembro de otra célula revolucionaria, dado que militó en organizaciones terroristas en su juventud, por lo que fue encarcelada y torturada? ¿Son todos ellos "enemigos"?
No estamos hablando de que los Estados Unidos estén vigilando como el que mira el horizonte con prismáticos desde una torreta. Hablamos, por el contrario, del espionaje intencionado de los jefes de Estado. ¿Admitirían los Estados Unidos sin más —puesto que todo el mundo lo hace— que su Comandante en Jefe fuera espiado y aparecieran micrófonos colocados debajo de los ceniceros en el despacho oval? ¿Es Obama el "enemigo" de todos porque todos son espiados por él?

Independientemente de la tecnología utilizada, les sentaría fatal y dudo mucho que aceptaran las excusas, si pueden llamarse así, que han estado dando ellos mismos: que es por nuestra seguridad. Es curioso que después de los últimos incidentes, la prensa norteamericana hable de estos nuevos escándalos como una cuestión de liderazgo y, especialmente, de liderazgo moral. Debo confesar que me pierdo en ese razonamiento porque no entiendo muy bien qué diantres tiene que ver la "moral" con ninguna de las dos cosas, ni con el espionaje ni con el liderazgo. La excusa de que los Estados Unidos protegen a sus aliados ¿implica considerarlos "enemigos" y protegerlos de ellos mismos?
Pero a lo mejor tienen que ver algo más con la cuestión merecedora del Premio Nobel de Economía a tres norteamericanos que ha trabajado de forma diferente sobre la idea de los "mercados eficientes", como veíamos ayer mismo aquí, y tiene algo que ver con la "información privilegiada" y con los intentos de reflotar la economía norteamericana. The New York Times señala en el mismo artículo:

Since June, even senior officials in the German government have voiced more caution about cooperating with the United States, and wondered in private about the extent to which any information gleaned was shared with, for example, business rivals of German companies.*


Esto es más sensato (y mucho más escandaloso) que considerar "enemigos" a los presidentes de los países aliados, en donde "aliados" —para Estados Unidos— significa competidores comerciales. Desde su planteamiento, Estados Unidos no tiene amigos: tiene enemigos a los que quiere bombardear y aliados con los que compite y trata de quedarse con sus mercados para hacer crecer el suyo.

La tentación tecnológica, que es la de usar sus posibilidades al máximo, tendría que verse contrarrestada por ese "liderazgo moral" del que hablan, es decir, liderar por sus cualidades morales y no por una posición de predominio en las empresas tecnológicas por las que pasan las telecomunicaciones mundiales. Esto sería entonces y con claridad uso de "información privilegiada". Las denuncias contra China por intentar colarse con sus hackers en las empresas de medio mundo quedarían en papel mojado; sería otra forma de manifestar este uso desprejuiciado de la tecnología para obtener beneficios económico-patrióticos, conocer las estrategias que seguirán los demás, robarles sus secretos. ¿Por qué no? Las acusaciones de que la empresa Huawei espiaba para el gobierno chino se pueden invertir en cualquier momento y que sea el gobierno el que espíe para Huawei. El espionaje pasa a ser reversible —hoy por ti, mañana por mí— y desgravable.
Las presiones a las empresas que llevan las redes sociales, etc., por las que pasa gran parte del tráfico mundial de informaciones, sería una muestra de este espionaje comercial e industrial, en los dos sentidos de la palabra (a la industria y masivo), pero también nos deja al descubierto y en evidencia el espionaje personalizado a los líderes que no tiene excusa aunque sí muchos intentos. 


Esto, por más que lo pueda parecer, no es una "teoría de la conspiración", sino la vida cotidiana de las empresas y de los países que han decido comportarse como si lo fueran, que cada vez son más.
A mí esta situación me recuerda aquella canción de Cole Porter —Let's do it. Let's fall in love—, su primer éxito, en la que el argumento para enamorarse es que todos lo hacen. Más que una Teoría de la conspiración sería una Teoría de la Contaminación o del contagio. ¡Hagámoslo! ¡Espiémonos todos!

In Spain, the best upper sets do it
Lithuanians and Letts do it
Let's do it, let's fall in love

The Dutch in old Amsterdam do it
Not to mention the Finns
Folks in Siam do it - think of Siamese twins

Some Argentines, without means, do it
People say in Boston even beans do it
Let's do it, let's fall in love





* "Anger Growing Among Allies on U.S. Spying" The New York Times 24/10/2013 http://www.nytimes.com/2013/10/24/world/europe/united-states-disputes-reports-of-wiretapping-in-Europe.html?pagewanted=2&src=recg






lunes, 28 de octubre de 2013

Sí y lo contrario o los fabricantes de teorías

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La idea que tenemos del funcionamiento de las Ciencias suele ser bastante ingenua. En un mundo muy desarrollado, tecnológicamente hablando, deberíamos saber más cosas de las que sabemos. Y sabemos muchas, desde luego; muchas más que antes, que es donde reside el verdadero progreso. Pero que podamos construir cosas resistentes no significa que estemos en condiciones de explicarlas con claridad, que sería nuestro modesto equivalente a "comprenderlas".
Durante siglos lo seres humanos hemos hecho muchas cosas de forma intuitiva sin tener la más mínima idea de cuáles eran los principios en los que se basaban. Mejora nuestra comprensión en algunos campos, indudablemente, pero como contrapartida en nuestra existencia hemos constituido campos que pretendemos comprender y explicar sin que esté del todo claro lo que sabemos realmente. Esto ocurre en todos los campos —una mala teoría es mejor que no tener teoría— pero la cuestión está en la relación entre la teoría —que describe, explica, predice— y el mundo. Una mala teoría económica aplicada de mala manera, por ejemplo, nos puede llevar a todos al desastre. para algunos esto no es una hipótesis descabellada y se discrepa sobre la interpretación de las situaciones y las mejores recetas para solucionar los problemas.


Quizá en previsión de esto, se han dado este año unos premios Nobel de Economía un tanto peculiares, no solo porque se hayan concedido a tres personas —lo mismo ha ocurrido en Medicina y a dos en Física—, sino que además dos de ellas sostienen lo contrario la una de la otra. La BBC lo explica de este modo:

El próximo 10 de diciembre, tres economistas recibirán el premio Nobel 2013 por "sentar las bases para el entendimiento de los mercados de activos". El problema es que dos de ellos tienen interpretaciones diametralmente opuestas sobre cómo se comportan los mercados.
[...]
Pero no seríamos humanos si no nos pareciera curiosa la aparente contradicción en la adjudicación de parte del premio Nobel a Eugene Fama por demostrar que el mercado es eficiente y otra parte a Robert Shiller, por demostrar que no lo es. ¿Está curándose en salud el Comité?
Ambos recibirán una mención en los libros de historia por haber contribuido con el desarrollo futuro del pensamiento económico, en opinión de Shiller.
"Es un poco como la religión", dice. "Es decir: hay todas estas sectas diferentes y si se miran en conjunto no parece tener ningún sentido: se contradicen mutuamente en cosas tan fundamentales. Pero tal vez hay una sabiduría sobre la vida que sale de todos ellos. Y creo que la profesión económica no es tan fragmentada como puede parecer”.*


No sé realmente si a Robert Shiller le sirve de consuelo la explicación que da equiparando la Ciencia Económica con la Religión, de la que aparentemente debería huir la Ciencia en general como modelo de pensamiento. Gran parte de la historia de la Humanidad se ha basado en el avance del pensamiento científico, que trataba de ser "antidogmático" y para ello se centraba en lo racional de las teorías y en lo experimental de los métodos; razonar y demostrar ha sido el fundamento de nuestros avances científicos. El problema que unas y otras teoría se deben construir al amparo de sus propios hallazgos y esto no es sencillo: desde la delimitación de los elementos que se toman de la realidad —no puede tomarse todo— hasta las interpretaciones de lo recogido, las Ciencias están llenas de decisiones humanas que, en cada caso y mediante consenso, establecen el grado de acuerdo de una Ciencia respecto a sus propios avances. Hay, por tanto, ciencias que buscan el acuerdo y otras, como ocurre con la Economía —y demás ciencias sociales—, que tienen la semilla de la discordia ya en sus principios porque exigen desde allí mismo tomas de decisiones. El resultado son sistemas, muchas veces, "pluridogmáticos", de ahí la comparación con religiones y sectas que apuntaba Shiller.


De esta forma se explica que se pueda dar el mismo Premio —y con el mismo Jurado— a dos personas que piensan de forma diametralmente opuesta y, lo que es más, son capaces de demostrarlo razonando cada una a su manera.

Hay campos en los que el debate científico es necesario porque no se puede llegar a verdades en lo social puesto que "verdad", en estos casos, es un juicio que establecemos sobre algo que ocurre; más bien que nos ocurre por nuestras propias acciones. Como nos han desengañado los epistemólogos, hasta algo que llamamos "hecho" constituye un "recorte" de la realidad, que también es construcción a nuestra medida. Así podemos decir que hay cosas en las que coincidimos como "especie" (otro recorte), que nuestra "realidad" es distinta a la de otras especies, y que conforme las cosas se adentran más en el mundo de la Cultura —nuestra segunda Naturaleza— se van haciendo, no más opinables, sino más complejas porque estamos involucrados en nuestras observaciones de un mundo que es nuestro. Indudablemente, la Economía es una forma de entender nuestra propia actividad transformadora del mundo y, dentro de él, de nosotros mismos y nuestros puntos de vista.
¿Qué nos quiere decir esto? Que podemos a llegar a conocer mejor aquello que es de alguna forma exterior a nosotros y estable en el tiempo, pero que eso es la definición contraria de lo humano: somos cambiantes porque nuestro propio pensamiento sobre nosotros mismos nos hace cambiar. Es en la interpretación de nuestros cambios, de sus causas y efectos, también donde discrepamos. Somos capaces de construir coherentes discursos sobre nuestra propia evolución, explicando lo que tenemos delante, pero nos falta la unanimidad suficiente como para reducir los discursos sobre nosotros mismos. El reduccionismo positivo que tiende a explicar de forma comprensible lo complejo es peligroso, en cambio, cuando se pretende aplicar a nuestro desarrollo personal o social y, especialmente, si afecta a nuestro futuro.


La Economía no escapa, como otras muchas ciencias, de lo humano, que es su centro. La ilusión de los métodos con los que distanciarnos de nosotros mismos no es más que eso, una ilusión. La pregunta que el periodista de la BBC se hace sobre el Nobel en el titular de la noticia "¿Al fin qué? ¿Son racionales los mercados o no?", implica una idea de "racionalidad" construida sobre nuestra propia "racionalidad", algo que también es mucho suponer, porque somos nosotros los que la definimos. La teoría de que los mercados puedan ser más racionales —usan la información disponible de forma eficiente y esto se traduce en los precios— que nosotros mismos implica una visión de nuestra racionalidad a través de nuestras acciones y decisiones, que podemos calificar como más o menos racionales, más o menos emocionales. Basta con modificar nuestra idea de la "racionalidad" —algo que ya ha ocurrido— para que todo lo que hemos definido así se tambalee; basta que comprendamos de forma diferente el papel de nuestras emociones en las decisiones —algo que también ha ocurrido— para que se modifique aquello  que calificamos como "emocional". Cualquier modelo del comportamiento es necesariamente limitado e imperfecto, aunque de distinta manera y grado. Se trata de administrar juiciosamente nuestra miopía. Los avances en Física y Química, las vidas que se salvan con los avances en la Medicina, por ceñirnos al Nobel, son en gran medida verificables 8aunque sea décadas después, como en el caso de Higgs). No son los mismos motivos o procedimientos en los otros casos, los de Literatura —se refieren al gusto—, la Paz —siempre controvertido y opinable, centrado en valores— y la Economía, que también depende de muchos factores de interpretación. Son las Humanidades, la Política y las Ciencias Sociales, importantes pero diferentes.
El jurado del Nobel no ha cometido ninguna atropello con la lógica al premiar a autores de planteamientos opuestos; simplemente ha reconocido los avances en cada una de las líneas. La verdadera pregunta, sin embargo, es: si somos capaces de avanzar en todo tipo de explicaciones en diferentes direcciones, ¿por qué seguimos metiéndonos en una crisis tan otra? Pero esa pregunta ya no se refiere a las teorías sino a lo que hacemos después con ellas.



* "¿Al fin qué? ¿Son racionales los mercados o no?" BBC 27/10/2013 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/10/131021_mercados_eficientes_irracionales_finde.shtml




domingo, 27 de octubre de 2013

Yo espié el móvil de Obama

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Creo que va siendo hora de que salga a la luz, que se sepa todo, todo. Estamos quedando como los tontos de la "Paz fría", que es el término técnico que se emplea cuando se espía a los amigos. Ni los alemanes, ni los franceses ni los italianos ni los británicos... Hemos sido nosotros —más en concreto yo— los que hemos espiado el móvil de Barack Obama. Los "periféricos" despistamos, pero disponemos de la tecnología. Para que luego digan..
Ya he metido la información sensible en la maleta y me he ido a Barajas a esperar el siguiente vuelo. Me han pedido que haga declaraciones, pero ya las haré cuando llegue a Moscú y esté en lugar seguro. Me llevo varias mudas por si me toca quedarme en la terminal, como a Snowden, una temporadita. A Putin se le está llenando Rusia de soplones y evasores fiscales y no sabes cuánto van a tardar en atenderte.
Ha dicho Obama que ellos espían porque pueden y que ahora lo harán porque quieren, que me parece un poco de chulería porque implica que te pueden desechar como a un trapo viejo, sin interés, pero que si te tienen en la lista te fastidias. Si no te espían, en cambio, es como si te hiciesen de menos. Hay gente que ya lo pone en el currículum: espiado entre 2008 y 2012 o hasta cuando sea. Tengo una amiga que me llama y me dice "te dejo porque he oído un ruido raro" y me cuelga. Yo no oigo nada, claro, pero es su forma de hacerse la interesante.


Yo lo hago también porque dispongo de la tecnología necesaria y no voy a dejar de usarla porque esté todavía en garantía. No es la masiva, que estaba en oferta, pero ¿para qué quiero yo enterarme de lo que opina gente que se llama para contarse un reality, darse la receta del pavo con ciruelas, preguntar qué se pone el finde o cosas así? Es una pérdida de tiempo. La gente espía 70 millones de conversaciones diarias por gastar, por marcarse el farol de que lo saben todo de todos.


El mismo teléfono de Obama está lleno de tonterías sin interés. Los mensajitos que le manda Michelle y cosas de esas. La gente piensa que el móvil del Presidente de los Estados Unidos estará lleno de secretos importantísimos. ¡Pues no! La verdad es que yo —que tengo perspectiva— sé que le cuentan la mitad de la mitad. Y el bombazo: ¡también le espían el suyo! Al principio pensé que serían los rusos, los chinos o el primer ministro de Gibraltar, que eran los candidatos principales. Luego descubrí que no, que eran sus propias "agencias". Todo es muy retorcido porque le llaman, le cuentan cosas y luego le espían a ver a quién se lo cuenta. Yo creo que le tienden trampas, que son los del Tea Party, para dejarle en evidencia y hacérselas pasar canutas en el G8 y sitios así. El otro día se pusieron muy nerviosos con un "estéreo". Le llaman estéreo a cuando están espiando los dos móviles, el del que llama y el del que recibe, a la vez. Los que espiaban a Merkel y a Obama están en la llamada "salita VIP", que es la que tiene a los espiados de más categoría. Y se miraban entre ellos con cara de la que se ha liado cuando llamó la Merkel a montar el pollo, hecha una furia por lo de su móvil. Los espías se clasifican por la importancia de los espiados y solo se hablan con los de su misma categoría. El que espía a Obama no se habla con el que espía a Wert, por ejemplo. Hay mucho clasismo en esto. 



Pero no todo son presidentes, que muchas veces no se enteran.Yo le filtré a El Mundo lo de los planes sobre Irán de Sheldon Adelson, el magnate que quiere hacer aquí el Eurovegas ese y cargarse la ley antitabaco. El periódico lo desvela hoy:

"¿De qué vas a negociar? Yo les diría: "Mirad, veis ese desierto ahí, pues os voy a enseñar algo". Coges el teléfono y llamas a un sitio en Nebraska y les dices: "Adelante". Y así les mandas un misil con una bomba atómica al medio del desierto, que no hiera a un alma. Puede que a un par de serpientes de cascabel, o de escorpiones, o lo que sea. Y entonces les dices: "La próxima, en medio en Teherán. Vamos en serio. ¿Queréis que os borremos de la faz de la Tierra? Pues adelante: adoptad una posición dura y seguir con vuestro desarrollo nuclear. ¿Queréis la paz? Dad marcha atrás y os garantizamos que podréis tener una central nuclear para generación eléctrica".*


Pues yo soy el que le tengo pinchado el móvil para cuando llame a Nebraska, por si acaso. También les tengo pinchados los teléfonos a todos los croupiers del futuro casino por si hacen trampas. Me enteré también de que muchos han intentado colocarle familiares en Eurovegas. Llamaban a Adelson: que "si mi sobrino vale mucho", que "si mi ahijada habla bien inglés", que "tengo una amiga que lleva toda la vida haciendo solitarios", etc. No sabe el hombre dónde se ha metido. Ya no coge el teléfono para las llamadas de España. De todas formas, después de lo que ha dicho de Irán y lanzarles una bomba, habrá que tener cuidado con lo de Eurovegas no nos vaya a aplicar el mismo tratamiento y nos deje la Comunidad como el desierto de Nevada. Seguiré vigilando.


El espionaje es una actividad callada y solitaria, que necesita de mucha fe y constancia. Pero al final da sus resultados. Por ahora no he podido crear puestos de trabajo porque el banco no me da los créditos que le he solicitado. Cada vez que voy a pedirlos me intentan vender una casa. Yo les digo que soy un emprendedor del espionaje, pero ellos no me hacen caso. Se empeñan en que lo mío es "economía sumergida" y yo intento convencerlos de que "oculta" sí, pero "sumergida" no, que no hay que confundir una cosa con la otra. Yo he intentado ser espía oficial, pero no salen las oposiciones. Así que estoy con el autoempleo, como los demás. Soy el Juan Palomo del espionaje. Es más arriesgado así porque si te pillan no tienes a nadie para canjearte ni decirles quién es tu jefe. Es el drama de los autónomos.

En España no hay mucha tradición del espionaje porque largamos mucho y la discreción es básica. Como aquí se filtra todo, la actividad no está muy reconocida porque hay mucho intrusismo. Acaban luego con chapuzas como lo del restaurante en Barcelona, con un micrófono debajo de la mesa, como si fuera una del inspector Clouseau. Además cuando te sacan en la tele, te ponen la silueta y la voz distorsionada, como si fueras Dark Vather de paisano. Y con el gusto por hacerse famosillo y que te saquen, no hay forma de promocionar la profesión entre la gente joven, que prefieren ser espiados a espiar ellos. ¡Pues no saben lo que se pierden!
Termino, que entra una llamada.


* "Adelson pide a Obama que negocie con Irán tirando una bomba atómica sobre ese país" El Mundo 27/10/2013 http://www.elmundo.es/mundo/2013/10/27/526cb5f80ab740bb2d8b4577.html?a=f96af728b2c32744342d66084fc450bc&t=1382863854