martes, 10 de septiembre de 2013

Pax rusa (episodio I)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Puede que algún día John Kerry escriba sus memorias y su editor le sugiera el título de "¿En qué estaría yo pensando?", aunque quizá pierda algo en inglés. En ella los lectores tratarán de ir directamente al capítulo titulado "El otro desliz" en el que Kerry no termine de aclarar si realmente el suyo fue un desliz-desliz, solo un desliz o un aparente desliz para intentar salir del callejón en que su Comandante en Jefe había metido a todos.
Nos cuenta el diario El País:

Siria aprueba la propuesta de Rusia de poner sus arsenales de armas químicas bajo control internacional, según dijo el jefe de la diplomacia de Damasco Walid Muallem, ayer en Moscú. El ministro se había entrevistado antes con su colega ruso Serguéi Lavrov, quien, con un hábil gesto, supo transformar una frase retórica del secretario de Estado norteamericano John Kerry en una iniciativa en toda regla destinada a evitar un ataque militar norteamericano sobre Siria.*


Tras el desliz o patinazo verbal que marcó el comienzo de este lío en el momento en que a Barack Obama (ese hombre de corazón y boca grandes) le dio por hacer metáforas cubistas hablando de líneas y colores, llega ahora otro momento calificado así, el de John Kerry, con la idea de que no se vería mal que Siria se dejara controlar el arsenal químico. La idea prospera y actúa como si de un airbag se tratará tras una frenada en seco. Hasta se han suspendido las votaciones decisivas de hoy y Obama apenas tienes unas horas para encajar el golpe agridulce que supone la maniobra rusa y dirigirse hoy a la nación presentando una gran victoria. Pero muchos americanos moverán hoy la cabeza ante el televisor.
Obama había desplazado el "problema sirio" y creado un "problema americano": cómo convencerlos de no meter a todos en una guerra que nadie quería, incluido el Pentágono. Ahora todo pasa a ser un "solución rusa" que deja en evidencia el modelo y actuación estadounidenses. Y no tendrán más remedio que entenderlo y aceptarlo.


La crisis —obsesionados como están todos con el recuerdo de Irak y Afganistán— se parece en cambio más a la de los misiles cubanos, una especie de reedición con armas químicas con Al Asad en el papel de Fidel. Cuba sigue ahí, maltrecha, pero ahí.
Mientras Obama daba entrevistas (seis medios en un día) diciendo que la CIA le había confirmado que los vídeos de YouTube son auténticos y hacía giras promocionales de su plan, los rusos jugaba a otra cosa. Putin ha dejado que los norteamericanos se empantanen, comprometan, presionen, se dividan..., siembren recelos entre los aliados a regañadientes, mendigando un poco de apoyo, como el que pasa el cesto en misa de doce. A Putin le ha bastado esperar a que la presión fuera insostenible en el puchero americano para darles una salida en la que se presenta como pacificador mundial.
¡Con qué cara habrán escuchado Obama, Kerry y los políticos y ciudadanos norteamericanos estas palabras del Ministro sirio¡:

"Siria acoge positivamente la iniciativa rusa en nombre de la preocupación de los dirigentes sirios por la vida de nuestros ciudadanos y la seguridad de nuestro país", dijo Muallem, que elogió la "sabiduría de los dirigentes rusos que intentan evitar la agresión norteamericana contra nuestro pueblo".*


Rusia, que es quien ha servido de protección a Siria, decide —cuando la hora se acerca— dar un giro, servido en bandeja por el desliz de Kerry, y aceptar esa vía que —en el peor de los casos— obliga a parar la maquinaria para "dar una oportunidad a la paz", como ya ha señalado Obama al decir inmediatamente que está a favor de cualquier "solución pacífica" del problema. Con eso desplaza los argumentos de la "defensa de la paz y la conciencia mundiales" de los norteamericanos a Rusia que se convierte —siempre lo ha sido— en el dueño de la situación.

Han jugado con ellos y lo seguirán haciendo en un sentido u otro. Hasta el Papa Francisco, que tiene la obligación de ser ingenuo, pensaba que aquí se trataba de vender armas. Pero Rusia ya las tiene todas vendidas y ahora se las quitan de las manos. Ha demostrado que protege a sus clientes y amigos. Rusia está haciendo cartera.
También han conseguido demostrar al mundo hasta dónde puede llegar el liderazgo americano, sus límites: hasta el borde de un desastre que han visto en primera fila los políticos americanos, Cameron y el parlamento inglés, Francia, Israel, etc. Los aliados occidentales de Estados Unidos se sentirán un poco más relajados ante un liderazgo que desde que desaparecieron los "bloques" les tiene metidos en pequeñas pero molestas guerras cuando ellos lo que quieren es comprar y vender, sin más, aunque solo sean armas.
Habrá efectos interesantes en otros ámbitos. Rusia está creando su propia "comunidad" dirigida hacia Asia y al cinturón de países que dudan si son de un lado o de otro. El caso más reciente se ha dado estos días con Armenia que, ante el creciente deterioro de Europa, ha decidido pasarse al lado euroasiático abandonando su sueño "europeo". Ya está en brazos de Putin en una elección que a muchos parecería incomprensible, pero que se entiende cada vez mejor.


Rusia ha demostrado al mundo que vale más ser un maquiavélico confeso al que le debes la paz, que ser un idealista carente de pragmatismo al que le debes la guerra. Putin, el que mete en la cárcel a las Pussy Riot por pedir a la Virgen que libre a Rusia de su mano; Putin, el que lanza a sus huestes ultranacionalistas repeladas a apalear gays por las calles; Putin, al que sus enemigos se le mueren por polonio; Putin, cuyos sus rivales políticos son incapaces de hacer su declaración de la renta bien y acaban en el trullo acusados de fraude, estafa, etc.; Putin, el que no sabe qué hacer con tantos votos que le sobran y los acaba metiendo en las urnas por no llenar las calles de papeles; el Putin que cabalga, caza osos, guía gansos desde un ala delta y luce su torso desnudo por las estepas gélidas desafiando al resfriado... sí, ese Vladimir Putin, es el que quedará como quien frenó la posibilidad de un desastre en cadena simplemente con una llamada a cobro revertido.


Es tal el impacto del golpe que Estados Unidos ha tenido que hablar inicialmente de "escepticismo" con el ingenuo argumento lógico de "cómo se va a controlar por la comunidad internacional un arsenal químico que 'no existe' oficialmente, según Al Asad". Olvida Estados Unidos que ellos realizaron una guerra completa por una "armas que tampoco existían". No se debe mencionar la soga... La simple posibilidad de que se pueda "controlar" algo que "no existe" es más factible y económico que llevar un ejército al otro lado del mundo para encontrar armas inexistentes que has jurado ver con esos ojitos y cuyas fotografías eres capaz de mostrar y explicar al mundo, aunque luego no encuentres nada.

¿Por qué hay que explicarle cada cierto tiempo a los Estados Unidos que son ellos mismos lo que arruinaron su credibilidad; por qué decirles que están obligados a dar el doble de explicaciones —aunque sea sobre vídeos de YouTube— y que no se pueden permitir dudar de los demás? ¿Por qué hay que explicarlo? ¿Por qué hay que decirles que a los amigos les molesta ser espiados y cosas así?
Todos se lanzarán a apoyar la iniciativa rusa con tal de no meterse en una guerra que nadie quiere, con lo que —a menos que ocurriera otro ataque con gases tóxicos, que sería ya muy sospechoso— todos bendecirán a Vladimir Putin como apóstol de la Paz y le propondrán para el Nobel, algo que sin duda se merecerá a los ojos del mundo, al que le gusta recordar solo lo agradable.
La corresponsal de CNN en Moscú respondía, hace apenas unos minutos, a las preguntas de su sorprendido compañero desde su central calificando el papel de Putin de "deus ex maquina". Rusia ha sido algo más que el deus ex maquina: ha sido el guionista, el decorador y el director de reparto de esta extraña obra de la que todo el mundo debe sacar unas rápidas conclusiones.


Al tomar Rusia las riendas del asunto, tal como ha manifestado, es más que probable que todo se solucione rápidamente, Debemos entender que esto implica algo importante al dejar en evidencia la hipocresía de las líneas rojas: Ahora Basar Al Asad tiene las bendiciones de la comunidad internacional para poder seguir su guerra "convencional", ya que el compromiso alcanzado, de seguir, implicará que nadie intervendrá si no se usan armas químicas, siguiendo la "doctrina Obama" de la guerra. Si Basar Al Asad las usó, que es lo más probable, le ha salido doblemente rentable —ha demostrado a sus enemigos hasta dónde es capaz de llegar— y les ha dejado claro a los sirios resistentes que no han contado ni van a contar con mucha más ayuda de la conseguida hasta el momento. Es más, muchos estarán deseando que se termine de una vez este conflicto empantanado y evitar riesgos futuros. ¿Que gana Al Asad? ¡Pues peor para ellos!
Rusia ha mostrado su astucia y poder ante los aliados y amigos; Obama, en cambio, su debilidad, algo que los políticos norteamericanos no le van a perdonar en lo que le queda de vida política. El presidente está vendiendo ya este fiasco como una victoria de la presión norteamericana sobre los "malos". Quiere ser Kennedy. Lo que ha conseguido en realidad es dejar las cosas como estaban, bendecir lo que Al Asad pueda hacer en el futuro, y mostrar que se puede llevar al mundo al límite tras unas palabras que se escapan.
Al final se tiene que envolver en papel dorado el pragmatismo. Rusia no va a permitir que Al Asad le deje en evidencia. Ya se encargará Vladimir Putin de encontrar el recurso adecuado para que se cumpla a rajatabla este primer compromiso de la Pax Rusa.




*Siria abraza la propuesta rusa para desactivar un ataque internacional" El País  9/09/2013 http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/09/actualidad/1378749132_247125.html






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