lunes, 5 de agosto de 2013

El extremista ilustrado

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La BBC nos ofrece el siguiente titular: "Uno de los presuntos atacantes de Boston tenía libros de extrema derecha". La información que nos ofrece sobre las lecturas de Tamerlan Tsarnaev es la siguiente:

El mayor de los dos hermanos que presuntamente perpetraron los atentados de la maratón de Boston, Tamerlan Tsarnaev, tenía literatura política estadounidense de extrema derecha los días previos al ataque, según descubrió una investigación de BBC Panorama.
Según información recopilada por ese programa, las lecturas que tenía el mayor de los Tsarnaev incluyen artículos que defendían que tanto los atentados del 11 de septiembre de 2001 como los de 1995 de Oklahoma City fueron en realidad conspiraciones gubernamentales.
Otros textos defendían la ideología de la supremacía blanca y abogaban por más derechos para los propietarios de armas en EE.UU.
Además, tenía lecturas sobre matanzas masivas.*


El mundo es cada vez más confuso y la viejas categorías, incluso para los extremismos —que siempre han tenido sus dosis de rareza—, dejan de ser válidas. Uno esperaría, hasta no hace mucho, que las lecturas que alentaran a atentar contra los Estados Unidos fueran Marx y Engels, Trotsky, Mao o los anarquistas rusos, los escritos de la Baader-Meinhof o de los teóricos de las Brigadas Rojas. Los Estados Unidos eran el "imperialismo" y las lecturas debían ser antiamericanas y antiimperialistas. Por eso que el alimento espiritual de los hermanos Tsarnaev ha llamado la atención. ¿Literatura de extrema derecha?
Sin embargo todo se ha ido poniendo mucho más complicado. Toda esa literatura revolucionaria, de intelectuales de obra abundante, compleja y brillante en muchos casos, se esté o no de acuerdo con lo que sostienen, que alentó generaciones de rebeldes, está a años luz de lo que uno de estos tipos requieren. El "extremista ilustrado" ha pasado a la historia. Se acabó el "progre".


Estados Unidos produce un tipo antigubernamental, convencido de toda clase de conspiraciones para sustraer al pueblo sus derechos.  Para ellos el peligro no viene de fuera, sino de dentro. Estados Unidos es un país hecho a la defensiva contra su propio gobierno, por extraño que nos pueda parecer; un país que da poder a sus gobernantes y trata de evitar el efecto del mismo por si este se excede. Eso, que tiene sus sentido y origen, puede derivar en paranoia.
Esta forma de extremismo, que no necesariamente conspira, sino que cree que todo es conspiración gubernamental, que vivimos en una mentira permanente, desinformados, etc., avanza en muchos lugares exportados desde los Estados Unidos. Desde el obispo Berkeley no se ha dudado tanto de lo que nos llega por los sentidos. En este clima de duda radical surgen como complemento las creencias más disparatadas que son aceptadas como verdades obvias.


Puede que no sean muchos los que opinen esto, pero eso ya no es un problema. Estos grupos son muy activos produciendo precisamente el tipo de literatura que cayó en manos de los hermanos Tsarnaev. ¿Qué mejor "literatura" —aquí se incluyen miles panfletos y cientos de vídeos colgados en YouTube— para caer en manos de los que quieren convencerse de que todo lo que ocurre en el mundo se debe a conspiraciones del gobierno de los Estados Unidos? ¿Quién más interesado en leerlos, en escucharlos, que los que van a poner una bomba en una maratón en Boston, que quedarán convencidos de que los atentados del "11 de septiembre" fueron realizados por el gobierno de los Estados Unidos o sus agencias? Así, sin buscarlo probablemente, toda esa locura alimenta a los que les viene bien creerlo.
Los textos sobre la "supremacía blanca" encontrados en manos de los Tsarnaev tampoco nos deben extrañar. Aunque el islam es una religión universal que no distingue de razas, esto no es óbice —ocurre igual dentro del cristianismo— como para que se produzca el racismo en su seno. Las simpatías filonazis se conectan con el elemento básico del "antisemitismo", que les permite adoptar este tipo de posturas como enfrentamiento a Israel y, de nuevo, contra los Estados Unidos, su principal apoyo. La América racista y antisemita conecta bien con los enemigos de Israel —y viceversa— y puede tener sus atractivos para los que los puedan apreciar. Para unos Estados Unidos alienta una conspiración sionista; para otros, en cambio, América es una víctima de los judíos sionistas. Cada cual que elija lo que le interese.
En cuanto a la "literatura" sobre la "tenencia de armas", es la más fácil de entender pues este tipo de mentalidades concibe las armas como forma de defender lo anterior y eliminar a sus enemigos, que siempre estarán preparados para atacarles, conspirando contra ellos.
La extrema derecha norteamericana no es ultranacionalista (al estilo de otros países) sino ultra individualista, entendiendo que esa es la raíz de lo americano (por eso nos encontramos con ultraconservadores libertarios), por lo que no tiene nada de particular que considere que sus gobiernos han sido infiltrados por los comunistas o que piensen que el presidente Obama es un islamista (y comunista) camuflado destinado a hundir América y privarles de sus "derechos".


Creo que los viejos conceptos ideológicos sobre extremismos y revoluciones ya no sirven para analizar muchas de las cosas que ocurren en el mundo. Y si se utilizan es a riesgo de inducirnos a errores y distorsiones.
La llegada de un medio masivo y barato de publicación global, como es Internet, lo ha modificado todo: las formas de captación, la organización, el adoctrinamiento... Hoy hay un extremismo a la carta, en el que se satisfacen las necesidades ideológicas (incluso patológicas) de los interesados, que encuentran a su disposición todo tipo de recursos y atracciones con los que realimentarse. Cualquier chiflado consigue encontrar adeptos en un pis-pas. Ahora basta con tener una conexión a Internet. No es necesario leer a los clásicos revolucionarios; todo lo más un salvapantallas del Che.

La literatura que se ha encontrado en manos de los Tsarnaev es muy similar a la que producía el criminal Anders Breivik, asesino de compatriotas en nombre de la islamofobia. También él creía en la "supremacía blanca", en las armas (y su gusto por los uniformes), y en la invasión de Europa, esta vez por el islam. Breivik no se inmutó cuando le leyeron los nombres de las decenas de asesinados a sangre fría, pero en cambio derramó emocionadas lágrimas ante el vídeo elaborado por él mismo y que difundió el día del atentado. Era más sensible a sus propios escritos y manifiestos que a sus crímenes.
Los hermanos Tsarnaev leían cosas similares para alimentarse de odio antiamericano, aunque provinieran de Daguestán, una república federada en conflicto con Rusia, en la que ayer mismo hubo un atentando con múltiples heridos. El porqué acabaron agrediendo al país que les acogió y no a Rusia, país con el que están en "conflicto", es un misterio político y psicológico que nos muestra extrañas confluencias en los extremos. Tampoco podemos pedir claridad en mentes confusas. Si fueran personas transparentes no serían quien son ni harían lo que hacen. Puede que todos seamos complejos, pero no necesariamente retorcidos. Al final toman las piezas que necesitan para completar su puzzle mental, por extraño e incongruente que nos parezca.
La mente da extrañas vueltas para conseguir alcanzar la conformidad consigo misma; se reajusta una y otra vez de forma que llegue a las consecuencias que quiere. Cualquier "literatura" es buena si nos sirve para reafirmarnos en nuestros objetivos. El modelo hoy de extremista, capaz de poner una bomba, no requiere de grandes lecturas, ni de lecturas congruentes tan siquiera. El viejo modelo del "extremista ilustrado", lector compulsivo e ideológico de todo lo que le pudiera servir, de lecturas partidistas, ha sido sustituido por estos lectores emocionales, acríticos, conspiratorios, eclécticos; lectores que se alimentan de un combustible disperso y fácilmente accesible con el que se reafirman en sus intenciones. En el mundo de la Teorías de la conspiración todo puede ser utilizado porque todo puede ser leído como queramos o necesitemos. El odio hace el resto.


* "Uno de los presuntos atacantes de Boston tenía libros de extrema derecha" BBC Mundo 5/08/2013 http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2013/08/130804_ultnot_tsarnaev_libros_extrema_derecha_lav.shtml






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