domingo, 9 de diciembre de 2012

A ver si lo he pillado...

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La verdad es que el mundo se hace a la vez más sencillo y más complicado. Han pasado los tiempos de las grandes y complejas teorías y resplandece la directa lucidez de las cosas sencillas. No hay que darle tantas vueltas a las cosas. Por primera vez en mucho tiempo encuentro que alguien nos pone como ejemplo positivo de algo. La corresponsal parisina de El Mundo nos da algunas claves de porqué empezamos a ser envidiados:

Inmerso desde hace meses en un debate sobre cómo hacer más eficaces, productivas y baratas sus empresas, el país vecino está empezando a mirar a España con otros ojos. Nuestro paro sigue asustando, pero París comienza a valorar la manera en la que las compañías se han adaptado a la realidad de la crisis.
Las españolas lo han hecho, según los organismos internacionales y muchos economistas, mucho mejor que las galas. Trabajamos más y por menos dinero. En Francia los costes salariales han caído un 5,3% desde que estalló la crisis en 2008. En España lo han hecho un 9,8%. La productividad española ha crecido un 4%, frente al 1% francés y el mercado de trabajo español es el tercero más flexible de Europa, según un informe de BNP Paribas.

Aquí hemos pasado del debate de las presidenciales norteamericanos en las que los candidatos se atacaban uno al otro poniendo a España de ejemplo negativo, de futuro a lo Mad Max, a ser la envidia de Francia. Y pronto del mundo entero, a este paso.


El secreto, ya nos lo decía el otro día el presidente de empresarios chinos en la Comunidad Valenciana, Fernando Zhou, es ganar menos. Las declaraciones del empresario han causado reacciones inmediatamente porque —es cierto— la entrevista era bastante escandalosa por su directa expresión, sin las sutilezas terminológicas y eufemismos con que nos lo cuenta la corresponsal en París. Entre el glamur francés y un ex profesor de artes marciales chino, como se nos dice en la entrevista, tenía que haber algún tipo de diferencias:

P. ¿Qué opina de la última reforma laboral?
R. Estoy a favor. El Gobierno debe ayudar a las empresas con medidas como la reducción de las cotizaciones de la Seguridad Social. Los sueldos han bajado. El tiempo bueno ya pasó. Debemos equipararnos a Estados Unidos.
P. ¿Está a favor del despido gratuito?
R. Sí. Así el empleado trabajaría más.
R. ¿Con el despido gratuito los empleados trabajarían más?
P. Seguro. La mentalidad cambiaría en España. Los países con muchos gastos no son competitivos.
P. ¿Qué piensa de las huelgas?
R. Los chinos apoyan al empresario. Si el negocio no va bien, se bajan el sueldo. Y los españoles quieren que se cumplan sus derechos. España va mal. Las huelgas no valen para nada. Hay que aprender de los chinos.**


Y es que los principios de la economía son muy sencillos, como decíamos. Es cierto que descoloca un poco todo que sea un ciudadano chino quien te diga que hay que imitar a los Estados Unidos y esté a favor del despido libre y en contra de las huelgas y que considere que eso de los "derechos" es un atraso, pero eso es porque nos han explicado mal lo del "socialismo en una sola nación" y lo del "stajanovismo" todavía peor. Ya saben, la bronca aquella entre Trotsky y Stalin, en la que el último se llevó el gato al agua, triunfando la idea de "capitalismo de Estado", es decir, que te explotan igual, pero en vez de despotricar tienes que cantar el himno con fervor. Lo que antes te negabas a hacer por la patronal, ahora lo haces por amor a la patria.


La situación perfecta sería la combinación en un mismo cuerpo serrano de la aspiración al mínimo salario posible y el máximo de entrega a la causa de tu empresa, cuyo beneficio no va a ti —te volverías un decadente sin estímulos productivos—, es decir, una especie de fornido minero stajanovista, que se olvida de familia, deporte y aperitivo para dedicarlo todo a ese objetivo primordial de ser "competitivo", alguien que pida que le bajen el sueldo y le dejen la llave de la empresa para poder trabajar el fin de semana.
Como nos vamos acercando a ese estado ideal, comenzamos a salir de las tinieblas del lujo y la molicie para adentrarnos en los principios de la economía moderna que son los de la de siempre, para qué engañarnos. Eso explica esa admiración que siente los galos últimamente por nuestras virtudes competitivas:

Tampoco se muerde el lápiz su compatriota Le Monde: "España, ahora hombre enfermo de Europa, ¿mañana conquistador?" se preguntaba el diario en un análisis hace una semana, después de que Renault anunciara sus proyectos en las fábricas españolas.
Menos beligerante, el medio sí reconoce los sacrificios hechos por Madrid, que "comienzan a dar sus frutos" y achaca esta mejora también al cambio de mentalidad: "Las empresas se han vuelto más agresivas (…) La amenaza está ahí. España se va a comer a Francia", dice el analista de Natixis Patrick Artus al citado medio.*

Me alegro mucho por los trabajadores de Renault, que defienden con uñas y dientes sus puestos de trabajo produciendo más y mejor.  Espero que esas mejoras de competitividad se traduzcan también en su calidad de vida.


Lo de "comernos a Francia" al último que se lo escuché fue a Rodríguez Zapatero, que no es un buen referente en Economía, en aquella famosa rueda de prensa en Nueva York con carcajadas de fondo, como risas enlatadas en una comedia. Debemos ser la "amenaza fantasma". Nos utilizan de ejemplo para que los franceses se bajen los sueldos sin protestar mucho. ¡Ironías de la vida!

Es curioso esto de los ejemplos: los chinos nos ponen de ejemplo a los Estados Unidos para despedir gente; los franceses nos ponen a nosotros de ejemplo para bajarse los sueldos. La verdad es que es difícil encontrar buenos ejemplos. Me acuerdo de uno de Víctor Hugo:

[...] haced como en Inglaterra. En Inglaterra, país de comerciantes, atrapan a un contrabandista en la costa de Dover, lo cuelgan para ejemplo, y para ejemplo lo dejan colgado de la horca; pero como las intemperies podrían deteriorar el cadáver, lo envuelven con mucho cuidado en un paño empapado en alquitrán para no tener que renovarlo con tanta frecuencia. ¡Oh tierra de economistas! ¡Alquitranar a los ahorcados!*** (57)

Y es que la economía, ya lo decíamos antes, es muy sencilla. Se trata de que el cadáver le eche más horas por menos dinero... Esta vez creo que lo he pillado.

* "España 'se come' a Francia en competitividad" El Mundo 8/12/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/29/economia/1354185840.html
** “Con despido gratis se trabajaría más” El País 6/12/2012 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/12/06/valencia/1354813282_500377.html
*** Víctor Hugo (2011): "El último día de un condenado a muerte" Valdemar, Madrid. [1829]





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