lunes, 12 de noviembre de 2012

Los olvidados

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Difícilmente es posible pensar en una muerte más cruel como final de una vida tan cruel. España entra en la negrura de los años oscuros, de las muertes en la soledad, de las muertes por desesperación arrojándose por la venta de la casa que a la que ya no volverás. El escándalo de los desahucios es el de una sociedad depredadora en la que se pone en venta un piso antes de que los vecinos lo abandonen, antes de que se vayan a mí que me importa dónde porque no es mi problema.
No hace muchos días recogíamos aquí el caso del hombre que sale de la cárcel y se encuentra el cadáver momificado de su esposa sobre la cama, muerta por una depresión profunda, teniendo la falta de delicadeza de molestar al vecindario con el olor de su descomposición. Hoy nos llega de León, de Astorga, otro caso triste, el de la muerte por causas naturales de una anciana de 82 años que tenía a su cuidado a su hija discapacitada física y psíquica, ciega. La muerte de la madre ha significado la muerte lenta, horrible de la hija en el más absoluto abandono posible. A veces una vida de dolores te reserva el final más doloroso, como un chiste negro, terrible.


Han tenido que salir los jueces a decir lo injusta que es la ley que con la que tienen que juzgar; han tenido que salir las instituciones europeas a decir que son desahucios abusivos; han tenido que salir los policías a decir que se declaran objetores de conciencia en eso de sacar a la gente de sus casas y dejarlos en la calle. Han tenido que formarse piquetes en las calles para impedir los desahucios. Han tenido que ocurrir cuatro muertes para que los principales representantes de los partidos políticos dediquen algunas horas y algunas fotos a tratar este tema. Cuanto muertes y un clamor para que los bancos se echen para atrás ante el temor de que la gente, horrorizada y harta, saque sus depósitos y cancele sus cuentas.
Con un Estado que se privatizó a través de las acciones de las ONG a las que ahora no puede mantener por los recortes de presupuestos, sin dinero, cada vez serán más los casos de los olvidados dejados a su suerte, frutos de futuros lamentos en los que las lágrimas resbalarán por nuestras caras pasmadas ante lo que vemos y escuchamos.

Las ONG se han lanzado a las calles a buscar dinero; van de puerta en puerta pidiendo para poder seguir haciendo su labor. Rondan por estaciones y centros comerciales, se te presentan en tu casa en fin de semana. Todas cuentan la misma historia: necesitamos financiación. Y cada vez es más difícil sacarlo de las instituciones o de los particulares.
El envejecimiento de nuestra población es grande. Solo se ha visto como un negocio para residencias y medicamentos. Los viejos son el negocio del futuro, aquellos a los que hay que exprimir por una vía u otra. Los hay que ya lo hacen criminalmente, quitándoles el dinero de las pensiones y manteniéndolos medio secuestrados, retenidos en las casas. Ya hemos tenido noticias de algunos casos. Pero sobre todo los hay abandonados. La famosa y maravillosa "movilidad laboral", que nuestros brillantes economistas nos recomiendan para encontrar algún sueldo miserable, conlleva la separación física de las familias dejando a los mayores lejos de los que podrían tener alguna vigilancia o atención. Las casas pequeñas, esas por las que algunos se han endeudado por el resto de su vida, no suelen tener un espacio suficiente para acogerlos.



Siempre hay excusas que nos permiten justificar estas muertes en el abandono. Dicen que el hecho de que tuvieran casa en Madrid dificultó la localización. No las buscaban para ayudarlas, sino por una requisitoria del juzgado de Astorga para determinar si la madre estaba en condiciones de cuidar a la hija. Nada que fuera urgente, según parece. Ya aparecerán. El artículo del Diario de León insiste en la limpieza con la que la Policía, tras ver uno de los cadáveres por la ventana, entró en la vivienda con una escalera, sin tener que romper nada, sin forzar la puerta: "Una vez en el interior, ya fue posible abrir la puerta del domicilio sin causar desperfectos o recurrir a un cerrajero."* ¡Bravo!
De nuevo los olores. Podemos apartar la vista y no mirar; podemos elevar el volumen para evitar escuchar los gritos y lamentos. Pero no podemos engañar al olfato porque no podemos dejar de respirar el ambiente de esta sociedad que se pudre poco a poco entre la codicia de unos y el olvido de otros.
Unos han muerto al perder sus casas; otros mueren en ellas, olvidados, sin que nadie llame a sus puertas para ver cómo se encuentran o qué necesitan. Al olvidarlos a ellos, nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestra propia humanidad.
Descansen ellas en paz. Y no descansemos nosotros.

* "Encuentran los cuerpos de una madre y su hija, que llevaban muertas varios días" Diario de León 11/1172012 http://www.diariodeleon.es/noticias/provincia/encuentran-los-cuerpos-de-una-madre-y-su-hija-que-llevaban-muertas-varios-dias_742034.html



2 comentarios:

  1. Una absoluta vergüenza que no se hayan tomado medidas antes. Qué clase política, madre mía.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es. Especialmente sangrante porque tampoco se tomaron medidas contra la formación de la burbuja inmobiliaria, que había sido advertida por todas las instituciones europeas desde hace mucho, mucho tiempo. Se ignoró porque los principales beneficiarios eran bancos e inmobiliarias, que nunca pensaron que el deterioro económico iba a ser tan grande y tan rápido. O no les importó. La clase política ha sido cómplice en esto por desidia o por incompetencia. Algunos porque les interesó no frenarlo en su beneficio. Se generó la falsa riqueza que estalló finalmente en pobreza real. Un saludo, JMA

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.