viernes, 30 de noviembre de 2012

Espacios pequeños, egos grandes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Deformado por análisis de realidades que son un poema y de poemas que son realidades, no sé cómo interpretar las declaraciones de Anna Albán, la embajadora de Ecuador en el Reino Unido:

"[...] dijo en una rueda de prensa que Assange sufre de una afección pulmonar crónica, y que el Estado ecuatoriano está corriendo con los gastos. Assange, en la misma entrevista, no quiso confirmar la noticia. La embajadora alertó de que las condiciones de salud del hacker podrían empeorar ya que se encuentra en un espacio reducido donde puede faltarle aire.*

Lo maravilloso del lenguaje es su capacidad de decir muchas cosas con una misma frase. Lo que vincula al lenguaje diplomático con el literario es la cantidad de recursos retóricos que acumula para insinuar lo que no dice y no decir lo que entendemos. En ocasiones, los embajadores son maestros del eufemismo y miden sus palabras con el mismo fervor y cuidado con el que los poetas cuentan sus sílabas.


Según parece, Julian Assange ha tenido unas palabras poco amables —vamos a decirlo así— para con el país que le acoge, que debe pensar que es la Posada del Peine. Quizá tenga la pretensión de que Ecuador ha aparecido en el mapa mundial gracias a su presencia en el reducido espacio de la embajada londinense. La cuestión y ofensa ha venido precisamente de lo opuesto a lo que ha hecho la embajadora ecuatoriana, no ha medido sus palabras y las palabras son muy traicioneras. Assange debería tomar lecciones de la representante diplomática.


Nos cuenta el ABC en otra noticia el origen del problema:

[...] Julian Assange, quien se encuentra refugiado en la embajada ecuatoriana de Londres ha aseverado que «Ecuador es insignificante», cuando la presentadora de la CNN, Erin Burnett, le dijo que por qué no contestaba sus preguntas sobre el Gobierno de Rafael Correa.
«Es muy importante para mí, y su gente ha sido muy generosa conmigo, pero no es un actor mundial importante», prosiguió.
«Sudamérica y los acontecimientos que ocurren en Sudamérica son interesantes y significativos, pero no son el tema ahora. El tema es lo que nos pasa a todos, lo que cuenta este libro», indicó blandiendo una copia de su recién publicada obra "Cypherpunks: La libertad y el futuro de Internet".
Assange evitó así pronunciarse sobre un informe del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) citado por Burnett y según el cual Ecuador es «uno de los países más restrictivos» con la libertad de prensa.**


Cuando Julian Assange se refugió en la embajada de Ecuador escribimos sobre el caso e imaginábamos a sus asesores desplegando el mapa para ver qué países podían ser favorables a aceptar el asilo. Por eliminación de aquellos que estaban ya en contenciosos, los que no se comprometerían y la consideración de los que tenían dirigentes con necesidad de lavado de imagen, quedaba Ecuador como candidato más favorable a las intenciones de Assange y su equipo. Señalamos entonces que era un ironía que el presidente que tenía más conflictos y contenciosos abiertos con la prensa y con la libertad de información, Rafael Correa, el hombre que rompía periódicos en público para deleite de sus seguidores, y que se permitía la humorada hace unos días de llegar a la cumbre de Cádiz preguntando por "Anita Pastor", fuera quien aceptara finalmente acoger al hacker emprendedor. Pero todo tenía su lógica y las piezas acaban encajando y las manzanas cayendo.



El punto flaco de alguien que va por el mundo justificando todo lo que hace por ser el paladín de la libertad de información es no poder defender esa incongruencia en directo, frente a un medio de información —la CNN— que necesita para mantener su caso caliente—frente a la tendencia a enfriarlo de Reino Unido—, y que además está aprovechando su entrevista para promocionar su libro. Y se perdió él solo. Ante la presión de la entrevistadora, Assange escogió el peor de los caminos, ningunear a Ecuador. No podía defender al indefendible Correa, no podía evitar las preguntas sobre los ataques a la libertad de expresión sin resultar un demagogo y habló finalmente. Su libro, él mismo, es lo realmente importante; Ecuador no es nadie. Tiene razón la embajadora cuando dice que Assange se encuentra en un lugar muy pequeño y que le cuesta respirar, que necesitaría espacios más grandes. Suecia, tal vez.


Lo importante es cómo se lo han tomado en Ecuador, claro; cómo les ha sentado ese regalo envenenado —que ya dijimos que no se merecían— que su locuaz presidente le coló sin comerlo ni beberlo. El diario El Comercio ya muestra las reacciones:

Esas expresiones del ‘hacker’ australiano han desatado revuelo dentro y fuera del país, ya que Ecuador le brinda asilo desde hace cinco meses. Gracias a esa protección, Assange no ha sido extraditado a Suecia, donde la Justicia lo requiere para procesarlo por dos supuestos delitos sexuales.
[...] Assange lució una de las camisas bordadas que utiliza el presidente Rafael Correa y quería básicamente hablar de su último libro, ‘Cypherpunks: La libertad y el futuro de Internet’.
[...] Esas palabras no cayeron bien entre analistas y ex diplomáticos, que las consideraron desafortunadas. Sobre todo, porque el Gobierno ecuatoriano creyó en sus argumentos, de que supuestamente Estados Unidos lo quiere juzgar por haber filtrados miles de cables diplomáticos secretos. “La palabra insignificante, quiere decir que no tiene ninguna importancia en el mundo, que no es un jugador que importa. El Gobierno ecuatoriano es el ofendido”, señala Mauricio Gándara, ex embajador en Reino Unido. A su juicio, las declaraciones del fundador de Wikileaks evidencian el pobre concepto que tiene del Ecuador y las gestiones que ha hecho para ayudarlo. Y, por lo tanto, cree que el Régimen debiera retirarle el asilo político y entregarlo a las autoridades británicas.***


El detalle aportado por El Comercio —que puede apreciarse en la foto de la entrevista de la CNN— sobre la camisa que lucía Assange, regalo de Rafael Correa —nos dicen—, resulta casi conmovedor. Casi tanto como el desmentido de que el hacker padezca ninguna enfermedad crónica, ni que su estado revista gravedad. "Assange no está malito", titula con sorna el diario de Quito "Últimas noticias". Me imagino que si hay alguien deseando que su "espacio" recupere la normalidad es la embajadora de Ecuador, que tiene la sede convertida en plató, enfermería o lugar de paso de celebridades que acuden, como Lady Gaga, a apoyar al aburrido, según confesión propia, Assange en su retiro.
Previsiblemente, la prensa atacada por Correa aproveche para devolverle la pelota y convertir a Assange no en un vehículo promocional como él quería — de la "marca Correa", no de la "marca Ecuador", por usar la terminología española— sino en un grano al final de su espalda. Dentro de poco será muy probable ver las mismas manifestaciones que se dieron a su favor en la calles, delante de la residencia presidencial, luciendo grandes carteles con un "¡Assange vete, go home!". Será interesante ver las reacciones de esos miles de ciudadanos ecuatorianos que salieron este verano a las calles a manifestarse en favor de Assange, saber qué se les pasa ahora por la cabeza. ¿Qué pensarán ahora después de que Correa les convenciera de que se habían enfrentado al "imperio" —eso pone en algunos carteles— y que Ecuador "frenaba" a los Estados Unidos, Reino Unido y Suecia juntos en nombre de la "libertad de expresión", la misma que ha utilizado Julian Assange para ofenderles innecesariamente en la entrevista de la CNN. Al final, la culpa la tendrá la periodista por preguntar; será una conspiración para hacerle decir lo que no quería decir y que ha sido descontextualizado*. No es lo que opina la práctica totalidad de la prensa de Ecuador.

Quizá algunos estén esperando a que se publique el libro de Assange en Ecuador para comprobar qué es eso tan importante ante lo que su país es "insignificante". ¿Será un bestseller en Ecuador? ¿Quizá done parte de los beneficios a causas benéficas en el país? ¿Irá algún día a firmar ejemplares a Ecuador?
Al final, después del desmentido sobre su salud y el silencio del Ministerios de Asuntos Exteriores ecuatoriano —que dice estar estudiando las declaraciones de Assange—, nos quedamos con la interpretación metafórica de las declaraciones de la embajadora Ana Albán. Necesita más espacio para ventilar su ego.
Lo dijimos en su momento y lo repetimos ahora: Ecuador es un gran país que no se merece esto.

* "Garzón asegura que las palabras de Assange se han sacado de contexto" ABC 30/11/2012 http://www.abc.es/internacional/20121130/abci-garzon-defiende-assange-201211292029.html
** "Ecuador dice que Assange sufre problemas respiratorios" ABC 29/11/2012 http://www.abc.es/internacional/20121129/abci-assange-ecuador-infeccion-pulmonar-201211290936.html
*** "Assange no mide sus palabras y dice ‘insignificante’ a Ecuador" El Comercio (Quito) 30/11/2012 http://www.elcomercio.com/politica/Assange-mide-palabras-insignificante-Ecuador_0_819518213.html







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