lunes, 1 de octubre de 2012

Tanto monta...

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Tras leer la entrevista* que el diario El País ha realizado a los diputados Gabriel Elorriaga y Eduardo Madina —PP y PSOE respectivamente—, para tratar de comprender cuál es su estado de ánimo y razón ante las críticas constantes y el desprestigio generalizado que la clase política ha producido en un sector importante y, probablemente, mayoritario de la sociedad española, la constatación que saca cualquier persona medianamente normal es que ser "político" es tener respuesta para todo. Dense cuenta del matiz importante: no tener "solución" para todo; solo tener "respuesta".
Lo que más indignación ha causado entre los ya generalmente irritados —reservamos el término "indignado"— comentaristas de los foros es la respuesta que ha tenido el dudoso honor de convertirse en titular de la entrevista: "La clase política es toda la sociedad". Creo que, con la que está cayendo, no es la respuesta más afortunada. Parece más bien un intento, por decirlo expresivamente, de salir camuflados entre los rehenes.


Los márgenes de discrepancia entre ellos son tan reducidos que formarían una buena pareja de dobles en la Copa Davis de la política si esta existiera. Pareja imbatible en tierra batida, desde luego. Juego de fondo y a aburrir al contrario.

Se centra gran parte de la entrevista —lo explico para los que la irritación del titular no les permitió ir más allá— en la cuestión de la profesionalización de la política y en la sorpresa que les causa que casi todo el consejo de ministros actual esté formado por funcionarios. No logro sacar una conclusión de si eso les parece muy bien, muy mal o normal, pero insisten bastante en ello.
Que después de tantos años, hay tantos políticos funcionarios tiene su sentido, porque algunos entran liberales y salen opositados directamente. Esto va precisamente contra el principio de no politización de la administración. 
El hecho de que existan las plazas fijas es, precisamente, para evitar que la administración esté sujeta a los vaivenes de los políticos. Claro, lo que no se le ocurrió a nadie fue pensar que los funcionarios se iban a dedicar en masa a la política y que los políticos se harían funcionarios por aquello del retiro. Así hemos incorporado la enfermedad y el remedio agravando la situación: una administración politizada e inamovible. La politización de la administración, vía partidos o sindical, es un problema que nadie afronta porque no se ve como un problema sino como una forma de medrar, de ascenso rápido y protegido por los de tu cuerda.
Lo combinan con el problema (teórico) que tendría un político cirujano —o cirujano político— si se le dejara sin operar durante los cuatro años de legislatura. Yo creo, sinceramente, que los cirujanos deberían ser apolíticos, por el bien de todos los que se pongan en sus manos. Pero esto, los dos interlocutores, habitualmente enfrentados, no lo ven como problema. No sé si dejaría acercárseme a algunos con un bisturí después de haberles escuchado en la tribuna de oradores. Bien pensado, daría para un interesante thriller político-sanitario.


Cuando se les pregunta si no hay demasiados políticos, la respuesta también está sintonizada en una misma frecuencia. No hay demasiado políticos, ¡hay demasiados ayuntamientos! ¡Si es que el pueblo tira mucho! En Francia, en cambio, que son unos apátridas desnaturalizados, hay menos.
Que la gente se eternice en la política no les parece un problema, claro. Gabriel Elorriaga lo expresa muy bien: "A mí no me parece un problema que haya largas trayectorias políticas, lo que me parece un problema es que eso sea a costa de impedir el acceso a otros."* Habrá que poner en los ministerios e instituciones, como en el Metro, aquel viejo cartel de "antes de entrar, dejen salir" porque si no sale nadie de la política y todos quieren entrar, ya me contarás. Además de listas electorales habría que hacer listas de espera. Un lío.


Insisten mucho en lo de las incompatibilidades porque, según se pregunta Eduardo Madina, ¿cómo va a haber un empresario de la construcción que presida la comisión de Urbanismo? Como parece que se lo pregunta en serio, habrá que explicarle que hay cosas que se llaman "conflictos de intereses" para evitar que se dé este tipo de casos, que por eso es tan importante que hagan lo que a algunos les ha costado mucho hacer, la declaración de bienes, negocios, etc.
La insistencia en las incompatibilidades y su control férreo, dicen, es esencial. Se evitaría así lo del constructor y la gente no dejaría de votar —como en el caso del diputado cirujano— porque tuviera una urgencia operatoria, que si la cosa está ajustada lo mismo pierdes una votación por una apendicitis, digo yo.

Como trabajar en otra cosa es un riesgo grave para la salud democrática española —incluida la de los pacientes de los políticos cirujanos—, la defensa del político profesional se convierte en el tema recurrente de la entrevista. Y además le permite a Eduardo Madina lanzar la frase estrella: "[...] si la política desaparece, desaparece lo público. Si ciudadanos dispuestos a participar no lo hacen, ¿quién controlará a los poderes salvajes?"*
Me asalta la terrible duda de qué serán los "poderes salvajes". Vi este fin de semana la película de Oliver Stone "Salvajes" y solo mencionar la palabra me produce escalofríos de tanta cabeza cortada a lo bruto. Intento imaginármelo, pero no logro localizar la amenaza que se cierne sobre nosotros. Quizá sea algún problema en la traducción, perdón, en la transcripción.
Habrá que explicar que a la política se debe dedicar no solo el que le gusta o apetece, sino el que vale para ello. Y que eso no lo debe decir papá o mamá o un amigo, sino alguien que de verdad sea objetivo, por ejemplo, un congreso que no haga todo por aclamación, con algún debate, listas abiertas..., vamos, todo sin pasarse, por supuesto.
Los dos se muestran de acuerdo en lo básico: "El sistema funciona bien".*
Creo que sus señorías siguen sin entender nada. O nosotros los les entendemos a ellos, que puede ser.

* "La clase política es toda la sociedad” El País 30/09/2012 http://politica.elpais.com/politica/2012/09/30/actualidad/1349016019_769987.html





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