viernes, 10 de agosto de 2012

La molestia o el niño spam

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Leo en The New York Times el artículo dedicado a la aparición de una "extensión" del navegador Chrome —Unbaby.me se llama— que elimina las fotos de niños de Facebook*. Es como Herodes, pero en virtual; no deja uno. No se trata de una medida contra la pedofilia; es que hay gente a la que le molesta que en su muro de Facebook o como perfiles de sus amigos aparezcan riadas de niños, sonrosaditos y rubicundos o morenos y coloradotes, niños o niñas. Sencillamente, no los aguantan ni en foto. La aplicación del navegador las elimina y restablece la omnipresencia de los adultos. ¡Fuera niños! ¡Que desaparezca el niño-spam!
El hecho se encuadra en corrientes más amplias, claro. No se llega a esto así como así. Hemos recibido desde hace tiempo aviso de los sociólogos y psicólogos hablándonos del fenómeno de los "singles" —que ya no son los del tenis o la música, como toda la vida—, personas que hacen su elección vital y  prescinden de pareja, hasta de mus, si me apuran. Es una no sé si llamarle "moda" que avanza a pasos agigantados en las sociedades modernas. Se pasa de las  familias extensas, a las familias cortas (y variables) hasta llegar al punto irreductible: el ser humano y, todo lo más, su mascota.


No hace mucho, los que no se casaban quedaban traumatizados, presionados por las familias, "solterones" y "solteronas", señalados con el dedo. Ahora han dejado de ser carne de burla social porque veranean mejor que nadie, usan ropa de marca, se van a ver las películas que les apetece, tienen menos obstáculos en el trabajo y, sobre todo, no tienen los gastos de aquellos que deciden tener una familia, en cuyo caso el dinero se les va por los fijos y variables de la educación, comida, ropa, juguetes, etc.  Los que tienen hijos se ven apurados en el presente y angustiados por el futuro, mientras que los que deciden no tenerlos, en su caso, disponen de un ahorro apetecible que hace que se les mime y atienda.

Hay que decirlo: se respeta a los "singles" por su dinero. En una sociedad que te valora tanto por lo que ganas como por lo que gastas, los "singles" han logrado que les hagan hoteles, viajes, restaurantes... sin niños. Su mundo sin pañales, sin llantos, sin potitos, sin deberes..., es un mundo de paz y silencio voluntarios o de zafarrancho y estruendo, según les plazca. Los "singles" son dueños de su destino o al menos pueden pagarlo.
Están también las parejas que deciden no complicarse la vida con hijos y vivir una especie de eterno noviazgo. Las nuevas condiciones laborales de unos y otros ya no favorecen tanto la llegada de los hijos. Así, entre los que quieren ser uno, los que solo quieren ser dos y los que no pueden ser tres porque los sueldos no dan para más, las sociedades envejecen a ritmo acelerado.
Por eso la herramienta para eliminar fotos de niños del muro de Facebook es un paso más en ese avance hacia la sociedad en la que los niños son directamente considerados como un obstáculo en el progreso personal o, simplemente, una molestia.
Ya sabemos todos que los niños nos transforman la vida, que nada vuelve a ser igual que antes. Pero esto no significa que la vida sea peor, sino que es de otra manera. Entre la continuidad de la especie y la acomodada extinción decadente, los singles y renunciantes adoptan la segunda, el desaparecer sin dejar rastro de ADN pero disfrutando lo suyo.
Lo de la desaparición virtual es reducir a los niños al nivel de la pornografía. Igual que existe un filtro "parental" para proteger a los menores de los excesos de la red, la nueva medida es un filtro anti-infantes por considerarlos aburridos o cargantes. ¡Pobrecitos, ni en foto!


Es verdad que hay gente bastante pesadita con sus fotos de niños para arriba y para abajo. Pero lo cierto es que muchas veces las fotos no son de los niños propios, sino de gente que por diferentes motivos no pone la suya en el perfil o portada y pone en su lugar esos niños graciosos, de anuncio de ropita o pañal, esos niños que sonríen sin cesar y no huelen a caquita. Esos angelitos promocionales de la infancia irritan a más de uno que los ve como una provocación, como una avanzadilla del gran negocio infantil mundial, que también existe. Si una parte de la economía te ofrecen un mundo sin niños para disfrutarlo, la otra te muestra un paraíso de tiernos infantes dispuestos al llanto si no les compras lo que todos buenos padres deben adquirir para no sentirse culpables.


La cultura moderna ha desarrollado sus propias formas egocéntricas de vida y en el "yo" por definición, sobran los demás. The New York Times lo ve como una manifestación más de la subcultura "hipster" —que es casi lo que aquí llamábamos un "modelno"—: gente urbana y con su estilo de vida de diseño por delante. Dicen en el artículo:

Andrea Bartz, 26, a Brooklyn-based co-writer of the blog and book “Stuff Hipsters Hate,” said that hipsters and babies were natural-born enemies. “I think the reason that hipsters don’t like babies is that babies are the ultimate symbol that you’ve settled down,” she said.*

No sé si llamarlos "enemigos naturales" es adecuado, porque la negación de la descendencia o de tener que soportar sus consecuencias es, en realidad, un enfrentamiento entre lo "cultural" mal entendido y lo "natural" mal desarrollado. Los ricos del pasado no tenían ningún apego a sus hijos y tampoco soportaban su presencia. Los tenían porque a alguien había que dejarle la fortuna y la tierra, pero les hacía poca gracia su presencia. La solución era construir zonas aisladas, plagadas de amas, institutrices y criadas que se hacían cargo de los hijos de sus señores hasta que se hacían mayorcitos. Los niños apenas veían a sus padres y si se acercaban eran bien aleccionados sobre los riesgos de la impertinencia. Por la parte baja de la escala social, la cosa no mejoraba mucho y algunos no recordaban muy bien el nombre de los hijos, que se buscaban la forma de sobrevivir rápidamente ante la escasa atención que les dispensaban.


El no querer ver fotos de niños en los muros de Facebook puede tener muchas causas, al igual que el querer ponerlas. Muchos ponen las fotos de sus hijos actualizándolas con cada monería; son padres enajenados por la euforia. Otros, una vez que han descubierto que a sus amigos "singles" les molesta, lo hacen para fastidiarles un poco en su dorada soledad. Hay gente que realmente se derrite ante estas fotos de niños haciendo monada, con sus mofletes y demás, y como muchos le dan al botón "me gusta" se pasan el día buscando nuevas fotos para decorar su muro.

Una pareja israelí ha llamado a su hija"Like"

En algunos casos, la abundancia de fotos de niños obedece a los temores a poner las fotos propias en lugares en los que las mujeres sufren acoso permanente. La foto infantil  —junto con las de actores, deportistas y ¡novias!— sirve para despistar a los acosadores virtuales que se abalanzan sobre ellas en cuanto que aparecen por la red.  A veces es también porque a las familias no les gusta que pongan sus fotos por motivos tradicionales y religiosos —parece poco virtuoso hacer pública la foto— o por simple seguridad.
Lo cierto es que estamos desarrollando una sociedad cada vez menos tolerante con las cosas que "nos molestan" o por la que nos sentimos molestados, que aumentan sin cesar. Las fotos en los muros no son ruidosas. Son simples fotos, pero hay algunos que no quieren ver a los niños, como se suele decir, ni en pintura porque —parece ser— les hiere la sensibilidad.


* "Making Facebook Less Infantile" The New York Times 0/08/2012 http://www.nytimes.com/2012/08/09/fashion/unbabyme-keeps-baby-pictures-off-facebook.html?_r=1&hpw








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