miércoles, 15 de agosto de 2012

Arenas movedizas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ya saben, se lo tragan todo. Y arenas movedizas parecen ser las que trae y lleva por el mundo ese magnate de la bolita mareada, del cubilete juguetón, del ¡vaya, no me sale el siete!, que es el señor Sheldon Adelson, deseoso colonizador de tierras hispanas pero cuya generosidad es conocida en muchos otros lugares, como China, sin ir más lejos, que ya es bastante.
The New York Times le dedica un larguísimo artículo a sus tejemanejes en China*, y es que Adelson se ha metido en demasiados berenjenales al mandar dinero como loco a la campaña de Mitt Romney, candidato de los republicanos en las elecciones USA. Los medios lo miran todo con lupa porque los cambios que hicieron en la regulación de la financiación de las campañas permiten jugadas menos claras. Es muy sana esa costumbre de mirar hasta el forro de las financiaciones porque luego te llevas sorpresas con los compromisos en la sombra que los políticos han adquirido al recibir el dinero de estos filántropos millonarios. La financiación es el espejo del alma.

El artículo de The New York Times sobre Adelson y China

El señor Adelson sabe de la importancia de invertir en convencimiento por el procedimiento necesario en cada caso. Le están revisando los millones invertidos en funcionarios chinos, unos con sueldo fijo y otros por pago por obra, para tener su sitio en Macao, el único lugar de China en el que el juego está permitido. El Sands Macao, levantado en 2004, es uno de los casinos más grandes del mundo, con más de 21.000 metros cuadrados; y un espectacular hotel con 51 suites VIP. Adelson lo monta todo a lo grande y más en China. También a lo grande es su cuenta corriente, que aumentó tras la apertura del casino en Macao hasta convertirle en el sexto hombre más rico del mundo.

La reciente condena de la esposa de un defenestrado líder chino por el asesinato de un hombre de negocios británico que se dedicaba a lavarles el dinero —mucha, mucha colada— nos recuerda que los negocios en China requieren de la connivencia de sectores de la administración, el partido y las mafias, algo que no siempre es fácil de distinguir, para salir adelante. Dicen en The New York Times:

Federal investigators began looking into the Sands’s China activities after the former president of the company’s Macau operations filed a wrongful-termination lawsuit in 2010. The former executive, Steven C. Jacobs, charged, among other things, that he had been pressured to exercise improper leverage against government officials in Macau, and that the company had turned a blind eye to Chinese organized crime figures operating in its casinos. (The Jacobs lawsuit raised questions about payments to another well-connected local figure — a lawyer and legislator in Macau — that were recently explored by ProPublica and are also part of the federal bribery investigation.)*


Todo demasiado sucio. Las informaciones —no solo The New York Times— apuntan a que a principio del milenio había varias cosas importantes en juego y ambas pasaban por China: la candidatura de Pekín a los Juegos Olímpicos y la incorporación de Macao a la China continental junto con Hong Kong, producida el 20 de diciembre de 1999. Las mafias que tenía el control de la ex colonia portuguesa estaban preocupadas por las licencias de juego. Macao pasó a ser el único lugar de China en el que estaba permitido el juego, y allí plantó el señor Adelson su casino, el Sands Macao, que abrió sus puertas en 2004. La mayor fuente de ingresos de Macao es el juego, la base de su crecimiento espectacular. Y con él la delincuencia y la prostitución que gira alrededor. Desde la cercana Hong Kong y del continente llegan los nuevos ricos chinos —cada vez más— a vivir el lujo acristalado y luminoso del casino resort de Adelson.

La otra cuestión importante al comienzo del milenio era la preocupación porque el "pequeño detalle" de los derechos humanos en China fueran un impedimento para su candidatura, y que Estados Unidos pudiera poner algún tipo de traba, como ya ocurrió con la Olimpiadas de Moscú en 1980, en donde la administración Carter amenazó con sancionar a cualquier atleta que intentara participar por su cuenta. La invasión de Afganistán por la Unión Soviética fue el detonante del boicot  norteamericano e internacional, que se produjo unos meses antes del comienzo de los Juegos. Un episodio de guerra fría que algunos temían que pudiera repetirse con Pekín. Cuenta The New York Times:

The company set out to cultivate Chinese officials. In the summer of 2001, Mr. Adelson and William P. Weidner, then the Sands’s president, flew to Beijing for meetings arranged by Mr. Suen.
Chinese leaders at the time were worried about a pending House resolution condemning the country’s bid for the 2008 Olympic Games because of its human rights record. According to Mr. Weidner’s deposition in the Suen case, Mr. Adelson promised Beijing’s mayor he would do what he could. Mr. Adelson called his friend Tom DeLay, then the House majority whip, catching him at a Fourth of July barbecue. Mr. DeLay said he would check on the bill’s status. Several hours later, Mr. DeLay called and told Mr. Adelson he was in luck. The resolution was stuck behind a series of other bills.
“So you tell your mayor it can be assured that this bill will never see the light of day,” Mr. DeLay said, according to Mr. Weidner.*

Demasiado oscuro o, si se prefiere, demasiado claro. Es este mismo Adelson el que se ha convertido en uno de los principales financiadores de la campaña del candidato a la presidencia tras el abandono de Newt Gingritch, al que apoyó y financió hasta su retirada de las primarias republicanas. Ahora el dinero va a Romney. Algunos ya se están planteando si ese dinero —millones de dólares— que le están dando para su campaña no tiene orígenes dudosos en los oscuros sótanos de las ruletas chinas y las mafias circundantes. 
En cualquier caso, Adelson, si Romney gana, tendrá un acceso privilegiado a la Casa Blanca, mientras que China tiene un acceso fluido a él a través de su casino y resort. Nada une tanto como los negocios, sobre todo si van bien y el casino chino va muy bien. Las lujosas 51 suites VIP siempre están llenas con los emergentes multimillonarios chinos; un buen lugar para establecer relaciones. Los canales venecianos que Adelson ha llenado de gondoleros chinos son un buen sitio para navegar. De esta forma, Sheldon Adelson suma su segunda embajada oficiosa en los Estados Unidos: a los intereses de China se sumarían los de Israel, devoción del magnate. La última metedura de pata de Romney respecto a Palestina, que le ha valido la acusación de racista, tiene mucho que ver con la visión e intereses de Adelson con Israel.
Adelson es poderoso porque tiene dinero y amigos poderosos, y sigue acumulando ambas cosas.


El debate sobre la creación en Madrid o Barcelona de un nuevo lugar de juego del señor Adelson va más allá de la famosa "creación de puestos de trabajo". Adelson tiene un estilo de juego que no es el que nos hace falta aquí. Si el otro día pedíamos reinventarnos, el juego, la prostitución y la corrupción inherente a los casinos no es novedad alguna. Estamos intentando limpiar la política española de las malas prácticas como para importar ahora un nuevo foco de previsible problemas. Menos juego y más industria; más investigadores y menos croupiers.
Quién sabe, quizá el atractivo de Adelson se haya multiplicado a los ojos de algunos ante la posibilidad de esos Juegos Olímpicos por los que algunos llevan apostando mucho tiempo. Adelson juega en casinos, despachos y pistas deportivas. La banca gana. Siempre.

* "Scrutiny for Casino Mogul’s Frontman in China" The New York Times 13/08/2012 http://www.nytimes.com/2012/08/14/us/politics/sheldon-adelsons-dealings-in-china-are-under-investigation.html?pagewanted=1&_r=1&ref=general&src=me


The Washington Post recoge las críticas a Romney sobre sus visión del problema de Palestina


La inauguración del lujoso hotel "veneciano" en Macao



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