lunes, 4 de junio de 2012

Recompensas y castigos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Entrevista La Vanguardia a Wasila Elasheg, ingeniera, fundadora y presidenta de un partido político en su país, Libia, en donde se celebrarán elecciones el 19 de junio. Como ingeniera que es, sus respuestas son claras y directas. Piensa que quizá por eso la han elegido las bases del partido y que si se convirtiera en política, es decir, si hablara queriendo decir algo o esquivara las preguntas, no estaría allí. Seguro que quienes la han elegido valoran su sinceridad.
Wasila Elasheg repasa, al hilo de las preguntas, algunas cuestiones sobre el futuro de Libia sin Gadafi, cómo el precio de una guerra civil terrible ha sido más de lo esperado por librarse de un dictador cruel y megalómano. Todavía están en nuestra memoria las terribles, terribles imágenes de la muerte de Muamar el Gadafi a manos de los que lo atraparon en su huida.
Cuando es preguntada por si los gadafistas van tener un juicio justo en Libia, responde afirmativamente, que los jueces los tratarán imparcialmente. Y señala: «Los humanos aprendemos qué es el bien y el mal de la sociedad en la que vivimos»*. Esa es una gran verdad, desde luego. Es en el seno de nuestras culturas donde aprendemos lo que es la normalidad y la anormalidad, lo que es justo e injusto y, claro, lo que es el bien y el mal. También desarrollamos un cierto sentido de las proporciones entre lo que es justo o no. Eso va desde una pena de cárcel hasta una indemnización como consejero de una Caja de Ahorros.

Wasila Elasheg
La respuesta viene a cuento de la aplicación de las penas a los responsables del periodo gadafista y las barbaridades de la guerra. Dice Wasila Elasheg, contra la opinión que algunos han señalado sobre que sean tribunales internacionales los que los juzguen, que deben ser juzgados en Libia, bajo sus normas, porque de otra forma nunca estarían satisfechos, no se cerrarían las heridas porque nadie se sentiría reparado en sus daños.
Otros dictadores o responsables de genocidios han sido juzgados por tribunales internacionales. Algunos países prefieren librarse de una tarea que no les traería más que nuevas fracturas sociales y los mandan a esas cortes internacionales, menos condicionadas por las opiniones públicas. Tenemos algunos ejemplos balcánicos recientes.
El deseo de sentar ante los tribunales a otro dictador, a Hosni Mubarak, se cumplió en Egipto y el veredicto final con el que ha sido resuelto el asunto por parte de los jueces del sistema no ha sido satisfactorio para una parte importante de la población, que sigue buscando y reclamando una reparación ante la justicia por la muerte de sus mártires. Los muertos no callan, como las almas en pena, cuando sus asesinos están libres y disfrutando de la vida que han arrebatado a otros.


Si se les hubiera propuesto a los egipcios juzgar fuera del país a los acusados —desde Mubarak al último responsable de muertes o corrupción— por tener más garantías de justicia, seguramente se habrían negado. Se habrían sentido incluso ofendidos. Han preferido, con todos los riesgos, tenerlos cerca y mirarles a la cara. Pero, como hemos visto, el resultado deja abierto el futuro, y uno de los candidatos a la presidencia de la República ya ha incluido entre sus promesas electorales la repetición del juicio aportando nuevas pruebas que no dejen lugar a dudas sobre la corrupción y los crímenes sangrientos de los acusados. Los familiares de las víctimas de la represión han señalado que permanecerán en las calles reclamando justicia, cada día, hasta que esa herida se cierre por el castigo de los responsables.
Sí, es cierto que los humanos, como señala Wasila Elasheg, aprendemos el bien y el mal en nuestro entorno inmediato, y eso va de las familias a los juzgados. Y lo aprendemos muchas veces de la manera más dura. 

* Wasila Elasheg: "En Libia no habrá reconciliación hasta que no haya justicia" La Vanguardia 04/06/2012 http://www.lavanguardia.com/internacional/20120604/54303082528/wasila-elasheg-libia-no-reconciliacion-hasta-justicia.html



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