sábado, 12 de mayo de 2012

Los líderes, las tijeras y la ética

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La constante obsesión por la idea de liderazgo es el contrapunto de la menos aireada pero implícita idea de la incapacidad del resto de la población por guiarse a sí misma. Cuando el desempleo aumenta, la gente estudia para líder. Da igual de lo que sea. Debe ser un mecanismo psíquico compensatorio; como diría Balzac: ¡O líder o nada! Te convencen de que para ser líder hay que tener unas condiciones innatas y, a la vez, que esas condiciones deben ser moldeadas en las escuelas de liderazgo. Las escuelas de liderazgo suelen ser bastante caras, claro. Te enseñan lo mismo que en las otras, pero con un refuerzo motivacional constante de tu ego, por lo que sales convencido de que la sociedad se hace un gran favor a sí misma cuando deja que tú la lideres.
El joven Mitt Romney, por ejemplo, ya iba para líder del mundo occidental y garante de la paz americana cuando tomó la tijeras —una decisión difícil pero necesaria— para cortarle el pelo a un compañero del colegio del que se sospechaba que su melena lacia y teñida, tapándole un lado de la cara a lo Verónica Lake, era signo de su homosexualidad. 
Las repercusiones del pasado juvenil de acosador y homófobo de Romney

Ya a los quince años, Romney tenía capacidad de liderazgo y asumió la responsabilidad de su decisión. Así son los líderes. Él, joven, líder en ciernes, amparado en la seguridad que te da el hecho de que tu padre sea gobernador del Estado —¡zas, zas!— asumió su responsabilidad ante la comunidad escolar y resolvió un problema de un tijeretazo. Lo encerraron, lo agarraron entre todos e intentaron devolverlo a la salud mediante el recorte capilar. Como es de imaginar, al que se le ocurrió la idea tuvo el privilegio de manejar las tijeras. El joven hijo del gobernador ya destacaba por el acoso abusivo y su homofobia. Romney ya tenía tarugo de líder
El diario El País resume la información:

Según informa el Post, lo sucedido lo han contado los cinco amigos de Romney de forma independiente, cada uno por separado. Cuatro de ellos han dado su nombre: Matthew Friedemann –dentista-;  Thomas Buford –fiscal jubilado-; Phillip Maxwell –abogado-; David Seed –director de colegio jubilado-; y un quinto estudiante que vio lo sucedido pero ha pedido seguir en el anonimato. Cada uno tiene distinta afiliación política aunque la mayoría se definen como demócratas, siempre según el Post.*

El gobernador y su hijo, hoy candidato
Como se puede apreciar, todos los participantes en aquel grupo —todos aquellos justicieros capilares y reformistas sexuales—, llegaron lejos. Fiscales, directores de colegio, dentistas, abogados… Dice el Post que ninguno ha podido olvidarlo e incluso que uno de ellos todavía tiene pesadillas. Por eso se quedaron por el camino, claro. Solo Romney, que lo había olvidado hasta hora que se lo recordaron cincuenta años después, ha llegado tan lejos: gobernador y candidato a la Casa Blanca.
Y es ahí donde se ve su capacidad real de liderazgo: allí donde otros sienten la culpa, el verdadero líder tiende a olvidar, porque no hay nada de lo que sentirse culpable. Fe ciega en lo que hace, confianza en sí mismo. La conciencia de haber actuado bien le acompaña durante toda su vida, mientras que a los demás la mala conciencia les persigue. Entre que los hechos te acompañen o te persigan hay una gran diferencia, la que lleva de ser fiscal demócrata a gobernador (o presidente). Puede que algunos de los participantes se hayan pasado el resto de su vida intentando compensar aquella bellaquería.
En nuestro suelo patrio, el liderazgo se lleva de forma más organizada. La Vanguardia nos sorprende con un  titular: “Escaneado el cerebro de estudiantes MBA para hallar los atributos de un líder”**. La noticia tiene muchos puntos de interés y suscita varias preguntas porque lo que afecte a los líderes, obviamente nos afecta a todos nosotros pues estaremos en sus manos. Los hechos se han producido en ESADE. La escuela de negocios y, por ende, de liderazgo:

Esade es la primera Escuela de Negocios del mundo que inicia una investigación académica y científica pionera para encontrar a través de la tecnología y la neurociencia los atributos del buen líder, conocer cómo se comporta su cerebro cuando toma decisiones en equipo, su grado de influencia en una dinámica de grupo y qué diferencias neurológicas hay en la elección de soluciones socialmente responsables o irresponsables.

¡Qué interesante hubiera sido disponer de esta tecnología cuando Romney y los suyos acosaron y le cortaron el pelo al compañero del colegio! ¡Cuánto hubiéramos aprendido todos! Pero la tecnología nos falla y llega tarde.


No es casual que esta investigación pionera "académica  y científica" se haga en una escuela de negocios, ni mucho menos todavía que sea en Esade, el lugar en el que se propuso solemnemente hace unos días que se vendiera la sangre para llegar a fin de mes. Rebosan de buenas ideas, según parece.

Hay una cierta circularidad en el principio en que se busque las características del líder entre sus alumnos MBA. Pero eso para ellos está perfectamente claro: ya es un líder el que elige Esade para estudiar. ¡Cosa más obvia! Por lo tanto es allí y solo allí donde se deben buscar las características de los líderes.
La fotografía que acompaña al artículo nos nuestra a cinco líderes intentando activar las partes adecuada en sus cerebros para demostrar al mundo que todos los mecanismos de selección de alumnos han funcionado correctamente. No lo dudamos. Parece un poco la “técnica Ludovico” de La naranja mecánica, pero seguro que funciona y no es peligroso para ellos. Yo creo que están muy relajados porque uno de ellos chupa la tapa de un boli.

Hay también otro aspecto que me sorprende, lo del “buen líder”. Es un asunto peliagudo porque si el líder es líder, es bueno por definición. Y si es malo, es que no es líder. Que las escuelas de negocios se preocupen por el bien y el mal me parece un retroceso después de llevar años enseñando que bueno significa beneficio y malo pérdidas. Por eso me llama la atención que se diga en el artículo que el supuesto de trabajo que les han puesto a los cinco pensantes es que “deben resolver un problema sobre responsabilidad ética en el mundo empresarial”**. Me quedo estupefacto, claro.
Y entonces caigo en que Esade es por donde pasaron algunos de los líderes del lío Urdangarín y el Instituto Nóos y que había no sé qué problemas con su secretario general, Marcel Planellas, que tuvo que dimitir y una lista de vínculos intensos con toda la trama. Y se me refresca la memoria:

Esade ya creó el pasado enero un grupo de trabajo para evaluar el daño a su reputación que está suponiendo el caso vinculado a Iñaki Urdangarín, tal y como explicó la directora Eugenia Bieto en una carta interna al profesorado.
De hecho, Diego Torres, el socio de Iñaki Urdangarín en la Fundación Nóos, también fue colaborador académico de la escuela hasta 1991 y, desde el año 2001, era profesor asociado del Departamento de Política de Empresa, si bien a comienzos de este curso se acordó con él su completa desvinculación de la actividad docente.***

¡Acabáramos! ¡Cómo son estos del marketing! Qué pena que no hayan hecho esto antes con las promociones de MBA y líderes de las escuelas de negocios. Qué pena que esta sociedad con cinco millones de parados y muchos millones de empleados precarios no haya dispuesto antes de esta disciplina científica y ética en la que tanto insisten últimamente y que llaman “neuroeconomía”, que no consiste sino en ponerle electrodos a la gente para saber cómo venderle más cosas con menos riegos inversores.
Nos cuentan detalles los responsables científicos que se han traído de más allá los mares, de donde se hace “ciencia” y no “eventos”:

Para Thomas Maak este proyecto “tiene un gran potencial para ayudar a entender y profundizar en los procesos de desarrollo del liderazgo, pero también para educar a los líderes del futuro a tener un comportamiento éticamente responsable”.

Supongo que se desarrollará un método simple y científico: descargas cada vez que tomen una decisión errónea. De esta forma, podremos reconocer a nuestros líderes naturales porque les saldrán cables de la cabeza y tendrán sacudidas de vez en cuando. Paulov no falla.


Usted y yo —a los que nunca nos pondrán cables en la cabeza para estudiarnos como líderes— sabemos que los bueyes van delante de los carros, que si a los líderes hay que enseñarles la ética es que no la tienen, y que muchas cosas se olvidan después de los exámenes. No hay que enseñar ética a los líderes; hay que elegir como líderes a gente con ética, que es distinto. Si hay que enseñársela, no merece la pena, aunque ellos no opinen lo mismo.
La mano que guía la tijera empieza en la cabellera de un homosexual y puede terminar con inadecuados recortes sociales o subiéndose el sueldo mientras se lo recortas a otros o despidiendo gente porque ganas un 14% y quieras ganar un 16 o eligiendo materiales de baja calidad o encargando discurso cuando te faltan las ideas. Es la ética que no te enseñan la que te dice que está mal cortarle a la fuerza el pelo a la gente porque a ti te parezca bien o en qué cosas se debe o no recortar gastos o qué es un sueldo justo. Con electrodos o sin ellos.
Que no te corten ni te tomen el pelo con estas cosas. Marean la perdiz.

* "Romney pide perdón por un acto de homofobia en su adolescencia". El País 10/05/2012 http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/10/actualidad/1336669588_351542.html
** "Escaneado el cerebro de estudiantes MBA para hallar los atributos de un líder" La Vanguardia 11/05/2012 http://www.lavanguardia.com/ciencia/20120511/54292187489/escaneado-cerebro-estudiantes-mba-para-hallar-atributos-buen-lider.html
*** "Dimite el secretario general de Esade, relacionado con el caso Urdangarín". RTVE 2/03/2012 http://www.rtve.es/noticias/20120302/dimite-secretario-general-esade-relacionado-caso-urdangarin/503841.shtml





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