lunes, 14 de mayo de 2012

Información y crisis ocultas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con el título “Bankia a la alemana: dos grandes bancos malos y niebla espesa”, Rafael Poch, corresponsal de La Vanguardia, nos cuenta desde Berlín los entresijos de la banca alemana. En un par de ocasiones a lo largo del año pasado dimos cuenta de lo llamativa que nos resultaba la negativa de Angela Merkel a que los bancos alemanes pasaran por las mismas pruebas que los demás, no permitiendo que se dudara de ellos. Los nuestros fracasaron estrepitosamente al mantener un ferviente deseo de ser certificados, lo que inició una crisis cuyas consecuencias tenemos encima de la mesa cada día y por mucho tiempo.
El artículo nos desvela parte de los entresijos de la participación especulativa de la banca alemana en la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y la participación en la crisis española:

En España la banca alemana tenía 144.000 millones de euros expuestos en España a finales de 2011, según la cifra publicada en abril por el Banco Internacional de Pagos. Es la mayor exposición de riesgo de una banca extranjera en España. En 2008 el riesgo alemán en España era de 200.000 millones.*

Dentro de lo caótico de la crisis europea, uno de los elementos más complejos es el papel de Alemania. En un sistema altamente interrelacionado, reforzado por la unidad del euro, son muchos los que atribuyen a la “riqueza alemana” parte de la responsabilidad de lo que ocurre en otras zonas. El dinero no se está quieto nunca y va allí donde puede ser más rentable calentando las economías. El papel del dinero alemán en Estados Unidos comprando inmuebles se comprende a la luz de algunos datos: “En varias ciudades de Estados Unidos, Baltimore entre ellas, el Deutsche Bank es hoy propietario de más del 10% de las casas vacías.”*


La estrepitosa derrota de este fin de semana del partido de Merkel hace ver que la sospecha del ciudadano alemán está creciendo. Son varios los “bancos malos”, desde 2003, en los que se han enterrado los activos tóxicos que podrían haber complicado el éxito alemán. Los errores financieros se comen los éxitos industriales y el ahorro.
¿Incurrió la productiva y ahorradora Alemania en el pecado especulativo financiero? Serían los únicos que teniendo dinero no intentaran estirarlo lo máximo posible mediante la elevación del riesgo. Uno de los problemas de las euforias financieras —lo aprendimos con Galbraith— es que nadie quiere quedarse atrás en algo que hace crecer tu dinero ante tus ojos y te da por comprar tulipanes o parcelas en la Costa del Sol o Miami. Las crisis son los despertares de las euforias, en los que uno descubre que todo lo que había hecho, y parecía estar bien, estaba mal.


Pero de todo lo que se explica en el artículo de Rafael Poch, me interesa resaltar especialmente uno de sus párrafos:

La canciller Merkel invitó a los directores de los principales medios a una sesión de información confidencial en otoño de 2008. Los medios de comunicación no han hecho muchas preguntas y han esquivado las principales. La conversión de una crisis bancaria privada en una crisis de deuda pública de países que vivieron por encima de sus posibilidades, habría sido imposible sin la intensa colaboración de los principales medios de comunicación.*

El hecho de que a los medios alemanes se les “explicara confidencialmente” algo les convierte en cómplices de lo que pueda derivarse de la crisis bancaria alemana, de todas sus consecuencias. La política de Angela Merkel —lo explicamos en su día— se basaba en una impasibilidad absoluta ante lo que pudiera constituir una duda sobre Alemania y su economía. ¿Ha estado la política de Merkel —con la connivencia mediática— ocultando su propia crisis? Las sospechas son fundadas y explicarían el conservadurismo mental de la canciller alemana, algo que los propios votantes germanos han dejado de comprender.

La pregunta de por qué, si Alemania va bien, se sancionan internamente la políticas de Angela Merkel en las urnas se resuelve con la respuesta sencilla de que Alemania no va tan bien y tiene sus propios problemas específicos que consideran no están siendo atendidos. Ya sea porque no quieren tanto "compromiso europeísta", o porque quieren más, son signos de que tienen sus propios problemas que no son considerados, desde su óptica electoral.
La reunión con los directores de los medios de comunicación tuvo como objetivo la generación de una confianza artificial basada en la opacidad —la “niebla espesa” de la que habla Poch— y en la falta de preguntas por parte de los medios de información, que habrían dejado de servir los intereses de los ciudadanos para ponerse al servicio de los bancos y políticos. No es un pecado político únicamente alemán, como podemos recordar en la propia negativa gubernamental española a reconocer la existencia de una crisis e incluso, más específicamente, de una crisis bancaria. Ambas se han confirmado, desgraciadamente. Los hechos son tozudos aunque los discursos tarden en darles confirmación.
La exigencia e insistencia de Merkel en que los recortes son el camino europeo y no el aumento de la productividad formarían parte de esa estrategia que trata de asegurar la recuperación del capital expuesto por los bancos. La toxicidad bancaria alemana sería mayor de lo pensado y de ahí la creación de “bancos malos” a lo largo de la última década. Con una política como la diseñada por Merkel se asegura las deudas y, además, que el resto de los países no emprenden la senda del crecimiento, que les llevaría a ser competitivos con la propia Alemania, que estaría debilitada por la recensión mundial. Sin poder crecer y con un sistema financiero altamente comprometido, Alemania lo tiene más complicado. La captación de mano de obra extranjera de alta cualificación —entre ella nuestros ingenieros e investigadores— implica que Alemania se sigue reservando el papel productor europeo. ¿Y el resto? Pero todo eso ya ha cambiado.

El tópico del “motor alemán” debe ser repensado desde una estrategia que se demuestra dependiente de que Alemania vaya bien, cuando no sabemos realmente cómo va. La formación del eje franco-alemán Sarkozy-Merkel está siendo rechazada en sus propios terrenos. Primero Francia, con la llegada de Hollande, y previsiblemente ocurrirá lo mismo con Merkel en su momento, dada la trayectoria electoral última, de derrota tras derrota.
El pacto de silencio de la prensa alemana es una muestra de la gravedad que este tipo de vínculos políticos trae para los ciudadanos. Los ciudadanos alemanes no son fáciles de engañar porque se preocupan de lo que les concierne en mayor medida que los de otros muchos países. Los indicadores cotidianos pueden ser más reveladores que los titulares o silencios de la prensa. Hay ciertas cosas que no perdonan. Cuenta Poch:

Leo Müller, autor de un libro sobre el sector financiero alemán, dice que, “a diferencia de otros países, como el Reino Unido, ninguna institución de gobierno o grupo de expertos ha investigado en Alemania los errores políticos y financieros que llevaron a la crisis”. “Con mi investigación comprobé que los responsables de la política financiera actuaron de forma incompetente antes y después de la crisis, sin entender del todo cómo funcionaba el mercado financiero internacional”. La inspección del Bundesbank y del Bafin, brilló por su ausencia, dice.

La creencia en la solidez alemana puede tapar muchos agujeros y las consiguientes sorpresas para los propios ciudadanos. Se ha convertido en una peligrosa rutina, cada vez que se produce un relevo en los gobiernos europeos, descubrir que los predecesores en el timón político solo habían contado las cosas a medias cuando no aligerado los datos.

Como se señala Poch, existe además una tremenda injusticia: la despectiva crítica alemana a muchos países en cuyas situaciones actuales han intervenido las especulaciones de su propio sistema financiero. Los bancos alemanes estarían aquejados de los mismos males que los de aquellos países que se han mostrado a los ciudadanos como “imprevisores”, “despilfarradores”, “opacos”, etc. Pero sus medios se han negado a mostrar sus propios problemas financieros a petición de la propia canciller Merkel apelando, suponemos, al patriotismo económico, que es la forma en que los políticos tapan sus errores en economía. Los efectos políticos de esa “incompetencia” se habrían visto mitigados por una política de ocultación cuya punta del iceberg sería aquella negativa de Merkel a que “se dudara” de los bancos alemanes. La "autoridad moral" del país como país serio se vería dificultada si se ve que tiene parte de los problemas de los demás. Merkel dejaría de ser el centro.
Algunos analistas señalan que el riesgo de la banca alemana es muy grande por su apalancamiento y critican, precisamente, la creencia transmitida por los medios de comunicación sobre la solidez bancaria:

The mainstream media believes that Germany is somehow the bastion of fiscal strength. However, even a cursory look at the facts disproves this.
For starters, German banks post some of the highest leverage rations in Europe: higher that Italy, higher than Ireland, even higher than Greece. In fact, German banks are actually sporting leverage EQUAL to that of Lehman Brothers when it went bust.**


Como vemos, motivos había para dudar y motivos, según parece, para ocultar. La salida de la crisis solo puede producirse sabiendo su dimensión, a pesar de los que sostienen que una crisis con los ojos cerrados es menos crisis. Solo es un dolor de cabeza menos para el que la ha provocado, que queda a salvo provisionalmente de los reproches y responsabilidades. A los demás nos cae el chaparrón con todas sus consecuencias.

* "Bankia a la alemana: dos grandes bancos malos y niebla espesa". La Vanguardia 13/05/2012 http://www.lavanguardia.com/economia/20120513/54292594711/bankia-alemana-dos-grandes-bancos-malos-niebla-espesa.html
** "Forget Europe… Germany’s Got Its Own Problems to Deal with" Zero Hedge / Phoenix Capital Resarch 12/08/2011 http://www.zerohedge.com/contributed/forget-europe%E2%80%A6-germany%E2%80%99s-got-its-own-problems-deal


2 comentarios:

  1. Aparte de tu excelente artículo, me encantan las fotos que has puesto y la justicia que le hacen a la Merkel.

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  2. Sí, justicia poético-gráfica!!! Es ella en todas! No creo que nadie esté tan en el centro de todo.

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