martes, 22 de mayo de 2012

El perro flaco y el aceite

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las noticias que llegan sobre las trabas al aceite en distintos países  —Estados Unidos, Australia, Brasil…— afectan directamente a España, la principal exportadora del mundo, pero revelan quizá algo más: el regreso al proteccionismo después de predicar hasta el absurdo los mercados abiertos. Con la excusa de los controles de calidad, se retrasan y encarecen las importaciones en los países señalados, que

[…] han comenzado a buscar mecanismos que protejan sus mercados interiores. Estos mecanismos se concretan, tanto en la implantación de tasas o aumentos de aranceles, como en el establecimiento de mayores controles y análisis en frontera que podrían paralizar la entrada durante varios meses.*

Se empieza con los aceites y se continuará con otros productos. Es la forma de favorecer la creación de empleo en sectores que han quedado magullados por las importaciones de productos más baratos. Parece que los que entienden de esto —es una forma de hablar— han llegado a la conclusión que hay que mantener el nivel de los discursos globales y aumentar el nivel de los hechos proteccionistas. Estados Unidos siempre lo ha hecho: ha exigido a los demás que bajaran sus fronteras y ha elevado las suyas cuando les ha interesado. Esto es algo que te puedes permitir cuando eres la primera potencia mundial. Los demás se contentan con que les inviten al desayuno del día de Acción de Gracias. Y a verlas venir.


Cuando son los demás los que te compran, tienes que tragar, te guste o no te guste. Así es el mercado. Pero este “mercado” se rige cada día más por la “ley del embudo”, que es la parte que no te enseñan en la teoría, pero te aplican en la práctica, para que no te pierdas nada de la lección global.

Cada vez parece más claro que los que quieren salir de la crisis apuestan por el empleo y, para protegerlo, lo primero y más evidente es recuperar el sector productivo. Eso significa empezar la escalada del terreno abandonado y cerrar el paso a las importaciones con todas las armas que la ley permita o la imaginación jurídica cree en adelante. Todo vale.
La prioridad del empleo parece ser la teoría que ha triunfado en esta batalla invisible entre Estados Unidos y Europa —donde “Europa” debe entenderse como “Alemania”, — y empieza por los empleos de casa. Cuando se habla de fomentar el empleo, nos creemos que es el nuestro, No debemos hacernos muchas ilusiones al respecto. Cuando Estados Unidos dice “empleo” se refiere a “empleo americano”, como es lógico. La prueba más evidente es que afectará positivamente a los agricultores norteamericanos pero negativamente a los españoles. Es lo que ocurre con el caso del aceite.
Nos dice el diario El País:

En Estados Unidos, con una demanda de unas 250.000 toneladas de aceite al año de las que unas 70.000 son españolas, se debate la aprobación de una nueva ley que implicaría mayores controles y más análisis obligatorios. Unos análisis que supondría encarecer al máximo el producto, bloquear las entradas en frontera y desanimar a los exportadores.*


Está claro. Nuestro problema, el problema español, es que los norteamericanos, brasileños y australianos —por ahora— no querrán nuestro aceite, no porque nos tengan manía o no les guste, sino porque preferirán usar el suyo, aunque les salga algo más caro, que para eso encarecen el nuestro, para que no se note la diferencia. Pero tenemos otro más grave: la jugada que Europa nos hizo con el tomate marroquí. Ellos sí prefieren el norteafricano, más barato que el euro-español. Con enemigos que te atacan y amigos que no te defienden, el mundo sigue su curso.
Como aquí nos las dan todas y nos aguantamos, no va a tocar tomar más gazpachos y ensaladas de la cuenta para poder nivelar. Cuando nuestros campos sean improductivos, para delicia de Europa y demás, pasarán a ser lo que es su destino desde hace muchos años: soleados campos de golf junto a los que seguir haciendo casitas.


El retorno a políticas de creación de empleo significa proteger los sectores productivos. La forma de hacerlo es quitar competidores de en medio mediante la argucias necesarias, como vemos con claridad. No puedes crear empleo si todo lo importas de China, Estados Unidos o Alemania. Creas además un empleo muy débil y precario, que es nuestro auténtico mal. Solo se crea empleo estable produciendo, vendiendo y exportando, algo que los otros tratan de evitar en beneficio propio.

Cada vez se hace más duro comprobar la nulidad de nuestra política interior y exterior. No son casuales los feos y desplantes hechos por Argentina y Bolivia. La debilidad de España la notan todos, hasta los más tontos, que se siente autorizados, como las hienas, a morder en las carnes viejas de los caídos en desgracia económica. Las leyes de la economía son las leyes de la manada.
Al final lo acaba pagando —¡ironías de la vida!— la fiesta de aniversario de la reina de Inglaterra, que se ha quedado sin invitada real española a cuenta de los desplantes gibraltareños. Por fin sacamos pecho.
Al perro viejo, todo son pulgas, dice el refrán. Y nosotros tenemos pulgas, garrapatas y parásitos intestinales.

* "EE UU y Brasil ponen trabas a la importación de aceite de oliva". El País 21/05/2012 http://economia.elpais.com/economia/2012/05/20/actualidad/1337548553_569524.html




1 comentario:

  1. Miedo dan estos precedentes para, como bien comentas, cuando empiece a expandirse, con total seguridad, a otros sectores. A este paso, España se va a quedar como un gran descampado en Europa donde todo lo que nos dejen parecerá un vertedero social y productivo:nada que reciclar. Eso sí, soleado... que por al menos podemos tirar del turismo. A algo habría que agarrarse, ¿no?
    Isaac T.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.