viernes, 3 de febrero de 2012

La paradoja china y el comercio alienígena

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La pugna que tienen los economistas es sobre si la austeridad lleva al estancamiento y al desastre o si el gasto lleva al endeudamiento y al desastre es interesante. Todos dan por descontado que estamos al borde del desastre. Decía un analista hoy que daba igual lo bien lo que hiciera un país porque a los mercados les importaban ya otras cosas. Se refería al caso de Portugal.  Lo que parece que está pasando es que se ha llegado a un punto crítico en el que los que quieren producir no tienen con qué y si tuvieran con qué, no tendrían para quién hacerlo. Por otro lado, los que tienen con qué empiezan igualmente a no tener ya para quién.
Y todas las recetas pasan por el papel que Alemania juega en todo esto. También discuten si el hecho de que Alemania esté bien significa que es bueno para todos, si el bienestar de Alemania es a costa del de los demás o si Alemania podrá seguir bien cuando los demás estén mal. Son cuestiones peliagudas. Lo que parece claro es que producir ya no es bastante. Crecer o mantenerse solo es posible tirando de ahorro si tus compradores habituales se han quedado sin dinero. Pero eso son palabras demasiado abstractas cuando el problema real son pagar a final de mes nóminas y pensiones, con un aumento por envejecimiento prematuro (parados) o real. Todo ese dinero sale de lo que recaudas y cada vez recaudas menos obviamente. Y la deuda se pone cada vez más complicada.
Paul Krugman ha señalado en su blog refiriéndose a esta cuestión lo siguiente:

Aunque no sirva de nada, vale la pena señalar que la experiencia de Alemania solo puede generalizarse a otros países si encontramos, y rápido, algunos alienígenas en el espacio con quien comerciar.*


A muchos les parecerá que la idea final de Krugman es un chiste, pero —maldita la gracia—, creo es la mayor verdad de todas. Alemania produce y los demás compran. Los demás se quedan sin dinero y Alemania empieza a enfriarse porque su motor se ralentiza. Era un viejo principio del capitalismo: no empobrezcas totalmente a tus clientes porque, si no, ¿quién te va a comprar?
¿Los americanos? No, desde luego porque están con un problema grave: han dejado de producir y están también endeudados. Los problemas de comprar más barato fuera. ¿Dónde? Donde está comprando el resto del mundo: China.
Nos dicen que China está pensando en echar una mano a Europa. ¿Bondad oriental? Tampoco. China tiene el mismo problema: produce para otros y crece con lo que recibe. Pero tienen una solución imaginativa. Una vez que nos han vendido de todo porque nosotros nos fuimos allí a fabricarlo, ahora están comprando a la baja selectivamente.

Europa es el principal destino de las exportaciones chinas, y Pekín está preocupado por el impacto que la crisis está teniendo sobre sus empresas exportadoras y aquellas que se están instalando o comprando activos en Europa.
Los líderes europeos quieren que China y otros inversores globales contribuyan a expandir el fondo de rescate del continente, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). El director del fondo, Klaus Regling, dijo en octubre durante una visita a Pekín que China y otros inversores asiáticos habían comprado alrededor del 40% de los bonos emitidos por el fondo desde que fue creado en mayo de 2010.**

Pero los chinos van más allá. China ha estado recibiendo el dinero de todos y ahorrando mucho. Ahora invierten:

Alrededor del 25% de los 3,2 billones de dólares que tiene China en reservas de divisas extranjeras está ya en activos denominados en euros. En los últimos meses, la compañía estatal Tres Gargantas ha invertido 2.690 millones de euros en la toma de una participación del 21,35% en la eléctrica portuguesa EDP y el fondo público China Investment Corporation (CIC) se ha hecho con el 8,68% de la empresa de aguas británica Thames Water por una cifra que no ha sido desvelada, pero que los analistas sitúan entre 900 y 1.100 millones de euros.
El mayor fabricante chino de maquinaria de construcción -la empresa privada Sany Heavy Industry- ha anunciado esta semana la adquisición del fabricante alemán de bombas de hormigón Putzmeister por 360 millones de euros. Merkel tiene previsto reunirse este viernes con el presidente chino, Hu Jintao.**

¿Hay alguna duda de dónde está el dinero? Siguen los famosos consejos de Warren Buffett: compra de marcas consolidadas en mercados bajistas. Son el “inversor metódico” en un mercado enloquecido; no especulan. Los chinos están comprando lo que van a necesitar. Controlan, en Sudamérica especialmente, las economías locales para mantenerlas lo suficientemente activas como para que puedan ellos a su vez mantener la producción y seguir creciendo. Ya no hay mano invisible cuando controlas tantas piezas del tablero. China fabrica sus ricos para que les sigan comprando. El mundo se lo toma como un desafío a Washington, pero ¿y eso qué es? Mentalidad de guerra fría, y estamos en otra era.

Argentina, que ha sido ampliamente ignorada por prestamistas internacionales tradicionales, aún tenía un lugar al que recurrir el año pasado para solicitar los miles de millones de dólares que necesitaba para renovar su decrépito sistema ferroviario: Pekín.
El paquete de US$10.000 millones acordado con el China Development Bank fue otra clara señal de la emergente influencia de China en Latinoamérica, transformando las economías de la región y debilitando el dominio de Estados Unidos en su "patio trasero" tradicional.***

Todavía más claro:

China ha emergido como una fuente alternativa de financiamiento para el desarrollo de países latinoamericanos en áreas como infraestructura y energía, que durante mucho tiempo dependieron de préstamos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que venían con más ataduras.
[…] Pese a que aún están concentradas principalmente en metales y bienes agrícolas, las inversiones chinas han comenzado a expandirse a otras áreas de la economía.
China se convirtió el año pasado en el mayor inversor directo en Brasil, que es la mayor economía de la región, con alrededor de US$15.000 millones en proyectos desde una planta siderúrgica de US$5.000 millones a la compra de redes de electricidad por alrededor de US$1.000 millones.
También ha construido relaciones con Venezuela, un némesis de Estados Unidos, cuyo polémico presidente, Hugo Chávez, dijo durante una visita a China en el 2004 que había sido un maoísta desde su infancia.
Posteriormente, China lanzó un satélite de comunicaciones de US$400 millones para Venezuela, reduciendo su dependencia de satélites estadounidenses y europeos.***


La misma fuente señala el peligro que está teniendo para la industria local el efecto de las ventas chinas. Los chinos recuperan lo invertido en materias primas, energía, etc. a través del comercio posterior. Invierten, sí, pero recuperan a través de acuerdos comerciales agresivos con los que acaban desplazando la producción local. Ellos siguen produciendo más barato. Y el mercado es el mercado.
Son las ventajas de producir como comunistas y vender y comprar como capitalistas. Lo mejor de ambos mundos: mano de obra barata y pocos controles, monopolios y economía coordinada mediante estrategias. Sus mayores problemas: no encarecer la mano de obra para poder ahorrar la mayor parte de lo que reciben y poder invertir en comprar fuera estratégicamente. También controlar la inflación. No sé si los chinos pueden ahorrar, pero China sí. Y mucho. Así dispone de suficiente como para tener delante de la puerta de la gran muralla una cola de dirigentes occidentales pidiendo ser recibidos. China aprendió que no hay que meterse en carreras armamentísticas con Occidente, lo que causó la caída del sistema soviético. En vez de negar el capitalismo, lo han estudiado bien y hoy son una granja capitalista.

Los alienígenas de Krugman, como los “invasores de cuerpos”, han ido dejando sus “vainas” allí donde se quería comprar barato o donde se necesitaba dinero. China devuelve, pero lo hace con astucia, controlando cada vez más sectores que le interesan. Lejos del histerismo maniaco depresivo (como decía Buffett) de los mercados, los chinos son otra cosa: la paciencia oriental. Para ellos la economía es política porque solo así puede serlo. Invierten y prestan y consiguen mejores posiciones en cada movimiento en las negociaciones. China no tiene prisa.
Los alienígenas con los que comerciar están aquí, entre nosotros, desde hace mucho tiempo. Llegaron desde el Planeta Rojo.

* Paul Krugman: “La austeridad, arraigada en la política, empeora la tragedia griega”. El blog de Paul Krugman / El País. 02/02/2012 http://blogs.elpais.com/paul-krugman/2012/02/austeridad-politica-empeora-la-tragedia-griega.html
** “Merkel pide a China que presione a Irán para que renuncie a su programa nuclear” El País 02/02/2012 http://internacional.elpais.com/internacional/2012/02/02/actualidad/1328188706_478370.html
*** “China amenaza la influencia de EE.UU. en Latinoamérica”. América Economía 16/03/2011 http://www.americaeconomia.com/economia-mercados/china-amenaza-la-influencia-de-eeuu-en-latinoamerica



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