jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Tú también, Alemania? Fábula rara


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La crisis ha tocado a Alemania. Apenas una andanada, pero es el principio. Desde hace tiempo preguntábamos cuánto tardarían en llegar hasta sus costas los navíos corruptos de la contagiosa deuda, la enfermedad que llega del otro lado de ninguna parte o del centro de nuestra nada económica. Que Alemania se vea finalmente tocada es una interesante fábula que a Esopo, Lafontaine, Iriarte, Samaniego o —un buen aficionado al género— a Franz Kafka les hubiera encantado desarrollar por medio de hormigas o de cualquier otro animal hacendoso cuyo espíritu ahorrador se ve finalmente frustrado por un inesperado final. Cuando los lectores ven a la sonriente y satisfecha hormiga reírse de la despilfarradora cigarra periférica quedan sorprendidos porque el cuento fábula no había terminado, como en esas películas en las que cuando ya te estás poniendo el abrigo te sorprenden con nuevos acontecimientos en pantalla y te tienes que volver a sentar.


Los bonos alemanes han llegado a ser tan seguros relativamente hablando —sí, así funciona la economía— que ha dejado de ser rentable comprarlos. Alemania ha aburrido con tanta seguridad a los mercados que, hiperactivos (los que invierten) e hipertensos (los que se quedan sin inversión), quieren vivir en la cresta de la ola, en el filo de la navaja o en cualquier otra exitosa metáfora con la que a ustedes se les ocurra representarse la situación. Sí, Alemania aburre. Es cierto que es mejor eso que estar entretenido en la ruina. Pero no es este el problema. La cuestión es que en esta película económica pasas del drama a la comedia en cuanto que te descuidas. Angela Merkel, en su papel de madre europea, prefiere el modelo de poner contra la pared a los que son malos gastadores. Lo malo es que con estos cambios de género dramático, la pared se convierte en paredón en cuanto te descuidas y, lo que es peor, pasas de tener el sable levantado, dispuesto a dar la orden de ¡fuego!, a estar tú bajo la guillotina mientras tu economía se desmorona al grito, esta vez desesperado, de ¡fuego! porque todo está ardiendo a tu alrededor.

Alemania ya tiene su dosis de fuego en casa y ahora veremos la reacción del resto de los alemanes. Veremos a quién culpan del desmoronamiento de su bien construida seguridad en un mundo inseguro. Merkel comenzará a ponerse nerviosa y a exigir cárcel europea y exilio para los que incumplan sus planes de austeridad draconianos. Es lo menos que puede hacer por sus votantes. Veremos si su intento de convertir a todos en alemanes tiene éxito o acabamos todos griegos.
Nos avisan los expertos que entre los múltiples efectos que nunca podrían producirse está lo que llaman una “inversión de la curva de rentabilidades”*, es decir, que te exijan más dinero por los préstamos a medio plazo que por los préstamos a largo plazo. Dicen que contradice la lógica, pero ¿tiene esto algo de lógica desde hace tiempo? Esto supone —no hace falta ser economista sagaz para comprenderlo— una sangría a corto plazo, un abandono de las ratas del barco antes de tiempo. Pero las ratas también son animales presentes en las fábulas. Así, los que creen que se gana poco con los bonos alemanes, prefieren buscar sus tajadas suculentas exprimiendo las naranjas mediterráneas hasta la última gota.

Titula El País su información “La prima de riesgo española mejora, pero no por méritos propios”, con lo que hace un buen chiste político, pero no económico. Como chiste político, deja en evidencia la ineficacia de nuestros circunspectos políticos que ya no saben cómo vender sus acciones y su función al respetable. Como información económica es tremendamente mala porque augura nuevas tormentas y probablemente peores. Significa que somos una botella sobre un mar embravecido, ola arriba y ola abajo. Y aquí lo de la botella medio llena o medio vacía, ya no es una cuestión de optimismo, sino de si te vas al fondo o sigues flotando. Esperemos que esas medidas, que son los demás quienes las toman, sean buenas para nosotros. Triste.
A la lista de conceptos económicos que los sufridores españoles (y probablemente al resto de los habitantes del planeta) estamos descubriendo y tenemos que aprender se añade uno nuevo, el crowding out:

Robert Tornabell, catedrático de Banca y Finanzas y profesor de ESADE, cree que estamos "ante un crowding out de grueso calado. Este término define lo que ocurre ahora: el Tesoro paga más para financiarse, encarece el pasivo de los bancos, se fuga ahorro a sus colocaciones, y resta recursos a la banca para que pueda prestar".**

¡Cuánta razón tenían los clásicos que decían que en la ignorancia estaba la felicidad! El “crowding out” significa que si es más atractivo lo que se ofrece para conseguir bonos por la alta rentabilidad exigida, el dinero deja de ir a la Banca privada, que es la que compite habitualmente con sus ofertas. Si se les van los ahorros a los bonos, tradicionalmente de menor rentabilidad o si tienen que ofrecer beneficios mayores, se quedan sin dinero y eso repercutirá en la reactivación económica a través de los préstamos a empresas y, finalmente, en la creación de empleo. ¡Vaya panorama!
Regresemos a nuestra fábula caótica y dispersa, amoral y didáctica. La moraleja de la historia es que… Bueno, no consigo sacar ninguna moraleja a esta fábula. Solo sé que todos los animales que salen en ella —cigarras, hormigas y ratas— están maltusianamente en peligro de extinción por agotamiento de recursos o de paciencia. Que esto tendrá que parar algún día, pero esta enseñanza no proviene de la fábula sino del refranero, que como sabemos tiene respuestas contradictorias para todo.
Como conclusión podemos decir que una fábula moderna no tiene moraleja porque tampoco tiene moral y habrá que luchar por encontrarla. Lo único cierto es que lo peor que te puede pasar cuando te ocurre algo malo es olvidarlo y repetirlo.

* “La prima de riesgo española mejora, pero no por méritos propios” El País 23/11/ 2011http://www.elpais.com/articulo/economia/prima/riesgo/espanola/mejora/meritos/propios/elpepueco/20111123elpepueco_4/Tes
** “La deuda pública se convierte en el gran competidor de los depósitos bancarios” El País 20/11/2011 http://www.elpais.com/articulo/economia/deuda/publica/convierte/gran/competidor/depositos/bancarios/elpepieco/20111120elpepieco_3/Tes


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