viernes, 25 de noviembre de 2011

Mujeres, violencia e información


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hoy es un día en el que se abren muchos frentes informativos y emocionales, uno de esos días en los que te debates sobre las cuestiones sobre las que quieres escribir: Egipto, la violencia de género, la información… La cadena Euronews nos permite trabajar, desgraciadamente, las tres cuestiones en una sola. La cadena recoge los testimonios de dos periodistas, la francesa Caroline Sinz y la egipcio-estadounidense Mona al Tahawy, denuncian agresiones sexuales* mientras intentaban cubrir las informaciones sobre los acontecimientos de la revolución egipcia. Ambas tienen muy claro que se trata de una forma de intimidación como informadoras, una forma específica de intentar que no se cuente lo que está ocurriendo.
No son los primeros casos. La intimidación sexual contra periodistas ya había sido denunciada en este escenario. También ha ocurrido en otros países levantados contra sus dictadores. No es solo contra periodistas; el ataque es contra la información, sí, pero las víctimas son las mujeres y el método de intimidación es la agresión sexual.


Recuerdo las imágenes de los periodistas protegidos por cordones humanos de manifestantes para garantizar su seguridad frente a las intimidaciones y ataques de los primeros días en la Plaza de Tahrir. Recuerdo, especialmente, el beso que una sanitaria improvisada dio en la frente herida de un periodista español de La Vanguardia como agradecimiento por estar sufriendo junto a ellos y no irse e informar desde lugares más seguros [ver entrada]. No todos los periodistas han podido ser protegidos de la misma manera. Conforme avanza la críticamente la situación, de nuevo aumenta la presión sobre informadores.
Hemos tratado en otras ocasiones el problema del acoso sexual en Egipto [ver entrada] y cómo ha ido aumentando como forma de intimidación sobre las mujeres que van ganándose un puesto en el terreno laboral o reivindican sus derechos. También lo hemos hecho sobre los horrendos crímenes de mujeres periodistas en México [ver entrada].
Lo importante, allí o en cualquier otro escenario, es que se sea consciente del problema, es decir, que se piense en ello en términos de problema, cuestión que algunos no tiene todavía claro. Las lacras de la historia se arrastran como normalidad, como refuerzo de actitudes anteriores que se consiente e incluso se jalean considerando que son medidas justas, correctoras de irracional anhelo de las mujeres por escapar a una forma violenta de minimización social. Una parte de la violencia sexual es intimidación, es una especie de rectificación de pretensiones, es un poner a la mujer en su sitio. Es la forma en que el patriarcado responde violentamente a las pretensiones de emancipación, al abandono de los dos estados permisibles de los femenino, hija y esposa. El espacio “mujer”, su autonomía como sujeto, se considera inexistente y su pretensión como un desafío a un modelo patriarcal con un tipo específico de hombre que se considera el centro de la creación y que posee derechos especiales sobre la mitad de la humanidad.


Las mujeres que pueden estudian en Egipto y en buena parte del mundo, y lo hacen con un buen aprovechamiento porque saben que es una forma de controlar mejor sus propias vidas y de tener una dependencia menor en el futuro. No es una garantía, pero sí una posibilidad más. En ocasiones la independencia familiar se paga con la continuación del acoso laboral. Por eso son esenciales tres políticas: sacar de la invisibilidad el fenómeno, escondido tras los muros de la connivencia histórica, desarrollo legal y acción educativa. La primera incumbe a las personas y a los medios de comunicación, que deben ser especialmente cuidadosos y sensibles al problema tratándolo con la seriedad que merece y no de forma hipócritamente sensacionalista, como ocurre en ocasiones, respetando los derechos; debe tener especial atención el desarrollo de la legislación, con dotaciones reales para resolver los problemas derivados y no solo manifestaciones vacías; y finalmente es labor de educación, de ir introduciendo en los más jóvenes las formas de corrección de los mecanismos de transmisión de malos hábitos sociales, de perspectivas erróneas que van regando mediante goteo el aprendizaje social y familiar. El abandono y la relajación en cualquier de estos tres frentes repercute muy negativamente sobre un fenómeno social ante el que muchos países prefieren no enfrentarse o lo hacen con poco interés.
La intimidación, el acoso y  la violencia física contra las mujeres están presentes, con diferentes grados y conciencias, en todas las sociedades. Pero ese acto violento tiene también un marco simbólico, es una representación de la propia variedad de culturas en las que esas formas violentas son reconocidas o ignoradas o, sencillamente, están integradas en las mismas instituciones oficiales o sociales. La violencia contra las mujeres no es solo una cuestión estadística; es una violencia que se justifica al criminalizar a la mujer, al considerarla como origen del mal o de los males, como propiedad o carga, como posesión propia o general.
La Embajadora USA ante Naciones Unidas lanzó una denuncia contra Muamar El Gadafi señalando que fomentaba las violaciones al repartir viagra entre sus tropas como forma de sembrar el terror entre la población. Desconozco si esto se llegó a verificar más allá de la información que fue dada por todos los periódicos del mundo. Sabemos que el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) Luis Moreno Ocampo ha señalado posteriormente, en julio, que hay indicios de la compra de esta sustancia.

“La violación es un nuevo aspecto de la represión”, ha dicho el fiscal. “Aparentemente, él decidió castigar con las violaciones”, ha añadido el fiscal de la CPI.**

En cualquier caso, es la representación simbólica de que un ejército consideraba la violación, la agresión sexual, como un arma que había que usar. No es el único ejército que lo ha hecho. Y desgraciadamente, no será el último. Pero, también por desgracia, ese ejército invisible, camuflado, existe en muchas sociedades practicando sus violencias caseras o laborales, hermanando así al dictador doméstico con el dictador político.
La agresión es la culminación física de un proceso cultural que comienza cuando se tuerce el gesto al saber que el nuevo ser llegado al mundo es una niña.

*  "Egipto: agredidas sexualmente dos periodistas" Euronews 25/11/2011http://es.euronews.net/2011/11/25/egipto-agredidas-sexualmente-dos-periodistas/

** “El fiscal de la CPI acusa a Gadafi de alentar a sus tropas para violar a cientos de mujeres” RTVE http://www.rtve.es/noticias/20110609/gadafi-autorizo-personalmente-tropas-violacion-mujeres-segun-fiscal-del-cpi/438357.shtml


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