miércoles, 2 de noviembre de 2011

La inversión china

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La política económica de China es cuidadosa y traza con esmero sus escenarios favorables. China tiene la ventaja de producir para gran parte del mundo; es decir, el dinero acaba en China. Y los chinos ahorran; ahorran más que nadie. Robert J. Shiller escribió en 2006:

La tasa de ahorro en China es la más alta de todos los países grandes. La tasa de ahorro bruto (el porcentaje del PIB no consumido inmediatamente), que comprende el ahorro tanto público como privado, de China asciende al 50 por ciento, aproximadamente. En cambio, la tasa de ahorro en los Estados Unidos es el más bajo de todos los países grandes: el 10 por ciento del PIB, aproximadamente. Casi todos los demás países se sitúan entre esos dos extremos.*

Tuvimos ocasión de hablar de Robert J. Shiller y de su colega, el premio Nobel George Akerlof (autores ambos de la obra Animal Spirits: How Human Psychology Drives the Economy and Why It Matters for Global Capitalism, que reseñamos hace unas semanas). El ahorro y el despilfarro son dos características psíquicas que se deben tener en cuenta en la economía. Solemos contemplar las cuantificaciones de sus efectos más que la explicación sobre el origen, que suele ser más difícil de reducir a explicaciones. Podemos decir cuánto ahorran o gastan los pueblos, pero nos cuesta más entrar en las raíces de la cuestión. Para hablar de la psicología de los pueblos hay que probar que los pueblos tienen psique y eso no es tan sencillo. Como todo esto era muy esotérico y nacionalista, la economía lo ha dejado fuera, por más que las grandes cantidades de datos evidencien distinciones entre unos y otros países. Puede que los países no tengan psique, pero sí tienen comportamientos conjuntos, de grandes números, de los que resultan tendencias y gustos. Y a los chinos les “gusta” ahorrar. Por lo menos al gobierno chino le gusta que sus ciudadanos ahorren. No es exactamente lo mismo, pero puede tener consecuencias equivalentes en un sistema donde el gobierno hace algo más que sugerir.


Si los chinos tienen la virtud del ahorro, otros tienen el vicio del endeudamiento. Cuando produces mucho y tu crecimiento depende de ello, lo último que te interesa es que tus clientes dejen de pagar, es decir, que dejen de vender para pagarte a ti. Para evitar que estas cosas ocurran., y que si ocurren te afecten menos, lo mejor es disponer de un repertorio de clientes diversificados, que no enfermen todos de lo mismo y a la vez. 
Eso es lo que China está haciendo con América latina y otras partes. Está invirtiendo en zonas descontaminadas del problema del resto, en zonas que crecen y haciéndolas crecer. Los titulares de la prensa española sobre el plante de América Latina en la próxima cumbre, a la que ya han dicho que no se molestan en asistir diversos países, es una consecuencia de ese desvío chino.  En Asía han encontrado la forma de desplazarse de los dos ejes anteriores, poco agradables, de dependencia: Estados Unidos y Europa.

Las inversiones exteriores chinas crecen, pero lo recuperan produciendo para esos mercados. Se hacen con las empresas y con las materias primas. Así se mantiene la recuperación de lo invertido y se mantiene también la producción, dado que el consumo se ha detenido en Occidente por la crisis económica. China trata de evitar crearse dependencias y servidumbres.
La lección es interesante y muestra cómo podemos crearnos nuestros propios clientes invirtiendo dónde y cómo debemos. Para recoger, hay que sembrar. Todo el mundo quiere el dinero chino, ese que salió de aquí y se fue para allá. Pero ellos lo invierten, además de donde le mendiga Occidente, donde creen que les evitará riesgos futuros. Mientras Occidente se paraliza, ellos reactivan América Latina, que crece. Necesitan mercados a los que vender lo que producen. Evitan los clientes-basura, los clientes-tóxicos. No se pueden permitir el lujo de parar. Mientras crezcan como deben, no habrá problema para ellos.
En 2005, tres economistas americanos eran preguntados sobre el modelo chino, sobre sus posibilidades de exportación, qué era posible y qué no. Uno de ellos, Robert Devlin, señaló lo siguiente:

China es un caso particular en muchas dimensiones, como su régimen de partido único y su escala. Pero de todas maneras hay algunas cosas que pueden dar lugar a reflexiones. Por ejemplo, la importancia que da al ahorro y la inversión, especialmente en infraestructura. Ha cuidado mucho los ciclos económicos y combinado las políticas de corto plazo con estrategias de más largo plazo, no sólo en el nivel del gobierno central sino en el de localidades y empresas. Esto en un mundo globalizado puede ser útil. También su hincapié en la educación superior y la ciencia y la tecnología son notables. Uno no puede copiar a China porque es bastante única pero tiene elementos de éxito que pueden dar lugar a la reflexión para que América Latina compita mejor en el mundo.**

El modelo chino, además de la importante cuestión política, es algo más que producir barato. Lo compruebo en mi clases de posgrado, en las que en un sesenta por ciento son alumnos chinos, trabajadores y preocupados por el futuro suyo y de su país, no sé bien en qué orden. Quizá está última cuestión del orden no sea relevante cuando es para bien de ambos y desde su responsable mentalidad.
No falta mucho para que sea la primera economía mundial, si no lo es ya oficiosamente en muchos sentidos. Nosotros, los españoles, hemos hecho justamente lo contrario del modelo chino: no invertir en investigación, degradar la educación e invertir en corto plazo, sin planes de futuro. Nos hemos comido los ahorros y no producimos lo suficiente, aunque —¡qué remedio!— nos estén salvando nuestras flacas exportaciones. Ellos producen, ahorran e invierten equilibradamente. Crecen al 9%.
Seguimos pensando que los chinos tienen una tienda en la esquina y cierran tarde. Peor para nosotros. Nuestros jóvenes, los más avispados, ya aprenden chino para intentar trabajar allí. Lo tendrán duro y no solo por el idioma.

* Robert J Shiller: “China ahorrativa y los Estados Unidos despilfarradores” http://www.project-syndicate.org/commentary/shiller40/Spanish 22/08/2006
** ¿Qué aportará China a América Latina? BIDAmérica. Revista de Banco Interamericano de Desarrollo. Julio-2005.  http://www.iadb.org/idbamerica/index.cfm?thisid=3546


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