sábado, 3 de septiembre de 2011

Manchas de carmín

" "EStados Unidos
Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No hace muchos días, en uno de estos post, centrábamos el problema de la crisis financiera en la cuestión fiduciaria, es decir, en la perversa actuación de aquellos en los que depositas tu confianza personal o institucional para que te asesoren o gestionen tus intereses. En vez de velar por los tuyos, te inducen a aceptar acciones que les favorecen y a ti te perjudican. Asesoran y gestionan mal a sabiendas del resultado.
La prensa destaca hoy que la Agenda Federal de la Vivienda (FHFA) han presentado una demanda por valor de 70.000 millones de euros* contra los bancos que engañaron en su asesoramiento a los clientes con sus hipotecas. El complejo entramado de productos financieros y la elevación artificial de los precios para poder aumentar el volumen de las hipotecas y así obtener más beneficios, ha demostrado ser un límite del sistema, una frontera que una vez traspasada hace caer un sistema que se basa en la confianza.

No deja de ser irritante que la permanente demanda de “confianza”, en cuyo altar pagano se están sacrificando demasiadas cosas a la vista de lo voluble de su voluntad divina, se base en la traición de la confianza del sistema bancario a sus clientes. Si el sistema económico hace entrar en crisis al político e institucional —puesto que el uno está sustentando y condicionando al otro— y pierde la confianza, la crisis va más allá de la Economía y tiene consecuencias en todos los niveles. La demanda es una forma directa de hacer ver que las perturbaciones políticas y sociales que la crisis financiera ha creado, tienen que volver a sus responsables como reacción. De no hacerse, de no reaccionar el sistema político y social al desbarajuste financiero, sería el final de la credibilidad conjunta del sistema, esta vez en su totalidad. De forma clara: si los políticos no reaccionan a los fraudes que se cometen en los mercados, los políticos sobran. Deberían aprender algunos que se puede plantar cara o se puede ceder y buscar a probación con alto coste político. Lo que cada uno haga, allá con su conciencia política. Lo malo es que nos afecta a todos.
La base del sistema de mercado es la confianza y la transparencia. Esto es lo que nos dice la Teoría oficial. El hecho de que aquellos que deben suministrar una información veraz para poder tomar una decisión incumplan su compromiso es de naturaleza muy grave ya que afecta a la esencia del funcionamiento del sistema. Sin transparencia no se pueden tomar decisiones y sin poder confiar en los que te representan tampoco. La naturaleza competitiva del mercado —todos compiten por tener acceso a los recursos disponibles que son limitados y maximizar sus ganancias— se compensa por la necesidad del reforzamiento de la confianza en la medida en que el sistema posee unos agentes mediadores. Confía en tus asesores desconfía de todos los demás.


La alternativa a guardar mi dinero bajo una baldosa en casa es un banco en el que tengo que confiar que se encuentra disponible. Para elegir el banco que me merece más confianza debo disponer de información veraz sobre su funcionamiento. Si además confío en ellos para que lo inviertan, por ejemplo, ellos deben hacer un uso de mi dinero absolutamente honesto, valorándolo tanto como si fuera el suyo.
La creación de una burbuja inmobiliaria para poder elevar el valor de las hipotecas ha sido uno de los detonantes de la crisis financiera. Puede decirse que ha sido el propio sistema el que ha minado su credibilidad. Y aquí, como en tantas otras cosas, la confianza lo es todo. Imaginemos lo que sería para el sistema judicial el descubrimiento de que la mayoría de los jueces aceptan sobornos o para un casino descubrir que todas sus barajas están marcadas y que hay imanes bajo sus ruletas. Significaría el descrédito automático. Nadie recurriría a los jueces y nadie pisaría los casinos. Con el sistema financiero resulta un poco más complicado, pero espero que se comprenda qué alcance que tiene la pérdida de confianza. Es volver a la selva y a la baldosa.

Por eso resulta irónico que se esté permanentemente invocando la falta de “confianza” de los mercados, cuando ha sido una parte esencial de esos mercados quien ha traicionado la confianza. Una crisis de otro tipo habría desencadenado otro tipo de reacciones, pero está tiene su principal fundamento en el fraude especulativo. El sistema puede teorizar sobre la especulación como un sistema “aceptable”, pero no puede hacerlo sobre el fraude fiduciario porque, como señalamos, transparencia y veracidad son los pilares teóricos sobre los que se basa.
La reclamación a los bancos tiene varios aspectos importantes. En primer lugar es un dedo acusador; apunta a los responsables, algo que se estaba criticando a la administración Obama. En segundo lugar, exige responsabilidades económicas, por lo que a los bancos se les hablará en el único lenguaje que entienden. En tercer lugar, es una contestación política en el centro del sistema político y económico mundial, los Estados Unidos. En cuarto lugar, es un contraataque político de Obama, que ha debido captar (finalmente) que la debilidad ante los depredadores se paga, entendiéndose la amenaza conjunta de los agentes económicos y rivales políticos, los que temen que Obama sea reelegido y los que temen que pueda poner límites al sistema mediante regulaciones. La tibieza de Obama hasta el momento, denunciada por las personas que más le apoyaron pensando que iba a meter en cintura a los responsables de la crisis financiera, parece acabarse con esta medida, que es algo más que un disparo con balas de fogueo. Si se demuestra que solo es una cortina de humo electoralista, la medida tendrá poca eficacia porque el objetivo seguirá siendo minar la credibilidad de Obama.
Pero la clave de la política americana no es más que una parte del tsunami mundial, del que muchos son conscientes, sin saber cómo se puede estabilizar un sistema que se desestabiliza porque ha perdido la confianza en sí mismo, en los indicadores y en cualquier agente interviniente. Cada vez son más las voces que coinciden en que esto es una crisis de irracionalidad en un mundo aparentemente racional. Si el mundo financiero se revela como esencialmente mentiroso, es como ir a un congreso mundial de carteristas y no estar ligeramente preocupado.
Las crisis de confianza tienen mala solución y cuesta recuperarla, sobre todo si las manchas de carmín son demasiado frecuentes en el cuello de la camisa.

* " EE UU presenta una demanda  masiva contra la banca por negligencia" El País 3/09/2011 http://www.elpais.com/articulo/economia/EE/UU/presenta/demanda/masiva/banca/negligencia/elpepieco/20110903elpepieco_6/Tes


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